dall'opera orignale di Ximénez.
huracan, chipicaculha, y raxa caculha di
xeron qo hablaron a hunahpu, y xbalanq’
el Segundo hijo de vvcubcaquíx tambíen sea
destruído esto mando, porq’ noesbíen loq’ha
zen sobre la tierra. porq’ se pasan amucha
grandeza y no deue ser así. halagaldo
y llevaldo alla hazía do naze el sol esto
dixo huracan alos dos muchachos. esta
bien dixeron ellos noestabíen esto q’
vemos, por ventura no ventura no esprí –
mero vuestra grandeza tu corazon de
elzíelo no soí prímero? esto dixeron los
muchachos qo respondieron alo q’ les
dixo huracan y estando acltualmente
cabrracan meneandolos montes, a
penas los meneaba un poco dando gol –
pes con los pies en la tíerra luego se des
gajaban los pequeños y grandes mon –
tes. y síendo entonçes encontrado por
los dos muchachos le preguntaron a
donde vas? muchacho? no voy a par –
te alguna díxo el, aquíestoy solo
derribando zerros y así para síempre
estare derríbandolos. y entonzes el
cabrracan le dixo a hun ahpu, y xba –
lanque a que venís, no os conozco ní
se a que es vuestra venída. como os
llamaís? no tenemos nombre dixe –
ron ellos, solosomos tiradores de zerua –
tana, y cazadores de líga por los mon –
tes somos pobres y no tenemos cosa al
guna. andamos porlos montes gran –
des y chicos alla enel nazímíento de
el sol vímos vn grande zero y es muy
fragante su dulzura y es tan alto q’
sesube sobre todos los zerros y así no
hemos podido como es tan alto coger
paxaro alguno, y sí así es verdad
q’tu derríbas los zerros? dixo hun ah –
pu y xbalanque agora nos ayuda –
ras. es verdad eso? dixo cabrracan
aveís visto ese zerro q’ dezís? adonde
esta y lo vere y lo echare abaxo. a
don de lo visteís? alla dixeron ellos
fine Folio 11 recto
esta donde el sol naze. estabíen dixo
cabrracan ea tomad el camino. no no
hadeser así sino q’tehemos de coger
en medio de nosotros vno íra atu ma –
no derecha, y otro a tumano ízquíerda
porq’ llevamos nuestras zeruatanas, y
sí vbiere algun paxaro letira remos
y así íban alegres tirando alos paxa –
ros (y es de advertir q’ qo tiraban no
era de barro el bodoque sino q’solo
con el soplo derribaban los paxaros)
eíba maravíllado el cabrracan. en
tonzes los muchachos sacaron fuego
y pusíeron a asar lospaxaros en el
fuego; y a vn paxaro le vntaron tí –
zate, tíerra blanca le pusíeron. este
le daremos dixeron ellos qo sele ínzí –
te el deseo olíendo sufragranzía.
este nuestro paxaro loha de venzer.
y la tierra levntaron ellos porq’ en
venzíendo lo hade ca er en la tíerra
y en la tíerra ha deser enterrado, sí
(es grande sabío el críador) qo fueren
sacadas aluz las críaturas, esto dixe –
ron ellos los dos muchachos. y entresí dí –
xeron mucho desea en su corazon co –
merlo el cabrracan. y entonzes le
daban bueltas sobre el fuego alpaxa –
ro, y fuese sazonando ya estaba ama –
ríllo y le chorreaba el prínge alospa –
xaros. y el cabrracan estaba deseosísí –
mo de comer los y lavoca se le hazía
agua, y la baba se le caía, y la sa –
liba por la fraganzia q’ de los pa –
jaros salía. y entonzes pídío pregunto
q’comída es esta uuestra q’de verdad es
muy suaue su olor q’siento dadme vnpo –
co. esto dixo y entonzes selefue dada vn
paxaro acabrracan, para su destruccí—
on. y luego seacabo el paxaro. yenton –
zes sefueron y llegaron al nazímíento
de el sol adonde estaba aquel grande
zerro. y ya entonzes el cabrracan esta
baya desmdexado, y no tenía fuerzas en
sus manos y pies, por aquella tierra q’le
fine Folio 11 verso
untaron alpaxaro q’comío y ya copudo
hazer cosa alguna alos montes nipudo
derríbarlos, y entonzes los muchachos le ata
ron las manos atras, y tambíen los pies
en trambos a dos. y luego lo arojaron al
suelo, y lo enterraron. y así fue venzí –
do cabraran por solos hunahpu, y xba –
lanque. no esposible contra las obras de
estos muchachos aquí en la tíerra.
Agora díremos el nazímíento de estos
dos hunahpu, y xbalanque y agora
prímeramente contamos solo el auer
sído venzídos vvcub caquíx, con zípac –
na, y cabrracan aquí sobre la tíerra
Huracan, Chipi-caculha, e Raxa-caculha dissero quando parlarono a Hun-ahpu e Xbalanque anche il secondo figlio di Vucub-caquix sia distrutto questo comando, perché non è bene quello che fa sulla terra. Perché se posseggono molta grandezza e non deve essere così. Lusingatelo e portatelo là al luogo dove nasce il sole questo disse Huracan a i due ragazzi. Sta bene dissero essi non sta bene questo che vediamo, per felicità non felicità non esprimerà la vostra grandezza tu cuore del cielo, non sono il primo? Questo dissero i ragazzi quando risposero a quello che disse loro Huracan e stando attualmente Cabrracan muovendo i monti, appena li muoveva un pò dando colpi coi piedi nella terra quindi si spaccavano i piccoli e grandi monti. Ed essendo allora incontrato dai due ragazzi gli domandarono dove vai? ragazzo? Non vado da nesuna parte disse egli, qui stò solo abbattendo monti e così per sempre starò abbattendoli. Ed allora Cabrracan gli disse a Hun-ahpu, e Xbalanque perchè venite, non vi conosco, né so a che cosa è la vostra venuta. Come vi chiamate? Non abbiamo nome dissero essi, solo siamo tiratori di cerbottana e cacciatori con pania per i monti siamo poveri e non abbiamo cosa alcuna. Andiamo per i monti grandi e piccoli là e nella nascita del sole vedemmo un grande monte ed è molto fragrante la sua dolcezza ed è tanto alto che sale su tutti i monti e così non abbiamo potuto siccome è tanto alto prendere uccello alcuno, e se così è vero che tu abbatti i monti? disse Hun-ahpu e Xbalanque allora ci aiuterai. È vero quello? disse Cabrracan. Avete visto quel monte che dite? Dove sta e lo vedrò e lo getterò sotto. Dove lo vedeste? Là dissero essi sta dove il sole nasce. Sta bene, disse Cabrracan e prendete il cammino. No non deve essere così ma ti dobbiamo mettere in mezzo a noi uno andrà alla mano destra, ed l’altro alla mano sinistra perché portiamo le nostre cerbottane e se ci fosse qualche uccello gli tireremo e così andavano allegri tirando agli uccelli (ed è da notare che quando tiravano non era di fango il grumo ma solo col soffio abbattevano gli uccelli) e andava meravigliato Cabrracan. Intanto i ragazzi tirarono fuori fuoco e si misero a arrostire gli uccelli nel fuoco; e un uccello lo unsero di gesso, terra bianca gli misero. Questo gli daremo dissero essi quando gli è aumentao il desiderio annusando la sua fragranza. Questo nostro uccello lo deve vincere. E la terra la unsero essi perché vincendolo deve cadere nella terra e nella terra deve essere sepolto, si (è grande saggio il creatore) quando furono estratte alla luce le creature, questo dissero essi i due ragazzi. E tra sé dissero molto desiderò nel suo cuore mangiarlo Cabrracan. Ed allora gli davano giri sul fuoco all'uccello, e fu insaporito già era giallo e lo colava il grasso a gli uccelli. E Cabrracan era molto desideroso di mangiarli e la bocca gli si faceva acqua, e la bava gli ero caduta, e la saliva per la fragranza che dagli uccelli usciva. Ed allora disse domando che cibo è questo vostro che in realtà è molto soave il suo odore che sento datemi un poco. Questo disse ed allora gli fu dato un uccello a Cabrracan, per la sua distruzione. E dopo non ci fu più l'uccello. Ed allora andarono via ed arrivarono alla nascita del sole dove stava quello grande monte. E Cabrracan già allora era disfatto e non aveva forza nelle sue mani e piedi, per quella terra che lo unsero l'uccello che mangiò e già non potè fare cosa alcuna a i monti né potè abbatterli, ed allora i ragazzi gli legarono le mani dietro, ed anche i piedi entrambi i due, e lo gettarono al solo, e lo seppellirono. E così fu vinto Cabracan dai soli Hunahpu, e Xbalanque. Non è possibile contare qui le opere di questi ragazzi nella terra.
Ora diremo la nascita di questi due Hunahpu, e Xbalanque ed ora per prima cosa raccontiamo solo l’essere stato vinto Vucub-caquix, con Zípcana e Cabrracan qui sulla terra.
Huracan, Chipa-caculha y Raxa-caculha dijeron que hablaron á Hun-ahpu y Xbalanque, que el segundo hijo de Vucub-caquix tambien sea destruido: esto mandé porque no es bien lo que hace sobre la tierra, porque se pasa á mucha grandeza, y no debe ser así: alagadlo, y llevadlo allá hácia donde nace el sol. Esto dijo Huracan á los dos muchachos. Está bien, dijeron ellos, ¿no está bien esto que vemos, por ventura? No ventura, ¿no es primero vuestra grandeza, tú corazon del cielo, no soy primero? Esto dijeron los muchachos, que respondieron á lo que les dijo Huracan, y estando actualmente Cabracan meneando los montes, apenas los meneaba un poco, dando golpes con los pies en la tierra: luego se desgajaban los pequeños y grandes montes, y siendo entonces encontrado por los dos muchachos le preguntaron: ¿adonde vas, muchacho? No voy á parte alguna, dijo él, aquí estoy solo derribando cerros, y así para siempre estaré derribándolos. Y entonces el Cabracan le dijo á Hun-ahpu y Xbalanque: ¿á qué venis, no os conozco, ni sé á qué es vuestra venida; cómo os llamais? No tenemos nombre, dijeron ellos, solo somos tiradores de cerbatana, y cazadores de liga por los montes, somos pobres y no tenemos cosa alguna, andamos por los montes grandes y chicos; allá en el nacimiento del sol vimos un grande cerro, y es muy fragante su dulzura, y es tan alto, que se sube sobre todos los cerros, y así no hemos podido, como es tan alto, cojer pájaro alguno; y si así es verdad que tú derribas los cerros, dijo Hun-ahpu y Xbalanque, ahora nos ayudarás. Es verdad eso, dijo Cabracan. ¿Habeis visto ese cerro que decis? ¿ Adonde está? y lo veré, y lo echaré abajo, ¿adonde lo visteis? Allá, dijeron ellos, está, donde el sol nace. Está bien, dijo Cabracan, ea, tomad el camino, no ha de ser así sino que tenemos de cojer en medio de nosotros; uno irá á la mano derecha, y otro á la mano izquierda, porque llevamos nuestras cerbatanas, y si hubiere algun pájaro, le tiraremos, y así iban alegres tirando á los pájaros (y es de advertir que cuando tiraban, no era de barro el bodoque, sino que solo con el soplo derribaban los pájaros) é iba maravillado el Cabracan; entonces los muchachos sacaron fuego, y se pusieron á asar los pájaros en el fuego; y á un pájaro le untaron “tizate,” tierra blanca le pusieron. Este le daremos, dijeron ellos, cuando se le insiste el deséo, oliendo su fragancia: este nuestro pájaro le ha de vencer, y la tierra le untaron ellos, porque en venciéndolo, ha de caer en la tierra, y en la tierra ha de ser enterrado, (es grande sabio el criador) cuando fueron sacadas á luz las criaturas; esto dijeron ellos los dos muchachos; y entre sí dijeron: mucho deseó en su corazon comerlo el Cabracan; y entonces le daban vueltas sobre el fuego al pájaro, y fuése sazonando; ya estaba amarillo, y le chorreaba el pringue á los pájaros, y les salia el olor muy fragante, y el Cabracan estaba deseosisimo de comerlos, y la boca se le hacia agua, y la baba se le caia y la saliva por la fragancia, que de los pájaros salía. Y entonces preguntó: ¿qué comida es esta vuestra? que de verdad es muy suave su olor que siento, dadme un poco. Esto dijo, y entonces se le fué dado un pájaro á Cabracan para su destruccion, y luego se acabó el pájaro, y entonces se fueron y llegaron al nacimiento del sol, adonde estaba aquel grande cerro, y ya entonces el Cabracan estaba ya desmadejado, y no tenía fuerza en sus manos y pies por aquella tierra que le untaron al pájaro que comió, y ya no pudo hacer cosa alguna á los montes, ni pudo derribarlos, y entonces los muchachos le ataron las manos atras, y tambien los pies, entrambos á dos, y luego lo arrojaron al suelo, y lo enterraron, y así fue vencido Cabracan por solos Hunahpu y Xbalanque. No es posible contar las obras de estos muchachos aqui en la tierra.
Hurakan, le Sillonnement de l'Eclair cl la Foudre qui frappe dirent à Hunahpu et à Xbalanqué, leur parlant ainsi
Que le second fils de Vukub-Cakix à son tour soit humilié ; telle est notre volonté : car ce n'est pas bien ce qu'ils font sur la terre, d'exalter leur gloire, à ce degré de grandeur et de puissance ; qu'il n'en soit donc plus ainsi.
Attirez-le avec douceur par là vers l'orient, dit encore Hurakan aux deux jeunes gens.
Fort bien, puissant seigneur, répondirent-ils. Ce .n'est pas bien ce que nous voyons. N'est-ce pas Vous qui êtes, n'est-ce pas Vous qui êtes la Paix, Vous le Cœur du Ciel, ajoutèrent les jeunes gens, en écoutant la parole de Hurakan !
Or, Cabrakan était en ce moment occupé à remuer les montagnes ; pour si peu qu'il battait des pieds sur la terre, aussitôt se déchiraient les grandes montagnes, les petites montagnes à cause de lui.
C'est alors qu'il fut rencontré par les jeunes gens : Où vas-tu, jeune homme? lui dirent-ils à Cabrakan. - Je ne vais nulle part : seulement je suis ici bouleversant les montagnes ; car je suis celui qui les abat, en quoi je suis continuellement occupé (81), dit-il pour sa réponse.
Puis Cabrakan leur dit à son tour à Hunalipu el à Xbalanque : Quel est (le motif de) votre venue? Je ne connais pas ce visage. Comment vous nommez-vous? dit Cabrakan.
Nous n'avons point de nom, seulement nous chassons avec la sarbacane ; nous attrapons (les oiseaux) au glu (82) dans les montagnes ; nous sommes orphelins, (n'ayant) rien à nous, ô jeune homme.
Seulement nous parcourons les montagnes grandes et petites, ô jeune homme. Mais nous avons vu une grande montagne, et où elle est on voit de grands précipices ; véritablement elle s'élève à une grande hauteur, et elle est si haute qu'elle surpasse les cimes de toutes les montagnes.
Nous n'avons ainsi pu prendre ni un ni deux oiseaux devant elle, ô jeune homme. Mais s'il est vrai que toi tu renverses toutes les montagnes, ô jeune homme, dirent Hunahpu el Xbalanque à Cabrakan?
Vraiment avez-vous vu la montagne que vous dites? Où est-elle? Je la verrai et je la jetterai par terre ; où l'avez-vous vue? Par là-bas elle est au soleil levant, répondirent Hunahpu et Xbalanque.
C'est bien. Montrez-nous le chemin, leur dit-il aux deux jeunes gens. - Non point : il faut que nous te prenions entre nous et qu'il y en ait un de nous à ta gauche et un autre à ta droite, parce que nous avons nos sarbacanes ; s'il y a des oiseaux, nous les tirerons, répondirent-ils.
Ils (allaient).joyeux, essayant leurs sarbacanes. Or, en tirant de leurs sarbacanes, ils ne (se servaient) point de balles de terre dans le tuyau, seulement ils soufflaient (pour abattre) les oiseaux, en usant de leurs sarbacanes(83).
Or Cabrakan était émerveillé. Alors les jeunes gens battirent du feu et mirent rôtir leurs oiseaux devant le feu : mais ils frottèrent l'un des oiseaux avec du tizate (84) et lui mirent de la poussière blanche à l'entour.
Voici celui que nous lui donnerons pour exciter son appétit par le fumet qui en sortira. Cet oiseau doit ôtre sa défaite. De même que la terre enveloppera tout autour cet oiseau par nos soins, sur la terre nous l'abattrons de la même manière et dans la terre nous l'ensevelirons.
Il est'grand, il est sage (dépenser à) former la créature, au moment où vont paraître les semailles et où le jour va se montrer, dirent les jeunes gens (85).
Comme c'est (une chose) extrêmement (naturelle) au cœur de l'homme de désirer de manger et de broyer sous la dent, ainsi le cœur de Cabrakan convoite (cet oiseau que nous avons préparé), se disaient entre eux Hunahpu et Xbalanqué.
Pendant ce temps ils faisaient rôtir l'oiseau qui se cuisait et prenait couleur en tournant, le jus de l'oiseau ruisselant de toutes parts avec sa graisse qui exhalait le fumet le plus appétissant.
Et voilà que Cabrakan éprouvait le plus vif désir d'en manger, au point que l'eau lui en venait à la bouche, qu'il en bâillait et que la salive et la bave lui découlaient à cause de l'odeur appétissante de l'oiseau.
Alors il demanda : Quel est donc ce mets que vous avez là? Vraiment (rien n'est si) savoureux (que) le fumet que je sens. Donnez-m'en donc une petite part, ajouta-t-il.
On lui donna alors un oiseau à Cabrakan, ce qui devait être sa ruine. Ensuite qu'il eut fini l'oiseau, ils se mirent en chemin de nouveau, se dirigeant du côté où le soleil se lève, au lieu où était la grande montagne.
Et voilà que Cabrakan, déjà chancelant des pieds et des mains, n'avait plus de force, à cause de la terre dont on avait frotté l'oiseau qu'il avait mangé : il était également incapable de rien faire avec les montagnes et il ne pouvait plus les renverser. ,
Ayant ensuite été lié par les jeunes gens, ses mains (furent) attachées derrière son dos et gardées par les jeunes gens : lui ayant ensuite lié le col et les jambes ensemble, ils retendirent par terre et l'y enterrèrent.
Telle fut la défaite de Cabrakan (exécutée) réellement par les seuls Hunahpu et Xbalanqué : mais on ne saurait compter tout ce qu'ils flrent ici sur la terre.
Mais voici que nous raconterons également la naissance de Hunahpu et de Xbalanqué : car nous avons raconté premièrement la défaite de Vukub-Cakix, avec celle de Zipacna et de Cabrakan, ici sur la terre.
Huracán, Chipi-Caculhá e Raxa-Caculhá parlarono e dissero a Hunahpu ed Ixbalanqué:
- Sia vinto anche il secondo figlio di Vucub-Caquix. Questa è la nostra volontà. Poiché non è bello ciò che fa sulla terra, esaltando la propria gloria, la propria grandezza ed il proprio potere, e non deve essere così. Conducetelo con lusinghe là dove nasce il sole, -disse Huracán ai due giovani.
- Benissimo, onorevole Signore, - risposero costoro, - poiché non è giusto ciò che vediamo. Forse che non esisti tu, tu che sei la pace, tu, Cuore del Cielo? -dissero i ragazzi mentre ascoltavano l'ordine di Huracán.
Frattanto Cabracán si dedicava a scuotere le montagne. Al più piccolo colpo dei suoi piedi sulla terra, si aprivano le montagne grandi e piccole. Così lo trovarono i ragazzi, i quali domandarono a Cabracán:
- Dove vai, ragazzo?
- In nessun posto, - rispose. - Me ne sto qui a smuovere le montagne e continuerò ad abbatterle per sempre (69), - disse in risposta.
Poi Cabracán domandò a Hunahpú ed Ixbalanqué:
- Che cosa venite a fare qui? Non conosco i vostri visi. Come vi chiamate? - disse Cabracán.
- Non abbiamo nome, - risposero quelli. - Non siamo che tiratori di cerbottana e cacciatori con la pania sui monti. Siamo poveri e non abbiamo nulla che ci appartenga, ragazzo. Vaghiamo solamente per i monti piccoli e grandi, ragazzo. Ed abbiamo appunto visto una grande montagna, laggiù dove si imporpora il ciclo (70). Si spinge davvero molto in alto e domina la cima di tutti i picchi. Così non abbiamo potuto prendere né uno né due uccelli lassù, ragazzo. Ma è vero, ragazzo, che tu puoi abbattere tutte le montagne? - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué a Cabracán.
- Davvero avete visto questa montagna che dite? Dov'è? Appena la vedrò la tirerò giù. Dove l'avete vista?
- È da quelle parti laggiù, dove nasce il sole, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
- Oh no! - risposero questi. - Dobbiamo condurti in mezzo a noi: uno andrà alla tua sinistra e l'altro alla tua destra, perché abbiamo le nostre cerbottane e se vi saranno uccelli tireremo contro di loro -. E così se ne andavano gai, provando le loro cerbottane; ma quando tiravano non usavano le pallottole di terracotta nel tubo delle loro cerbottane, ma abbattevano gli uccelli solo col soffio, quando tiravano contro di loro, cosa di cui Cabracán si stupiva molto.
Poi i ragazzi allestirono un fuoco e misero ad arrostire gli uccelli sul fuoco, ma uno degli uccelli lo spalmarono di gesso (71), lo coprirono di una terra bianca.
- Gli daremo questo, - dissero, - perché gli si aguzzi l'appetito con l'odore che emana. Questo nostro uccello sarà la sua rovina. Come la terra copre questo uccello per opera nostra, così lo faremo stramazzare per terra ed in terra lo seppelliremo.
- Grande sarà la saggezza di un essere creato, di un essere formato, quando albeggerà, quando spunterà il giorno, - dissero i ragazzi (72).
- Siccome il desiderio di mangiare un boccone è naturale nell'uomo, il cuore di Cabracán è ansioso, -dicevano tra loro Hunahpú ed Ixbalanqué.
Mentre stavano arrostendo gli uccelli, questi andavano dorandosi nel cuocersi, e dal grasso e dal sugo che ne colavano si diffondeva il più appetitoso odore. Cabracán aveva una gran voglia di mangiarseli; gli veniva l'acquolina in bocca, sbadigliava, e la bava e la saliva gli gocciolavano a sentire l'odore eccitante degli uccelli.
Poi domandò loro: - Che cos'è questo vostro cibo? È veramente piacevole l'odore che sento. Datemene un pezzettino, — disse loro.
Diedero allora un uccello a Cabracán, l'uccello che doveva essere la sua rovina. Ed appena ebbe finito di mangiarlo, si misero in cammino verso l'Oriente, e giunsero dov'era la grande montagna. Ma allora a Cabracán si erano ormai afflosciate le gambe e le mani, non aveva più forze, a causa della terra con cui avevano spalmato l'uccello che si era mangiato, e non potè più far nulla alle montagne, né gli fu possibile di atterrarle.
Allora i ragazzi lo immobilizzarono. Gli legarono le braccia dietro la schiena e gli legarono anche il collo ed i piedi insieme. Poi lo scaraventarono per terra, e in quello stesso punto lo sotterrarono.
A questo modo venne vinto Cabracán, soltanto per opera di Hunahpú ed Ixbalanqué. Non sarebbe possibile enumerare tutte le cose che costoro fecero qui sulla terra.
Ora racconteremo la nascita di Hunahpú e di Ixbalanqué, avendo prima riferito la distruzione di Vucub-Caquix insieme con quella di Zipcaná e quella di Cabracán qui sulla terra.
Yagora díremos el nombre de el Pe. de
hun ahpu y xbalanque muy obscuro
fue su prinzípío y muy obscuro loq’se
díze, yseparla de aquel hun ahpu, y x –
balanque, y así solo díremos lamítad
de lo q’ay q’dezír de su Pe.
Yaquesto esloq’ se parla el nombre de
sus Pes. de ellos es hunhunahpu (esto es
cada vn tírador de ceruatana) y así son
llamados. y los Padres de este hunhunah –
pu fueron xpíyacoc, y yxmucane. y es –
tos nazíeron en la obscuridad de la noche
(esto es antes q’vbiera sol niluna nifu –
ese criado el hombre.) q’fueron hun hu –
nahpu, y vvcub hun ahpu (siete en un
tirador) y este hun hun ahpu tuvo dos hí –
jos el vno q’era el prímero sellamaba
hun batz (esto es un hilado) y el segundo –
se llamaba ! hun chouen. (esto es vno q’
esta enorden) y la madre de estos sella
maba xbaquíyalo (esto es guesos atados)
y esta era la muger de hun ahpunahpu
y el otro vvcub hun ahpu no fue casado
síno q’se estuvo así no mas como muchacho
estos eran grandes sabíos, adivinos year
mucha su sabiduría a quí es la tíerra, y e –
ra muy Buena su costumbre, y enseñaron asus
hijos hun batz y hun chouen el hun hunahpu a to –
fine Folio 12 recto
car encalabazo, a cantar, apintar, aenta –
llar, alabrar piedras preciosas, aplateros
y el hun hun ahpu y vvcub hun ahpu so –
lo jugaban alos dados, y la pelota y este
era su entretenimiento todos los días. y de
dos en dos contendían jugando todos cu –
atro qo se juntaban en el atrío. y allí ve
nía el voc. este es cíerto paxaro) amírarlos
q’era el mensagero de huracan, chípíca –
culha, raxa caculha. y este voc no estaba
lexos de aquí de la tíerra, ni lexos del in –
fierno para el. y en vn ínstante llegaba
alzielo con el huracan. y detuuíeron
se aqí sobre la tíerra, y ya estaba muer –
ta la madre de hunbatz y de hucho –
ven. y ellos estaban jugando ala pelo –
ta en el camíno de el ínfierno, y enton –
zes los oyeron (huncame. vvcub came
esto es vn tomador, y siete tomadores)
q’eran Señores de el ínfíerno. q’es aque –
llo q’se haze en la tíerra, q’estan hazíen –
do temblar, y estan hazíendo ruído? va
yan a llamarlos aquí vengan a jugar –
ala pelota. ganemoslos y destruígamoslos
porq’ no nos tíenen respeto nímíedo sínoq’es –
tan ríñendo sobre nuestras cabezas esto
díxeron todos los de el ínfíerno. y luego
tomaron consejo todos y se llamaban hun
came, vvcub came y estos eran grandes
juezes. y todos los Señores q’ a estos asístí –
an, y servían y componían su Reyno de
huncame, y vvcubcame. eran xíquírípat
(esto es aquella angarilla boladora) y cuchu –
ma quíc. (estoes sangre junta). y elofícío de
estos es causar aquella sangre de q’enferman
los hombres. otros se llamaban ahal puh. (es –
to es el q’labra las materías.) yotro ahal ana . (es –
to es el q’haze la agualdíja) y este era su offo
hínchar los hombres y darles materías en
sus píernas, y causarles amaríllez en sus rostros
y se llama esta enfermedad chu anal. ensu
amaríllez y este era el offo. de ahalpuh, y
de ahal ana. y otros se llamaban. chamía
bac (vara de hueso) yotro chamía holom.
(vara de calauera) estos eran alguaziles
de el ínfíerno, q’solo eran huesos sus uaras
y era su alguazilazgo enflaquezer alos hom –
fine Folio 12 verso
bres, y q’sumamente hechos huesos, y calaveras
muríesen, y solo tuvíese la varríga pegada
al espinazo. y este era el offo de chamíabac, y
de chamíaholom. otros se llamaban ahalmez
(el q’hazía vasura) ahaltocob. (elq’ causaba mí –
sería) y su offo. era punzar alos hombres yq’les –
suzediese mal y muríezen voca abaxo o ala
puerta de la casa, o detras de ella. y este era
el señorío de ahalmez, y ahaltocob. y otros
se llamaban xíc. (gavílan) patan (mecapal)
y su offo de estos era las muertes repentínas
delos q’mueren por los camínos echando san
gre por la voca y cada vno su offo. era car –
garlos y aporrearles el corazon qo morían
por los caminos. y darles cursos de sangre
yeste era el offo. de xíc, y de patan. estos –
todos fueron. los de el consejo para perse
guír a hun hun ahpu, y a vvcub hun ah –
pu. ylo q’ seseab anlosde el ínfierno
era vel el juego de hun hun ahpu, y de
vvcub hun ahpu. su rodela de cuero
con q’reparaban la pelota, la pala, la
argolla, la corona, y el zerco de la cara
q’eran los ínstrumentos con q’jugaban,
y se adornaban pa el juego. y agora
contaremos suída alínfierno. y sus hí –
jos hunbatz, y chouen sequedaron aca.
y su madre era muerta pero esto fue
despues de ser venzídos el hunbatz, y
hunchouen por hun ahpu, y xbalanque.
Yluego fue la venida delos mensage –
ros de hun came, y vvcubcame. andad
les díxeron vosotros señores prícípa –
les íd a llamar a hunhun ahpu, y a v –
vcub hun ahpu, y dezíldes q’vengan
aca con nosotros y dezíldes q’dizen los
señores q’vengan a jugar aca; q’nos ven
gan a dívertir, porq’ de verdad nos mara –
villan sus cosas, y asíq’ vengan q’lo dizen
los SSes y q’traigan todos los ínstrumen –
tos de su juego, lapala, el argolla, y q’
fine Folio 13 recto
traigan tambien el vle, o pelota dezildes q’lo
dízen los SSes así les fue dicho alos mensage –
ros, y los mensageros eran, vn tecolote, y
vna saeta tecolote, vntecolote de vna pier –
na, y vna guacamaya tecolote + yuntecolotecabeza. yestos e –
ran los nombres de los mensageros de el in –
fierno. este q’se llamaba saeta tecolote,
era como vna flecha. y esta alerta. elq’se
llamaba de vna píerna, solo vna tenía, y te
nía alas. elq’ se llamaba: guacamaya te
colote, tenía colorada la espalda, y tenía
alas. elq’se llamaba cabeza tecolote, no te –
nía mas q’la cabeza, no tenía pies, síno solo
alas. estos cuatro mensageros eran se –
ñores prinzípales. Luego víníeron al
mensage desde el ínfíerno, y en un íns –
tante llegaron derechos al atrío a do es –
taban jugando ala pelota hunhunahpu
y vvcub hunahpu, y el atrio se llamaba
ním xob carchah. y los cuatro tecolotes em –
biados díeron su mensage y embaxada
de huncame, y vvcub !!!! came, de
ahal puh, de ahal anía, de chamíabac, y
chamía holom, xíquíripat cuchumaquíc,
y ahalmez, ahal tocob, y xíc. y patan, y
estos eran los nombres de ellos. y auíen
do dada el recado díxeron ellos. por
ventura es así q’lo dize el Sor came, y v –
vcubcame? escíerto díxeron ellos, y no –
sotros os hemos de acompañar. traed
todos los instrumentos q’así lo dizen los SSes
esta bíen dixeron ellos aguardadnos
míentras vamos a avísar a nuestra ma –
dre. y entonzes se fueron asu casa, y le
díxeron asu madre, porq’ ya estaba mu –
erto su Pe. madre nosotros vamos, pero
en vano ha deser nuestraída, víno el men –
sagero de los SSes, por nosotros, q’dízen
los SSes.q’vamos. este vle, opelota, y lo –
fueron a colgar en el tabanco de la
casa. y en bolbiendo díxeron bolbere –
mos a jugar. y sus híjos hunbatz, y hun –
choven lesdixeron, vosotros solo en
treteneis en tocar la flauta, encantar
en pintar, en labrar esculturas. esta –
is aquí, calentad nuestra casa, y ca –
lentad el corazon de vuesstra abuela.
