Menu principale:
Neruda - le poesie (1)
A las aguas del norte europeo
Aguas del norte
donde se lava el cielo.
Todo se resolvió
en opaca blancura,
en horizontes sucios
y espacio ceniciento.
La nave cruza y corta
los cabellos del agua
y sigue sigue sigue
resbalando en la bruma,
sin peso, como un ave
destinada al silencio...
Oda al perro
El perro me pregunta
y no respondo.
Salta, corre en el campo y me pregunta
sin hablar
y sus ojos
son dos preguntas húmedas, dos llamas
líquidas que interrogan
y no respondo,
no respondo porque
no sé, no puedo nada.
A campo pleno vamos
hombre y perro.
Brillan las hojas como
si alguien
las hubiera besado
una por una,
suben del suelo
todas las naranjas
a establecer
pequeños planetarios
en árboles redondos
como la noche, y verdes,
y perro y hombre vamos
oliendo el mundo, sacudiendo el trébol,
por el campo de Chile,
entre los dedos claros de septiembre.
El perro se detiene,
persigue las abejas,
salta el agua intranquila,
escucha lejanísimos
ladridos,
orina en una piedra
y me trae la punta de su hocico,
a mí, como un regalo.
Es su frescura tierna,
la comunicación de su ternura,
y allí me preguntó
con sus dos ojos,
por qué es de día, por qué vendrá la noche,
por qué la primavera
no trajo en su canasta
nada
para perros errantes,
sino flores inútiles,
flores, flores y flores.
Y así pregunta
el perro
y no respondo.
Vamos
hombre y perro reunidos
por la mañana verde,
por la incitante soledad vacía
en que sólo nosotros
existimos,
esta unidad de perro con rocío
y el poeta del bosque,
porque no existe el pájaro escondido,
ni la secreta flor,
sino trino y aroma
para dos compañeros,
para dos cazadores compañeros:
un mundo humedecido
por las destilaciones de la noche,
un túnel verde y luego
una pradera,
una ráfaga de aire anaranjado,
el susurro de las raíces,
la vida caminando,
respirando, creciendo,
y la antigua amistad,
la dicha
de ser perro y ser hombre
convertida
en un solo animal
que camina moviendo
seis patas
y una cola
con rocío.
ALLE ACQUE DEL NORD EUROPEO
Acque del Nord
dove si lava il cielo.
Tutto si decise
in opaca bianchezza,
in orizzonti sporchi
e spazio cenerino.
La nave incrocia e taglia
la capigliatura dell’acqua
e continua continua continua
a scivolare nella foschia,
senza peso, come un uccello
destinato al silenzio…
ODE AL CANE
Il cane mi domanda
e non rispondo.
Salta, corre nel campo e mi domanda
senza parlare
e i suoi occhi
sono due domande umide, due fiamme
liquide che interrogano
e non rispondo,
non rispondo perché
non so, non posso niente.
In aperta campagna andiamo
uomo e cane.
Brillano le foglie come
se qualcuno
le avesse baciate
una per una,
salgono dal suolo
tutte le arance
a sancire
piccoli planetari
in alberi rotondi
come la notte, e verdi,
e cane e uomo vanno
annusando il mondo, scuotendo il trifoglio,
per il campo del Cile,
tra le dita chiare di settembre.
Il cane si ferma,
insegue le api,
salta l’acqua agitata,
ascolta lontanissimi
latrati,
orina su una pietra,
e mi porta la punta del suo muso,
a me, come un regalo.
È la sua freschezza terrena,
la comunicazione della sua tenerezza,
e lì mi domandò
con i suoi due occhi,
perché è giorno, perché verrà la notte,
perché la primavera
non porta nel suo canestro
niente
per cani erranti,
ma fiori inutili,
fiori, fiori e fiori.
E così domanda
il cane
e non rispondo.
Andiamo
uomo e cane uniti
per la mattina verde,
per la incitante solitudine vuota
in cui soltanto noi
esistiamo,
questa unità di cane con rugiada
e il poeta del bosco,
perché non esiste l’uccello nascosto,
né il fiore segreto,
ma trillo e aroma
per due compagni,
per due cacciatori compagni:
il mondo umido
dalle secrezioni della notte,
un tunnel verde e poi
un prateria,
una raffica d’aria arancione,
il sussurro delle radici,
la vita che cammina,
che respira, che cresce,
e l’antica amicizia,
la felicità
di essere cane e di essere uomo
trasformata
in un solo animale
che cammina muovendo
sei zampe
e una coda
con rugiada.