Fine Folio 13 verso
y auísando esto estaba muy tierno el co
razon de su madre xmucane y lloraba
ea no llores, no te aflixas ledixeron noso
tros vamos no moríremos y entonzes se
fueron hun hunahpu, y vvcub hunah –
pu.
Y luego q’se fueron hunhunahpu, y vv –
cub hunahpu, tomaron la delantera los
mensageros, y luego baxaron por el
camino de el ífierno, q’ tenía las gradas
muy ladeadas, y baxaron; y cuando sa –
lieron llegaron alagua violenta, q’
era vna varranca muy angosta q’ se
llamaba fuerte varranca. y pasando
de allí al agua q’ se trueca; y pasaron
donde todo era palos puntíagudos, y
no se hirieron, y llegaron ala orílla
de vn río q’ era de sangre, y no bebí –
eron en el río, ní pudíeron ser venzí –
dos síno q’pasaron, y llegaron avn
camino q’se díuídía en cuatro camí –
nos, y allí fueron venzídos, en la en
cruzíjada, vno era colorado, otro
negro, otro blanco, y otro era ama –
ríllo. y víendose perplexes hablo
el camino negro, a mí me aueís de
tomar, porq’ yo soy el camíno de los
SSes y allí fueron ganados, y síguíen
do este camíno llegaron a los tro –
nos de los SSes de el ínfíerno, y allí fu –
eron ganados. el prímero q’ estaba
sentado, era vn hombre labrado
y compuesto por los de el ínfíerno. y
a este fue el prímero q’ saludaron
y le dixeron: este es buena hora el
Sor hun came, este muy bíen el Sor
vvcub came, pero no les respondíe –
ron. y luego empezaron los SSes de
el infierno a hazer gran ruído ríendo –
se. y otravez bolbíeron a hazer ruído
ríendose todos los SSes porq’ fueron ga –
nados, y ensu corazon ya los tenían ven –
zídos a hun hun ahpu, y vvcub hunah –
pu, y se ríeron. y luego huncame, y
vvcub came les díxeron esta bíen, ya
venísteís mañana aderezad la argo—
fine Folio 14 recto
lla, lapala, y lo demas. agora veníd y
sentaos en nuestro vanco; y el banco
era de píedra ardíendo. y sentando –
se sequemaron en el elasíento, y an
daban dandose bueltas, y no se levan –
taron, y se andaban meneando, y se
les quemaron las asentaderas. y lu –
ego se bolbíeron areír los de el ínfí –
erno, y ya espíraban de la rrísa, y les
dolían ya las entrañas de reír, y esta
ban ya q’ rebentaban de sangre, y se
les salían los huesos atodos los SSes. de
elínfíerno de ríssa.
ea andad les dixeron a aquella casa
q’allí seos llevara vuestro ocote. yluego
se fueron ala casa de la obscuridad
do solo auía obscurídad en aquella
casa. y entonzes díscurríeron los SSes
de el infierno de loq’ deuían hazer, ylo q’
pensaron fue el despedazarlos. maña –
na luego luego moríran, por a quell
su juego, y por su pelota esto trataron
entresi. y el ocote de ellos eran de
vnas píedras de q’hazen navajas q’se
llama zaquítoc (agura punzadera)
y estaba puntiagudo, y aguzado el
ocote.
y era muy duro elocote delos de el ín –
fierno. y entraron hunhunahpu, y v –
vcubhun ahpu dentro de aquella obs –
cura casa, entonzes les fueron a dar
su ocote. solo vn ocote enzendído, fue
elq’ les embíaron hun came, y vvcub
came, y juntamente dos tabacos , o zíga –
rros fuelo q’ embíaron los SSes y lo q’
lesdieron a hunhunahpu, y vvcub hun –
ahpu. y cuando llegaron los q’ lleua –
ban elocote estaban ellos doblados
y en cogídos en la obscuridad, y entro
brillando el ocote enzended el zí –
garro dízen los señores, y mañana
los aueís de bolber a entregar con el
ocote sin q’seacabe esto os dízen los
SSes y allí fueron ganados porq’ acabaron
elocote, y el tabaco q’les díeron. muchos
eran los castigos q’tenían los de elinfíerno,
fine Folio 14 verso
y muchas díferenzias de castígos. el prímero
era aquela casa obscura, dosolo auía obs –
curidad. el Segundo era, y se llamaba casa
donde arrodillaban, do solo auía mucho frío
de muy intolerable, eínsoportable frío
el terzero era casa de leon tígres, donde
solo auía tígres. donde apenas sepodían
rebullír, allí se estrujaban, y se mordían.
la cuarta era casa de murzíelagos, don
de solo auía murzíelagos, donde estaban
chíllando, y volando enzerrados, sínpoder
salír. el quinto era casa de navajas de
chaí donde solo auía deestas navajas
de muy agudos filos q’estavan hazíendo
ruído, refregandose vnas conotras. mu –
chos eran los castigos de el ínfíerno
mas no entraron en ellos hun hun ahpu
vvcub hun ahpu. despus se díra de
estos castigos. y en trando el hun hun ah –
pu, y vcub hun ahpu delante de
hun came, y vvcub came les dixeron
a dondeesta el tabaco, y el cote q’ a
noche os díeron? respondieron Sor lo –
acabamos estabíen . dixeron hun came
yvvcub came yase cumplieron vuestros
días moríreís acabados aquí
sereis arrebatados, y quedaran vu –
estras caras aquí ocultas. yentonzes
fueron despedazados y los enterraron
en donde echaban la zeníza, y le fue
cortada la cabeza a hun hun ahpu, y
solo le enterraron el cuerpo con el
otro su hermano. y entonzes hun came
y vvcubcame mandaron q’pusiesen
en el horcon de un palo en el camíno
y entonzes la pusíeron la cabeza en
en vn horcon, y entonzes fructífíco
aquel palo, q’antes no tenía fruto an –
tes q’ pusíesen la cabeza de hun hun ah –
pu en el horcon. y lo q’fructífíco eslo
q’agora llamamops hícaras la cabe –
za de hun hun ahpu. y al ver esto hun
came, y vvcubcame se maravíllaron
de ver el fruto de el arbol q’por to –
das partes estaba de aquel fruto re
dondo, y luego no sepudo saber donde
estaba la cabeza de hun hun ahpu, síno
fine Folio 15 recto
q’se auía todo hecho, vna mesma cosa con
las hícaras yasí les parezía ala vista a
todos los de el ínfíerno cuando ívan a
divertirse. en mucha estimaçíon lo tu –
vieron alquel arbol, porq’ en vn instan –
te fue hecho qo pusieron la cabeza de
hun hun ahpu en el horcon. y díxeron
unos a otros no cojan de esta fruta, ní se
pongan debaxo de el arbol así lo dis –
pusieron, y determinaron todos los de el
ínfierno. y no se vía donde estaba la ca –
beza de hun hun ahpu porq’ se auía hecho
vna mesma cosa con las hícaras. y esta ma –
rabilla la oyó una donzella. agora dire
mos como fue alla.
Aquí se trata de vna donzella hija de
un Sor. q’se llama cuchumaquíc.
Oyendo pues vna donzella híja de
un Sor. q’se llamaba cuchumaquic, y ella
xquíc. (sangre) la conversion de su
Pe. sobre auer fructífícado aquel arbol
maravillada de lo q’oya, dixo porq’ no
íre a uer este arbol q’se cuenta, porq’de
verdad escosa muy dulze, y suave esto
q’dizen y yo oygo. y luego se fue sola
y llego debaxo de el arbol q’estaba
enfrente de doechaban la zeníza. y
maravillada dixo: q’hermoso fruto
y q’hermosamente fructifica este arbol!
no me moríre, ni me acabare, si cojo
vna de esta fruta. y entonzes hablo
la calabera. q’estaba en las cruzes de
el árbol. y dixo: q’es lo q’deseas solo
es hueso eso q’ esta Redondo enlas
ramas de el arbol esto le dixo ala don
zella. por ventura lo deseas lo deseo
dixo la donzella . estabíen pues extien –
de tumano derecha dixo lacalabera.
bíen.dixo la donzella y estendío la ma –
no derecha pa. arríba delante de la
calabera. y luego echo la calabera un chíz –
gete de saliba, y vino derecha ala mano
de la donzella. y luego atoda proza mi –
rose la palma de la mano, y ya no auía
fine Folio 15 verso
saliba de la calabera en su mano. te he dado
dixo la calabera señal en mí salíba, y mí
baba. esta mi cabeza ya no respondera
porq’ solo es gueso, y no tíene carne y
así mesmo es la cabeza de cualquíer Sor.
y solo por la carne se adorna. y en moví –
endo se asombran los hombres por la
calabera. y así sus hijos son como lasalí –
ba, y su baba, sí son hijos de Ses. de sabío
y entendido, nose píerde ní se apaga
el ser de Ses. entendido, o sabio, síno q’
se hereda en sus hijo, y en sus híjas
qo. les engendra. y así ho he hecho con –
tigo. y así subid alla a lo la tíerra, q’ no
moríras. concurríd ala palabra qo.sea
hecha esto dixo la cabeza de hun –
hun ahpu, y de vvcub hun ahpu. y
esto fue pura sabíduría, y mandato
de huracan, de chípícaculha, y raxa –
caculha y por su mandato lo hízíe –
ron. y así se bolbío la doncella asu
casa auíendole dícho muchas cosas
y mandates. y luego conzívío y fueron
conzebídos híjos en su víentre por –
aquella q’solo era salíba. losq’ fue –
ron engendrados fueron hun ahpu
y xbalanque. y auíendose buelto
asu casa la donzella. y auíendo a—
justado los seis meses fue reparado
por su Pe. cuchumaquíc.
Y luego q’ fue sentido el preñez por
su Pe. de la donzella y q’ tenía híjo.
se juntaron acabildo los SSes. hun
came, y vvcubcame, con cuchuma –
quíc, y dixo esta mi híja esta pre –
ñada SSes. y esto ha prozedido de su
deshonestidad, y fornízío. esto dixo
cuchumaquíc q’ compareçío ante
los SSes. estabíen díxeron. oprímílda
y q’declare, y se vera lo q’ dize, y la
llevaron lexos a matarla. estabíen
SSes. díxo el y luego le pregunto a su hí –
ja dequíen es ese híjo q’tienes en la
barríga. y díxo ella no tengo hijo Sor
fine Folio 16 recto
Pe aun no he conozídovaron. estabíen
dixo el cíertamente tu eres forníca –
ría. ea andad vosotros SSes. principa –
les andad y sacríficalda, y traed
su carazon en vna hícara. esto se
les mando alos tecolotes, q’eran cuatro.
y luego fueron y tomaron vna hícara
y se fueron llevandola cargada, y tam
bíen llebaban vna cuchilla aguda pa
revanarla. y entonzes ella les díxo no
me mateís mensageros porq’ no soy for –
nícaría. sino q’solamente se engendro
lo q’tengo en la barriga. loq’sucedío fue
q’fuí adívertirme, y uer aquel prodí –
gío de la cabeza de hun hun ahpu, q’
esta en el zenízero. y así no me mateís
mensageros. y respondíeron ellos pu –
esq’ hemos de lleuar en lugar de tu
corazon en la hícara? no nos manda –
ron los SSes.q’ en esta hícara les lle –
uaremos tu corazon, así no nos man –
daron? bíen quísíeramos nosotros
librarte. esta bien dixo ella. no es de
ellos este corazon, y vuestra casa nose –
ra aquí, síno q’ hareís fuerza alos hom
bres q’mueran. y de verdad ese sera
vuestro ser ser engañadores. y lu –
ego sera mío hun came, y vvcubcame
y solo sera de ellos lasangre, y las
calberas esto sera solo de ellos en
su presenzía. este corazón nosera
quemado delante de ellos. poned
en la hícara el fruto de este arbol
dixo la donzella. y el humor de a –
quell arbol era Colorado, y salí –
endo el humor lo cogíeron en la
hícara y luego se congelo y se hizo
Redondo y puso en lugar de el cora
zon, y era como sangre su humor
q’puso en lugar de sangre. y enton –
zes sacaron aquella sangre de
el humor de el palo, y fue hecho co –
mo sangre, y muy Colorado estuvo
despues de sacado en la hícara, y en –
tonzes resplandezio aquel palo por la
donzella yeste palo se llama grana
palo Colorado, y se llamo sangre, y por –
fine Folio 16 verso
ello fue llamado sangre. alla en la tierra
tendreís cosa vuestra, y series regalados, les
dixo la donzella alos tecolotes. estabíen don
zella díxeron ellos íremos allevar esto, y tu
anda bete q’nosotros vamos a dar este su tru –
eque de tu corazon alos SSes. dixeron los te –
coletes. y luego q’ llegaron ala presençía
de los SSes. q’estaban aguardando todos.
por ventura yase concluyo dixeron hun –
came, y vvcub came. yaze concluyó SSes.
díxeron ellos. aquí esta sucorazon en el
asíento de esta hícara. estabíen veamos
dixeron huncame, y vvcubcame. y cogíen
dolo con los tres dedos lo leuanto pa arrí –
ba chorreaba lasangre, y estaba muy
colorado de sangre. atízad muy bien el
fuego díxo, y poneldo sobre el fuego, dixo
huncame. y luego q’losecaron sobre el fuego
síntíeron los de el infíerno la fragançía, y
selevantaron todos y estuvíeron como em –
belesados sobre el, de verdad era cosa muy
suave lo q’síntíeron de el humo de la san –
gre. y luego quando se fueron, admíra –
dos, el tecolote, y los demas q’auían lleua –
do ala donzella. y así fueron vençidos los
señores de el ínfíerno, por la donçella.
con aquella aparíencía fueron deslum –
brados todos.
y estaba la madre de hun batz, y huncho –
uen quando llego la mugger q’se llamaba
xquíc. entonçes llego la mugger llamada
xquic con la madre de hunbatz, y hun’ch –
uoen y actualmente estaba preñada, y le
faltaban para nacer a hun ahpu, y a xba –
lanque, q’así sellamaban. y llegando esta
mugger ala vieja le díxo la mugger x –
quíc: he venido Sa.Me.q’ soy su nuera, ysu
híja pequeña, esto díxo quando llego
a laVíeja. deadonde vienes, por ventura
víven mís híjos? no muríeron alla en el
ínfíerno? los q’ eran desçendençía mía lla –
mados hun batz, hun chouen, no estan aquí?
de adonde víenes? sal deaquí. le fue dícho
ala donçella por la víeja. solo esto es ver –
dad, q’ soy su nuera, y soy de hun hunahpu
fine Folio 17 recto
y esto q’traígo. víuen, no han muerto
hun hun ahpu, y vucub hun ahpu. y solo
ha sído sentençia desí mesmos en claridad
loq’ han hecho. Sra. Suegra, y así voluera
vsted auerlos, en lo q’ yo traígo le fue dí –
cho a la víeja. y entonces por esto se enoja –
ron hunbatz, y hun chouen, q’solo enten
dían entocar flautas, y cantar, en píntar,
y hacer obras de talla todo el día, y eran
elconsuelo de la víeja, quíen dixo, denín –
gun modo quiero q’seas mí nuera, porq’
es de forniçío eso q’tíenes en tu víentre.
eres vna engañadora, porq’ son muertos
los mís híjos q’díçes. y díxo la víeja esto q’te
dígo esçierto, pero esta bíen nuera mía, oygo
loq’ me dízes; y así anda atraer bastímento
anda tapízca vna gran red, y venga pues
soy mi nuera como oygo, le fue dicho ala don
cella.. esta bíen díxo ella, y luego sefue
ala mílpa q’tenían el hun batz, y hun cho –
uen, y estaba el camíno ancho q’auían ellos
hecho, este síguío la donzella, y llego ala
mílpa. empero no hallo mas mas q’un
píe de mílpa, y ní dos, ni tres pies de
mílpa, y ní tenía maçorcas. y aflíxíose en
tonçes la donçella, o’pecadora de mí adon
de hedeír a tomar vna red de bastí –
mento, q’me píden y dixo llamare, ínvo –
care al q’guarda el bastímento para
q’venga. xtoh, xcanil, xcacauíx, tu
q’eres guarda de nuestro sustento, hun
batz, hun chouen. esto díxo la donzella.
y entonçes coguío las barbas de la
mazorca, y las arranco, y no quíto la
mazorca, y luego q’ la compuso en la red
se lleno lared de mazorcas, y se hízo v –
na gran red, y entonçs se vino la don
çella, empero animals cargaron
la red, quando víno, y fuea dar su en –
cargo, y al mostrarse en la casa, llego –
como carga y víendolo la víeja luego q’lo
vío aquella gran red de bastímento. de
adonde víno por tí esto, síacabaste de
traerte toda nuestra mílpa,íre a ver –
lo prímero, díxo la víeja, y entonçes
sefue
fine Folio 17 verso
a ver la milpa, y así hallo su píe de mílpa
ytambien estaba patente a donde estubo
el matate. y luego el punto sevíno la víeja
y llego asu casa, y le díxo ala donçella, solo
estu señal basta pa. conocer eres mí nuera
vere tus obras, de los q’ tíenes q’ son sabíos le
fue dícho ala donçella
Aquí escrbíbíremos el naçímíento, de
hun ahpu, y de xbalaque
y así fue el nacímíento de ellos q’díremos.
quando ya estaua justo el tíempo de nacer
nacíeron de la donçella, q’ se llamaba, xquíc.
y no los vío la víeja quando naçieron
u luego se leuantaron los dos nasídos aun
tíempo, hunahpu, y xbalanque eran lla –
mados. en el monte se levantaron, y luego
entraron en la casa, y no dormían, y dixo
la víeja mucho grítan anda arrojalos
y los fueron aponer en vn hormígue –
ro, y allí durmíeron sabrosamente, y
sacandolos de allí los pusíeron otra vez
sobre espínas. esto era lo q querían hun
batz, y hun chouen, q muriesen allí en
el hormiguero, y sobre las espínas, por
su embídía, de hunbatz, y hun chouen
y q’ no fuesen recíuídos en casa porlos
q’eran sus hermanos, pero no les cono –
çían. y así se críaron en el monte, y así
fueron grandes flauteros, y cantors los
dos hun batz, y hunchouen. y auíendo
crecído en grantrabaxo, y dolor q’ pa –
saron, fueron muy sabíos, y tambíen
fluteros, cantors, píntores, y entalla –
dores, q’todo era acabado por ellos y
cíertamente sabían su naçímíento, q’e
ran sabíos, y substitutes de sus Padres,
q’ fueron al fíerno, y eran grandes sabí –
os el hun batz, y hunchouen en la ín –
telígençía de todos, y así lo juzgaban,
quando se críaron los dos sus herma –
nos, y no mostraron su saber por su im –
bídía, sino q’ en ellos estuuo la vengan –
za desus corazones y no por alguna obra
fueron ofendídos por hunahpu, y xba –
lanque, y solo se entretenían en tírar
fine Folio 18 recto
con cerbatana todos los días, y no eran
amados, desu abuela, y de hunbatz, y
hunchouen. y no les daban de comer
hecha ya la comída, síno q’ auíendo ya
comído hun batz, y hun chouen enton
çes venían, y no se enojaban, ní encole
rízaban; síno q’sufrían, y ello sabían
quíenes eran, porq’ como claridad míra –
ban. y traían sus paxaros quando ve –
nían todos los días, y comían hun batz, y
hun chouen, y nada les daban a los dos
hunahpu, y xbalanque, sino q’solo se es –
taban tocando flauta, y cantando, el
hun batz, y hun chouen. y víníeron vna
vez hunahpu, y xbalanque, sin traer
paxaros, y entrando, se enojo la vieja,
y les dixo como no traeís paxaros, les
fue dícho a hunahpu, y xbalanque
fue el caso abuela, q’se nos han que –
dado atorados los paxaros en los arbo –
les, y no podemos subír nosotros sobre
los palos, Señora, vayan nuestros her –
manos con nosotros, q’vayan a baxar
los paxaros. y se les fue dícho estabí –
en íremos con vosotros por la maña –
na, esto díxeron sus hermanos, quan
do fueron vençidos, y ganados.
y auíendo los dos consultado entresí so –
bre el vencer a hun batz, y hun chouen
solo los conuertíremos, en otra cosa, sus
varrígas. cíertamente quando sea he –
cho por la gran pena, y dolor q’nos han
causado, fuímos muertos, y perdídos,
esto querían nuestros hermanos. solo
como muchachos venímos en su íntelí –
gençía dellos, y así los venceremos, pero
solo haremos señal de ello, esto dixeron
entresí. y luego fueron debaxo de un
arbol, q’se llamaba cante, e íuan en su
compañía sus hermanos, y empezaron a
tírar con la ceruatana, y no se podían
contra los paxaros q’estaban sobre los ar –
boles, q’estaban gritando. y se marauílla –
ron sus hermanos quando víeron tantos
paxaros, y nínguno cayo abajo de nu –
estros paxaros. no caen, andad vajaldos
aca les díxeron asus hermanos
fine Folio 18 verso
esta bíen díxeron ellos, y luego subíeron sobre
el arbol, y se engroso el tronco, ehíncho, y lu –
ego q’quísíeron baxar, ya no podían vaxar
desobre el palo el hun batz, y hun chouen y
díxeron de sobre el arbol: como senos ha
dícho esto hermanos nuestros, pobres de no –
sotros, q’espanta este arbol hermanos nu –
estros, esto díxeron de sobre elarbol, y
les dixeron hun ahpy, y xbalanque: de –
satad vuestras bragas, y zeñidor, y atal –
do debaxo de vuestros víentres larga
su punta, y sacaldo pa. atras, y de ese mo –
do podreís andar, y vajar, esto les fue
dícho por sus hermanos. bíen, díxeron ellos,
yluego q’sacaron la punta, desu ze –
ñidor luego al punto se conuírtíeron
en colas, y se bolbíeron mícos. y lue –
go se fueron por çíma de los arboles, y
sobre los montes, y los montes grandes
y a las seluas; y grítauan, y se mene –
aban, y columpíaban de las ramas.
y así fue el ser ganados el hun batz, y
hun chouen, por hun ahpu, y xbalanq’.
y solo por milagro híçíeron esto. y luego
se fueron a su casa, y díxeron quando
llegaron con su abuela, y su Madre
a Sa.q’ sera lo q’lesha aconteçido a
nuestros hermanos, q’ verdes sus caras
se fueron como animals? mas sí al –
go les aueís hecho a vuestros herma –
nos, y me aueís menospreçíado, y pues –
to en misería, no hagaís eso con vu –
estros hermanos les dixo la víeja a hun
ahpu, y xbalanque. y ellos le díxeron
asu abuela, no te aflíxas abuela, q’bol –
beran otra vez, y versa sus caras. y solo
esto ímporta esto avos en esta dílígen –
çía, q’ de níngun modo os ríaís, pro –
bad fortuna. y luego empezaron á to –
car flautas, y tocaron el son de hun
ahpu míco.
y luego cantaron, y tocaron las flautas, y
el atambor, quando tomaron las fla –
utas, y sus atambores, y asentaron a la ví –
eja consigo, y quando tocaron, y canta –
ron, en su canto, sellamo aquel canto
fine Folio 19 recto
hun ahpu coy (vn tírador míco) y tocando
llamando, a hun batz, y hun chouen, víní –
eron bailando, y víendo la víeja los ma –
los gestos q’hacían, y sus malas caras, ví –
endo esto serío q’no pudo sufrír la rísa
y en vn ínstante se fueron y no les ví otra
uez sus caras, y saltando se fueron al mon –
te. q’es lo q’haceís Sa. solo quarto vezes pro –
baremos, y así solo otras tres vezes les lla –
maremos, con la flauta, y con el canto, su –
fríd la ríssa. eá probed otra vez les fue
dícho a hun ahpu, y xbalanque; y luego
tocaron otra vez sus flautas, y luego bol
bíeron al medío de la casa, y así mesmo
hacían monerías, conq’ prouocaban a
ríssa ala víeja, y luego serío la víeja
porq’ prouocaban arríssa sus gestos, de
mícos, y lo delgado desus barrígas, y el
menear desus colas, quando entraron, y
esto era lo q’la víeja se reya, y luego se
fueron otra vez alos montes; q’hemos de
haçer abuela mía, solo esta otra terce –
ra vez. probaremos, dixo el hun ahpu
y xbalanque. y tocaron otra vez, y bol –
bieron baílando sufra vsted abuela la
rísa. y subíeron corríendo sobre el edífí –
çío; estaban muy colorados los ojos, y sus vo –
cas ahozícadas, y se estaban sobandose
la cara, y víendo estas figures suabuela se
tendío derrísa, y nunca mas les víeron sus
caras por la ríssa de la víeja, solo esta vez
les llamaremos, y la quarta vez xerío, y no
víníeron la quarta vez. y luego al punto
se fueron al monte y dixeron ala víeja
ya hemos hecho dílígençía, y no víníeron
auíendo los llamado, no te de pena q’aquí
estamos nosotros, tus níetos, y te queremos
a vos ya nuestra Madre, q’nosotros queda –
mos en memoría, y en lugar de nuestrso
hermanos llamados hunbatz, y huncho –
uen.
Fine Folio 19 verso
les fue dicho ala víeja, y a su Me. y díxeron el
hun ahpu, y xbalanque. y fueron llamados por
los tocadores de flautas, y los cantores, y a estos in –
uocaron los hombres antíguos los píntores, y enta –
lladores, se bolbíeron en brutos mícos porq’ se
ensoberbeçíeron, y maltrataron asus hermanos
y les tuvíeron como a esclauos, y así fueron bor
rados, quando fueron perdídos el hun batz, y
hun chouen. q’ fueron conuertidos en mícos, y
porq’ seestaban en sus casas síempre, y fueron
tocadores de flautas, y cantores, e híçíeron
grandes cosas estos quando estuuíeron con
su Me. Yabuela
traduzione di Antonio Giannotti
Ed ora diremo il nome del padre di Hunahpu e Xbalanque. Molto oscuro fu il suo principio e molto oscuro quello che si dice, e si parla di quel Hunahpu e Xbalanque, e così diremo solo la metà di quello che bisogna dire di suo padre.
E questo è quello che si parla il nome dei suoi genitori di essi è Hunhunahpu (questo è ognuno un tiratore di cerbottana) e così sono chiamati. Ed i genitori di questo Hunhunahpu furono Xpíyacoc, e Xmucane. E questi nacquero nell'oscurità della notte (questo è prima che ci fossero sole né luna né fosse creato l'uomo) che furono Hun-hunahpu e Vucub-hun-ahpu, (sette in un tiratore) e questo Hunhunahpu ebbe due figli l'uno che era il primo si chiamava Hun-batz (questo è un tessuto) ed il secondo si chiamava Hun-choven (questo è, uno che sta incomando) e la madre di questi si chiamava Xbaquiyalo (questo è ossa legate) e questa era la moglie di Hun-ahpunahpu e l'altro Vucub-hun-ahpu non fu sposato ma si stette così non più come ragazzo questi erano grandi saggi, indovini ed era molta la sua saggezza qui nella terra, ed era molto buona la sua abitudine, ed insegnarono ai suoi figli Hun-batz e Hun-choven il Hun-hunahpu a toccare il tamburo, a cantare, a dipingere, a intagliare, a lavorare pietre preziose, a lavorare l’argento, ed il Hun-hun-ahpu e Vucub-hun-ahpu solo giocavano ai dadi, e la palla e questo era il suo divertimento tutti i giorni. E di due in due contendevano giocando tutti quattro quando si univano nell'atrio. E lì veniva il Voc (questo è un certo uccello) a guardarli che era il messaggero di Huracan, Chípí-caculha, Raxa-caculha. E questo Voc non stava lontano da qui della terra, né lontano dell'inferno per lui. E in un istante arrivava qui al cielo con l'Huracan. E si fermavano qui sulla terra, e già era morta la madre di Hun-batz e di Hu-choven. Ed essi stavano giocando alla palla durante il tragitto dell'inferno, ed allora li sentirono (Hun-came e Vucub-came questo è un prenditore e sette prenditori) che erano Signori dell'inferno. Che cosa è quello che si fa nella terra, che stanno facendo tremare, e stanno facendo rumore? Andate a chiamarli qui vengono a giocare alla palla. Vinciamoli e distruggiamoli perché non ci danno rispetto né paura ma stanno facendo rissa sulle nostre teste questo dissero tutti quelli dell'inferno. E dopo presero consiglio tutti, e si chiamavano Hun-came e Vucub-came e questi erano grandi giudici E tutti i Signori che a questi assistevano, e servivano e componevano il suo regno di Hun-came, e Vucub-came, erano: Xiquiripat (questo è quell'angurilla volatile) e Cuchumaquic (questo è sangue unito). E il mestiere di questi è causare quel sangue di cui si ammalano gli uomini. Altri si chiamavano Ahal-puh (questo è quello che lavora le materie) ed un altro Ahal-ana (questo è quello che fa la cioccolata annacquata) e questo era il suo mestiere gonfiare gli uomini e dargli pus nelle sue gambe, e causargli giallezza nei suoi visi e si chiama questa malattia chu-anal. Nella sua giallezza e questo era il mestiere. Di Ahalpuh, e di Ahal-ana. E altri si chiamavano Chamiabac (bastone di osso) ed un altro Chamiaholom (bacchetta di teschio). Questi erano ufficiali giudiziari dell'inferno, che solo erano ossa le sue bacchette, ed era il suo compito indebolire gli uomini, e che sommamente fatti ossa, e teschi morissero, e solo avere la pancia incollata alla spina dorsale. E questo era il mestiere di Chamiabac, e di Chamiaholom. Altri si chiamavano Ahalmez, (quello che aveva spazzatura) Ahaltocob (quello che causava miseria) e il suo mestiere era pungere gli uomini, e che succedesse loro male e morissero proni o alla porta della casa o dietro quasta. E questo era il dominio di Ahalmez ed Ahaltocob. E altri si chiamavano Xic (sparviero) Patan (striscia di cuoio) ed il suo mestiere di questi era le morti repentine di quelli che muoiono per le strade gettando sangue dalla bocca e di ognuno il suo mestiere era caricarli e bastonare loro il cuore quando morivano per le strade. E dar loro corsi di sangue e questo era il mestiere di Xic, e di Patan. Questi tutti furono quelli del consiglio, per perseguire Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu. E quello che desideravano quelli dell'inferno era vedere il gioco di Hun-lum-ahpu, e di Vucub-hun-ahpu. La sua rotella di cuoio con cui riparavano la palla, la pala, l'anello, la corona ed il cerchio del viso che erano gli strumenti con cui giocavano, e si adornavano per il gioco. Ed ora conteremo la sua andata all'inferno. Ed i suoi figli Hun-batz e Choven rimasero qua. E sua madre era morta ma questo fu dopo essere stato vinti Hun-batz, e Hun-choven da Hun-ahpu e Xbalanque.
E dopo fu la venuta dei messaggeri di Hun-came, e Vucub-came. Camminate loro dissero voi Signori principali andate a chiamare Hun-hun-ahpu e Vucub-hun-ahpu, e dite loro che vengono qua con noi e dite loro che dicono i Signori che vengono a giocare qua; che ci vengono a divertire, perché in realtà ci meravigliano le loro cose, e cosi che vengano che lo dicono i Signori, e che portino tutti gli strumenti del suo gioco: la pala, l'anello, e che portino anche la tela o palla dite loro che lo dicono i Signori così fu detto ai messaggeri, ed i messaggeri erano, un gufo ed una saetta gufo, un gufo di una gamba, ed un gufo guacamaya, ed un gufo testa. E questi erano i nomi dei messaggeri dell'inferno: questo che si chiamava gufo saetta, era come una freccia. E stava all'erta. quello che si chiamava una gamba, solo una ne aveva, ed aveva ali. Quello che si chiamava gufo guacamaya, aveva colorata la schiena, ed aveva ali. Quello che si chiamava gufo testa, non aveva altro che la testa, non tenia piedi, bensì solo ali. Questi quattro messaggeri erano Signori principali. Dopo vennero al messaggio dall'inferno, ed in un istante arrivarono diritti al campo da gioco dove stavano giocando alla palla Hun-hun-ahpu e Vucub-hun-ahpu, ed il campo da gioco si chiamava Nim-xob-carchah. Ed i quattro gufi inviati diedero il suo messaggio ed ambasciata di Hun-came e di Vucub-came, di Apalpuh, Ahal-cania, di Chamiabac e Chamia-holom, Xiquiripat Cuchumaquic, e Ahalmez, Aahal-tocob, e Xic. E Patan, e questi erano i nomi di essi. Ed avendo dato il messaggio essi dissero. Per sorte è così che lo dice il Signor Came, e Vucub-came? È certo dissero essi, e noi dobbiamo accompagnarvi. Portate tutti gli strumenti che così lo dicono i Signori sta bene essi dissero aspettateci mentre andiamo ad avvisare nostra madre. Ed allora andarono alla sua casa, e gli dissero a sua madre, perché stava già morto suo padre. Madre noi andiamo, ma inutile deve essere la nostra andata, venne il messaggero dai Signori, per noi, che dicono i Signori che andiamo. Questa tela, o palla, e lo furono a pendere nel banco dalla casa. E ritornando dissero andremo a giocare. Ed i suoi figli Hun-batz, e Hun-choven dissero loro, voi solo intrattenetevi a toccare il flauto, a cantare, a dipingere, a lavorare sculture. State qui, scaldate la nostra casa, e scaldate il cuore di vostra nonna, ed avvisando questo era molto tenero il cuore di sua madre Xmucane e piangeva E non piangere, non ti affliggere le dissero noi andiamo non morremo ed allora andarono via Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu.
E dopo che andarono via Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu, presero la parte anteriore i messaggeri, e dopo scesero per la strada verso l'inferno, che aveva i gradini molto inclinati, e scesero; e quando uscirono arrivarono all'acqua violenta, che era un burrone molto angusto che si chiamava forte burrone. E passando di lì all'acqua che si trasforma; e passarono dove tutto era pali appuntiti, e non si ferirono, e arrivarono al bordo di un fiume che era di sangue, e non bevvero nel fiume, né poterono essere vinti ma passarono, ed arrivarono a una strada che si divideva in quattro strade, e lì furono vinti, nel crocevia, uno era colorato, un altro nero, un altro bianco, ed un altro era giallo. E vedendosi perplessi parlò la strada nera, a me dovete prendermi, perché io sono la strada verso i Signori e lì furono vinti, e seguendo questa strada arrivarono ai troni dei Signori dell'inferno, e lì furono vinti. Il primo che era seduto, era un uomo lavorato e composto da quelli dell'inferno. E questo fu il primo che salutarono e gli dissero: alla buon’ora Signor Hun-came, sta molto bene il Signor Vucub-came, ma non gli risposero. E dopo incominciarono i Signori dell'inferno a fare gran rumore ridendo. Ed un'altra volta tornarono a fare rumore ridendo tutti i Signori perché furono vinti, e nel suo cuore già li avevano vinti Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu, e risero. E dopo Hun-came, e Vucub-came disse loro sta bene, già verrete domani e vi acconcerete [con] l'anello, la palla, ed il resto. Ora venite e sedetevi alla nostra panca; e la panca era di pietra ardente. E sedendosi si scottarono nel sedile, e continuavano a muoversi, e non si alzarono, e continuavano muovendosi, e furono bruciate loro le chiappe. E dopo ritornarono a ridere quelli dell'inferno, e già morivano dalla risata, e dolevano loro già le viscere dal ridere, e stavano già scoppiavano di sangue, e gli uscivano le ossa a tutti i Signori dell'inferno dalla risata.
E andate dissero loro a quella casa che lì vi sarà portato il vostro ocote. E dopo andarono alla casa dell'oscurità dove solo c'era oscurità in quella casa. Ed allora discorsero i Signori dell'inferno di quello che dovevano fare, e quello che pensarono fu di farli a pezzi. Domani dopo dopo morranno, per quel suo gioco, e per la sua palla questo trattarono tra sé. Ed il loro ocote era di alcune pietre di cui si fanno coltelli che si chiama zaquítoc (punta acuta) ed era appuntito ed aguzzo l'ocote.
Ed era molto duro l'ocote di quelli dell'inferno. E entrarono Hun-hun-ahpu e Vucub-hun-ahpu dentro quella oscura casa, allora furono loro a dare il suo ocote. Solo un ocote acceso, fu quello che inviarono loro Hun-came, e Vucub-came ed unanimemente due sigari, o sigarette fu quello che inviarono i Signori, e quello che loro dettero a Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu. E quando arrivarono quelli che portavano l'ocote, essi erano curvi e scoraggiati nell'oscurità, ed entrò brillando l'ocote accendete il sigaro dicono i Signori, domani dovete tornare a consegnare con l'ocote senza che sia finito questo è vi dicono i Signori e lì furono vinti perché finirono l'ocote, ed il tabaco che diedero loro. Molti erano i castighi che avevano quelli dell'inferno, e molti tipi di castighi. Il primo era quello casa oscura, dove solo c'era oscurità. Il secondo era, e si chiamava casa dove si inginocchiavano, dove solo faceva molto freddo di molto intollerabile, e insopportabile freddo. Il terzo era casa di tigri, dove solo c'erano tigri. Dove appena si potevano agitare, lì si stringevano, e si mordevano. La quarta era casa di pipistrelli, dove solo c'erano pipistrelli, dove stavano strillando, e volando imprigionati, senza potere uscire. Il quinto era casa di coltelli di ossidiana dove solo c'erano di questi coltelli di molto acuto filo che stavano facendo rumore, sfregandosi alcuni con altri. Molte erano le punizioni dell'inferno ma non entrarono in esse Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu. Dopo si dirà di questi castighi. E stando Hun-hun-ahpu, e Vucnb-hun-ahpu davanti a Hun-came, e Vucub-came dissero loro dove sta il tabacco, e l'ocote che ieri sera vi diedero? risposero Signori lo finiamo sta bene. Dissero Hun-came e Vucub-came e già si realizzarono i vostri giorni morrete e sarete finiti qui sarete fatti a pezzi, e rimarranno qui i vostri visi nascosti. Ed allora furono fatti a pezzi e li seppellirono dove gettavano la cenere, e fu tagliata la testa a Hun-hun-ahpu, e solo lo seppellirono il corpo con l'altro suo fratello. Ed allora Hun-came e Vucub-came comandarono che la mettessero nel forcone di un palo sulla strada ed allora misero la testa in un forcone, ed allora frutificó quel palo, che prima non aveva frutto prima che mettessero la testa di Hun-hun-ahpu nel forcone. E quello che frutificó è quello che adesso chiamiamo jícara [Crescentia cujete] la testa di Hun-hun-ahpu. E vedendo questo Hun-came e Vucub-came si meravigliarono di vedere il frutto dell'albero che dappertutto stava quello frutto rotondo, e dopo non potè sapersi dove stava la testa di Hun-hun-ahpu, ma che era tutto fatto, una stessa cosa con le jicara e così gli sembrava alla vista a tutti quelli dell'inferno quando andavano a divertirsi. In molta stima lo ebbero quell'albero, perché in un istante fu fatto quando misero la testa di Hun-hun-ahpu nel forcone. E dissero gli uni agli altri non cogliete questa frutta, né si mettano sotto all'albero così lo disposero, e decisero tutti quelli dell'inferno. E non si vedeva dove stava la testa di Hun-hun-ahpu perché si era fatta una stessa cosa con le jícara. E questa meraviglia lo sentì una donzella. Ora diremo come fu là.
Qui si racconta di una donzella figlia di un Signore che si chiama Cuchumaquic.
Sentendo dunque una donzella figlia di un Signore che si chiamava Cuchumaquic, ed ella Xquic. (sangue) la conversazione di suo padre su aver fruttificato quell'albero meravigliata di quello che sentiva, disse perché non andare a vedere questo albero che si racconta, perché in realtà è cosa molto dolce, e soave questo che dicono ed io sento. E dopo lei fu sola ed arrivò sotto all'albero che stava di fronte di dove gettavano la cenere. E meravigliata disse: che bella frutta e come splendidamente fruttifica questo albero! non morrò, né mi finirò, se io prendo una di questi frutti. Ed allora parlò la teschio. Che stava tra i rami dell'albero. E disse: che cosa è quello che desideri è solo osso quello che è rotondo nei rami dell'albero questo gli disse a la donzella. Forse lo desideri lo desidero disse la donzella. Sta bene allora tendi la tua mano destra disse la teschio. Bene. Disse la donzella e stese la mano destra per arrivare davanti al teschio. E dopo fece il teschio uno schizzo di saliva, e venne diritto alla mano della donzella. E dopo in fretta si guardò la palma della mano, e già non c'era saliva del teschio nella mano. Ti ho dato disse la teschio segno della mia saliva, e della mia bava. Questa mia testa già non risponderà perché suolo è osso, e non ha carne, ed egualmente è la testa di qualche Signore e solo per la carne si adorna. E morendo si meravigliano gli uomini per il teschio. E così i suoi figli sono come la saliva, e la sua bava, così sono figli del Signore saggio ed esperto, non si perde né si spegne l'essere di Signore esperto, o saggio, ma si eredita nei suoi figli, e nelle sue figlie, quando li genera. E così l'ho fatto con te. E così salirai là sulla terra, perchè non morrai. Concorrerai alla parola quando sia fatta questo disse la testa di Hun-hun-ahpu, e di Vucub-hun-ahpu E questo fu pura saggezza, e mandato di Huracan, di Chipa-caculha, e Raxa-caculha e per il suo mandato lo fecero. E così tornò la donzella alla sua casa avendole detto molte cose e mandati. E dopo concepì e furono concepiti figli nel suo ventre da quella che solo era saliva. Quelli che furono generati, furono Hun-ahpu e Xbalanque. Ed essendo ritornata alla sua casa la donzella. Ed avendo raggiunto i sei mesi se ne accorse suo padre Cuchumaquic.
E dopo che fu intuita la gravidanza da suo padre della donzella e che teneva figlio. Si riunirono in consiglio i Signori Hun-came, e Vucub-came, con Cuchumaquic, e disse questa mia figlia è incinta Signori e questo è derivato della sua disonestà, e fornicazione. Questo disse Cuchumaquic quando comparve davanti ai Signori. Sta bene dissero. Opprimetela e che dichiari, e si vedrà quello che dice, e le porteranno lontano per ammazzarla. Sta bene Signori disse egli e dopo domandò a sua figlia di chi è quel figlio che hai nella pancia. Ed ella disse non ho figlio Signore padre ancora non ho conosciuto maschio. Sta bene egli disse certamente tu sei fornicatrice, e andate voi Signori principali andate e sacrificatela, e portate il suo cuore in una chicchera. Questo gli si comandò ai gufi, che erano quattro. E dopo furono e presero una chicchera e andarono portandola carica, e anche portavano una lama acuta per affettarla. Ed allora ella disse loro non mi ammazzate messaggeri perché non sono fornicatrice. Ma da solo si generò quello che ho nella pancia. Quello che succedè fu che fui a divertirmi, e vedere quel prodigio della testa di Hun-hun-ahpu che sta nel luogo della cenere. E così non ammazzatemi messaggeri. Ed essi risposero allora che cosa dobbiamo portare invece del tuo cuore nella chicchera? Non ci comandarono i Signori che in questa chicchera porteremo loro il tuo cuore, così non ci comandarono? Ebbene vogliamo noi liberarti. Sta bene ella disse. Non è di essi questo cuore, e la vostra cosa non sarà qui, ma farete forza agli uomini che muoiano. Ed in realtà, quello sarà il vostro essere essere ingannatori. E dopo sarà mio Hun-came, e Vucub-came e solo sarà di essi il sangue, ed i teschi questo sarà solo di essi nella sua presenza. Questo cuore non sarà bruciato davanti a loro. Mettete nella chicchera il frutto di questo albero disse la donzella. E l'umore di quell'albero era colorato, e uscendo l'umore lo presero nella chicchera e dopo si congelò e diventò rotondo e si mise in luogo del cuore, ed era come sangue il suo umore che mise invece di sangue. Ed allora tirarono fuori quel sangue dall’umore del legno, e fu fatto come sangue, e molto colorato era dopo portato via nella chicchera, ed allora risplendè quell’albero per la donzella e questo albero si chiama albero rosso colorato, e si chiamò sangue, e per lei fu chiamato sangue. Là nella terra avrete la vostra casa, e sarete lusingati, disse loro la donzella ai gufi. Sta bene donzella essi dissero andremo a portare questo, e tu cammina che noi andiamo a dare questo suo scambio del tuo cuore ai Signori dissero i gufi. E dopo quando arrivarono alla presenza dei Signori che stavano aspettando tutti. Per sorte già si concluse dissero Hun-came, e Vucub-came. Già si concluse Signori essi dissero. Qui sta il suo cuore nel fondo di questa chicchera. Sta bene vediamo dissero Hun-came, e Vucub-came. E prendendolo con le tre dita lo alzò in alto gocciolava il sangue, ed era molto colorato del sangue. Attizzate molto bene il fuoco disse, e mettetelo sul fuoco, disse Hun-came. E dopo che lo essiccarono sul fuoco sentirono quelli dell'inferno la fragranza, e si alzarono tutti, e furono come estasiati su di esso, in realtà era cosa molto soave quello che sentirono del fumo del sangue. E dopo quando andarono via, ammirati, il gufo, e gli altri che avevano portato la donzella. E così furono vinti i Signori dell'infiemo, dalla donzella. Con quell'apparenza furono illusi tutti.
E stava la madre di Hun-batz, e Hun-choven quando arrivò la donna che si chiamava Xquic. Allora arrivò la donna chiamata Xquic con la madre di Hun-batz, e Hun-choven ed attualmente era incinta, e gli mancavano per nascere Hun-ahpu, e Xbalanque, che così si chiamavano. Ed arrivando questa donna alla vecchia gli disse la donna Xquic: sono venuta Signora madre perchè sono sua nuora, e sua figlia piccola, questo disse quando arrivò alla vecchia. Di dove vieni, per sorte vivono i miei figli? non morirono là nell'inferno? Quelli che erano la mia discendenza, chiamati Hun-batz, e Hun-choven, non stanno qui? da dove vieni? Esci di qui. Le fu detto alla donzella dalla vecchia. Solo questa è verità che sono sua nuora, e sono di Hun-hun-ahpu e questo che porto. Vivono, non sono morti Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu. E solo è stata sentenza di se stessi in chiarezza quello che hanno fatto. Signora suocera, e così tornerà lei a vederli, in quello che io porto le fu detto alla vecchia. Ed allora per questo si arrabbiarono Hun-batz, e Hun-choven, che solo si intendevano di toccare flauti, e cantare, in dipingere, e fare opere di scultura tutto il giorno, ed erano la consolazione della vecchia, che disse, in nessun modo voglio che sia mia nuora, perché è di fornicazione quello che hai nel tuo ventre. Eri un'imbrogliona, perché sono morti i miei figli che dici. E disse la vecchia, questo che ti dico è certo, ma sta bene nuora mia, sento quello che mi dici; e così vai a portare cibo vai e riporta una grande rete, e venga dunque sono mia nuora come sento. le fu detto alla donzella. Sta bene ella disse, e dopo fu al campo di mais che avevano il Hun-batz, e Hun-choven, e stava la strada larga che essi aveva fatto, questa seguì la donzella, ed arrivò al campo di mais. Tuttavia non trovò più di un piede di campo di maisi, e né due, né tre piedi di campo di mais, e né aveva pannocchie. Ed allora si afflisse la donzella, oh peccatrice di mio dove devo andare a prendere una rete di cibo che mi chiedono e disse chiamerò, invocherò quello che conserva il cibo affinché venga. Xtoh, Xcanil, Xcacauix, tu che sei guardiano del nostro sostentamento, Hun-batz, Hun-choven. Questo disse la donzella. Ed allora prese le barbe della pannocchia, e le strappò, e non tolse la pannocchia, e dopo che la compose nella rete si riempì la rete di pannocchie, e si fece una grande rete, ed allora ritornò la donzella, tuttavia animali si caricarono la rete, quando venne, e fu a consegnare il suo incarico, e mostrarsi nella casa, arrivò come carica e vedendolo la vecchia dopo che vide quella gran rete di cibo. Da dove venne per te questo, se appena hai portato via tutta il nostro campo di mais, andrò a vedere in primo luogo la cosa, disse la vecchia, ed allora anfò a vedere il campo di mais, e così trovò suo piede di campo di grano ed anche era palese dove stette la rete. E dopo indietro ritornò la vecchia ed arrivò alla sua casa, e lei disse alla donzella, solo questo segno basta per conoscere che sei mia nuora vedrò le tue opere, di quello che hai che sono saggi le fu detto a la donzella.
Qui scriveremo la nascita di Hun-ahpu, e di Xbalanque.
E così fuó la nascita di quelli che diremo. Quando già era giusto il tempo di nascere nacquero della donzella, che si chiamava Xquic. E non li vide la vecchia quando nacquero e dopo si alzarono i due nati ad un tempo, Hun-ahpu, e Xbalanque erano chiamati. Nel monte si alzarono, e dopo entrarono nella casa, e non dormivano, e disse la vecchia molto gridano vai a mandali via e li andarono a mettere in un formicaio, e lì dormirono saporitamente, e tirandoli fuori di lì li misero un'altra volta sopra le spine. Questo era quello che volevano Hun-batz, e Hun-choven che morissero lì nel formicaio, e sopra le spine, per la sua invidia, di Hun-batz, e Hun-choven, e non che fosse ricevuti in casa per quelli erano i suoi fratelli, ma non li conoscevano. E così si allevarono nel monte, e così furono grandi suonatori di flauto, e cantori i due Hun-batz, e Hun-choven. Ed essendo cresciuto in gran lavoro, e dolore che sopportarono, furono molto saggi, ed anche suonatori di flauto, cantori, pittori, ed intagliatori, che tutto era completo per loro e certamente sapevano della sua nascita, che erano saggi, e sostituti dei suoi genitori, che andarono all'inferno, ed erano grandi saggi Hun-batz, e Hun-choven nell'intelligenza di tutti, e così lo giudicavano, quando si allevarono i due suoi fratelli e non mostrarono il suo sapere per la sua invidia, ma che in essi stava la vendetta dei suoi cuori e non per alcuna opera furono offesi da Hun-ahpu e Xbalanche, e solo si intrattenevano in tirare con la cerbottana tutti i giorni, e non erano amati, da sua nonna, e da Hun-batz e Hun-choven, e non davano loro di mangiare fatto già il cibo, sino che non avevano mangiato già Hun-batz, e Hun-choven, allora venivano, e non si arrabbiavano, né si adiravano; solo soffrivano, e essi sapevano chi erano, perché come chiarezza guardavano. E portavano i suoi uccelli quando venivano tutti i giorni, e mangiavano Hun-batz, e Hun-choven, e niente davano loro i due Hun-ahpu, e Xbalanque, forchè solo se stavano toccando flauto, e cantando, Hun-batz e Hun-choven: E vennero una volta Hun-ahpu e Xbalanque, senza portare uccelli, ed entrando, si arrabbiò la vecchia, e disse loro come non portate uccelli, gli fu detto a Hun-ahpu, e Xbalanque fu i caso nonna, che ci sono stati rimasti incagliati gli uccelli negli alberi, e non possiamo salire noi sui tronchi, Signora, che vadano i nostri fratelli con noi, che vadano a portar giù gli uccelli. E gli essi fu detto sta bene andremo con voi di mattina, questo dissero i suoi fratelli, quando furono vinti e battuti.
E essendo i due consultati tra sé sul vincere a Hun-batz, e Hun-choven, solo li trasformeremo, in un'altra cosa, i suoi ventri. Certamente quando sia fatto per la gran pena, e dolore che ci hanno causato, fummo morti, e perduti, questo volevano i nostri fratelli. Solo come ragazzi veniamo nella intelligenza di essi, e così li vinceremo, ma suolo faremo segno di questo, questo dissero tra sé. E dopo furono sotto ad un albero, che si chiamava cante, e andavano nella sua compagnia i suoi fratelli, ed incominciarono a tirare con la cerbottana, e non potevano contarsi gli uccelli che stavano sugli alberi, che stavano gridando: E si meravigliarono i suoi fratelli quando videro tanti uccelli, e nessuno cadde di sotto dei nostri uccelli. Non cadono, andate portateli qua gli dissero ai suoi fratelli sta bene essi dissero, e dopo salirono sull'albero, e si ingrossò il tronco, é gonfiò, e dopo che vollero scendere, oramai non potevano scendere da sopra il tronco Hun-batz, e Hun-choven e dissero da sopra l'albero: siccome c'è stato detto questo fratelli nostri, poveri noi, che ci spaventa questo albero fratelli nostri questo dissero da sopra l'albero, e dissero loro Hun-ahpu, e Xbalanque: slegate le vostre braghe, e cinture, e legatele sotto ai vostri ventri allungate la sua punta, e tiratelo fuori per dietro, ed in quel modo potrete andare, e scendere, questo gli fu detto dai suoi fratelli. Bene, dissero essi, e dopo che tirarono fuori la punta dalla sua cintura dopo subito si convertirono in code, e diventarono scimmie. E dopo andarono per la cima degli alberi, e spra i monti, ed i monti grandi e a le selve; e gridavano, e si dimenavano, e dondolavano dei rami.
E così fu l'essere battuti Hun-batz, e Hun-choven da Hun-ahpu e Xbalanque. E solo per miracolo fecero questo. E dopo andarono alla sua casa, e dissero quando arrivarono con sua nonna, e sua madre: ah Signora che cosa sarà quello che è accaduto ai nostri a fratelli, che verdi i suoi visi diventarono come animali? Ma se qualcosa avete fatto ai vostri a fratelli, e mi avete disprezzato, e posta in miseria, non fate quello coi vostri fratelli disse loro la vecchia a Hun-ahpu, e Xbalanque. Ed essi le dissero a sua nonna: non ti affliggere nonna, perchè ritorneranno un'altra volta, e vedrai i suoi visi. E solo questo importa questo a voi in questa diligenza, purchè in nessun modo ridiate, provate fortuna; e dopo incominciarono a suonare flauti, e suonarono il suono di Hun-ahpu scimmia.
E dopo cantarono e suonarono i flauti, ed il tamburo, quando presero i flauti ed i suoi tamburi, e collocarono la vecchia tra loro, e quando suonarono, e cantarono, nel suo canto, si chiamò quella canto Hun-ahpu-coy (un tiratore scimmia) e suonando chiamando, Hun-batz, e Hun-choven, vennero ballando, e vedendo la vecchia i brutti gesti che facevano, e le sue sgradevoli facce, vedendo questo rise perché non potè frenare la risata ed in un istante andarono via e non vide un'altra volta i suoi visi, e saltando andarono al monte. Che cosa è questo che faceste Signora. Solo quattro volte proveremo, e così suolo altre tre volte li chiameremo, col flauto, e col canto, frenate la risata. Ora provate un'altra volta fu detto a Hun-ahpu, e Xbalanque; e dopo suonarono un'altra volta i suoi flauti, e dopo tornarono al mezzo dalla casa, e egualmente facevano gesti scimmieschi, con cui provocavano la risata alla vecchia, e dopo rise la vecchia perché provocavano la risata i suoi gesti, di scimmie, e la magrezza dei suoi ventri, ed il muovere delle sue code, quando entrarono, e questo era perchè la vecchia rideva, e dopo andarono via un'altra volta ai monti. Cosa dobbiamo fare nonna mia, solo questa altra terza volta. Proveremo, disse Hun-ahpu, e Xbalanque. E suonarono un'altra volta e girarono ballando frenate voi nonna la risata. E salirono correndo sull'edificio; erano molto colorati gli occhi, ed le sue bocche allargate, e si stavano toccando il viso, e vedendo queste figure sua nonna si sdraiava dalla risata, e mai ma videro i suoi visi per la risata della vecchia, solo questa volta li chiameremo, e la quarta volta rise, e non vennero la quarta volta. E dopo rapidamente andarono al monte e dissero a la vecchia già abbiamo fatto con diligenza, e non vennero avendo essi chiamati, non si dia pena chè qui stiamo noi, tuoi nipoti, e che vogliamo bene già a voi nostra madre, che noi manterremo in memoria, ed invece dei nostri fratelli chiamati Hun-batz, e Hun-choven le fu detto alla vecchia, ed a sua madre. E dissero Hun-ahpu, e Xbalanque. E furono chiamati dai suonatori di flauti, e dai cantori, e questi invocarono gli uomini antichi i pittori, ed intagliatori, diventarono rozze scimmie perché si insuperbirono, e maltrattarono a i suoi fratelli e li tenevano come schiavi, e così furono cancellati, quando furono perduti Hun-batz e Hun-choven che furono convetiti in scimmie, e perchè stavano sempre nelle sue case, e furono suonatori di flauti, e cantori, e fecero grandi cose questi quando stettero con sua madre e nonna.
dall'opera di Scherzer
Ahora diremos el nacimiento de estos dos Hunahpu y Xbalanque, y ahora primeramente contámos solo el haber sido vencidos Vucub-caquix con Sipacua y Cabracan, aquí sobre la tierra.
Y ahora diremos el nombre del padre de Hun-ahpu y Xbalanque. Muy obscuro fué su principio y muy obscuro lo que se dice y se parla de aquel Hun-ahpu y Xbalanque, y así solo diremos la mitad de lo que hay que decir de su padre.
Y aquesto es lo que se parla: el nombre de sus padres de ellos es Hun-hun-ahpu (esto es, cada uno un tirador de cerbatana) y así son llamados, y los padres de este Hun-hun-ahpu fueron Xpiyacoc y Xmucane, y estos nacieron en la obscuridad de la noche (esto es antes que hubiera sol ni luna, ni fuese criado el hombre), que fueron Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu, (siete en un tirador), y este Hun-hun-ahpu tuvo dos hijos, el uno que era el primero se llamaba Hun-batz (este es un hilado), y el segundo se llamaba Hun-choven (esto es, uno que está en órden), y la madre de estos se llamaba Xbaquiyalo (esto es, huesos atados) y esta era la muger de Hun-hun-ahpu. Y el otro Vucub-hun-ahpu, no fue casado sino que se estuvo así no mas como muchacho. Estos eran grandes sabios y adivinos y era mucha su sabiduría aquí en la tierra, y era muy buena su costumbre, y enseñó á sus hijos Hun-batz y Hun-choven el Hun-hun- ahpu á tocar en calabazo, á cantar, á pintar, á entallar, á labrar piedras preciosas á plateros, y el Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu solo jugaban á los dados y la pelota, y este era su entretenimiento todos los dias, y de dos en dos contendian, jugando todos cuatro, cuando se juntaban en el atrio, y allí venia el Voc (este es cierto pájaro) á mirarlos, que era el mensajero de Huracan, Chipa-caculha y Raxa-caculha, y este Voc no estaba lejos de aquí de la tierra, ni léjos del infierno para él, y en un instante llegaba al cielo con el Huracan, y detuvieronse aquí sobre la tierra. Y ya estaba muerto la madre de Hun-batz y de Hun-choven, y ellos estaban jugando á la pelota en el camino del infierno, y entonces los oyeron Hun-came y Vucub-came, (esto es: un tomador y siete tomadores) que eran Señores del infierno. ¿Qué es aquello que se hace en la tierra, que están haciendo temblar y están haciendo ruido? Vayan á llamarlos, aquí vengan á jugar á la pelota, ganémoslos, y destruyámoslos, porque no nos tienen respeto ni miedo, sino que están riñendo sobre nuestras cabezas. Esto dijeron todos los del infierno, y luego tomaron consejo todos, y se llamaban Hun-came y Vucub- came, y estos eran grandes jueces, y todos los Señores que á estos asistían, y servían y componían su reino de Hun-came y Vucub-came, eran: Xiquiripat (esto es: aquella angurilla voladora) y Cuchumaquic, (esto es: sangre junta,), y el oficio de estos es causar aquella sangre de que se enferman los hombres; otros se llamaban Ahalpuh (esto es-el que labra las materias), y otro Ahalsana (esto es, el que hace la aguadija). Y este era su oficio: hinchar los hombres y darles materias en sus piernas y causarles amarillez en sus rostros; y se llama esta enfermedad chuzanal, eso es amarillez, y este era el oficio de Ahalpuh y de Ahalsana; y otro se llamaba Chamiabac (vara de hueso) y otro Chamia-holom (vara de cavalera). Estos eran alguaciles del infierno, que solo eran huesos sus varas, y era su alguacilazgo enflaquecer á los hombres, y que, sumamente hechos huesos y calaveras, muriesen, y solo tuviesen la barriga pegada al espinazo, y este era el oficio de Chamiabac y de Chamia-holom. Otros se llamaban. Ahalmez, (el que hacia vasura) Ahal-tocob (el que causaba miseria), y su oficio era punzar á los hombres, y que les sucediese mal y muriesen boca abajo, ó á la puerta de la casa ó detras de ella; y este era el señorio de Ahalmez y Ahaltocob; y otros se llamaban: Xic (gavilan), Patan (meccapal), y su oficio de estos era las muertes repentinas de los que mueren por los caminos echando sangre por la boca, y cada uno su oficio era cargarlos y aporrearles el corazon, cuando morían por los caminos, y darles cursos de sangre y este era el oficio de Xic y de Patan. Estos todos fueron los del consejo, para perseguir á Hun-hun-ahpu y a Vucub-hun-ahpu, y lo que deseaban los del infierno, era ver el juego de Hun-hum-ahpu y de Vucub-hun-ahpu; su rodela de cuero, con que reparaban la pelota, la pala, la argolla, la corona y el cerco de la cara, que eran los instrumentos con que jugaban, y se adornaban para el juego. Y ahora contaremos su ida al infierno. Y sus hijos Hun-batz y Choven se quedaron acá, y su madre era muerta; pero esto fué despues de ser vencidos el Hun-batz y Hun-choven por Hun-ahpu y Xbalanque. Y luego fué la venida de los mensajeros de Hun-came y Vucub-came. Andad., les dijeron, vosotros Señores principales, id á llamar á Hun-hun-ahpu y á Vucub-hun-ahpu, y decidles que vengan acá con nosotros, y decidles, que dicen los Señores, que vengan á jugar acá, que nos vengan á divertir, porque de verdad nos maravillan sus cosas, y asi que vengan, que lo dicen los Señores, y que traigan todos los instrumentos de su juego: la pala, la argolla, y que traigan tambien el hule ó pelota; decidles que lo dicen los Señores. Así les fué dicho á los mensajeros; y los mensajeros eran: un tecolote y una saeta tecolote, un tecolote de una pierna, y una huacamaya-tecolote, y un tecolote cabeza; y estos eran los nombres de los mensajeros del infierno: este que se llamaba saeta tecolote, era como una flecha; y estaba alerta; el que se llamaba de una pierna, solo una tenia, y tenia alas; el que se llamaba huacamaya-tecolote, tenia colorada la espalda, y tenia alas; el que se llamaba cabeza de tecolote, no tenia mas que la cabeza, no tenia pies, sino solo alas. Estos cuatro mensajeros eran Señores principales; luego vinieron al mensaje desde el infierno, y en un instante llegaron derechos al átrio, adonde estaban jugando á la pelota Hun-hun-ahpu y Vucub-hun- ahpu, y el átrio se llamaba Nim-xob-carchah. Y los cuatro tecolotes enviados dieron su mensaje y embajada de Hun-came y de Vucub-came, de Apalpuh, Ahalcamia, de Chamiabac y Chamia-holom , Xiquiripat, Cuchumaquic y Ahalmez, Aahaltocob y Xic y Patan; y estos eran los nombres de ellos. Y habiendo dado el recado, dijeron ellos: ¿por ventura, es así que lo dice el Señor Came y Vucub-came? Es cierto, dijeron ellos. ¿Y nosotros os hemos de acompañar? Traed todos los instrumentos, que así lo dicen los Señores. Está bien, dijeron ellos; aguardadnos mientras vamos á avisar á nuestra madre; y entonces se fueron á su casa, y le dijeron á su madre, porque ya estaba muerto su padre: Madre, nosotros vamos, pero envano ha de ser nuestra ida; vino el mensajero de los Señores por nosotros, que dicen los Señores que vamos. Este hule ó pelota lo fueron á colgar en el tabanco de la casa, y en volviendo dijeron: volveremos á jugar. Y sus hijos Hun-batz y Hun-choven les dijeron: vosotros solos entretenéos en tocar la flauta, en cantar, en pintar, en labrar esculturas: estáos aquí, calentad nuestra casa, y calentad el corazon de vuestra abuela, y avisando esto, estaba muy tierno el corazon de su madre Xmucane y lloraba. Ea, no llóres, no te aflijas, le dijeron; nosotros vamos, no moriremos; y entonces se fueron Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu.
Y luego que se fueron Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu, tomaron la delantera los mensajeros, y luego bajaron por el camino del infierno, que tenia las gradas muy ladeadas, y bajaron, y cuando salieron llegaron á la agua violenta, que era una barranca muy angosta que se llamaba fuerte barranca, y pasando de allí al agua que se trueca, y pasaron adonde todo era palos puntiagudos, y no se hirieron á la orilla de un rio que era de sangre, y no bebieron en el rio, ni pudieron ser vencidos, sino que pasaron y llegaron á un camino, que se dividía en cuatro caminos, y allí fueron vencidos en la encrucijada. Uno era colorado, otro negro, otro blanco, y otro era amarillo, y viéndose perplejos, habló el camino negro: á mí me habeis de tomar, porque yo soy el camino de los Señores. Y allí fueron ganados, y siguiendo este camino, llegaron á los tronos de los Señores del infierno, y allí fueron ganados. El primero que estaba sentado, era un hombre labrado y compuesto por los del infierno, y á este fué el primero que saludaron, y le dijeron: ¿está en buen hora el Señor Hun-came, está muy bien el. Señor Vucub-came? Pero no les respondieron. Y luego empezaron los Señores del infierno á hacer gran ruido, riéndose, y otra vez volvieron á hacer ruido riéndose todos los Señores, porque fueron ganados, y en su corazon ya los tenian vencidos á Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu, y se rieron. Y luego Hun-came y Vucub-came les dijeron: está bien, ya venisteis, mañana aderezad la argolla, la pala, y lo demas: ahora venid, y sentaos en nuestro banco; y el banco era de piedra ardiente, y sentándose se quemaron en el asiento, y andaban dándose vueltas, y no se levantaron y se andaban meneando, y se les quemaron las asentaderas, y luego se volvieron á reir los del infierno, y ya espiraban de la risa, y les dolian ya las entrañas de reir, y estaban ya que reventaban de sangre, y se les salian los huesos á todos los Señores del infierno de risa.
Ea andad, les dijeron, á aquella casa, que allí se os llevará vuestro ocote, (2) y luego se fueron á la casa de la obscuridad, donde solo habia obscuridad en aquella casa; y entonces discurrieron los Señores del infierno de lo que debian hacer, y lo que pensaron fué el despedazarlos mañana luego. Luego morirán por aquel su fuego y por su pelota, esto trataron entre si, y el ocote de ellos, era de unas piedras de que hacen navajas, que se llama saqttitoc (aguda punzadera) y estaba puntiagudo y aguzado el ocote.
Y era muy duro el ocote de los del infierno, y entraron Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu dentro de aquella obscura casa, entonces les fueron á dar su ocote; solo un ocote encendido fué el que les enviaron Hun- came y Vucub-came y juntamente dos tabacos ó cigarros fué lo que enviaron los Señores, y lo que les dieron á Hun-hun-ahpu y Vucub-him-ahpn. Y cuando llegaron los que llevaban el ocote, estaban ellos doblados y encojidos en la obscuridad, y entró brillando el ocote: Encended el cigarro, dicen los Señores, mañana los habeis de volver con el ocote sin que se acabe; esto es qne dicen los Señores, y allí fueron ganados porque acabaron el ocote y el.tabaco que les dieron. Muchos eran los castigos que tenian los del infierno, y muchas diferencias de castigos: el primero era aquella casa obscura, donde solo habia obscuridad; el segundo era y se llamaba casa donde arrodillaban, donde solo habia mucho frio, de muy intolerable é insoportable frio; el tercero era casa de tigres, donde solo habia tigres, donde apenas se podian rebullir, allí se estrujaban y se mordían; la cuarta era casa de murciélagos, donde solo habia murciélagos, donde estaban chillando y volando encerrados, sin poder salir: el quinto era casa de navajas de challe, (3) donde solo habia de estas navajas de muy agudos filos, que estaban haciendo ruido, refregándose unas con otras. Muchos eran los castigos del infierno, mas no entraron en ellos Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu; despues se dirá de esto's castigos. Y entrando el Hun-hun-ahpu y Vucnb-hun-ahpu delante de Hun-came y Vucub-came, les dijeron: ¿adonde está el tabaco y el ocote que anoche os dieron? respondieron: Señor, lo acabamos. Está bien, dijeron Hun-came y Vucub-came, ya se cumplieron vuestros dias, moriréis, y seréis acabados, aquí seréis arrebatados, y quedarán vuestras caras aquí ocultas. Y entonces fueron despedazados, y los enterraron donde echaban la ceniza, y le fué cortada la cabeza á Hun-hun- ahpu, y solo le enterraron el cuerpo con el otro su hermano. Y entonces Hun-came y Vucub-came mandaron que la pusiesen en el horcon de un palo en el camino, y entonces la pusieron la cabeza en un horcon, y entonces frutificó aquel palo que antes no tenia fruto, antes que pusiesen la cabeza de Hun-hun-ahpu en el horcon; y lo que frutificó, es lo' que ahora llamamos jicaras, (Crescentia) la cabeza de Hun-hun-ahpu. Y al ver esto, Hun-came y Vucub- came se maravillaron de ver el fruto del árbol, que por todas partes estaba de aquel fruto redondo, y luego no se pudo saber donde estaba la cabeza de Hun-hun-ahpu, sino que se habia todo hecho una misma cosa con las jicaras, y así les parecía á la vista á todos los del infierno, cuando iban á divertirse. En mucha estimacion lo tuvieron aquel árbol, porque en un instante fué hecho, cuando pusieron la cabeza de Hun-hun-ahpu en el horcon, y dijeron unos á otros: no cojan de esta fruta, ni se pongan debajo del árbol; así lo dispusieron y determinaron todos los del infierno, y no se veía donde estaba la cabeza de Hun-hun-ahpu, porque se habla hecho una misma cosa con las jicaras, y esta maravilla lo oyó una doncella; ahora diremos como fue allá.
Aquí se trata de una doncella, hija de un Señor que se llama Cuchumaquic.
Oyendo pues una doncella, hija de un Señor que se llamaba Cuchumaquic y ella Xquic (sangre), la conversacion de su padre sobre haber fructificado aquel árbol, maravillada de lo que oia, dijo: ¿porque no iré á ver este árbol que se cuenta? porque de verdad es cosa muy dulce y suave esto que dicen y yo oigo. Y luego se fué sola, y llegó debajo del árbol que estaba enfrente de donde echaban la ceniza, y maravillada, dijo: ¡qué hermosa fruta y qué hermosamente fructifica este árbol! no me moriré ni me acabaré si yo cojo una de estas frutas. Y entonces habló la calavera que estaba en las cruces del árbol, y dijo: ¿qué es lo que deseas? solo es hueso, eso que está redondo en las ramas del árbol, ¿esto, le dijo á la doncella, por ventura lo deseas? Lo deseo, dijo la doncella. Está bien, pues estiende tu mano derecha, dijo la calavera. Bien, dijo la doncella, y estendió la mano derecha para arriba delante de la calavera, y luego echó la calavera un chisgüete de saliva, y vino derecho á la mano de la doncella, y luego á toda prisa miróse la palma de la mano, y ya no habia saliva de la calavera en la mano. Te he dado, dijo la calavera, señal en mi saliva y mi baba; esta mi cabeza ya no responderá porque solo es hueso, y no tiene ya carne, y así mismo es la cabeza de cualquier Señor; y solo por la carne se adorna; y en muriendo, se asombran los hombres por la calavera, y así sus hijos son como la saliva y su baba, si son hijos de Señor sabio y entendido, no se pierde, ni se apaga el ser de Señor entendido ó sabio, sino que se hereda en sus hijos y en sus hijas, cuando los engendra, y así lo he hecho contigo, y así subid allá la tierra, que no morirás; concurrid á la palabra cuando sea hecha. Esto dijo la cabeza de Hun-hun-ahpu y de Vucub-hun-ahpu, y esto fué su sabiduría y mandato de Huracan, de Chipa-caculha y Raxa-caculha, y por su mandato lo hicieron, y así se volvió la doncella á su casa, habiéndole dicho muchas cosas y mandatos. Y luego concibió y fueron concebidos hijos en su vientre, por aquella que solo era saliva; los que fueron engendrados, fueron Hun-hun-ahpu y Xbalanque, y habiéndose vuelto á su casa la doncella y habiendo ajustado los seis meses, fué reparado por su padre Cuchumaquic.
Y luego que fué sentida la preñez por su padre de la doncella, y que tenia hijo, se juntaron á cabildo los Señores Hun-came y Vucub-came con Cuchumaquic, y dijo: esta mi hija está preñada, Señores, y esto ha procedido de su deshonestidad y fornicio; esto dijo Cuchumaquic cuando compareció ante los Señores. Está bien, dijeron: oprimidla, y que declare y se verá lo que dice, y la llevarán léjos á matarla. Está bien, Señores, dijo él, y luego le preguntó á su hija, ¿de quién es ese hijo que tienes en la barriga? Y dijo ella, no tengo hijo, Señor padre, aun no he conocido varon. Está bien, dijo él, tu eres fornicaria; ea, andad, vosotros Señores principales, andad y sacrificadla, y traed su corazon en una jicara; esto se les mandó á los tecolotes que eran cuatro. Y luego fueron y tomaron una jicara, y se fueron llevándola cargada, y tambien llevaban una cuchilla aguda para rebanarla; y entonces ella les dijo: no me mateis, mensajeros, porque no soy fornicaria, sino que solamente se engendró lo que tengo en la barriga; lo que sucedió fué, que fui á divertirme, y ver aquel prodigio de la cabeza de Hun- hun-ahpu que está en el cenizero; y asi no me mateis, mensajeros. Y respondieron ellos: ¿pues qué hemos de llevar en lugar de tu corazon en la jicara? ¿.No nos mandaron los Señores que en esta jicara les llevaremos tu corazon, así no nos mandaron? bien quisiéramos nosotros librarte. Está bien, dijo ella, no es de ellos este corazon, y vuestra cosa no será aquí, sino que haréis fuerza á los hombres que mueran, y de verdad, ese será vuestro ser, ser engañadores; y luego será mio Hun-came y Vucub-came, y solo será de ellos la sangre y las calaveras, esto será solo de ellos en su presencia: este corazon, no será quemado delante de ellos: poned en la jicara el fruto de este árbol, dijo la doncella, y el humor de aquel árbol era colorado. Y saliendo el humor, lo cogieron en la jicara y luego se congeló, y se hizo redondo, y se puso en lugar del corazon, y era como sangre su humor, que puso en lugar de sangre, y entonces sacaron aquella sangre del humor del palo, y fué hecho como sangre, y muy colorado estuvo despues de sacado en la tierra, y entonces resplandeció aquel palo por la doncella, y este palo se llama granapalo colorado, y se llamó sangre y por ella fué llamado sangre. Allá en la tierra tendréis cosa vuestra, y seréis regalados, les dijo la doncella á los tecolotes. Está bien, doncella, dijeron ellos, iremos á llevar esto, y tu anda, vete, que nosotros vamos á dar este su trueque de tu corazon á los Señores, dijeron los tecolotes. Y luego que llegaron á la presencia de los Señores, que estaban aguardando todos. ¿Por ventura, ya se concluyó? dijeron Hun-came y Vucub-came. Ya se concluyó, Señores, dijeron ellos, aquí está su corazon en el asiento de esta jicara. Está bien, veamos, dijeron Hun-came y Vucub-came, y cogiéndolo con los tres dedos, lo levantó para arriba, chorreaba la sangre, y estaba muy colorado de la sangre: atizad muy bien el fuego y ponedlo sobre el fuego, dijo Hun-came, y luego que lo secaron sobre el fuego, sintieron los del infierno la fragancia y se levantaron todos, y estuvieron como embelesados sobre él. De verdad era cosa muy suave lo que sintieron del humo de la sangre, y luego cuando se fueron admirados el tecolote y los demas que habian llevado á la doncella; y asi fueron vencidos los Señores del infiemo por la doncella: con aquella apariencia fueron deslumhrados todos.
Y estaba la madre de Hun-batz y Hun-choven cuando llegó la muger que se llamaba Xquic; entonces llegó la muger llamada Xquic con la madre de Hun-batz y Hun-choven y actualmente estaba preñada, y le faltaban para nacer á Hun-ahpu y Xbalanque, que asi se llamaban, y llegando esta muger á la vieja le dijo la muger Xquic: he venido, Señora madre, que soy tu nuera, y tu hija pequeña, esto dijo, cuando llegó á la vieja. ¿De adonde vienes, por ventura viven mis hijos; no murieron allá en el infierno? ¿Los que eran descendencia mia, llamados Hun-batz y Hun-choven, no están aquí? ¿de adonde vienes? Sal de aquí! le fué dicho á la doncella por la vieja. Solo esto es verdad, que soy tu nuera, y soy de Hun-hun-ahpu y esto que traigo: viven, no han muerto Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu, y solo ha sido sentencia de sí mismos en claridad, lo que han hecho, Señora suegra, y así volverá Vsted á verlos, en lo que yo traigo, le fué dicho á la vieja. Y entonces por esto se enojaron Hun-batz y Hun-choven, que solo entendian en tocar flautas y cantar, en pintar y hacer obras de talla todo el dia, y eran el consuelo de la vieja, quien dijo: de ningun modo quiero que seas mi nuera, porque es de fornicio, eso que tienes en tu vientre: eras una engañadora, porque son muertos los mis hijos que dices: y dijo la vieja, esto que te dije, es cierto; pero está bien, nuera mia, oigo lo que me dices. Y así anda á traer bastimento; anda, tapisca una gran red, y venga pues, soy mi nuera, como oigo, le fué dicho á la doncella. Está bien, dijo ella, y luego se fué á la milpa que tenian el Hun-batz y Hun-choven, y estaba el camino ancho que habian ellos hecho, este siguió la doncella y llegó á la milpa; empero no halló mas que un pié de milpa, y ni dos ni tres pies de milpa, y ni tenia mazorcas, y aflijióse entonces la doncella: ¡Óh pecadora de mi! ¿adonde he de ir á tomar una red de bastimento que me piden? y dijo, llamaré é invocaré al qué guarda el bastimento para que venga Xtoh, Xcanil, Xcanix, tú que eres guarda de nuestro sustento, Hun-batz y Hun-Choven! Esto dijo la doncella; y entonces cogió las barbas de la mazorca y las arrancó, y no quitó la mazorca, y luego que la compuso en la red, se llenó la red de mazorcas, y se hizo una gran red, y entonces vino la doncella; empero animales cargaron la red cuando vino, y fué á dar su encargo; y al mostrarse en la casa, llegó como carga, y viéndolo la vieja, luego que la vió aquella gran red de bastimento: ¿de adonde vino por ti esto? si acabaste de traerte toda nuestra milpa, iré á verlo primero, dijo la vieja, y entonces se fué á ver la milpa, y así halló su pié de milpa, y tambien estaba patente adonde estuvo el matate. Y luego al punto se vino la vieja, y llegó á su casa, y le dijo á la doncella: solo esta señal basta para conocer que eres mi nuera, veré tus obras de los que tienes, que son sabios, le fué dicho á la doncella.
Aqui escribiremos el nacimiento de Hun-ahpu y de Xbalanque.
Y así fuó el nacimiento de ellos, que diremos cuando ya estaba justo el tiempo de nacer, nacieron de la doncella que se llamaba Xquic, y no los vió la vieja cuando nacieron, y luego se levantaron los dos nacidos á un tiempo. Hun-ahpu y Xbalanque eran llamados, en el monte se levantaron, y luego entraron en la casa, y no dormian, y dijo la vieja: mucho gritan, anda arrójalos, y los fueron á poner en un hormiguero, y allí dormieron sabrosamente, y sacándolos de allí, los pusieron otra vez sobre espinas: esto era lo que querian Hun-batz y Hun-choven, que muriesen allí en el hormiguero y sobre las espinas, por su envidia de Hun-batz y Hun-choven, y no que fuesen recibidos en casa por los que eran sus hermanos pero no los conocian. Y así se criaron en el monte, y así fueron grandes flauteros y cantores los dos Hun-batz y Hun-choven, y habiendo crecido en gran trabajo y dolor que pasaron, fueron muy sabios, y tambien flauteros, cantores, pintores y entalladores, que todo era acabado por ellos; y ciertamente sabian su nacimiento, que eran sabios y substitutos de sus padres que fueron al infierno, y eran grandes sabios el Hun-batz y Hun-choven en la inteligencia de todos, que así lo juzgaban, cuando se criaron los dos sus hermanos y no mostraron su saber por su envidia, sino que en ellos estaba la venganza de sus corazones, y no por alguna obra fueron ofendidos por Hun-ahpu y Xbalanque, y solo se entretenian en tirar con cerbatana todos los dias, y no eran amados de su abuela y de Hun-batz y Hun-choven, y no les daban de comer hecha ya la comida, sino que habiendo ya comido Hun-batz y Hun-choven, entonces venian y no se enojaban ni encolerizaban sino que sufrían. Y ellos sabian quienes eran, porque como claridad miraban y traian sus pájaros, cuando venian todos los dias y comian Hun-batz y Hun-choven y nada les daban á los dos Hun-ahpu y Xbalanque, sino que solo se estaban tocando flauta, y cantando el Hun-batz y Hun-choven. Y vinieron una vez el Hun-ahpu y Xbalanque, sin traer pájaros, y entrando se enojó la vieja, y les dijo: ¿cómo, no trais pájaros? les fué dicho á Hun-ahpu y Xbalanque. Fué el caso, abuela, que se nos han quedado atorados los pájaros en los árboles, y no podemos subir nosotros sobre los palos, Señora, que vayan nuestros hermanos con nosotros, que vayan á bajar los pájaros. Y se les fué dicho: está bien, iremos con vosotros por la mañana; esto dijeron sus hermanos, cuando fueron vencidos y ganados.
Y habiendo todos consultado entre sí, sobre el vencer á Hun-batz y Hun-choven, solo los convertiremos en otra cosa sus barrigas; ciertamente cuando sea hecho por la gran pena y dolor que nos han causado, fuimos muertos y perdidos, esto querian nuestros hermanos: solo como muchachos venimos en su inteligencia de ellos, y así los venceremos; pero solo haremos señal de ellos, esto dijeron entre sí. Y luego fueron debajo de un árbol que se llamaba caute, é iban en su compañia sus hermanos, y empezaron á tirar con la cerbatana, y no se podian contar los pájaros que estaban sobre los árboles, que estaban gritando, y se maravillaron sus hermanos cuando vieron tantos pájaros, y ninguno cayó abajo de los pájaros. No caen, andad, bajadlos acá, les dijeron á sus hermanos. Está bien, dijeron ellos, y luego subieron sobre el árbol, y se engrosó el tronco é hinchó, y luego que quisieron bajar, ya no podian bajar de sobre el palo el lIun-batz y Hun-choven. Y dijeron de sobre el árbol: ¿cómo se nos ha dicho esto, hermanos nuestros, pobres de nosotros, que espanta este árbol hermanos nuestros?, esto dijeron de sobre el árbol. Y les dijeron Hun-ahpu y Xbalanque: desatad vuestras bragas y ceñidor, y atadlo debajo de vuestros vientres, largad su punta, y sacadlo para atras, y de ese modo podreis andar y bajar, esto les fué dicho por sus hermanos. Bien, dijeron ellos, y luego que sacaron la punta de su ceñidor, luego al punto se convertieron en colas, y se volvieron micos, y luego se fueron por cima de los árboles y sobre los montes, los montes grandes, y á las selvas, y gritaban y se meneaban, y columpiaban de las ramas, y así fué el ser ganados el Hun-batz y Hun-choven por Hun-ahpu y Xbalanque, y solo por milagro hicieron esto. Y luego se fueron á su casa, y dijeron cuando llegaron con su abuela y su madre: ha Señora! ¿qué será lo que les ha acontecido á nuestros hermanos, que verdes sus caras se fueron como animales? Mas si algo les habeis hecho á vuestros hermanos, y me habeis menospreciado y puesto en miseria; no hagais eso con vuestros hermanos, les dijo la vieja á Hun-ahpu y Xbalanque. Y ellos le dijeron á su abuela: no te aflijas, abuela, que volverán otra vez, y verás sus caras, y solo esto importa á vos en esta diligencia, y de ningun modo os riais, probad fortuna; y luego empezaron á tocar flautas y tocaron el son de Hun-ahpu-mico.
Y luego cantaron y tocaron las flautas y el tambor, cuando tomaron las flautas y sus atambores, y asentaron á la vieja consigo, y cuando tocaron y cantaron en su canto, se llamó aquel canto Hun-ahpu-coy (un tirador mico) y tocando, llamando á Hun-batz y Hun-cho-ven, vinieron bailando, y viendo la vieja los malos gestos que hacian y sus malas caras, viendo esto serio, no pudo sufrir la risa; y en un instante se fueron, y no les vió otra vez sus caras, y saltando se fueron al monte: ¿qué es esto que haceis, Señora? solo cuatro veces probaremos, y asi solo otras tres veces los llamaremos con la flauta y con el canto, sufrid la risa. Éa, probad otra vez, les fué dicho á Hun-ahpu y Xbalanque; y luego tocaron otra vez sus flautas, y luego volvieron al medio de la casa; y asi mismo hacian monerias con que provocaban á risa á la vieja, y luego se rió la vieja, porque provocaban á risa sus gestos de micos y lo delgado de sus barrigas y el menear de sus colas cuando entraron, y esto era lo de que la vieja se reía; y luego se fueron otra vez á los montes. ¿Qué hemos de hacer? abuela mia, solo esta otra tercera vez probaremos, dijo el Hun-ahpu y Xbalanque, y tocaron otra vez y volvieron bailando: sufra, ¡oh abuela! la risa, y estuvieron corriendo sobre el edificio. Estaban muy colorados los ojos, y sus bocas ahocicadas, y se estaban sobándose la cara, y viendo estas figuras su abuela, se tendia de risa, y nunca mas les vieron sus caras por la risa de la vieja; solo esta vez los llamaremos. Y la cuarta vez se rió, y no vinieron la cuarta vez, y luego al punto se fueron al monte, y dijeron á la vieja: ya hemos hecho diligencia, y no vinieron, habiendolos llamado, no te dé pena, que aquí estamos nosotros sus nietos y que queremos á vos ya nuestra madre, que nosotros quedamos en memoria y en lugar de nuestros hermanos llamados: Hun-batz y Hun-choven, les fué dicho á la vieja y á su madre. Y dijeron el Hun-ahpu y Xbalanque, y fueron llamados por los tocadores de flautas y los cantores, ya estos invocan los hombres antiguos, los pintores y entalladores, se volvieron en brutos micos, porque se ensoberbecieron y maltrataron á sus hermanos, y los tuvieron como á esclavos, y así fueron herrados, cuando fueron perdidos el Hun-batz y Hun-choven que fueron convetidos en micos, y se estaban en sus casas siempre, y fueron tocadores de flautas y cantores, é hicieron grandes cosas estos, cuando estuvieron con su madre y abuela.
dall'opera di Brasseur
DEUXIÈME PARTIE
CHAPITRE PREMIER.
Or, voici que nous allons dire également le nom du père de Hunahpu et de Xbalanqué. Mais nous jetterons un voile mystérieux sur leur origine, nous couvrirons du mystère la relation et l'histoire de la naissance de Hunahpu et de Xbalanqué ; nous n'en dirons que la moitié et seulement une partie de la relation de leur père.
Voici donc son histoire. Leur nom à chacun est Ahpu (Tireur de Sarbacane), comme on les appelle, et leurs pt- res sont Xpiyacoc et Xmucané (1). Par eux dans la nuil furent engendrés Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu, par Xpiyacoc et par Xmucané (2).
Or, ces Hunhun-Ahpu étaient deux ; ils avaient engendré deux fils légitimes (3), et le nom du premier ne (était) Hunbatz. et Hunchouen le nom du second (4).
Mais le nom de leur mère était celui-ci, Xbakiyalo (5) ; ainsi s'appelait l'épouse de Hunhun-Ahpu. Quant à Vukub-Hunahpu, il n'avait point de femme, car (il était) célibataire.
Quant au célibat du Vukub-Hunahpu dont il est parlé plus bas, faisait-il allusion à la continence instituée par Quetzalcohuatl ?
Seulement (par) leur nature ces deux fils étaient de très-grands sages et grande était leur science ; ils étaient devins ici sur la terre, et leur vie comme leurs coutumes (6) étaient tout à fait bonnes.
On leur montra l'ensemble de la science à la face de Hunbatz et de Hunchouen, les fils de Hunhun-Ahpu : joueurs de flûte, chanteurs, tireurs de sarbacane, peintres (7), sculpteurs, joailliers, orfèvres, Hunbatz et Hunchouen devinrent (liabiles en tout).
Or Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu (s'occupaient) chaque jour uniquement à jouer aux dés et à la balle (8), et, tous lesdeux jours, ils s'exercaient tous les quatre et se réunissaient eu grand nombre dans la salle du jeu de paume (9).
Et pour les voir venait le Voc (10), messager de Hurakan, de l'Eclair qui sillonne le nuage et de la Foudre qui frappe : or ce Voc ne (restait) pas bien loin d'ici de la terre, ni bien loin de Kibalba (11) ;, car en un moment il se transportait au ciel auprès de Hurakan.
Tandis qu'ils demeuraient ici sur la terre, mourut la mère de Hunbatz et de Hunchouen.
Et voilà que cheminant vers Xibalba, ils jouaient à la balle, ce qu'entendirent aussitôt Hun-Camé et Vukub-Camé, monarques de Xibalba (12).
Qu'est-ce donc qui se fait sur la terre? qui sont ceux qui la font trembler et qui excitent tant de tumulte? Qu'on les envoie à l'instant chercher ; qu'on les amène ici et qu'ils viennent jouer à la pelote, afin que nous les vainquions. En vérité nous ne sommes plus obéis par eux ; ils n'ont plus ni respect, ni révérence pour notre être et ne font plus que se batailler sur nos têtes, dirent tous (13) ceux de Xibalba.
Alors ils prirent conseil tous ensemble, et ceux-ci, Hun-Camé et Vukub-Camé, sont les noms des juges suprêmes (14). Or, tous les princes étaient tributaires de leur empire, et chacun de ces princes (ne l'était que) par la volonté de Hun-Camé et de Vukub-Camé.
C'étaient donc Xiqiripat et Cuchumaquiq, nom des seigneurs dont l'office s'exerçait sur lès gens qui avaient des flux de sang (15). D'autres encore (s'appelaient) Ahalpuh et Ahalgana, et ceux-ci aussi étaient princes.
Or, leur commandement (s'exercait) à enfler les hommes, de leur faire arriver les humeurs aux jambes et de leur faire monter la lividité au visage, ce qu'on appelle Chuganal ; tel était l'oih'ce de Ahalpuh et de Ahalgana (16).
D'autres seigneurs étaient Charaiabak et Chamiaholom (17), massiers de Xibalba, el dont les masses n étaient que d'os : leur office de massier (consistait) à maigrir les hommes, au point que n'ayant plus qu'une tête sans chair et des os, en mourant il n'y eût plus qu'un squelette à prendre. Tel était l'emploi deChamiabak et de Cuamiaholom, ainsi qu'on les appelait.
Il y avait encore les seigneurs nommés Ahalmez el Ahaltogob : leur ollice était de faire trouver l'homme en face avec la trahison, soit qu'il la rencontrât derrière ou devant sa maison et qu'il eût le malheur de tomber la bouche en l'air sur le sol et d'y trouver la mort : tel était l'office d'Ahalmez el d'Ahallocob, ainsi qu'onles nommait.
Ensuite (venaient) d'autres seigneurs, nommés Xic et Patan (19), dont l'oflice (consistait à conduire ; l'homme à mourir en chemin, de ce qu'on appelle mort subite, lui amenant le sang dans la bouche pour le faire mourir en vomissant le sang ; chacun d'eux ayant pour emploi d'étreindre la gorge et la poitrine de l'homme, pour qu'il pérît sur le chemin, en le lui faisant arriver subitement à la gorge, pendant qu'il marchait- Tel était l'office de Xic el de Patan.
El voilà qu'ils se réunirent en conseil pour poursuivre et châtier Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu. Ce que désiraient ceux de Xibalba, (c'était de) livrer au mépris Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu, leurs boucliers de cuir, leurs anneaux, leurs gants (20), leurs couronnes avec les casques dont se revêtaient Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu (21).
Nous conlerons donc maintenant leur voyage à Xibalba, laissant derrière eux Hunbatz el Chouen (22), fils de Hunhun-Alipu. Or leur mère était déjà niorle et ensuite de cela la défaite de Hunbatz et de Hunchonen par Hunahpu el par Xbalanqué.
CHAPITRE DEUXIÈME.
Ensuite arrivèrent les envoyés de Hun-Camé et de Vukub-Camé : Partez,, vous autres, Ahpop-Achih (23), alléz, porter ce message (24) à Hunhun-Ahpu et à Vukub-Hunahpu el dites-leur : Venez avec nous.
Qu'ils viennent, vous disent les princes (25) : Qu'ils viennent ici jouer à la balle avec nous ; que nous vivifiions nos visages avec eux (26) ; en vérité nous sommes émerveillés de leursr (hauts) fails (27) ;ainsi qu’ls viennent, disen les princes.
Qu'ils apportent (les instruments dont ils se servent) pour faire tout ce bruit, leurs anneaux, leurs gants, et qu'ils viennent également avec (leurs balles de) gomme élastique, dirent les princes. Dites-leur : Venez ; ainsi fut-il dit aux messagers.
Or, leurs messagers étaient des Hiboux (28), Flèche-de-Hibou, Une-Jambe-de-Hibou, l'Ara-Hibou el la Tête-de- Hibou ; ainsi se nommaient les messagers de Xibalba.
Quant à Flèche-de-Hibou, il était rapide comme une flèche ; pour Une-Jambe-de-Hibou, sa nature (était de n'avoir) qu'une jambe. Quant à l'Ara-Hibou, sa nature était de feu tout autour ; et enfin Téte-de-Hibou n'avait que sa tête, il n'avait' point de jambes, mais des ailes.
Ces quatre messagers avaient la dignité d'Ahpop-Achih (ou capitaines des gardes). En partant de Xibalba ils arrivèrent aussitôt porteurs de leur message en haut du jeu de paume où Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu étaient à jouer à la pelote, dans la salle du jeu de Nimxob-Carchah, ainsi qu'elle s'appelait (29).
Or les Hiboux envoyés à la salle du jeu de balle, délivrèrent leur message dans le même ordre du discours que Hun-Camé et Vukub-Camé, Ahalpuh,Ahalgana,Chamiabak, Chamiaholom, Xiqiripat, Cuchumaquiq, Ahalmez, Ahaltocob, Xic et Patan, car c'étaient là les noms de tous les princes, leur avaient arrangé leur parole pou les Hiboux.
Est-ce bien sûr que le roi Hun-Camé et que Vukub- Camé aient (ainsi) parlé ? Est-il bien vrai, s'écrièrent (les deux frères) que nous devions vous accompagner? - Qu'ils apportent tous lés instruments de leur divertissement, ont dit les princes. - C'est bien. Attendez-nous d'abord un moment ; nous allons de ce pas prendre congé de notre mère, répondirent-ils.
Ils prirent donc le chemin de leur maison et dirent à leur mère ; car leur père était déjà mort : Voilà que nous nous en allons, notre mère : mais notre voyage sera inutile. Les messagers du roi sont venus nous prendre. Qu'ils viennent, a-t-il ajouté, disen t ceux qui sont envoyés pour nous chercher.
Mais il restera un témoin (de notre existence) cette pelote de gomme élastique, ajoutèrent-ils. Ensuite ils allèrent la suspendre dans un enfoncement au toit de la maison. Puis, après : Nous jouerons encore à la balle (ajoutèrent-ils). Quant à vous, faites de la musique, occupez- vous à chanter, à peindre (ou à écrire), à ciseler, réchauffez notre maison et réchauffez le cœur de votre aïeule, dirent-ils à Hunbatz et à Hunchouen.
Au moment de prendre congé de leur mère, l'émotion gagna .Xmucané et elle pleurait : Nous partons, mais nous ne sommes pas encore morts ; ne vous affligez pas, dirent en parlant Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu.'
Ensuite Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu s'étant mis en chemin, les messagers prirent la route devant eux. Alors ils commencèrent à descendre par le chemin qui mène à Xibalba (30), les premiers degrés ayant une déclivité fort grande (31) :
Etant donc descendus, ils arrivèrent au bord d'une rivière rapide (coulant au fond) de gorges profondes, appelées Nuzivan-Cul et Cu-zivan (32), qu'ils passèrent : ils passèrent également sur des ea'ux bouillonnantes (couvertes) de calebassiers, et les calebassiers étaient innombrables ; mais ils y passèrent sans se blesser.
Ensuite ils arrivèrent au bord d'une rivière de sang (33) : ils la passèrent, mais sans boire de son eau : puis ils vinrent à une autre rivière, mais qui n'avait que do l'eau seulement (et jusque-là) on n'avait pu les prendre dans aucune embûche : ils la traversèrent donc aussi : mais ensuite ils arrivèrent (à un endroit) où quatre chemins se rencontraient et là ils se laissèrent prendre aux quatre chemins.
Un de ces chemins était rouge, un autre était noir ; un était blanc et le dernier était un chemin jaune, (ce qui faisait) quatre chemins. Et voilà que celui du chemin noir parla : C'est moi, moi que vous devez prendre, je suis le chemin du roi, dit celui du chemin (34).
En ce lieu donc ils furent pris au piège ; car ils se virent dirigés sur le chemin de Xibalba, et en arrivant à la salle où trònaient les rois de Xibalba, ils y (reconnurent qu'ils) avaient perdu la partie.
Or les premiers (qu'ils virent) assis étaient un mannequin et un homme de bois, arrangés par ceux de Xibalba : ce furent les premiers qu'ils adorèrent : Salut, Hun-Came, dirent-ils au mannequin ; salut (35), Vukub-Camé, continuèrent-ils à l'homme de bois.
Mais ils ne leur répondirent point. Déjà les rois de Xibalba éclataient de rire et tous les princes faisaient avec eux grand bruit de risées, parce qu'ils regardaient déjà comme vaincus (36) Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu, qu'ils venaient de jouer ; et ils rirent de plus belle.
Ensuite Hun-Camé et Vukub-Camé ajoutèrent : C'est fort bien ; vous voilà arrivés ; demain préparez vos ornements de tête, vos anneaux, vos gants, leur fut-il dit.
Asseyez-vous sur notre siège d'honneur, leur fut-il dit. Mais leur siège d'honneur n'était qu'une pierre incandescente, et s'asseyant ensuite sur ce siège d'honneur, ils se brûlaient : de fait ils se roulaient sur ce trône, sans trouver de soulagement, et voulant se lever, ce siège les brûlait.
Ensuite ceux de Xibalba se mirent à rire de nouveau ; ils pleuraient à force de rire, s'étouffaient dans leur poitrine de rire, et à force de rire tous les princes de Xibalba menaçaient d'être frappés d'apoplexie (37).
Allez à votre demeure, où l'on vous portera votre (flambeau de) résine et votre cigare (38) pour vous endormir, leur dit-on.
Ensuite ils arrivèrent à la Maison Ténébreuse (39) où il n'y avait que ténèbres à l'intérieur de la maison, et pendant ce temps ceux de Xibalba prenaient conseil : Sacrifions-les demain et qu'ils meurent le plus tôt possible ; car leur jeu est un affront (40) pour nous, dirent entre eux ceux de Xibalba.
Or, leur écharde de résine était une flèche ronde et du pin qu'on appelle zakitok (ou blanc silex), le pin deXibalba ; très-pointu donc était leur jeu (41), et promptement devait- il arriver au bout et encourager ainsi le jeu de ceux de Xibalba.
Et Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu entrèrent dans la Maison Ténébreuse ; on leur donna alors leur écharde de résine, à chacnn d'eux son écharde allumée, qui leur venait de Hun-Camé et de Vukub-Camé , et à chacun son cigare, également allumé, que leur envoyaient les princes et qu'on apporta alors à Hunhun-Ahpu et à Vukub-Hunahpu (42).
Quand on arriva pour leur donner leurs échardes de pin, et les cigares, ils étaient repliés sur eux-mêmes dans l'obscurité, où (la flamme de) la résine éclata aussitôt en entrant : Que chacun d'eux allume sa torche et son cigare. Qu'ils viennent les rapporter au lever du jour, mais qu'ils se gardent bien de les user et qu'ils nous les rendent(comme ilsles ont reçus),vous disent les princes.
C'est ainsi qu'on leur parla : c'est ainsi également qu'ils furent vaincus. Leur pin se consuma, de même se consumèrent les cigares qu'on leur avait remis. Or, les épreuves en Xibalba étaient nombreuses, ces épreuves étaient de bien des manières diverses (43).
La première était celle de la Maison Ténébreuse, toute d'obscurité au dedans. La seconde (était celle) de la maison appelée Xuxulim (44), au dedans de laquelle pénétrait un vent piquant, vent froid et insupportable qui remplissait tout au dedans.
La troisième (était celle) de la maison dite des Tigres où il n'y avait au dedans que des tigres (45) qui s'entremêlaient et s'attroupaient (avec un air) féroce, des tigres qui (se regardaient en) ricanant, enfermés qu'ils étaient dans cette maison.
Zotzi-ha, ou maison des chauves-souris, était le nom de la quatrième épreuve ; il n'y avait que des chauves-souris au dedans de cette maison, criant, battant des ailes et voltigeant dans la maison, chauves-souris enfermées sans en pouvoir sortir.
La cinquième (était celle) dite Chayira-ha (ou maison des combattants) où il n'y avait au dedans que des (guerriers) vainqueurs alternativement avec leurs lances, alternativement se reposant et là combattant dans cette maison.
Ce sont là les premières épreuves de Xibalba ; mais Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu n'y entrèrent point (46), et il a suffide mentionner les noms de ces maisons d'épreuves.
Lorsque Hanhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu arrivèrent dans la présence de Hun-Camé et de Vukub-Camé : Où sont mes cigares, où sont mes torches de pin qu'on vous a apportés la nuit dernière ? s'écrièrent-ils. - Nous les avons finis, seigneur !
- Eh bien, aujourd'hui donc sera le terme de vos jours, vous mourrez. Vous serez détruits, on vous tranchera (dans la poitrine), et votre souvenir demeurera enseveli dans ces lieux. Vous serez sacrifiés, dirent Hun-Camé et Vukub-Camé.
Alors on les sacrifia, et ils furent enterrés au lieu nommé le Cendrier ; on coupa (auparavant) la tête de Hunhun-Ahpu, et (le corps'de) l'aîné fut enseveli avec celui de son jeune frère.
Qu'on aille mettre sa tête dans l'arbre qui est au milieu du chemin, ajoutèrent Hun-Camé et Vukub-Camé. Au moment où on alla placer la tête au milieu de l'arbre, cet arbre se couvrit aussitôt de fruits, car il n'avait pas de fruits avant qu'on eût mis la télé de Hunhun-Ahpu au milieu de l'arbre. Or, c'est la calebasse que nous appelons encore aujourd'hui tête de Hunhun-Ahpu, comme on le dit (47).
Hun-Camé et Vukub-Camé considérèrent alors avec étonnement les fruits de cet arbre (merveilleux). Ce fruit était également rond tout autour : mais on ne vit plus où était la tête de Hunhun-Ahpu ; car elle ne (faisait) plus qu'un fruit de la même espèce avec les autres fruits du calebassier : c'est là ce que voyaient tous ceux de Xibalba, lorsqu'ils allaient le considérer.
Grand dans leur pensée devint (aussitôt) le caractère de cet arbre, à cause de ce qui s'était accompli si subitement, quand on avait mis la tête de Hunhun- Ahpu entre ses branches. Alors ceux de Xibalba se parlèrent entre eux : Qu'il n'y ait personne qui (soit assez hardi) pour s'asseoir au pied de l'arbre, dirent tous ceux de Xibalba, s'interdisant mutuellement et se défendant (d'en approcher).
Dès lors la tête de Hunhun-Ahpu ne se manifesta plus ; car elle s'était réunie aux autres fruits de l'arbre du calebassier,ainsi qu'est son nom. Mais une jeune fille entendit ce récit merveilleux, et voici donc que nous raconterons son arrivée.
CHAPITRE TROISIÈME.
Suit ici l'histoire d'une jeune fille, issue d'un prince nomm é Cuchumaquiq.
Et voilà qu'une vierge, fille d'un prince, entendit (ces merveilles) ; Cuchumaquiq était le nom de son père, et Xquiq était celui de la jeune fille (48). Et lorsqu'elle entendit l'histoire des fruits de cet arbre qui lui fut racontée par son père, elle s'émerveilla aussi beaucoup de ce récit.
Pourquoi n'irais-je pas voir cet arbre dont on parle (tant) : en vérité ses fruits doivent être bien savoureux, suivant ce que j'entends dire, ajouta-t-elle?
Alors elle partit seule, et s'approchant du pied de l'arbre planté debout au milieu du Cendrier : Ah ! ah ! (s'écria-t-elle avec admiration). Quoi ! c'est là le fruit de cet arbre. N'est-ce pas admirable comme cet arbre s'est couvert de fruits? En mourrai-je donc et sera-ce ma ruine si j'en cueille un? ajouta la jeune fille.
Alors la tête de mort qui était au milieu de l'arbre parla : Est-ce donc que tu en désires ? Ces boules rondes qui sont entre les branches de l'arbre ne sont que des têtes de mort, dit la tète de Hunhun-Ahpu, en parlant à la jeune fille.
En veux-tu toujours? ajouta-t-elle. - J'en veux, répondit la jeune fille. - Eh bien ! étends seulement le bout de ta main, dit la tête de mort. - Oui, répondit la jeune fille, en avancant sa main qu'elle étendit devant la tête de mort.
Alors la tête de mort lança avec effort un crachat dans la main de la jeune fille tandis qu'elle était étendue vers elle : elle regarda aussitôt le creux de sa main, en y jetant un coup d'œil curieux ; mais la salive de la tête de mort n'était plus dans sa main (49).
Cette salive et cette bave c'est ma postérité que je viens de te donner. Voilà que ma tête cessera de parler ; car ce n'est qu'une tête de mort, qui n'a déjà plus de chair.
Ainsi également est la tète même des plus grands princes ; car la chair seule est ce qui embellit le visage : de là la terreur qui assiège les hommes au moment de la mort, à cause des ossements ( qui seuls leur restent).
Il en est de même des fils dont la nature est comme la salive et la bave, qu'ils soient fils de prince ou fils d'artiste ou d'orateur, laquelle ne se perd point, mais se transmet avec la génération sans que s'éteigne ni s'anéantisse la représentation du prince, de l'artiste sorti du peuple (50) ou de l'orateur ; ainsi en est-il également des filles ou des fils (51) qu'ils laissent, et c'est ainsi que j'ai agi avec toi.
Remonte donc vers la terre (52) ; tu ne mourras point. Crois en ma parole qu'ainsi il en sera fait, ajouta la têle de Hunhun-Ahpu et de Vukub-Hunahpu (53). Or, ces choses ainsi arrangées se faisaient par l’ordre qu'ils avaient reçu de Hurakan, de l'Éclair qui sillonne et de la Foudre qui frappe.
Ainsi donc la jeune fille retourna à la maison (remplie des) nombreux avertissements qui lui avaient été communiqués. Et aussitôt elle conçut dans son sein par la vertu seule de la salive ; et ce fut là la conception de Hunahpu et de Xbalanqué.
La jeune fille étant alors arrivée à sa maison et six mois s'étant écoulés, elle fut observée (avec soupçon) par son père, et Cuchumaquiq était le nom de son père.
Ensuite son père remarqua la jeune lilleavec plusd'attention, lorsqu'il vit qu'elle portait un enfant (dans son sein). Alors les rois Hun-Camé et Vukub-Camé réunirent tous les avis avec celui de Cuchumaquiq.
Voici ma fille qui est enceinte (54), ô rois, et véritablement pour son déshonneur, dit Cuchumaquic, en arrivant devant les rois. - C'est bien ! sonde sa bouche, et si elle ne parle pas, qu'elle soit mise à mort et qu'on aille la sacrifier loin d'ici. - Fort bien, ô mes seigneurs, répondit- il (55).
Alors ir demanda à sa fille : De qui est l'enfant que in portes dans ton sein, ô ma fille ? - Mais elle répondit : Je n'ai point d'enfant, ô mon seigneur et père, il n'y a point d'homme dont je connaisse la face.
Il ajouta : Eh bien, lu es en vérité une fornicatrice !... Emportez-la (56) et faites-la mourir, vous autres les Ahpop-Achih ; rapportez son cœur dans un vase et soyez de retour aujourd'hui avec les rois, dit-il aux Hiboux.
Ils étaient quatre qui allèrent prendre le vase et qui se mirent ensuite en chemin, portant la jeune fille sur leurs épaules, et emportant un couteau de silex destiné à l'immoler.
Vous ne sauriez me tuer, ô mandataires (de Xibalba) ; car ce n'est pas le crime que je porte dans mon sein ; seul (ceci) s’est engendré, tandis que j'allais admirer la tête de Hunhun-Ahpu qui est au Cendrier ; ainsi donc vous ne me sacrifierez point, ô mandataires (de Xibalba), dit la jeune fille, en leur parlant.
Mais que mettrons-nous en échange de votre (57) cœur ? Ainsi nous a parlé votre père : Rapportez son cœur : vous retournerez vers les rois ; soyez. formels et d'accord manifestez-en l'accomplissement ; vite apportez-en (la preuve) dans un vase. Vous placerez son cœur au fond du vase. N'est-ce pas ainsi qu'on nous a parlé ? que mettrons-nous donc dans le vase? cependant nous aimerions mieux que tu ne meures point, dirent les mandataires (de Xibalba).
Fort bien ! ce cœur ne peut être à eux ; votre demeure ne peut pas non plus être ici, et non-seulement vous aurez en votre pouvoir de faire mourir les hommes, mais à vous véritablement seront les véritables fornicateurs, à moi seront ensuite Hun-Camé et Vukub-Camé ; le sang seul passe contrat pour lui-même, ainsi soit-il donc devant leur face (58).
Quant à brûler ce cœur devant eux, cela ne sera pas (davantage). Mettez (dans le vase) le produit de cet arbre, ajouta la jeune fille. Et rouge la sève de l'arbre sortit et coula dans le vase : elle se coagula et devint (comme) une boule : (c'était) l'échange de son cœur qui sortait jaillissant, ce liquide de l'arbre rouge.
Semblable à du sang sortait la séve de l'arbre, en échange du sang ; alors il se figea là ce sang au fond (du vase), ce liquide de l'arbre rouge, et semblable à du sang son apparence devint brillante, rougeâtre et coagulée dans le vase, tandis que l'arbre devenait célèbre à cause de la jeune fille.
Sang-de-Dragon (59) il fut appelé ; c'est donc ce qui fut surnommé sang, parce que sang passé en contrat il fut appelé (60).
Là donc vous serez aimés, et tout ce qu'il y a sur la surface de la terre deviendra votre héritage (61), dit-elle encore aux Hiboux. - Fort bien, jeune fille. Pour nous, nous partons, nous allons rendre compte (de notre mission) ; va ton chemin, tandis que nous allons mettre l'image et ressemblance de ton cœur sous les yeux des rois, répondirent les mandataires (de Xibalba).
Lorsqu'ils arrivèrent devant les rois, tous étaient dans une attente inquiète. Est-ce déjà fini? dit alors Hun-Camé. - C'est fini, ô rois, voici présentement son cœur au fond de ce vase. - C'est fort bien, que je le voie donc, reprit Hnn-Camé.
Alors il le souleva délicatement du bout des dojgts, et le liquide ensanglanté, brillant d'une couleur rougeâtre, commenca à se répandre avec le sang : Avivez bien les braises et placez-le au-dessus du feu, ajouta Hun-Camé.
Après donc qu'ils curent jeté (le coeur) sur le Feu et que ceux de Xibalba eurent commencé à sentir (l'odeur qui s'en exhalait), tous se levèrent à la fois et se tournèrent avec un étonnement inquiet vers le parfum qu'ils sentaient de la fumée de ce sang. Tandis qu'ils demeuraient (étourdis de ce qui se passait), les Hiboux, prévenus par la jeune fille, s'acheminaient montant en grand nombre de la fondrière vers la terre, où ils tournaient aussitôt ses partisans (62).
Ainsi furent joués les princes de Xibalba par celle jeune fille par qui tous se laissèrent aveugler.
CHAPITRE QUATRIÈME
Or, la mère de Hunbatz et de Hunchouen (63) était chez elle, lorsque la femme Xquiq arriva auprès de la mère de Hunbatz et de Hunchouen ; elle était enceinte et peu s'en fallait pour lu naissance de ceux qui se nommèrent Hun-ahpu et Xbalanqué.
Lorsque la femme arriva auprès de la vieille, celle femme doue dit à la vieille : J'arrive, ô ma dame et mère ; je suis votre belle-tille, je suis la fille adoptive de votre seigneurie, madame et mère, dit-elle en entrant auprès de la vieille.
D'où viens-tu? où sont mes fils? ne sont-ils pas morts on Xibalba? et leurs deux descendants, les signes de leur parole, qu'on appelle Hunbatz et Hunchouen, ne les vois-tu donc pas ? Sors d'ici, va-t'en ! fut-il répondu par la vieille à la jeune fille.
Croyez-moi véritablement, je suis certainement votre belle-fille ; car je suis (l'épouse) de Hunhun-Ahpu ; les voici portés vivants, Hunhun-Ahpu, Vukub-Hunahpu ne sont pas morts, et la sentence qui les a frappés ne les a rendus que plus illustres ; Vous êtes ma belle-mère. Ainsi donc voyez leur image chérie dans ceux que je porte, fut-il dit à la vieille.
Et voilà que Hunbatz et Hunchouen se mirent en colère'(contrc la jeune femme) : à jouer de la flûte et à chanter ils s'occupaient uniquement ; à peindre et à sculpter ils employaient tout le jour, et ils étaient la consolation de la vieille.
La vieille alors répondit : Je n'ai nullement besoin de toi pour ma belle-fille ; c'est ton adultère qui est (renfermé) dans ton sein ; tu es une menteuse ; ils sont morts mes enfants dont tu parles.
Et la vieille reprit: Ce n'est que trop vrai tout ce que je t'ai dit. Mais c'est bien, tu es ma belle-fille à ce que j'entends. Va donc ramasser des provisions pour ceux qui mangent ; va, moissonne un grand filet tout plein ; reviens ensuite puisque tu es ma belle-fille à ce que j'entends, fut-il répondu à la jeune fille.
Fort bien, répondit-elle. Ensuite elle s'achemina vers le champ où étaient les semailles de Hunbatz et de Hunchouen, et le chemin avait été ou vert et nettoyé par eux ; la jeune fille le suivit et arriva ainsi au champ.
Mais (elle n'y trouva) qu'une seule gerbe ; car il n'en restait ni deux, ni trois, une seule gerbe sortant encore son image (sur la sur face du champ) : alors le cœur de la jeune fille se brisa :
Malheureuse pécheresse que je suis ! où irai-je chercher ce filet tout plein de provisions qu'on m'a commandé, ajouta-t-elle? Alors (elle.pensa) à invoquer le Gardien des aliments, afin d'obtenir qu'il en rapportat.
Xloh, Xcanil, Xcacau, vous qui préparez (64) le maïs avec la cendre, et toi, Gardien des provisions de Hunbatz et de Hunchouen (venez à mon aide), s'écria la jeune fille ! Alors elle prit les barbes et l'extrémité de la gerbe, les arracha doucement, sans déraciner la gerbe, les arrangea (ces barbes devenant des) gerbes de maïs au fond du filet, et elle réussit ainsi à remplir un grand filet.
Alors la jeune fille se remit en chemin : mais des barbares chargèrent le filet (65) et allèrent porter leur fardeau dans un coin de la maison, comme leur fardeau (ordinaire). La vieille accourut pour le voir, et quand elle vit un si grand sac rempli de provisions :
D'où t'est venu une telle provision? aurais-tu donc ruiné (mon champ) ou aurais-tu achevé d'emporter toutes nos semailles? Je vais y voir à l'instant, dit la vieille en se mettant en chemin et en allant voir le champ.
Mais le seul épi du champ était debout (à la même place) et l'on voyait de même l'endroit où avait été placé le filet. Avec la même vélocité, la vieille s'en revint à sa maison et dit à la jeune fille : C'est là véritablement un signe que tu es ma belle-fille ; je verrai encore tes œuvres et celles des sages que tu portes (actuellement dans ton sein), lui fut-il dit à la jeune fille.
CHAPITRE CINQUIÉME.
Ce que nous raconterons (maintenant c'est) la naissance de Hunahpu et de Xbalanqué.
Voici donc leur naissance que nous allons raconter. Lorsqu'elle eut atteint le jour de leur naissance, la jeune fille, nommée Xquiq, enfanta.
La vieille n'assista pas toutefois, quand ils naquirent ; instantanément ils se produisirent, et tous les deux furent délivrés, Hunahpu et Xbalanqué (car tels furent) leurs noms, (et c'est) dans la montagne qu'ils se produisirent.
Alors ils rentrèrent dans la maison ; mais ils ne dormaient point : Va les jeter dehors, car en vérité ils ne font que crier, dit la vieille. Après quoi on les porta sur une fourmilière, mais leur sommeil y fut savoureux : ils les emportèrent de là et allèrent les mettre sur des épines.
Or, ce que désiraient Hunbatz et Hunchouen, c'est qu'ils mourussent là sur la fourmilière ; ils le désiraient parce qu'ils étaient leurs rivaux (dans tes arts) et ils étaient un objet d'envie pour Hunbatz et Hunchouen.
Dans le commencement même, leurs jeunes frères ne furent pas reçus par eux dans la maison ; ceux-ci ne les connaissaient point, et ainsi ils furent élevés dans la montagne.
Or, Hunbatz et Hunchouen étaient de très-grands musiciens et chanteurs ; ayant cru, au milieu de grandes peines et de grands travaux, qu'ils avaient passés, tourmentés de toute manière, ils étaient devenus de grands sages : ils s'étaient rendus également (habiles comme) joueurs de flûte, chanteurs, peintres et sculpteurs ; tout sortait parfait de leurs mains.
Ils savaient certainement quelle était leur naissance et étaient également instruits qu'ils étaient les représentants de leurs pères qui étaient allés en Xibalba, où leurs pères étaient morts ; c'étaient donc de bien grands sages que Hunbatz et Hunchouen, et dans leur intelligence ils avaient su dès l'abord tout ce qui concernait l'existence de leurs jeunes frères.
Mais leur sagesse ne se montra pas à cause de leur envie, le mauvais vouloir de leur cœur ayant pris le dessus contre eux, quoique aucun acte ne les eût provoqués de là part de Hunahpu et de Xbalanqué.
Car ils ne faisaient que chasser à la sarbacane chaque jour : ils n'étaient aimés ni de leur aïeule, ni de Hunbatz, ni de Hunchouen : on ne leur donnait point à manger ; seulement quand le repas était terminé, quanti Hunhalz et Hunchouen avaient fini de manger, ils venaient.
Mais ils ne s'offensaient point et ne se mettaient point en colère, se contentant de souffrir ; car ils connaissaient leur nature et ils voyaient (tout) clairement comme le jour. Ils apportaient donc des oiseaux quand ils venaient chaque jour ; mais Hunbatz et Hunchouen les mangeaient sans leur en rien donner à l'un ou à l'autre de Hunahpu et de Xbalanqué.
Hunbatz et Hunchouen ne faisaient autre chose que jouer de la flûte et chanter. Or Hunahpu et Xbalanqué vinrent une fois, sans apporter aucun oiseau, et quand ils entrèrent, la vieille se mil en colère.
Pourquoi donc n'apportez-vous point d'oiseaux, leur fut-il dit à Hunahpu et à Xbalanqué?— Voici ce que c'est, notre aïeule, seulement nos oiseaux se sont embarrassés dans les branches touffues de l'arbre, répondirent- ils : nous ne sommes pas capables de grimper sur l'arbre pour les prendre, notre aïeule ; mais que nos frères aînés y montent ; qu'ils viennent avec nous et qu'ils descendent les oiseaux, ajoulèrent-ils.
C'est bon, nous irons avec vous demain dès le jour, lirent, les aînés dans leur réponse. Or la sagesse de Hunbatz et de Hunchouen était morte dans l'un et dans l'autre relativement à leur défaite : Nous changerons seulement leur existence et (la forme de) leur ventre, et que notre parole ait son effet à cause des grands tourments qu'ils nous ont donnés. Que nous périssions et que nous fussions anéantis, qu'il nous arrivât malheur à nous leurs jeunes frères (voilà quel était leur désir). Comme des serviteurs, ils nous ont abaissés dans leur pensée ; de même donc nous les humilierons, et nous le ferons en signe (de notre puissance),
Disaient entre eux (Hunahpu et Xbalanqné), tandis qu'ils s'en allaient au pied d'un arbre, appelé Canté (66) accompagnés de leurs aînés ; ils cheminaient, s'exerçant à tirer à la sarbacane ; sans nombre étaient les oiseaux qui gazouillaient à la cime de l'arbre, et leurs deux ainés s'émerveillaient de voir tant d'oiseaux.
En voilà des oiseaux ; mais pas un seul n'est encore venu tomber au pied de l'arbre, et de nos oiseaux il n'en est pas encore tombé : allez donc les faire tomber, vous autres, dirent-ils à leurs frères. - C'est bon, répondirent-ils.
Mais après qu'ils eurent grimpé sur l'arbre, cet arbre s'agrandit et son tronc grossit ; et après, quand voulurent descendre Himbalz et Hunchouen, ils ne réussirent pas à descendre de la cime de l'arbre.
Ils dirent donc du haut de l'arbre : Comment ceci nous est-il arrivé, ô nos jeunes frères? Malheureux que nous sommes ! Voilà que cet arbre épouvante ceux qui le regardent, ô vous, nos frères, dirent-ils du haut de l'arbre.
Et Hunahpu et Xbalanqué répondirent : Otez vos ceintures, attachez-les vous sous le ventre (ayant soin d'y laisser) un long bout pendant que vous tirerez par derrière ; et ainsi vous marcherez à votre aise, ajoutèrent leurs deux frères.
C'est fort bien, répondirent-ils en tirant les extrémités de leurs ceintures : mais dans le même instant elles devinrent des queues et ils furent changés en singes.
Ensuite ils s'en allèrent sur la cime des arbres, entre les monts grands el petits ; ils s'en allèrent partout dans les bois, grimaçant et se balancant sur les branches des arbres. Ainsi furent vaincus Hunbalz et Hunchouen par Hunahpu et Xbalanqué ; mais c'est seulement à cause de leur pouvoir magique qu'ils le firent.
Ils s'en retournèrent alors à leur demeure. En arrivant, ils dirent à leur aïeule et à leur mère : Grand'mère, qu'est-il donc arrivé à nos frères, qu'en un instant leurs visages soient devenus comme ceux des bêtes? dirent-ils.
Si c'est vous qui avez fait ces choses à vos frères, vous m'avez ruinée, vous m'avez abîmée de tristesse. N'agissez donc pas ainsi avec vos aînés, ô mes enfants, leur répondit la vieille à Hunahpu et à Xbalanqué.
Ils répondirent alors à leur aïeule : Ne vous affligez pas, grand'mère ; vous reverrez la face de nos frères ; ils retourneront : seulement aussi ce sera une épreuve .pour vous, grand'mère ; prenez garde de rire. Eprouvez maintenant leur fortune, ajoutèrent-ils.
Aussitôt ils commencèrent à jouer de la flûte el ils jouèrent l'air du Hunahpu-Qoy (67).
Après quoi ils chantèrent, jouèrent de la flûte el du tambour, en prenant leurs flûtes et leurs atabales (68) ; puis, faisant asseoir leur aïeule avec eux, ils touchèrent de leurs instruments pour provoquer leurs frères aînés par leurs sons et par leur chant, dont on appela l'air alors le Hunahpu-Qoy.
Alors entrèrent Hunbatz et Hunchouen, qui se mirent à danser en arrivant ; mais, lorsque la vieille eut aperçu leurs laides figures, elle rit en les regardant, sans pouvoir empocher sou rire : mais à l'instant même ils se retirèrent et elle ne vit plus leurs visages.
Voyez-vous ! grand'mère', ils sont partis dans les bois. Qu'avez-vous fait grand'mère? Quatre fois seulement nous pouvons faire celte épreuve, il n'en manque plus que trois.
Nous les appellerons (au son) de la flûte et du chant, retenez votre rire et que l:épreuve recommence, ajoutèrent Hunahpu et Xbalanqué.
Ensuite ils se mirent à jouer de nouveau de la flûte ; (les deux singes) retournèrent en dansant jusqu'au milieu de la salle, donnant tant de plaisir à leur aïeule et excitant si bien sa gaîlé, qu'elle partit bientôt d'un éclat de rire : il y avait véritablement quelque chose de si grotesque dans leurs faces de singes, avec l'ampleur de leur bas-ventre, le frétillement de leurs queues et le plat de leur estomac, qu'il y avait bien de quoi faire rire la vieille, lorsqu'ils entrèrent.
Alors ils s'en retournèrent dans les monlagnes. Qu'allons-nous faire maintenant, grand'mère? Pour la troisième fois seulement nous recommencerons l'épreuve, dirent Hunahpu et Xbalanqué.
Ils jouèrent encore une fois de la flûte : (les singes) arrivèrent de nouveau dansant ; et leur aïeule (réussit momentanément) à retenir son rire. (Les singes) grimpèrent à la terrasse de la maison (montrant) leurs grands yeux rouges, leur museau allongé et leurs grimaces de loule sorte qu'ils se faisaient à eux-mêmes.
Or la vieille les regarda de nouveau et bientôt elle éclula de rire. Maison ne revit plus leurs faces, à causedcla risée de la vieille : Cette fois seulement, grand'mère, nous les appellerons hors (des bois) et ce sera la quatrième fois (dirent Hunahpu et Xbalanqué).
Ils furent appelés une fois de plus au son de la flûte ; mais ils ne revinrent pas la quatrième fois et s'en furent aussitôt dans les bois. (Les deux frères) dirent alors à leur aïeule : Nous avons essayé, grand'mère ; mais ils ne sont pas venus, quoique nous ayons tenté de les appeler. Ne vous en affligez pas : nous sommes ici, nous, vos petits- fils, et nous vous regarderons comme notre mère, mère grande, puisqu'il advient ainsi que (nous restions) en mémoire de nos aînés, qui s'appelaient et se surnommaient Hunchouen et Hunbatz, ainsi qu'on les désignait, dirent Hunahpu et Xbalanqué.
Or (Hunbàtz et Hunchouen) étaient invoqués par les musiciens et les chanteurs du peuple d'autrefois, et anciennement c'étaient eux qu'invoquaient également les peintres et les sculpteurs. Mais ils furent changés en bêtes et devinrent des singes, à cause qu'ils s'enorgueillissaient et qu'ils maltraitaient leurs frères.
Ainsi fut l'anéantissement de leur raison (69) ; ainsi furent perdus et anéantis Hunbàtz et Hunchouen, quand ils furent changés en bêtes. Or, ils étaient (avant cela) constamment dans leurs maisons, et de même qu'ils étaient grands musiciens et chanteurs, ainsi ils firent de grandes choses, pendant qu'ils existèrent avec leur aïeule et leur mère.
dall'opera di Recinos
SECONDA PARTE
CAPITOLO PRIMO
Ora diremo anche il nome del padre di Hunahpú ed Ixbalanqué. Lasceremo nell'ombra la sua origine, e lasceremo nell'oscurità il racconto e la storia della nascita di Hunahpú ed Ixbalanqué. Diremo soltanto la metà, una parte solamente della storia del padre loro.
Ecco la storia. Ecco il nome di Hun-Hunahpú, così chiamato. I suoi genitori erano Ixpiyacoc ed Ixmucané. Da loro nacquero, durante la notte (1), Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú, da Ixpiyacoc ed Ixmucané (2).
Orbene, Hun-Hunahpú aveva procreato ed aveva due figli e, di questi due figli, il primo si chiamava Hunbatz ed il secondo Hunchouén (3).
La madre loro si chiamava Ixbaquiyalo (4); così si chiamava la moglie di Hun-Hunahpú. E l'altro, Vucub-Hunahpú, non aveva moglie, era celibe.
Questi due figli erano, per natura, grandi saggi e grande era la loro saggezza; erano indovini qui sulla terra, di buona indole e di buoni costumi. Tutte le arti vennero insegnate a Hunbatz e Hunchouén, i figli di Hun-Hunahpú. Erano flautisti, cantori, tiratori di cerbottana, pittori, scultori, orefici, argentieri: ciò erano Hunbatz e Hunchouén (5).
Orbene, Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú si dedicavano soltanto a giocare ai dadi ed alla palla tutti i giorni; e tutti e quattro gareggiavano a due a due, quando si riunivano al gioco della palla.
Là veniva ad osservarli il Voc (6), il messaggero di Huracán, di Chipi-Caculhá, di Raxa-Caculhá; ma questo Voc non restava lontano dalla terra, né lontano da Xibalbà (7), ed in un attimo saliva al ciclo accanto a Huracán.
Essi erano ancora qui sulla terra quando morì la madre di Hunbatz e Hunchouén.
Ed essendo andati a giocare alla palla sulla strada di Xibalbà, vennero sentiti da Hun-Camé e Vucub-Camé, i Signori di Xibalbà (8).
- Che cosa stanno facendo sulla terra? Chi sono quelli che la fanno tremare e fanno tanto rumore? Andate a chiamarli! Vengano a giocare alla palla qui, dove li vinceremo! Non siamo più rispettati da loro, non hanno più timore né riguardo per la nostra casta, e si mettono persino ad azzuffarsi sulla nostra testa, - dissero tutti quelli di Xibalbà.
Subito sedettero tutti in consiglio. Coloro che erano chiamati Hun-Camé e Vucub-Camé erano i giudici supremi. A tutti i Signori Hun-Camé e Vucub-Camé assegnavano le loro funzioni ed a ciascuno assegnavano le sue attribuzioni.
Xiquiripat e Cucbumaquic (9) erano i Signori di questi nomi. Sono costoro a provocare gli spargimenti di sangue degli uomini.
Altri si chiamavano Ahalpuh ed Ahalganà (10), anch'essi Signori. Ed il compito di costoro era di gonfiare gli uomini, far sgorgare pus dalle gambe (11), e tinger loro la faccia di giallo, il che si chiama Chuganal (12). Tale era il compito di Ahalpuh ed Ahalganà.
Altri erano il Signore Chamiabac ed il Signore Chamiaholom (12), guardie di Xibalbà, le cui mazze erano d'osso. L'occupazione di costoro era di far smagrire gli uomini sino a renderli solo ossa e teschi, e così morivano, ed essi se li portavano via con la pancia e le ossa stecchite. Tale era il compito di Chamiabac e Chamiaholom, così chiamati.
Altri si chiamavano il Signore Ahalmez ed il Signore Ahaltocob (14). Il compito di costoro era di far sì che agli uomini accadesse qualche disgrazia, o quando andavano verso casa, o davanti a questa, o che venissero trovati feriti, distesi a pancia all'aria per terra e morti. Tale era il compito di Ahalmez ed Ahaltocob, come erano chiamati.
Venivano quindi altri Signori, chiamati Xic e Patán (15)', il cui compito era di provocare la morte agli uomini per le strade, quella che si chiama morte repentina, facendo loro arrivare il sangue in bocca finché morivano vomitando sangue. Il compito di ciascuno di questi Signori era di impadronirsi di loro, premere loro la gola ed il petto affinchè gli uomini morissero per le strade, facendo loro arrivare [il sangue] in gola quando camminavano. Questo era il compito di Xic e Patán.
E, riunitisi tutti in consiglio, discussero sul modo di tormentare e punire Hun-Hunahpú e Vucub-Hanahpú. Ciò che desideravano quelli di Xibalbà erano gli strumenti di gioco di Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú, i loro ripari di cuoio (16), i loro anelli (17), i loro guanti (18), la corona (19) e la maschera (20), che erano gli ornamenti di Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú.
Ora racconteremo il loro viaggio a Xibalbà e come lasciarono dietro di sé i figli di Hun-Hunahpú, Hunbatz e Chouén (21), la cui madre era morta.
Poi diremo come Hunbatz e Hunchouén vennero vinti da Hunahpú ed Ixbalanqué.
CAPITOLO SECONDO
I messaggeri di Hun-Camé e Vucub-Camé giunsero immediatamente.
- Andate, Ahpop Achih (22), - avevano detto loro, - andate a chiamare Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú. « Venite con noi », direte loro. « I Signori vi dicono di venire ». Vengano qui a giocare alla palla con noi, affinchè grazie a loro si allietino i nostri volti, poiché davvero essi destano in noi meraviglia. Vengano, dunque, - dissero i Signori. - E portino qui i loro strumenti di gioco, i loro anelli, i loro guanti, e portino anche le loro palle di gomma, - dissero i Signori. - « Venite presto », direte loro, - venne detto ai messaggeri.
E questi messaggeri erano gufi: Chabi-Tucur, Huracán-Tucur, Caquix-Tucur e Holom-Tucur (23). Così si chiamavano i messaggeri di Xibalbà.
Chabi-Tucur era veloce come una saetta; Huracán-Tucur aveva una gamba sola; Caquix-Tucur aveva la schiena rossa, e Holom-Tucur aveva soltanto la testa, non aveva gambe, ma aveva invece ali.
I quattro messaggeri avevano il grado di Ahpop-Achih. Partiti da Xibalbà, giunsero sollecitamente, recando il loro messaggio, nel cortile dove Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú stavano giocando alla palla, nel campo di gioco che si chiamava Nim-Xob Carchah (24). I gufi messaggeri si diressero verso il campo di gioco e presentarono il loro messaggio, esattamente nell'ordine in cui era stato loro dato da Hun-Camé, Vucub-Camé, Ahalpuh, Ahalganà, Chamiabac, Chamiaholom, Xiquiripat, Cuchumaquic, Ahalmez, Ahaltocob, Xic e Patán, come si chiamavano i Signori che affidavano le loro ambasciate ai gufi.
- Davvero hanno parlato così i Signori Hun-Camé e Vucub-Camé?
- Certo hanno parlato cosi, e noi dobbiamo accompagnarvi.
- « Portino tutti i loro strumenti per il gioco », hanno detto i Signori.
- Bene, - dissero i giovani. - Aspettateci, andiamo solo ad accomiatarci da nostra madre.
E, direttisi verso la loro casa, dissero alla madre, poiché il padre loro era già morto: - Ce ne andiamo, madre nostra, ma vana sarà la nostra partenza (25). I messaggeri del Signore sono venuti a portarci via. « Vengano », hanno detto, a quanto riferiscono i messi.
- Qui resterà in pegno la nostra palla (26), - aggiunsero. Andarono subito ad appenderla nella cavità sotto il tetto della casa. Quindi dissero: - Ritorneremo presto a giocare -. E, rivoltisi verso Hunbatz e Hunchouén, dissero loro:
- Voi, dedicatevi a suonare il flauto ed a cantare, a dipingere, a scolpire; riscaldate la nostra casa e riscaldate il cuore della vostra nonna.
Quando si accomiatarono dalla madre, Ixmucané si commosse e proruppe in pianto. - Non addoloratevi, noi ce ne andiamo, ma non siamo ancora morti, - dissero Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú nel partire.
Subito Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú se ne andarono ed i messi li conducevano lungo la strada. Così discesero giù per la strada di Xibalbà, per rampe molto ripide. Discesero e discesero finché giunsero sulla sponda di un fiume che scorreva rapidamente tra le forre chiamate Nu zivan cul e Cuzivan (27), e le attraversarono. Poi attraversarono il fiume che scorre tra piante di jìcaro spinose (28). Le piante erano innumerevoli, ma essi passarono senza farsi male.
Giunsero quindi sulle sponde di un fiume di sangue e lo attraversarono senza berne le acque; giunsero ad un altro fiume che era solo d'acqua e non furono vinti. Continuarono sempre avanti finché giunsero ad un punto dove si incontravano quattro strade e là furono vinti, al crocicchio delle quattro strade.
Di queste quattro strade, una era rossa, un'altra nera, un'altra bianca ed un'altra gialla. E la strada nera parlò loro a questo modo: - Io sono quella che dovete prendere perché io sono la strada del Signore -. Così parlò la strada.
E là furono vinti. Li condussero per la strada di Xibalbà e, quando giunsero alla sala del consiglio dei Signori di Xibalbà, avevano ormai perduto la partita.
Orbene, i primi che erano là seduti erano soltanto fantocci, fatti di legno, ivi disposti da quelli di Xibalbà. Essi salutarono questi per primi:
- Come state, Hun-Camé? - dissero al fantoccio.
- Come state, Vucub-Camé? - dissero all'uomo di legno. Ma quelli non risposero. Subito i Signori di Xibalbà scoppiarono a sghignazzare e tutti gli altri Signori si misero a ridere rumorosamente, perché sentivano che li avevano ormai vinti, che avevano vinti Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú. E continuavano a ridere.
Poi parlarono Hun-Camé e Vucub-Camé: - Benone, - dissero. - Eccovi qui. Domani preparate la maschera (29), i vostri anelli ed i vostri guanti, - dissero.
- Venite a sedere sulla nostra panca, - dissero loro. Ma la panca che offrivano era di pietra rovente e sulla panca essi si scottarono. Si misero a rigirarsi sulla panca, ma non trovarono sollievo e se non si fossero alzati si sarebbero bruciati le natiche.
Quelli di Xibalbà scoppiarono di nuovo a ridere, morivano dalle risa; si contorcevano per il dolore che a forza di ridere sentivano nelle budella, nel sangue e nelle ossa, e ridevano tutti quanti, i Signori di Xibalbà.
- Andate ora in quella casa, - dissero; - là vi verrà portata la vostra scheggia di ocote (30) ed il vostro sigaro (31) e là dormirete.
Subito arrivarono alla Casa Buia (32). Non vi erano che tenebre all'interno della casa.
Frattanto, i Signori di Xibalbà discutevano sul da farsi.
- Sacrifichiamoli domani, che muoiano presto, presto, affinchè i loro strumenti di gioco servano a noi per giocare, - dissero tra loro i Signori di Xibalbà.
Orbene, il loro ocote era una punta arrotondata di selce, di quella che chiamano zaquitoc; questo è il pino di Xibalbà (33). Il loro ocote era aguzzo ed affilato e lucente come un osso; molto duro era il pino di quelli di Xibalbà.
Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú entrarono nella Casa Buia. Là ricevettero il loro ocote, un solo ocote acceso che mandavano loro Hun-Camé e Vucub-Camé, insieme con un sigaro per ciascuno, anch'esso acceso, che mandavano loro i Signori. Ciò ricevettero Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú.
Essi stavano accoccolati al buio quando giunsero i portatori dell'ocote e dei sigari. Quando entrarono, l’ocote gettava una luce splendente.
- « Ciascuno accenda il suo ocote ed il suo sigaro; vengano a restituirli all'alba; non li consumino però, ma li restituiscano intieri »; questo vi mandano a dire i Signori -. Così dissero loro. E così essi vennero vinti. Il loro ocote si consumò, ed allo stesso modo si consumarono i sigari che avevano ricevuti.
I castighi di Xibalbà erano numerosi; erano castighi di varia natura.
II primo era la Casa Buia, Quequma-ha, all'interno della quale vi erano solo tenebre.
Il secondo era la Casa dove si rabbrividiva, Xuxu-lim-ha, entro la quale faceva molto freddo. Un vento freddo ed insopportabile soffiava all'interno di essa.
Il terzo era la Casa delle Tigri, Balami-ha, così chiamata, in cui non v'erano che tigri che si rotolavano, si ammassavano, rugghiavano e schernivano. Le tigri erano rinchiuse nella casa.
Zotzi-ha, la Casa dei Pipistrelli, si chiamava il quarto luogo di castigo. Entro questa casa non vi erano che pipistrelli, che strillavano, gridavano e svolazzavano nella casa. I pipistrelli erano rinchiusi e non potevano uscire.
Il quinto si chiamava la Casa dei Coltelli, Chayim-ha (34), nella quale non v'erano che coltelli taglienti ed affilati, muti o stridenti gli uni contro gli altri entro la casa.
Molti erano i luoghi di tormento di Xibalbà (35); ma Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú non vi entrarono. Ricordiamo soltanto i nomi di queste case di castigo.
Quando Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú giunsero alla presenza di Hun-Camé e Vucub-Camé, questi dissero loro:
- Dove sono i miei sigari? Dov'è la mia scheggia di ocote che vi venne data ieri sera?
- Sono finiti, Signore.
- Bene. Oggi sarà la fine dei vostri giorni. Ora morirete. Sarete distrutti, vi faremo a pezzi e qui rimarrà nascosto il vostro ricordo. Verrete sacrificati, - dissero Hun-Camé e Vucub-Camé.
Immediatamente li sacrificarono e li sotterrarono nel Pucbal-Chah, così chiamato (36). Prima di sotterrarli (37), tagliarono la testa a Hun-Hunahpú e sotterrarono il fratello maggiore insieme al fratello minore.
- Portate via la testa e collocatela su quell'albero che è piantato sulla strada, - dissero Hun-Camé e Vucub-Camé. E, andati a collocare la testa sull'albero, ecco che si coprì di frutti, quest'albero che non aveva mai fruttificato prima che fosse collocata tra i suoi rami la testa di Hun-Hunahpú. E questa zucca è oggi da noi chiamata la testa di Hun-Hunahpú: così viene detta.
Hun-Camé e Vucub-Camé contemplavano con meraviglia il frutto dell'albero. I frutti rotondi c'erano dappertutto; ma non si distingueva la testa di Hun-Hunahpú; era un frutto uguale a tutti gli altri frutti del jìcaro. Così appariva a tutti quelli di Xibalbà quando andavano a guardarla.
A loro parere, la natura di quest'albero era meravigliosa, per ciò che era improvvisamente accaduto quando avevano posto tra i suoi rami la testa di Hun-Hunahpú. Ed i Signori di Xibalbà ordinarono: - Non venga nessuno a raccogliere questi frutti! (38). Non venga nessuno a mettersi sotto quest'albero! - dissero e così decisero di impedirlo tutti quelli di Xibalbà.
La testa di Hun-Hunahpú non apparve più (39), perché era divenuta una sola cosa col frutto dell'albero che è chiamato jicaro. Una ragazza, però, udì raccontare la storia
meravigliosa. Ora narreremo il suo arrivo.
CAPITOLO TERZO
Questa è la storia di una fanciulla, figlia di un Signore chiamato Cuchumaquic.
Giunsero [queste notizie] all'orecchio di una fanciulla, figlia di un Signore. Il nome del padre era Cuchumaquic e quello della fanciulla Ixquic (40). Quando essa udì la storia dei frutti dell'albero, che le fu raccontata dal padre, rimase stupita nell'udirla.
- Perché non devo andare a vedere quest'albero di cui parlano? - esclamò la giovane. - Devono certo essere saporiti i frutti di cui sento parlare -. Poi si mise in cammino da sola e giunse ai piedi dell'albero che era piantato a Pucbal-Chah.
- Ah, - esclamò, - che frutti sono quelli che produce quest'albero? Non è meraviglioso vedere come si è coperto di frutti? Morirò, mi perderò se ne colgo uno? - disse la fanciulla.
Allora parlò il teschio che stava tra i rami dell'albero e disse: - Che vuoi? Questi oggetti rotondi che coprono i rami dell'albero non sono altro che teschi -. Così disse la testa di Hun-Hunahpú rivolgendosi alla giovane. - Per avventura li desideri? - soggiunse.
- Sì, li desidero, - rispose la fanciulla.
- Benissimo, - disse il teschio. - Stendi da questa parte la tua mano destra.
- Bene, - replicò la giovane, ed alzando la destra la stese nella dirczione del teschio.
In quell'istante il teschio lanciò uno spruzzo di saliva che andò a cadere direttamente sulla palma della mano della fanciulla. Essa si guardò svelta ed attenta la palma della mano, ma la saliva del teschio non era più sulla sua mano.
- Nella mia saliva e nella mia bava ti ho dato la mia discendenza, - (disse la voce sull'albero). - Ora non vi è più nulla sopra la mia testa, non è altro che un teschio spoglio della carne. Così è la testa dei grandi principi, soltanto la carne da loro un bell'aspetto. E quando muoiono, gli uomini si spaventano alla vista delle ossa. Tale è anche la natura dei figli, che sono come la saliva e la bava, siano essi figli di un Signore, di un uomo saggio o di un oratore (41). La loro qualità non si perde, quando essi se ne vanno, ma si eredita; non si estingue né sparisce l'immagine del Signore, dell'uomo saggio o dell'oratore, ma essi la lasciano alle loro figlie ed ai figli che generano. Questo, appunto, ho fatto io con te. Sali dunque sulla superficie della terra, che non morirai. Abbi fiducia nella mia parola, che così sarà, - disse la testa di Hun-Hunahpú e di Vucub-Hunahpú (42).
E tutto ciò che così sagacemente avevan fatto era stato per ordine di Huracán, Chipi-Caculhá e Raxa-Caculha.
Ricevuti tutti questi avvertimenti, la fanciulla ritornò subito a casa sua, avendo immediatamente concepito i figli nel ventre in virtù della sola saliva. E così vennero generati Hunahpú ed Ixbalanqué.
Giunse, dunque, la giovane a casa sua e, trascorsi sei mesi, il suo stato venne notato dal padre, il chiamato Cuchumaquic. Il segreto della giovane venne scoperto in un attimo dal padre, quando osservò che essa recava in seno un figlio (43).
Tutti i Signori Hun-Camé e Vucub-Camé si riunirono allora in consiglio con Cuchumaquic.
- Mia figlia è gravida (44), Signori; è stata disonorata (45), - esclamò il Cuchumaquic quando comparve dinanzi ai Signori.
- Bene, - dissero questi. - Costringila a dichiarare la verità (46) e, se si rifiuta di parlare, puniscila; la conducano al sacrificio lontano di qui.
- Benissimo, onorevoli Signori, - rispose. Poi interrogò sua figlia: - Di chi è il figlio che hai nel ventre, figlia mia? (47) - Ed essa rispose: - Non ho figlio alcuno, signor padre, non ho ancora conosciuto uomo (48).
- Sta bene, - replicò. - Sei davvero una sgualdrina. Conducetela al sacrificio, signori Ahpop Achih; portatemi il cuore entro una zucca e ritornate oggi stesso dinanzi ai Signori, - disse ai gufi.
I quattro messaggeri presero la zucca e se ne andarono portando a braccia la giovane e portando anche il coltello di selce per sacrificarla (49).
Ed essa disse loro: - Non è possibile che mi uccidiate, oh messaggeri!, poiché non è un disonore ciò che porto nel ventre, ma si generò da solo quando andai ad ammirare la testa di Hun-Hunahpú che era a Pucbal-Chah. Perciò non dovete sacrificarmi, oh messaggeri! - disse la giovane, rivolgendosi loro.
- E che cosa porremo al posto del tuo cuore? Ci è stato detto da tuo padre: « Portatemi il cuore, ritornate dinanzi ai Signori, compite il vostro dovere ed occupatevi insieme della bisogna, portatelo presto nella zucca (50), mettete il cuore nel fondo della zucca ». Non ci è stato forse detto così? Che cosa gli daremo nella zucca? Noi ben vorremmo che tu non morissi, - dissero i messaggeri.
- Benissimo, ma questo cuore non appartiene loro. Né deve essere qui la vostra dimora, né dovete tollerare che vi costringano ad uccidere gli uomini (51). Più tardi saranno certamente vostri i veri criminali e miei saranno presto Hun-Camé e Vucub-Camé. Così il sangue e solo il sangue apparterrà loro e sarà alla loro presenza (52). Né può essere che questo cuore venga bruciato dinanzi a loro (53). Raccogliete il prodotto di quest'albero, - disse la fanciulla.
Il succo rosso zampillò dall'albero, fluì nella zucca e subito divenne una palla rilucente che prese la forma di un cuore, fatto della linfa che scorreva da quell'albero vermiglio. Simile al sangue, la linfa sgorgava dall'albero, imitando il vero sangue. Poi il sangue, cioè la linfa dell'albero rosso, si rapprese là dentro, e si coprì di uno strato molto acceso, come se fosse sangue che si coagulasse entro la zucca, mentre l'albero riluceva per opera della fanciulla. Era chiamato Albero rosso della cocciniglia (54), ma da allora prese il nome di Albero del Sangue perché la sua linfa è chiamata il Sangue (55).
- Là sulla terra sarete amati ed avrete ciò che vi spetta, - disse la giovane ai gufi.
- Bene, fanciulla. Noi andremo là, saliremo a servirti; tu, continua per la tua strada mentre noi andiamo a presentare la linfa, in luogo del tuo cuore, dinanzi ai Signori, - dissero i messaggeri.
Quando giunsero in presenza dei Signori, tutti erano in attesa.
- È finito? - domandò Hun-Camé.
- Tutto è concluso, Signori. Ecco il cuore in fondo alla zucca.
- Benone. Vediamo, - esclamò Hun-Camé. E, afferrandolo con le dita, lo sollevò; la scorza si ruppe ed incominciò a spandersi il sangue di colore rosso vivo.
- Attizzate bene il fuoco e ponetelo sulla brace, -disse Hun-Camé.
Subito quelli di Xibalbà lo gettarono nel fuoco ed incominciarono ad avvertirne l'odore, e, alzatisi tutti, si avvicinarono ed era certo loro dolcissima la fragranza del sangue.
E mentre essi restavano pensierosi, i gufi, i servitori della fanciulla, se ne andarono, spiccarono il volo in stormo dall'abisso verso la terra e tutti e quattro si mutarono in suoi, servitori.
Così vennero vinti i Signori di Xibalbà. Dalla fanciulla vennero ingannati tutti quanti.
CAPITOLO QUARTO
Orbene, Hunbatz e Hunchouén erano con la loro madre (56), quando giunse la donna chiamata Ixquic.
Quando giunse dunque la donna Ixquic dinanzi alla madre di Hunbatz e di Hunchouén (57), portava i suoi figli nel ventre e mancava poco perché nascessero Hunahpú e Ixbalanqué, che così vennero chiamati.
Quando la donna giunse dinanzi all'anziana, la donna disse alla nonna: - Sono arrivata, signora madre; io sono vostra nuora e vostra figlia, signora madre -. Così disse quando entrò nella casa della nonna.
- Da dove vieni tu? Dove sono i miei figli? Forse che non sono morti a Xibalbà? Non vedi costoro che serbano la loro discendenza e la loro stirpe e che si chiamano Hunbatz e Hunchouén? Via di qui! Vattene! - gridò la vecchia alla ragazza.
- Tuttavia, è vero che sono vostra nuora; è molto tempo che lo sono. Appartengo a Hun-Hunahpú. Essi vivono in quello che io porto in seno, non sono morti Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú: ritorneranno a mostrarsi chiaramente, mia signora suocera. E così, presto vedrete la loro immagine in ciò che porto, - venne detto alla vecchia.
Allora Hunbatz e Hunchouén s'infuriarono. Essi si dedicavano soltanto a suonare il flauto e cantare, a dipingere e scolpire; in queste occupazioni trascorrevano tutto il giorno, ed erano la consolazione della vecchia.
Parlò quindi la vecchia e disse:
- Non voglio che tu sia mia nuora, poiché ciò che porti nel ventre è frutto della tua impudicizia. Inoltre, sei un'impostora: i miei figli, di cui parli, ormai sono morti.
Poi la nonna aggiunse: - Questo, che ti dico, è la pura verità; ma insomma, va bene, tu sei mia nuora, a quanto ho sentito. Và dunque a prendere il cibo per quelli che bisogna nutrire. Và a raccogliere una rete grande [di mais] e ritorna subito, visto che sei mia nuora, a quanto sento, - disse alla ragazza.
- Benissimo, - rispose la giovane, ed andò subito verso il campo di mais (58) che possedevano Hunbatz e Hunchouén. La strada era stata aperta da loro e la giovane la prese e così giunse al campo di mais; ma non trovò che un cespo di mais; non ve n'erano due, né tre e, vedendo che vi era soltanto un cespo con la sua spiga, il cuore della ragazza si riempì di afflizione.
- Ah, me peccatrice, me sventurata! Dove andrò per ricavare una rete di mais (59), come mi è stato ordinato? - esclamò. E subito si mise ad invocare il Chahal (60) del cibo perché venisse e se la portasse via.
- Ixtoh, Ixcanil, Ixcacau (61), voi che cuocete il mais; e tu, Chahal, custode del cibo di Hunbatz e Hunchouén! - disse la ragazza. E poi raccolse le reste, i peli rossi della pannocchia e li strappò, senza cogliere la pannocchia. Poi li dispose nella rete come se fossero stati pannocchie di mais e la grande rete si riempì completamente.
La ragazza ritornò subito indietro; gli animali dei campi l'accompagnavano portando la rete e, quando arrivarono, deposero il carico in un angolo della casa, come se l'avesse portato lei stessa. Giunse allora la vecchia e, visto il mais che era nella grande rete, esclamò:
- Da dove hai portato tutto questo mais? Hai forse consumato il nostro campo e te lo sei portato tutto via? Andrò subito a vedere, - disse la vecchia, e si mise in cammino per andare a vedere il campo di mais. Ma l'unico cespo di mais era ancora là e si vedeva pure il punto dove era stata la rete ai piedi del cespo (62). La vecchia allora ritornò in tutta fretta a casa sua e disse alla ragazza :
- Questa è una prova sufficiente che sei veramente mia nuora. Vedrò ora i tuoi frutti, quelli che porti [nel ventre] e che sono anch'essi saggi (63), - disse alla ragazza.
CAPITOLO QUINTO
Racconteremo ora la nascita di Hunahpu ed Ixbalanqué. Qui, dunque, diremo come avvenne la loro nascita.
Quando giunse il giorno della loro nascita, la giovane che si chiamava Ixquic partorì; ma la nonna non li vide quando nacquero. In un attimo vennero dati alla luce i due ragazzi chiamati Hunahpu ed Ixbalanqué. Là nel bosco vennero dati alla luce.
Poi andarono a casa, ma non potevano addormentarsi.
- Va' a gettarli fuori! - disse la vecchia, - perché gridano davvero molto -. E subito li andarono a collocare su un formicaio. Là dormirono tranquillamente. Allora li tolsero da quel luogo e li collocarono sopra le spine.
Orbene, ciò che Hunbatz e Hunchouén volevano era che morissero lì stesso, nel formicaio, o che morissero sulle spine. Hunbatz e Hunchouén così desideravano, per l'odio e l'invidia (64) che nutrivano verso di essi.
Al principio si rifiutavano di ricevere in casa i loro fratelli minori; non li riconoscevano, e così essi crebbero, nei campi.
Hunbatz e Hunchouén erano grandi musici e cantori; erano cresciuti tra molti disagi e bisogni ed avevano conosciuto molti stenti, ma erano divenuti molto saggi. Erano ad un tempo flautisti, cantori, pittori ed incisori; tutto sapevano fare.
Erano a conoscenza della loro nascita e sapevano anche che erano i successori dei loro genitori, quelli che erano andati a Xibalbà e là erano morti. Grandi saggi erano, dunque, Hunbatz e Hunchouén e nel loro intimo sapevano tutto ciò che riguardava la nascita dei loro fratelli minori. Tuttavia non dimostravano la loro sapienza, per l'invidia che avevano, poiché i loro cuori erano pieni di malanimo verso di essi, senza che Hunahpu ed Ixbalanqué li avessero offesi in nulla.
Questi ultimi si dedicavano soltanto a tirare di cerbottana tutti i giorni; non erano amati dalla nonna né da Hunbatz, né da Hunchouén. Non si dava loro da mangiare; soltanto quando il pasto era già finito e Hunbatz e Hunchouén avevano mangiato, allora era la loro volta. Ma non se l'avevano a male, né andavano in collera e soffrivano in silenzio, poiché conoscevano la propria condizione e si rendevano conto di tutto chiaramente (65). Portavano i loro uccelli ogni giorno quando venivano, e Hunbatz e Hunchouén se li mangiavano, senza dar nulla a nessuno dei due, Hunahpú ed Ixba-lanqué.
L'unica occupazione di Hunbatz e Hunchouén era suonare il flauto e cantare.
Ed una volta che Hunahpú ed Ixbalanqué arrivarono senza portare uccelli di nessun genere, entrarono [in casa] e la nonna s'infuriò.
- Perché non portate uccelli? - disse a Hunahpú ed Ixbalanqué.
Ed essi risposero: - II fatto è, nonna nostra, che i nostri uccelli sono rimasti impigliati sull'albero e noi non possiamo salire a prenderli, cara nonna. Se i nostri fratelli maggiori così vogliono, vengano con noi e vadano a prendere gli uccelli, - dissero.
- Bene, - dissero i fratelli maggiori in risposta, - verremo con voi all'alba.
I due si consultarono allora insieme sul modo di vincere Hunbatz e Hunchouén (66). - Muteremo soltanto la loro natura, il loro aspetto; si compia così la nostra parola (67), per le molte sofferenze che ci hanno inflitte. Essi desideravano che noi morissimo, che ci perdessimo, noi, i loro fratelli minori. Nel loro intimo (68) ci consideravano servi. Per tutto ciò, li vinceremo e daremo un esempio -. Così andavano dicendo tra di loro mentre si dirigevano ai piedi dell'albero chiamato Canté (69). Erano accompagnati dai fratelli maggiori ed andavano tirando di cerbottana. Non si potevano contare gli uccelli che cantavano sull'albero ed i fratelli maggiori si meravigliavano nel vedere tanti uccelli. Uccelli ve n'erano, ma neppur uno cadeva ai piedi dell'albero.
- I nostri uccelli non cadono a terra. Andate a prenderli, - dissero ai fratelli maggiori.
- Benissimo, - risposero questi. E subito salirono sull'albero, ma l'albero aumentò di volume ed il suo tronco si gonfiò. Quindi Hunbatz e Hunchouén cercarono di scendere, ma non poterono più calare dalla cima dell'albero.
Allora esclamarono, dalla vetta dell'albero: - Che cosa ci è successo, fratelli nostri? Disgraziati noi! Quest'albero ci fa paura solo a guardarlo, oh fratelli nostri! - dissero dalla cima dell'albero. E Hunahpú ed Ixbalanqué risposero loro: - Slacciatevi le brache (70), legatevele sotto la pancia, lasciandone cadere le estremità e tirandole da dietro e così potrete muovervi facilmente -. Così dissero loro i fratelli minori.
- Va bene, - risposero, tirando l'estremità delle loro cinture, ma ecco che queste si convertirono in code ed essi presero l'aspetto di scimmie. Subito se ne andarono sui rami degli alberi, in mezzo ai boschi grandi e piccoli e s'addentrarono nella foresta, facendo smorfie e dondolandosi sui rami degli alberi.
Così Hunbatz e Hunchouén vennero vinti da Hunahpú ed Ixbalanqué; e solo per arte di magia essi poterono far ciò.
Ritornarono a casa e quando giunsero parlarono con la nonna e con la madre, dicendo : - Che cosa sarà mai, nonna, quel che è successo ai nostri fratelli maggiori, che all'improvviso le loro facce sono diventate simili a facce di animali? - Così dissero.
- Se voi avete fatto qualcosa di male ai vostri fratelli maggiori, mi avete resa infelice e mi avete riempita di tristezza. Non fate una cosa simile ai vostri fratelli, oh figli miei! - disse la vecchia a Hunahpú ed Ixbalanqué.
Ed essi dissero alla nonna:
- Non addoloratevi, nonna nostra. Rivedrete la faccia dei nostri fratelli; essi ritorneranno ma sarà una prova difficile per voi, nonna. E badate bene a non ridere. Ed ora, tentiamo l'incantamento! - dissero.
Subito si misero a suonare il flauto, suonando la canzone di Hunahpu-Qoy (71). Poi cantarono, suonarono il fluato ed il tamburo, prendendo i loro flauti ed il loro tamburo. Poi fecero sedere accanto a loro la nonna e continuarono a suonare ed a chiamare con la musica ed il canto, intonando la canzone che si chiama Hunahpú-Qoy.
Finalmente arrivarono Hunbatz e Hunchouén e appena arrivati si misero a ballare; ma quando la vecchia vide le loro brutte boccacce, scoppiò a ridere nel vederli, la vecchia, irrefrenabilmente, ed essi se ne andarono via subito e non si vide più la loro faccia.
- Ecco, vedete, nonna! Se ne sono andati nella foresta. Che cosa avete fatto, nonna nostra? Soltanto quattro volte possiamo fare questo incantamento, e non ne mancano che tre. Li chiameremo col flauto e col canto, ma cercate di trattenere il riso. Incominci l'incantamento! - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Subito si misero di nuovo a suonare. Hunbatz e Hunchouén ritornarono ballando ed arrivarono fino in mezzo al cortile della casa (72), facendo smorfie scimmiesche ed eccitando il riso della nonna sinché questa scoppiò in una gran risata. Erano davvero molto divertenti quando arrivarono con le loro facce di scimmia, le loro larghe natiche, le loro code magre ed il buco della loro pancia (73), e tutto ciò costringeva la vecchia a ridere.
Poi se ne andarono di nuovo nei boschi. E Hunahpú ed Ixbalanqué dissero: - Ed ora che facciamo, nonna? Soltanto per la terza volta proveremo.
Suonarono di nuovo il flauto e le scimmie ritornarono ballando. La nonna trattenne il riso. Poi esse salirono sul focolare; i loro occhi gettavano una luce rossa, esse allungavano e si strofinavano il muso e si spaventavano a vicenda delle smorfie che si facevano.
Appena la nonna vide tutto ciò scoppiò a ridere violentemente; ma non si rividero le loro facce, per colpa del riso della vecchia.
- Ormai soltanto questa volta li chiameremo, nonna, affinchè vengano qui per la quarta volta, - dissero i ragazzi. Ripresero dunque a suonare il flauto, ma quelli non ritornarono per la quarta volta e se ne andarono invece in fretta e furia verso la foresta.
I ragazzi dissero alla nonna: - Abbiamo fatto tutto il possibile, nonna; prima sono venuti, poi abbiamo provato a chiamarli di nuovo. Ma non addoloratevi; siamo qui noi, i vostri nipoti; dovete guardare noi, oh madre nostra!, oh nonna nostra!, come il ricordo dei nostri fratelli maggiori, di quelli che si chiamarono ed avevano nome Hunbatz e Hunchouén, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Quelli erano invocati dai musici e dai cantori, dalle genti antiche. Li invocavano anche i pittori e gli incisori in tempi lontani (74). Ma vennero convcrtiti in animali e divennero scimmie perché erano montati in superbia ed avevano maltrattato i loro fratelli.
A questo modo i loro cuori soffrirono; così avvenne la loro perdita e così Hunbatz e Hunchouén furono distrutti e divennero animali. Erano vissuti sempre nella loro casa; furono musici
dall'opera orignale di Ximénez.
y quando empezaron sus obras, y amanífestar
se ante su abuela, y su madre, lo prímero trataron
de haçer mílpa. nosotros sembraremos
mílpa díxeron asu abuela, y asu Me. no os
aflíxaís aquí estamos nosotros, tus níetos, no
sotros somos substitutes de nuestros hermanos
esto díxeron el hun ahpu, y xbalanque. y
entonces tomando sus hachas, y azadones
se fueron con sus çeruatanas al hombro. y
salíendo de sus casas auísaron a su abuela
q’les llevase su comída, al medío día. esta
bíen níetos míos díxo la víeja. y llegan
do ala mílpa, donde auían desembrar
clauaron el azadon en la tíerra, y mucho
era lo q’se labraba; por el azadon solo, y
la hacha clauandola en el palo se íuan
todos los palos cayendo tendídos, y tambí –
en todos los mecates, y era muchísímo lo
q’ auía de palos derríbados, y cortados, con
solo vna hacha, y con solo vn azadon, era
muchísimo loq’ estaba labrado ya, no era
contable todo lo q’ auían hecho con solo vn
azadonazo, en todos los montes chícos, y gran –
des, todos se íuan abaxo. y entonçes
auísaron a vn animal q’se llamaba, xmu –
cur, esto es la paloma de monte.) y la pu –
síeron enlo alto de vn tronco, y le díxe –
ron el hun ahpu, y xbalanque mírad
quando venga nuestra abuela, q’ ha de
venir a traernos de comer, y luego al
punto cantad qundo víeres q’víene
y luego
fine Folio 20 recto
al punto tomaremos nuestro azadon, y ha –
cha. esta bíen, dixo la paloma. y luego solo
se entretenían en tírar con la çerbatana, y
no trataban de mílpa. y luego q’ canto la
paloma víníeron a toda prísa vno tomo el
azadon, y el otro la hacha, y amarrandose
las cabezas eb valde se vntaban de tíerra
las manos el vno como q’ se ensuçíaba la
cara, a modo de el q’siembra mílpa, y el
otro en valde se desparramaba astíllas
en su cabeza así como hachero de palos, y
entonçes fue vísto de su abuela, y corrí –
endo, no deuerdad haçían mílpa, y así en
valde les lleuaron de comer. y enton
çes sefueron a sus casas, verdadera men –
te estamos cansados abuela, le díxeron, y
llegandose asu casa, en valde creían su –
trabaxo desus manos, y pies ante su abuela.
y las refregaban; y luego fueron al segun
do día, y llegando ala mílpa hallaron
parados todos los arboles, y los mecates
y se auían otra vez vnído, y juntado.
quíen sera este díxeron, q’ nos ha en
gañado, sin duda han sído los q’han he –
cho esto todos los animals grandes, y chí –
cos; el tígre, el venado, el conejo, el ga –
to de monte, el lobo; el puerco, el pízote,
y los paxaros grandes, y chícos, estos fu –
eron los q’híçíeron esto, y luego bolbíe –
ron otra vez ahazer la mílpa, y así mes –
mo hízo la tíerra, y los palos cortados, y
entonçes consultaron, en los palos corta –
dos, y la tíerra desyeruada, velare
mos nuestra mílpa quízas cogere –
mos al q’víene ahazer esto, esto díxe –
ron, en su consulta, y llegaron asus ca –
sas, q’le pareçe abuela lo q’hemos vis –
to, la burla q’ nos han hecho, lo q’ labra –
mos, se ha buelto otra vez, monte, y pa –
jonal, ya lo hallamos así quando fuí –
mos denantes, esto díxeron asu abu –
ela, y asu Me, bolberemos otra vez, y
velaremos, porq’ no esbueno esto q’
nos han hecho. esto díxeron, y luego
se armaron, y fueron otra vez a la
roza suya, y luego se ocultaron, y estu
fine Folio 20 verso
uíeron ocultos allí, quando se junta –
ron todos los animals, en una parte
sejuntaron todos los animals chicos
ygrandes. y luego empunto de la me –
día noche, víníeron, y hablando todos
quando víníeron deçían así: yaclín
che, yaclín caam. (esto es: parense
palos, parense mecates) esto dígeron
quando víníeron, y se meneaban deba –
xode los arboles, y mecates, acercandose
entonçes se manífestaron ante ellos, y
el prímero era vn leon, y vn tígre, y q’ –
ríendolos coger, nose díeron, y luego
se apropínquo vn venado, y vn cone
jo, y juntándose vno con otro los cogíe –
ron pero se les arrancaron las colas, en
tonçes tomaron la cola de el venado, y la
cola de el conejo, y así solo son chíquítas
sus colas. y el gato montes, y el lobo tampo
sedíeron, ní el puerco, y el pízote to –
dos se pasaron los animals por delante
de hun ahpu, y xbalanque. y rebenta –
ban de colera sus corazones, porq’no
los auían cogído. y víno vno a la postre
saltando, y atajando lo cogíeron en la
red al raton, y luego q’lo cogíeron, le
apretaron el çelebro, q’ lo querían aho –
gar, y le quemaron la cola en el fuego,
y entonçes tomo su cola el raton sín pe –
lo, y tambíen sus ojos sltados quando lo –
quisieron ahogar los dos muchachos
hun ahpu, y xbalanque. ydíxo el ra –
ton, no me mateís, no es esto vuestro off°
el haçer mílpa. pues q’es lo q’ nos de—
deçís, díxeron los dos muchachos al
raton. dexadme vn poco, porq’ tengo,
en mí víentre q’dezir, y despues lo dire
dadme algo q’ comer díxo el raton, y
le fue dícho despues te daremos tu comída
deçíldo agora. esta bíen díxo el raton.
sabreís q’los bienes de vuestros Padres, hun –
hun ahpu, y vucub hun ahpu q’ así se llama –
ban aquellos, q’ muríeron en el ífíerno, es
tan ay, q’es conq’ jugaban, estan colgados
sobre el tapanco, su batey, la pala, y la pelo –
ta de vle, y no os lo quíere manífestar vues –
tra abuela, porq’ por estos muríeron vues –
fine Folio 21 recto
ros padres. y díxeron los muchachos: de çíer
to lo sabeís vos? y sealegraron mucho quando
oyeron la notíçía de la bola de vle, y auíen –
do dícho el raton le señalaron sucomída al
raton. esta sera tu comída, el maís, las pepí –
tas de el chíle, los fríxoles, el pataste, el cacao,
esto es vuestro, y sí algo esta guardado, oluída –
do, también es vuestro comeldo, esto le fue dí –
cho al raton, por hun ahpu, y xbalanque. esta
bíen muchachos, y sí me ve vuestra abuela, q’
me deçis? díxo el raton. no te aflíxas q’ noso –
tros estamos aquí, y aduertíremos lo q’se ha
de haçer. ayq’ le dígamos a nuestra abuela.
luego q’te pongamos en la esquína de la
casa en llegando llegate luego donde
esta colgado, y allí veremos el chíle molido
para nuestra comída, y veremos. díxeron
al raton y entonçes auísaron ala noche, y
consultaron hun ahpu, y xbalanque, y llegaron
al medío día.
y el raton lo traían oculto, y llegando el vno
entro derecho en casa, y el otro ala esquína
y luego al punto levanto en alto al raton
y lo puso allí. y luego pídíeron su comida
a su abuela, moled nuestra comída, q’dese –
amos chílmol abuela esto díxeron, y luego
se molío su chíle, y se les puso delante vn
cagete de caldo, pero esto era para enga –
ñar a la víeja, y a su madre, y agotaron el
agua q’estaba en la tínaja, y dígeron, nos
estamos muríendo desed andad traed a –
gua le díxeron ala abuela, bíen, díxo ella
y entonçes se fue ella por el agua. y ellos que
daban comiendo, pero ala verdad no tenían
gana, síno q’ era solo engaño, el q’haçían, y en
tonçes víeron al raton en el chílmol, y estaba li –
brado elraton en el chíle q’estaba colgado
en el tapanco, y entonces lo víeron en el chíle.
ó chílmol. y embíaron entonçes un anímale –
jo llamado: xan. q’ es como mosquito, y fue
al agua, ó arroyo y horado la tínaja de el
agua de la víeja, ysesalía el agua de la tí –
naja. probaba, y no se podia zerrar el hoyo de
la tinaja. q’ hara nuestra abuela, díxeron asu
Me. q’ nos secamos de sed, andad Sa. auerlo, y
la embíaron. y luego corto el raton, royendo
fine Folio 21 verso
de a do pendía el vle, la pala, y el bate. y cayo
y arrebatandolo ellos lo fueron a esconder
al camino, q’ es camíno de el cementerío, ó lu –
gar donde jugaban la pelota. y luego fue –
ron donde estaba su abuela, y estaban ac –
tualmente su abuela, y su madre cerran –
do el hoyo ala tínaja cada vna. y llegando
cada vno con su cerbatana al agua q’aueís
hecho, q’ estamos ya cansados de esperar, y
así venímos. mírad mí tínaja díxo la ví –
eja q’ nose quíere zerrar el hoyo. y luego
al punto la cerraron, y todos juntos se bol –
bíeron otra vez, ellos delante desu abuela
y así fue el hallazgo deel vle.
yellos muy alegres se fueron a jugar á
la pelota al cementerío, y estaba muy
lexos donde fueron a jugar ellos solos.
y barríeron, y límpíaron el cementerío
de sus Padres. y oyendo los SSes. deel ín
fíerno esto díxeron: quíenes son es –
tos q’otra vez empezaron a jugar sobre
nosotros, y no nos tíenen respecto, q’estan
haçiendo ruído, por ventura no murí –
eron aquel hunhunahpu, y vucubhun
ahpu, q’se quísíeron engrandecer en
nuestra presençia? vayan luego a llamar –
los, dixeron otra vez el hun came, y vu –
cubcame, y todos los Señores, y los llamaron.
y díxeron asus mensageros andad de –
çíldes, q’vengan aca q’ lo díçen los SSes. y
jugaran con nosotros, q’de aquí asíete
días esten aquí y jugaremos, les fue dí –
cho a los mensageros y víníeron enton –
çes por vn camino ancho, de los muchos
q’iba derecho asu casa de ellos, y dere
chos víníeron con la víeja, y esta esta
ba lauando quando llegaron los men
sageros de el ínfíerno. y díxeron: dícen
los SSes. q’vengan los muchachos al ínfíerno
y este termino les dan de síete días en q’
los esperan, esto le fue dícho ala xmu –
cane. esta bíen díxo ella íran alla, írá –
alla SSes.mensageros. y fueronse los
mensageros, y se bolbíeron y aflíxíose
la víeja, como embíare a llamar los, a mís
níetos, q’ dire tocante asu llamada, deuer –
fine Folio 22 recto
así víníeron los mensageros antígua men –
te quando víníeron por sus Padres, dí –
xo la vieja, y muy tíerna se entro en su
casa, ella sola, y luego baxo vn píojo de
y lo cogío la víeja y lo puso
sobre la mano, y estaba meneandose el
píojo, y anduvo. y le díxo: tu mí níeto que –
rras q’ te embíe, q’ vayas a llamar a mís ní –
tos al cementerio, le fue dícho al píojo. an
da y decíldes, q’dice vuestra abuela co –
mo han venído a ella los mensageros de
el ínfíerno, allamarnos, y q’de aquí así –
ete días aueís de ír y q’ esto dice vuestra
abuela le fue dícho al píojo, y luego se
fue el píojo meneando. y estaba sen
tado en el camíno vn muchacho llama –
do tamazul, q’era sapo, y le díxo el sa –
po al píojo: a donde vas? y díxo el pí –
ojo: voy con los mozos, ó muchachos, y lle –
vo en mí víentre el mensage. esta bíen
dixo el sapo, pero veo q’ no puedes cor –
rer quíeres q’ te trague, y así podras ír;
mírad como corro yo. y así llegaremos
luego esta bíen dixo el píojo, al sapo y
luego se lo trago el sapo al píojo. eíba el
sapo corríendo, y ya cansado no corría,
quando encontrando con vna grande
culebra q’se llamaba. zaquícaz, y le
díxo: donde vas tamazul muchacho?
esto le fue dícho al tamazul por el zaquí –
caz. y díxo el sapo soy mensagero, ala
culebra, en mí víentre lleuo el mensage.
y dixo la culebra, veo q’vas cansado, y no
puedes corer, yo no llegar e presto? dixo
la culebra al sapo ven aca te tragare, y
luego se trago la culebra zaquícaz al sa –
po. y entonçes tomo esta comída para sí
la culebra, comíendose los sapos íba cor –
ríendo la culebra, quando fue encon
trada de vn paxaro llamado vac, y se
trago a la culebra el paxaro vac. y lu –
egollego sobre el çementerío. y entonçes
tomo parasí este paxaro este sustento co –
míendose a las culebras enlos montes
y llegando el vac separo sobre las al –
menas de el zementerío. y estaban hol –
gandose el hunahpu, y xbalanq’ pelote –
fine Folio 22 verso
andose, y enllagando el vac, canto vacgo
vac go. dixo su canto. (esto áquí eata el
vac) y díxeron: q’canto es este? vengá las ceruatanas.
y luego tírandole con la zeruatana al vac
fue el vodoque derecho, y le dío en la níña
deel ojo, y dando bueltas cayo, y luego lo –
cogíeron, y le preguntaron aq’ aueís ve –
nído aquí le díxeron al vac. y dixo el a
quí en mí víentre traígo vn mensage. cu –
radme prímero mí ojo, y luego lo dire
esta bíen díxeron ellos, y sacando vn poquí –
to de el vle de la pelota, lo pusíeron en
el ojo del vac. y llamase lotzquíc, esto es
vle de çíerta yerua) porq’ luego curo el
ojo de el paxaro, y míro bíen despu –
es q’ fue curado: y le dixeron ea dí loq’
traes, y luego bomíto vna gran culebra,
y le díxeron ala culebra, ea dí luego, lo
q’traes, le fue dícho ala culebra, y dixo
esta bíen, y luego bomíto el sapo. y le fue
dícho q’ es tu mensage, dílo luego, y díxo
el aquí en mí víentre traígo el mensa –
ge, y luego probro, a bomítar, y no vo –
mito; sino q’ como baba se le puso la voca.
y probaba, a bomítar, y no podia, y loquí –
síeron aporrear, los muchachos, y le díxe –
ron: soís un mentíroso engañador, y le
díeron con el píe enlas nalgas, y probo –
otra vez, y no mas q’baba haçía en la vo –
ca. y entonçes los muchachos le abrí –
eron la voca, y se la rasgaron, y busca –
ron en la voca, y hallaron pegado al
píojo en los díentes de el sapo, porq’ se –
lequedo en la voca, y no lo trago, y así
haze como q’bomíta, y fue despreçíado
y Ganado, y no tíene comída señalada
ní se la señalaron, y no corre, sino q’es
carne delas culebras. eá habla le
díxeron al píojo, y entonçes dío su
mensage. diçe vuestra abuela mu –
chachos, ó mançebos ana llamaldos
porq’ víníeron mensageros de el ín –
fíerno, de hun came, y vucubcame
q’vayan alla dentro de síete días
q’vengan aca dícen jugaremos a la
pelota
fine Folio 23 recto
y que vengan los ínstrumentos de el jue –
go, el vle, el bate, la pala, y el cuero, q’ va –
yan a divertirlos, q’lo diçen los Señores, es –
to dice vuestra abuela, q’así víno el men
sage de los SSes. y así vine a llamaros. sí se –
ra así díxeron ellos en sus corazones, oy –
endo el mensage. y luego al punto se
víníeron, y llegaron con su abuela, y so –
lo fueron a auísarle asu abuela.
Nosotros vamos, Sa y solo á auísaros vení –
mos, y esta señal os dexamos de nuestra pa –
labra, cada vno de nosotros sembraremos
vna caña, en medio de nuestra casa, y es –
ta sera la señal de nuestra muerte, sí se seca
díreís, poco haq’ murieron; empero sí re
toñeze, díreís q’ estan vívos tus níetos abu –
ela, y vos madre, no lloreís, q’ señal que –
da de nuestra palabra con vosotros.. y qdo
se fueron vna sembro hun ahpu, y otra sem –
bro xbalanque. y solo las sembraron en
la casa y no las sembraron en el monte
ní tambpoco en tíerra humeda; sino en
tíerra seca, en medío de su casa las de
xaron sembradas. y luego se fueron lle –
uando cada vno al ínfíerno cada vno su
ceruatana. y luego baxaron al ínfíerno
y con brebedad baxaron las gradas, y
pasaron vn río, en vna barranca, por me
dío delos paxaros pasaron, y estos paxa
ros sellamaban, molay., y tambien pas –
saron por vn río de material, y otro de
sangre, y estos ríos eran paraq’ fuesen ven
çídos, como pensaban los de el ínfíerno
y no los písaron; y salíendo de allí, legaron
a una encruçjada de quarto camínos
y çíertamente sabían el camíno de el ín –
fíerno, vno era Negro, otro blanco, otro co –
lorado, y otro verde; y desde allí embi –
aron a vn anímalexo q’ sellamaba. xan.
este íba a tomar nueuos, y embiando, y le
fue dícho a cada vno de por sí muerdelos
y prímero muerde al prímero q’esta
asentado, y acaba de morderlos a todos
y deti sera el chupar la sangre de los hon
bres, y su comída. enlos camínos. esto le fue
fine Folio 23 verso
dícho al xan. estabíen díxo el xan. y lue –
go tomo el camíno negro, y fuederecho al –
prímero q’estaba sentado, q’era vn hombre
hecho de trapos, y compuesto, y le mordío prí –
mero, y no hablo, y luego mordío al Segundo
y tampoco hablo. mordío al terçero, q’era: hun
came, y díxo aquí, quexandose. dixo qdo fue
pícado. q’es eso hun came, le díxo el quarto
q’estaba sentado, quíente mordío? nose
q’me ha mordído. mordío alotro, y díxo ay
q’es esp vucub came q’te ha mordído le
díxo el quínto. ayay. díxo xíquírípat.
y le díxo vucub came q’le ha mordido?
y mordío al sexto y díxo: ay. q’es eso, cu –
chu maquíc q’te ha mordído? ledíxo
xíquírípat. q’es eso q’te ha mordído di –
xo quando mordío al septímo q’díxo
ay. q’te ha mordído ahalpuh? dixo cu –
chu maquíC. y quando mordío al octauo
q’díxo ay, le díxo ahal puh. q’es eso ahal
cana q’te mordío? y quando mordío al
nono q’estaba sentado, q’díxo: ay. le
díxo ahal cana, q’te mordío chamí bac?
y quando mordío al deçímo, q’dixo: ay.
le díxo chamía buc, q’te mordío cha –
mía holom? y mordíendo al vndeçí –
mo, q’dixo ay. le díxo chamía holom
q’te mordío? y mordío al duodeçí –
mo, q’dixo ay ledixo otra uez. q’te mor –
dío patan? y mordíendo al terçío de
çímo q’dixo ay. le dixo otra vez: q’te
mordío quíc xíc. le díjo patan. y mor
díendo al quarto deçímo q’dixo ay
le díxo a quíc ríx a , quíc re. q’ te mor
dío.? y así todos díxeron sus nombres
y todos se manífestaron entre sí mes –
mos, díçíendo sus nombres.
fine Folio 24 recto
de cada vno. y se llamaba holoman, vno
q’estaba asentado en vn vanco. y nín –
gun nombre de ellos perdío, síno q’ todos
díxeron sus nombres todos quando fueron
mordidos por vn pelo de la cara de hun
ahpu, y no era mosquito en realídad
de verdad, el q’ fue a morderlos atodos
y q’ fue a oyrlos nombres detodos por
hun ahpu. y luego q’llegaron alla á
donde estaban los de el ínfíerno, les díxe –
ron ea saludad aese Sor. y no era Sor.síno
vna estatua para engallñarlos, y díxe
ron ese solo es estatua. y saludandolos a
los demas díxeron Sor. came, Sor. vucub
came, Sor. xíquírípat, Sor. cuchumaquíc,
Sor. ahal puh, Sor. ahal cana, Sor. chamía
bac, Sor. chamía holom, Sor. xíc, Sor. pa –
tan, Sor. quíc re, Sor. quic rí a . esto di –
xeron quando llegaron a todos les ma –
manífestaron sus caras, y díxeron sus
nombres de todos, y de nonguno perdí –
eron, ní olvídaron su nombre. y esto
era lo q’querían de ellos q’ no supíesen
sus nombres, ní fuesen hallados por
ellos. ea veníd les díxeron, y los quísí –
eron sentar en vn asíento, pero no quí –
síeron, no es este nuestro asíento porq’
es píedra ardíendo ese asíento díxe –
ron hun ahpu, y xbalanque, y no pu –
díeron ser vençídos. esta bíen díxeron
ellos, ea vayan a la casa les fue dícho, y
luego entraron en vna casa obscura, y no
fueron allí vencídos. y este era el primer
castígo de el ínfíerno. allí entraron, y allí
pensaban los de el ínfíerno empezar a
tríunfar de ellos. allí entraron en la
casa obscura., y luego les fueron a dar su
ocote, q’relumbraba, quando llegaron.
y también a cada vno vn zígarro por los
mensageros de huncame, y les díxeron
este vuestro ocote, y estos zígarros, dízen
los Señores ala mañana los aueís de bol –
ber, auíendo ardído toda la noche. esto
díxeron los mensageros, quando lle –
garon. esta bíen díxeron ellos, y no en
cendíeron el ocote, síno q’pusíeron otra
cosa colorada en lugar de el ocote, q’ fue
fine Folio 24 verso
plumas de cola de guacamaya.. y los q’es –
taban en guarda velando les pareçía ocote
ardiendo, y en los cígarros pusíeron luzíer –
nagas, y toda la noche los tuuíron por vençi –
dos, y deçían los guardas, ya estan ganados.
y no se acabo elocote, y así mesmo los zígar –
ros nada ençendíeron deellos. y luego fu –
eron a dar el ocote, y los zígarros alos Ses.
y dezían q’es esto? deadonde han venído
estos, quíen los engendro, y quíen los parío?
de uerdad arde nuestro corazon porq’
no es bueno esto q’hacen. díuersa es su
cara, y díuersa son sus costumbres. esto
deçían entre sí mesmos. y entonçes en –
bíaronlos todos los Señores a llamar, ea va –
mos a jugar ala pelota, mancebos. y lespre –
guntaron hun came, y vucub came, de
adonde aueís venído? deçildo man –
çebos. y díxeron ellos nosabemos: de
adonde venímos, y no lo díxeron. esta
bíen díxeron los de el ínfíerno a ellos
ea vamos a jugar a la pelota manze –
bos. donde echaremos esta nuestra pe –
lota de vle díxeron los de el ínfíerno?
de nínguna suert esa vuestra echa –
reís díxeron los mançbos. y díxe –
ron los de el ínfíerno de níngun mo –
do esa síno la nuestra. esta bíen, díxe –
ron los mançebos. ea sea este gusaní –
llo, q’ se llama chíl. díxeron los de el ínfierno,
no sea díxeron los muchachos,
síno la cabeza de leon. eso no díxe –
ron los del ínfíerno. esta bíen díxo hun
ahpu, y entonçes arrojando la pelota
los de el ínfíerno fue derecha al ba –
te de hun ahpu y víendo los de el ín –
fíerno el agudo herír qdo. salía de la
pala la pelota, se fue saltando sobre
la tíerra. q’es esto díxo hun ahpu, y
xbalanque, solo trataís de nuestra
muerte, por ventura no nos embíaste –
ís a llamar? no fueron vuestros men –
sageros? pobres de nosotros, nos íre –
mos otra vez les díxeron los mançe –
bos a ellos. y esto lo que querían de
ellos
fine Folio 25 recto
los mançebos q’ luego muriesen en el
juego de pelota, y no fueron vençídos,
no así los de el ínfíerno q’fueron otra vez
vençídos por los muchachos. y les díxe
ron juguemos a la pelota, echaremos
la vuestra, les fue dicho a los mançebos.
y díxeron esta bíen. y luego echaron
su vle, y luego se acabo el juego de
pelota. y díxeron los de el ínfíerno q’
haremos para vencerlos? y les díxeron
alos mançebos nos tra eran quartohí –
caras de flores. estabíen díxeron los
mançebos. y q’flores díxeron los
mançebos alos de el ínfíerno queries?
queremos díxeron ellos. caca muchíh
y. zaquí muchíh. ana muchít. y tam –
bíen carínímac. esta bíen díxeron los
mançebos. y luego baxaron a vna
casa, donde no auía más q’ nauajas
de chay. todas yguales, y fuertes. ye –
ran muchos los chayes. y estaban sus co –
rezones alegres quando los pusíeron
en las navajas para ser vençídos los
dos mançebos. y estaban alegres los
de el ínfíerno quando pensaron q’
ya los auían vençído. Buena cosa he –
mos hecho deçían ellos los de el ínfíer
no, adonde han de ír a tomar agora
flores deçían en sus corazones es esta
noche nos aueís de dar las flores, ya
os hemos Ganado, les fue dícho a hun
ahpu y a xbalanque, por los de el ínfí –
erno. esta bíen díxeron ellos ellos esta
noche pelotearemos, díxeron quando
se pactaron. y entrando luego los man –
çebos en la casa de las nauajas q’ era el
segundo castígo de los de el ínfíerno, esto
íntentaban q’fuesen cortados por las na –
uajas, y pensaban q’ luego al punto morí –
rían; pero no muríeron, y entonces dí –
xeron alos chayes, y les mandaron
auosotros tocaran tods las carnes de los
animals, les díxeron a los chaís, y nose
menearon mas, síno q’ estuuíeron que
dos todos y así estaban en la casa de
las nauajas aquella noche. y entonzes
llamaron a todas las hormígas, y de
fine Folio 25 verso
çían, hormígas de nauajas, hormígas de
el muslo, venid. veníd todas. andad to –
das, y traed todas las flores q’ hemos pro –
metído a los Señores esta bíen díxeron
ellas, y fueron todas las hormígas a tra –
er las flores de la guerta de hun came,
y vucub came. y antes auían auísa –
do alq’ guardaba las flores de los deel
ínfíerno no permítaís sacar flores porq’
hemos Ganado a los dos mançebos, y de
adonde les pueden venír las flores q’les
hemos Ganado, no ay de adonde les
vengan. velad toda la noche. esta bíen
díxeron los guardas. y no síntíeron
los guardas de la guerta, síno q’ en val –
de estaban dando grítos en las ramas
de los arboles de laguerta. y de allí
víno su modo de cantar, y abler, el vno
dezía xparpuec . xparpuec esto de –
çía cantando. el otro deçía. puhuyu,
puhuyu, y así se llamá, puhuyu los dos
guardas de la guerta de hun came, y
vucub came, y no sentían a las hor –
mígas q’sacaban las flores q’guarda –
ban, y venían como dando bueltas, y
meneandose con las flores de sobre
los palos, y con los díentes alzaban las
q’estaban debaxo de los palos; y los
q’ guardaban, estaban dando grítos
y no sentían los díentes q’les comían
las alas, y las colas y así lleuaban las
flores q’cogían con los díentes y muy
en breve llenaron las quarto hícaras
de flores, y estaban colmadas quan –
do amanezío. y luego víníeron los
mensageros, embíados, y díxeron, dí –
çe el Sor q’luego vengan lo q’hemos
Ganado. esta bíen díxeron ellos, y se
fueron lleuando las quarto hícaras
colmadas de flores, y llegaron
ante el Sor y los Señores tomaron las
flores, muy suaves. y así fueron ven
çídos los de el ínfíerno. y solas hor –
mígas embíaron ellos los mançebos
y en una noche cortaron las hormigas
las flores, y las pusieron en las hícaras
y así se espantaron todos los deelínfí –
fine Folio 26 recto
erno, y tenían los rostros pálidos por
las flores, y llamaron luego a los q’gu
ardaban las flores, y les díxeron: por –
q’aueís dado hurtadas nuestras flo –
res q’aquí vemos? no lo hemos sentído
Sor. díxeron, y nuestras colas mírad
como estan; y luego les rasgaron las
vocas, en pago de auer dejado hur –
tar las flores. y así fueron venzídos
hun came, y vucub came, por hun
ahpu, y xbalaque. y este fue el prín
çípío desus obras. y entonçes toma –
ron su voca de aquella suerte rasga –
da el parpuac, y así esta rasgada
agora. y luego echaron la pelota
y juntamente jugaban, y luego
pararon de jugar ala pelota se
auísaron, y çítaron vnos a otros q’
ala mañana auían de jugar otra
vez. esta bíen díxeron los mançebos
quando dexaron el juego.
y entraron en la casa de el frío, no era sufrí –
ble el frío, q’ en ella auía, y el yelo q’auía
en ella, en la casa de el frío, y luego se
agoto el frío por ellos los mançebos, y no
muríeron, síno q’ vivos amaneçíeron
y esto era lo q’ querían los de el ínfíer –
no, verles morír, y que allí muríesen.
y no fue así, síno q’buenos estaban
quando amaneçío, y estaban atentos
los q’les víníeron a llamar, y fueronse
los guardas, y díxo el Sor de el ínfí –
erno, q’es esto como no han muer –
to y se maravíllaron otra vez de
los prodígíos de hun ahpu, y de
xbalanque.
y luego entraron en la casa de los tí –
gres, no eran constables los q’auía en
la casa. no nos mordaís, les díxeron ay
q’sea vuestra comída y luego echaron
guesos ante las bestías, y luego em –
pezaron a quebrar sobre los guesos.
ea ya se acabaron yase los comieron
ya sedíeron, aquellos son los guesos, lo
quecomen, esto deçían los guardas
fine Folio 26 verso
todos, y estaban alegres de aquella, mas
no murieron. y así mesmo salíeron bu –
enos de la casa de los tígres. y díxeron
los de el ínfíerno: q’ genero de hombres
soys, de adonde venístís?
yluego los metíeron en una casa de
fuego, donde solo auía fuego, y no fu –
eron abrasados por el fuego, síno q’her –
mosos, y Buenos quando amaneçío, y
esto querían q’allí luego muríesen
dentro de el fuego; pero lo sobrepu –
jaron así mesmo. y con esto estaban
desesperados los de el ínfíerno
y luego otra vez en la casa de los mu –
rçíelagos, q’no auía mas q’murçíe –
lagos dentro, vna casa de murçíe –
lagos tomadores grandes brutos, así
como chaquítzan, era su matanza.
q’luego pereçían los q’llegan asu pre
sençía. y allí estuvíeron dentro; pe –
ro durmíeron dentro desus çerua –
tanas, y no fueron mordídos por los
muerçíelagos, y allí se estuuíeron por
vn grande murçíelago, q’vino de
el çíelo, y se manifesto quando fue
hecho por el y tomaron consejo, toda
la noche estaban rebolenado, y de
çían. quílítz, auílítz. así estuuíeron
díçíendo toda la noche. y parando
todos, ya ní vno de los murçíelagos
se mouía, estauan pegados ala pun
ta de la zeruatana y díxo xbalanq’
a hun ahpu. ya aura quízas amane—
çído, veamos, y queríendo ver sa
co la cabeza ala voca dela çerua –
tana, quería ver sí auía amane—
çído, y luego fue cortada la cabe –
za por el qamazotz. quedando solo
el cuerpo de hun ahpu. 464. díxo el otro
q’ay a amanecido dixo xbalanq’
pero nose meneaba hunahpu. q’
hasído esto díxo sí seacaído hun
ahpu
fine Folio 27 recto
como ha sído esto, y ya nose mouía, sí –
no q’ se estaba acostado, y luego se
espanto el xbalanque. ay ay desdí –
chado, esto díxo. y luego fueron apo –
ner la cabeza al cementerío, q’así
lo auía ordenado el hun came. y v –
ucub came. y alegrandose todos los
de el ínfierno por la cabeza de hun
ahpu. y luego llamando a todos los
animals al pízote, al puerco, a todos
chícos , y grandes ala noche, y ala
mañana les díxo os he llamado pa
señalaros vuestra comída acada
vno, esto les díxo xbalanque tomad
vuestra comída. y díxeron ellos es –
ta bíen y entonces se fueron a tomar
cada vno posesíon de sucomída qdo
todos se fueron amanífestar vnos
tomaron la podredumbre, porcomí –
da, otros yeruas, otros píedras, otros
tíerra díferentes fueron las co mídas
delos animals grandes, y chícos. y
alo vltímo víno. vno q’era tortu –
ga q’ venía dando bueltas atomar
sucomída, y este se puso en lugar
de la cabeza de hun ahpu, y luego
le labraron los ojos, y muchíssímos
sabíos víníeron de el çíelo, víno
el corazon de el çíelo, y víno huracan.
ala casa de los murçíelagos víníe –
ron, no así nomas se acabo su cara
estubo muy Buena, y salío muy her –
mosa, y así mesmo hablo. y quando
quería ya amanezer, q’seaclaraba
el çíelo, le fue dícho al çopílote, otra. –
uez señala, y obsureze, y díxo el
víejo estabíen, y luego se obscureçío
quarto uezes señalo el víejo zopílo –
te, y así dícen agora q’raya el zo –
pílote quando quíere amanezer.
y así estaua fresco quando se empezo
ahazer, síestara bueno díxeron quan
do sea hecho el hun ahpu, y díxo bíen
estara, y así mesmo sera gueso su ca –
beza, y fuehecho como sífuera su
fine Folio 27 verso
cqbeza. y despues seauísaron entresí
q’no jugasen ala pelota, síno q’te ama –
gues solo, q’yo solo lo hare díxo xba –
lanque ael. y luego mando a vn
conejo, y le díxo anda estate allí en
çementerío, y metete allí en el toma –
tal. le fue dícho al conejo por xbalan
que, quando llegue el vle atí, lu
ego sal, q’yo lo hare lo q’ he de haçer
le fue dícho al conejo quando se le
mando aquella noche y quando a
maneçío estaban ambos Buenos.
y echando la pelota estaba la cabe –
ça de hun ahpu en el çementerío. ya
fueron ganados, yase hízo, ya te díste
le fue dícho, y así mesmo se encogía hun
ahpu, y es dícho cabeza nueua de vle
yno sentía dolor, síno solo se amaga –
ban. y luego q’arrojaron el vle
los señores de el ínfíerno, salío
al enquentro xbalanque, y dere –
cho el vle al bate allí paro, y sa –
lío atoda prísa apso sobre el ze –
menterio y fue derecho al toma –
tal, ysalíendo ensconces el conejo
saltando, luego fueron en seguímí –
ento suyo con gran ruído, y vozería
fueron tras el conejo todos los de el
ínfíerno. y luego fue tomada la cabe –
za de hun ahpu, y la bolbío a poner
xbalanque, y fue asentar la tortu –
ga sobre el çementerio, y era su ca
beza, la cabeza de hun ahpu. y con
esto estaban alegres entrambos
ados. y luego fueron a buscar el
vle los de el ínfíerno, y ya auía sído
cogído allí en el tomatal. y lue –
go fueron llamados veníd don
mos, díxeron en su costumbre, y
víníendo los de el ínfíerno dixe
fine Folio 28 recto
ron q’esto q’hemos visto? y luego empe –
zaron a jugar la pelota, ambos a dos
estaban jugando a la pelota, y luego
fue tirado a la tortuga por xbalan –
que, y víno haçíendose pedazos al
çementerio, y desbaratado en pe –
pitas en su presençía. y díxeron los
de el ínfíerno quíen sera el q’vaya
por ella, y la vaya atraer? yasí fue
el vençímíento, ó seruençídos los
Señores de el ínfíerno por hun ah –
pu, y xbalanque. y aunq’ estuuí –
eron en gran trabaxo, no muríeron
con todo lo q’ con ellos híçíeron.
traduzione di Antonio Giannotti
E quando incominciarono le sue opere, e a manifestarsi davanti a sua nonna, e a sua madre, la cosa prima trattarono di fare il campo di mais. Noi semineremo il campo di mais, dissero a sua nonna, e a sua madre. Non vi affliggiate qui ci siamo noi i tuoi nipoti, noi siamo sostituti dei nostri fratelli questo dissero Hun-ahpu, e Xbalanque. Ed allora prendendo le sue asce, e zappe, andarono con le sue cerbottane a spalla. E uscendo delle sue case avvisarono a sua nonna che portasse il suo cibo, a mezzogiorno. Sta bene nipoti miei disse la vecchia. Ed arrivando al campo di mais, dove dovevano seminare, affondarono la zappa nella terra, e molto era quello che si lavorava, per lo zappa da sola, e l'ascia affondandola nel legno andavano giù tutti gli alberi cadendo distesi, ed anche tutti i cespugli, ed era moltissimi quelli che erano gli alberi abbattuti, e tagliati, con solo un'ascia, e con solo una zappa, era moltissimo quello che stava coltivato già, non era contabile tutto quello che avevano fatto solo con un lavoro di zappa, in tutti i monti piccoli, e grandi, tutti andavano giù. Ed allora avvisarono un animale che si chiamava, Xmucur, (questo è la colomba di monte). E lo misero in alto di un tronco, e gli dissero Hun-ahpu, e Xbalanque guarda quando venga nostra nonna, perchè deve venire a portarci da mangiare, e dopo subito canta quando vedi che viene e dopo subito prenderemo la nostra zappa, ed ascia. Va bene, disse la colomba. E dopo solo si intrattenevano a tirare con la cerbottana, e non si occupavano del campo di mais. E dopo che cantò la colomba vennero a tutta fretta uno prese la zappa, e l'altro l'ascia, e legandosi le teste, sembrando stanco si spalmavano di terra le mani l'uno come che si sporcava il viso, a modo di quello che semina il campo di mais, e l'altro sembrando stanco si disseminava di frammenti di legno la sua testa come spaccalegna, ed allora fu visto da sua nonna, e mangiando, in realtà non lavoravano il campo di mais, e così sembrando stanchi gli portarono da mangiare. Ed allora tornarono alla sua casa, veramente siamo stanchi nonna, gli dissero, ed arrivando alla sua casa, e stanchi credeva il suo lavoro delle sue mani, e piedi davanti a sua nonna. E li strofinavano; e dopo andarono al secondo giorno, ed arrivando al campo di mais, trovarono immobili tutti gli alberi ed i cespugli, e si erano uniti un'altra volta ed ricomgiunti. Chi sarà questo, dissero, che ci ha ingannati, senza dubbio sono stati quelli che hanno fatto questo tutti gli animali grandi, e piccoli; la tigre, il cervo, il coniglio, il gatto selvatico, il lupo; il porco, il pisote, e gli uccelli grandi, e piccoli, questi furono quelli che fecero questo, e dopo tornarono un'altra volta a lavorare il campo di mais, ed egualmente fece la terra e gli alberi tagliati, ed allora consultarono, negli alberi tagliati, e la terra diserbata, veglieremo il nostro campo di mais forse coglieremo quello che viene a fare questo, questo dissero nella sua consultazione, ed arrivarono alle sue case, che cosa le sembra nonna quello che abbiamo visto, lo scherzo che ci hanno fatto, quello che coltiviamo, è diventato un'altra volta, monte e sterpaglias, lo troviamo già così quando fummo sul posto, questo dissero a sua nonna, e a sua madre, ritorneremo un'altra volta, e veglieremo, perché non è bello questo che ci hanno fatto. Questo dissero, e dopo si armarono, e andarono un'altra volta al suo avvallamento, e dopo si nascosero, e erano nascosti lì, quando si riunirono tutti gli animali, in un luogo si riunirono tutti gli animali piccoli e grandi. E dopo in punto alla mezzanotte, vennero, e parlando tutti quando vennero dicevano così: yaclín che, yaclín caam. (questo è: fermi alberi, fermi cespugli) questo dissero quando vennero, e si dimenavano sotto agli alberi ed ai cespugli, avvicinandosi allora si manifestarono davanti ad essi, e il primo era un leone, ed una tigre, e volendoli prendere, non riuscirono, e dopo si avvicin un cervo, ed un coniglio, ed unendosi uno con un altro, li presero ma gli si strapparono le code, allora presero la coda del cervo, e la coda del coniglio, e così solo sono piccoline le sue code. Ed il gatto selvatico, ed il lupo neanche si presero, né il porco, ed il pisote tutti transotarono gli animali davanti a Hun-ahpu, e Xbalanque. E scoppiavano di colera i suoi cuori, perché non li avevano presi. E venne uno alla fine saltando, ed intercettandolo lo presero nella rete il topo, e dopo che lo presero, gli strinsero la testa, peerchè lo volevano soffocare, e gli bruciarono la coda nel fuoco, ed allora prese la sua coda il topo senza peli, ed anche i suoi occhi sporgenti, quando lo vollero soffocare i due ragazzi Hun-ahpu, e Xbalanque. E disse il topo, non mi ammazzate, non è questo il vostro mestiere, coltivare il campo di mais. Poichè che cosa è quello che ci dite, dissero i due ragazzi al topo. Lasciatemi un po', perché ho nel mio ventre qualcosa da dire, e dopo lo dirò datemi qualcosa da mangiare disse il topo, e gli fu detto poi ti daremo il tuo cibo diccelo ora. Sta bene disse il topo. Saprete che i beni dei vostri genitori, Hunhun-ahpu e Vucub Hun-ahpu, che così si chiamavano quelli, che morirono nell'inferno, stanno lì, perchè è con questi che giocavano, sono appesi sul tetto, il suo anello, la racchetta, e la palla di gomma, e non ve lo vuole manifestare vostra nonna, perché per questi morirono i vostri genitori. E dissero i ragazzi: di certo lo sapete voi? E si rallegrarono molto quando sentirono la notizia della palla di gomma, ed avendo detto il topo gli consegnarono il suo cibo al topo. Questo sarà il tuo cibo: il mais, i semi di peperoncino, i fagioli, il pataste, il cacao, questo è vostro, e se qualcosa sta riposto, o dimenticato, questo è vostro cobo, questo egli fu detto al topo da Hun-ahpu, e Xbalanque. Sta bene ragazzi, e se mi vede vostra nonna, che mi dite? disse il topo. Non ti affliggere, perché noi siamo qui, e sapremo quello che si deve fare. che gli diciamo a nostra nonna. Dopo che ti mettiamo nell'angolo della casa arrivando arrivate dopo dove è appeso, e lì vedremo il peperoncino macinato per il nostro cibo, e vedremo. Dissero al topo ed allora aspettarono la notte, e si consultarono Hun-ahpu, e Xbalanque, ed arrivarono a mezzogiorno.
Ed il topo lo portavano nascosto, ed arrivando l'uno entrò diritto in casa, e l'altro all’angolo e dopo rapidamente alzò in alto al topo e lo mise lì. E dopo chiesero il suo cibo a sua nonna, macinate il nostro cibo che desideriamo chilmol nonna questo dissero, e dopo si macinò il suo peperoncino, e fu messo loro davanti un piatto di brodo, ma questo era per ingannare la vecchia, e sua madre, ed esaurirono l'acqua che stava nella giara, e dissero, noi stiamo morendo di sete andate portate acqua gli dissero alla nonna, bene, ella disse ed allora andò lei per l'acqua. Ed essi che stavano mangiando, ma davvero non avevano voglia, ma era solo inganno, quello che facevano, ed allora videro il topo nel chilmol, ed era sostenuto il topo nel peperoncino che era appeso al soffitto, ed allora lo videro nel peperoncino. o chimol. Ed inviarono allora un animale – chiamato: Xan, Che è come zanzara, e fu all'acqua, e fece uscire e perforò la giara dell'acqua della vecchia, e se ne usciva l'acqua dalla giara. Provava, e non poteva chiudersi il buco della giara. Che cosa farà nostra nonna là, dissero a sua madre che noi ci essicchiamo di sete, andate, Signora a vederlo, e la inviarono, e dopo tagliò il topo, rodendo da dove pendeva la palla, e il bastone. E cadde e portandolo via essi lo andarono a nascondere lungo la strada, che è la strada verso il cimitero, o luogo dove giocavano alla palla. E dopo furono dove stava sua nonna, e stavano attualmente sua nonna, e sua madre, chiudendo il buco alla giara ognuna. Ed arrivando ognuno con la sua cerbottana all'acqua che cosa avete fatto, che siamo già stanchi di aspettare, e così venimmo. Guardate la mia giara disse la vecchia che non si vuole chiudere il buco. E dopo rapidamente lo chiusero, ed tutti insieme si voltarono un'altra volta, essi davanti a sua nonna; e così fu il ritrovamento della palla.
Ed essi molto allegri andarono via a giocare a la palla al cimitero, ed era molto lontano dove furono a giocare essi soli. E spazzarono, e pulirono il cimitero dei suoi genitori. E sentendo i Signori dell'inferno questo dissero: chi sono questi che un'altra volta incominciarono a giocare sopra di noi, e non ci hanno rispetto, che stanno facendo rumore, forse non morirono quel Hun-hun-ahpu, e Vucub-hun-ahpu che vollero esaltarsi in nostra presenza? Vadano dopo a chiamarli, dissero un'altra volta Hun-came, e Vucub-came, e tutti i Signori, e li chiamarono. E dissero ai suoi messaggeri andate diteloro, che vengono qua che lo dicono i Signori e giocheranno con noi, che da qui a sette giorni stiano qui e giocheremo, gli fu detto ai messaggeri e vennero allora per una strada larga, dei molti che andavano diretti alla sua casa di essi, e diritti vennero con la vecchia, e questa stava lavando quando arrivarono i messaggeri dall'inferno. E dissero: dicono i Signori che vengono i ragazzi all'inferno e questo termine gli danno di sette giorni in cui li aspettano, questo egli fu detto a Xmucane. Sta bene ella disse andranno là, andranno ai Signori messaggeri. E se ne andarono i messaggeri, e si voltarono e si afflisse la vecchia, come invierò a chiamarli, ai miei nipoti, che dirò riguardo alla sua chiamata, in realtà così vennero i messaggeri anticamente quando vennero per i suoi genitori, disse la vecchia, e molto tenera entrò nella sua casa ella sola, e dopo cadde un pidocchio e lo raccolse la vecchia, e lo mise sulla mano, e si stava dimenando il pidocchio, e camminò. E gli disse: tu mio nipote vorrei che ti inviassi, che vada a chiamare i miei nipoti al cimitero, gli fu detto al pidocchio. Cammina, e dì loro, perchè dice vostra nonna come sono venuti da lei i messaggeri dell'inferno, a chiamarvi, e che di qui a sette giorni dovete andare e che questo dice vostra nonna fu detto al pidocchio, e dopo il pidocchio si mise a dimenarsi. E stava seduto durante il tragitto un ragazzo chiamato Tamazul, che era rospo, e disse il rospo al pidocchio: dove vai? E disse il pidocchio: vado coi ragazzi, o ragazzi, e porto nel mio ventre il messaggio. Sta bene, disse il rospo; ma vedo che non puoi correre vuoi che ti inghiotta, e così potrai andare; guarda come corro io. E così arriveremo presto va bene disse il pidocchio, al rospo e dopo il rospo se lo divorò il pidocchio. E andava il rospo correndo, e già stanco non correva, quando incontrando una grande biscia che si chiamava, Zaquicaz, e gli disse: dove vai Tamazul ragazzo? Questo egli fu detto a Tamazul da Zaquicaz. E disse il rospo sono messaggero, alla biscia, nel mio ventre porto il messaggio. E disse la biscia: vedo che sei stanco, e non puoi correre, e non arriverai presto? disse la biscia al rospo vieni qua ti inghiottirò, e dopo lo inghiottì la biscia Zaquicaz al rospo. Ed allora prese questo cibo per sé la biscia, mangiandosi i rospi andava correndo la biscia, quando fu incontrata da uno sparviero chiamato Vac, e inghiottì la biscia lo sparviero Vac. E dopo arrivò sul cimitero. Ed allora prese per sé questo sparviero questo sostentamento mangiandosi le bisce nei monti, ed arrivando il Vac si fermò sui merli del cimitero. E si stavano divertendo il Hun-ahpu, e Xbalanque, giocando alla palla, ed in arrivando il Vac cantò: vacgo, vacgo, disse il suo canto. (Questo qui è il Vac) e dissero: che canto è questo? vengano le cerbottane. E dopo tirandogli con la cerbottana al Vac, fu il grumo diritto, ed lo dette alla bambina nell'occhio, e rigirandosi cadde, e dopo lo afferrarono, e gli domandaron per quale cosa siete venuti qui dissero al Vac. Ed egli disse qui nel mio ventre porto un messaggio. Curatemi prima il mio occhio, e dopo lo dirò sta bene essi dissero, e tirando fuori un pochino dalla gomma della palla, lo misero nell'occhio del Vac. E si chiama lotzquic, questo è gomma di una certa pianta) perché dopo curò l'occhio dello sparviero, e guardò bene dopo che fu guarito; e gli dissero ora dai quello che porti, e dopo vomitò una grande biscia, e gli dissero alla biscia, ora dai subito, quello che porti, gli fu detto alla biscia, e disse sta bene, e dopo vomitò il rospo. E gli fu detto che cosa è il tuo messaggio, dillo dopo, ed egli disse qui nel mio ventre porto il messaggio, e dopo provò, a vomitare, e non vomitò; ma come bava gli si mise nella bocca. E provava a vomitare, e non poteva, e lo vollero bastonare, i ragazzi, e gli dissero: siete un bugiardo ingannatore, e gli diedero con il piede nelle natiche, e provò un'altra volta, e non più che bava aveva nella bocca. Ed allora i ragazzi gli aprirono la bocca, e la allargarono, e cercarono nella bocca, e trovarono incollato il pidocchio nei denti del rospo, perché egli rimase nella bocca, e non lo inghiottì, e così fa come quello che vomita, e fu disprezzato e battuto, e non ha cibo speciale, né glielo assegnarono, e non corre, ma è carne delle bisce. Ed ora parla dissero al pidocchio, ed allora dette il suo messaggio. Dice vostra nonna ragazzi, o giovanotti, chiamateli perché vennero messaggeri dall'inferno, di Hun-came, e Vucub-came che vadano là entro sette giorni che vengono qua dicono giocheremo alla palla, e che vengono con gli strumenti dal gioco, la palla, il bastone, i guanti ed il cuoio, che vadano a divertirli, perchè lo dicono i Signori, questo dice vostra nonna, che così venne il messaggero dei Signori. E così venni a chiamarvi. Sì sarà così essi dissero nei suoi cuori, sentendo il messaggio. E dopo rapidamente vennero, ed arrivarono con sua nonna, e solo andarono ad avvisarla a sua nonna.
Noi andiamo, Signora, e solo ad avvisarvi veniamo, e questo segno vi lasciamo della nostra parola, ciascuno di noi seminerà una canna, in mezzo alla nostra casa, e questo sarà il segno della nostra morte, se si secca direte, è da poco che morirono; ciononostante se rigermogliasse, direte che stanno vivi i tuoi nipoti nonna, e voi madre, non piangete, perché segno rimane della nostra parola con voi. E quando andarono via una seminò Hun-ahpu, ed un'altra seminò Xbalanque. E solo le seminarono nella casa e non li seminarono nel monte, e neanche in terra umida; bensì in terra secca, in mezzo alla sua casa le lasciarono seminate. E dopo se ne andarono portando ognuno all'inferno ciascuno la sua cerbottana. E dopo scesero in inferno, e con brevità scesero i gradini, e passarono un fiume, in un burrone, per mezzo degli uccelli passarono, e questi uccelli si chiamavano Molay, e passarono anche per un fiume di materia, ed un altro di sangue, e questi fiumi erano affinché fosse vinti, come pensavano quelli dell'inferno, e non li calpestarono, ed uscendo di lì, arrivarono a una crocevia di quattro strade e certamente sapevano la strada dell'inferno, uno era nero, un altro bianco, un altro colorato, ed un altro verde; e da lì inviarono a un animale che si chiamava Xan. Questo andava a prendere notizie, ed inviando, egli fu detto a ognuno di per sé mordili e per primo morde il primo che sta seduto, e appena ha terminato di morderli tutti e di te sarà il succhiare il sangue degli uomini, ed il suo cibo, nelle strade. Questo egli fu detto a Xan. Sta bene disse il Xan. E dopo prese la strada nera, e fu a destra al primo che stava seduto, che era un uomo fatto di stracci, e composto, e lo morse per primo, e non parlò, e dopo morse il secondo e neanche parlò. Morse il terzo, che era: Hun-came, e disse ahi, lamentandosi. Disse, quando fu punto. Che cosa è quello Hun-came, gli disse il quarto che stava seduto, chi ti morse? Non so che mi hai morso. Morse l'altro, e disse, ahi che cosa è quello Vucub-came che cosa ti ha morso gli disse il quinto: Ahi, ahi. Disse Xiquiripat. E gli disse Vucub-came che cosa si è morso? E morse il sesto e disse: Ahi! che cosa è quello Cuchumaquic che cosa ti ha morso? gli disse Xiquiripat. Che cosa è quello che cosa ti ha morso disse quando morse il settimo che disse ahi. Che cosa ti ha morso Alialpuh? disse Cuchumaquic. E quando morse l'ottavo che disse ahi, gli disse Ahalpuh. Che cosa è quello, Ahalcana che cosa ti morse? E quando morse il nono che stava seduto, che disse ahi. Gli disse Ahalcana: che cosa ti morse Chamiabac? E quando morse il decimo, che disse: ahi. Gli disse Chamiabuc, che cosa ti morse, Chamiaholom? e mordendo l'undicesimo che disse ahi. Gli disse Chamiaholom che cosa ti morse? e mordendo il dodicesimo, che disse ahi gli disse un'altra volta. Che cosa ti morse Patan? E mordendo il tredicesimo che disse ahi. Gli disse un'altra volta: che cosa ti morse, Quicxiq. Gli disse Patan. E mordendo il quattodicesimo che disse ahi gli disse a Quicrixa, Quicre. Che cosa ti morse? E così tutti dissero i suoi nomi e tutti si manifestarono tra se stessi, dicendo i suoi nomi. Di ciascuno. E si chiamava Holoman, uno che stava sedoto su una panca. E nessun nome di essi si perse, ma tutti dissero i suoi nomi, tutti quando furono morsi da un capello del viso di Hun-ahpu, e non era zanzara in realtà di verità, quello che fu a morderli tutti, e che fu a sentire i nomi di tutti per Hun-ahpu. E dopo che arrivarono là dove stavano quelli dell'inferno, dissero loro ora salutate quel Signore. E non era Signore, bensì una statua per ingannarli, e dissero quella è solo statua. E salutando gli altri, dissero Signore Came, Signore Vucub-came, Signore Xiquiripat, Signore Cuchumaquic, Signore Ahalpuh, Signore Ahalcana, Signore Chamiabac, Signore Chamiaholom, Signore Xic, Signore Patan, Signore Quicre, Signore Quicric. Questo dissero quando arrivarono a tutti li manifestarono i suoi visi, e dissero i suoi nomi di tutti, e di nessuno persero, né dimenticarono il suo nome. E questo era quello che volevano di essi che non sapesse i suoi nomi, né fosse trovati da essi. Ora venite dissero loro, e li vollero sedere in un sedile, ma non vollero, non è questo il nostro sedile, perché è pietra ardente quel sedile, dissero Hun-ahpu, e Xbalanque, e non poterono essere vinti. Sta bene essi dissero, ora vadano alla casa gli fu detto, e dopo entrarono in una casa oscura, e non furono vinti lì. E questo era la prima punizione dell'inferno. Lì entrarono, e lì pensavano quelli dell'inferno incominciare a trionfare di essi. Lì entrarono nella casa oscura, e dopo andarono a dare il suo ocote. che risplendeva. quando arrivarono, Ed anche a ognuno un sigaro dai messaggeri di Hun-came, e dissero loro questo vostro ocote, e questi sigari, dicono i Signori alla mattina dovete restituirli, avendo arso tutta la notte. Questo dissero i messaggeri, quando arrivarono. Sta bene, essi dissero, e non incendiarono il ocote, ma misero un'altra cosa colorata invece dell'ocote, che fu piume di coda di guacamaya. Ed a quelli che stavano in guardia vegliando gli sembrava ocote ardente, e nei sigari misero lucciole, e tutta la notte li ritennero vinti, e dicevano i guardiani, già sono battuti. E non finì l'ocote, ed egualmente i sigari niente accesero di essi. E dopo furono a dare l'ocote, ed i sigari ai Signori. E dicevano che cosa è questo? di dove sono venuti questi, chi li generò e chi li partorì? In realtà arde il nostro cuore perché non è buono questo che fanno. Diverso è il suo viso, e diversi sono le sue abitudini. Questo dicevano tra se stessi. Ed allora li mandarono tutti i Signori a chiamare, ora andiamo a giocare alla palla, giovanotti. E domandarono loro Hun-came e Vucub-came, di dove siete venuti? ditelo giovanotti. Ed essi dissero non sappiamo: di dove veniamo, e non lo dissero. Sta bene dissero quelli dell'inferno a essi ora andiamo a giocare alla palla giovanotti. Dove getteremo questa nostra palla di gomma dissero quelli dell'inferno? Per nessuna ragione qyesta vostra getterete dissero i giovanotti. E dissero quelli dell'inferno in nessun. modo quella bensì la nostra. Sta bene, dissero i giovanotti. Ora sia questo vermiciattolo, che si chiama Chil. Dissero quelli dell'inferno; non sia quello dissero i ragazzi, bensì la testa di leone. Quello no dissero quelli dell'inferno. Sta bene disse Hun-ahpu, ed allora lanciando la palla quelli dall'inferno fu diretta all’anello di Hun-ahpu e vedendo quelli dell'inferno l'acuto ferire quando usciva dall’anello la palla, essa andò saltando sulla terra. Che cosa è questo disse Hun -ahpu y Xbalanque, solo si tratta della nostra morte, per questo non ci inviaste a chiamare? Non furono i vostri messaggeri? Poveri noi, andremo via un'altra volta dissero loro i giovanotti ad essi. E questo quello che volevano da essi i giovanotti che dopo morissero nel gioco della palla, e non furono vinti, non così quelli dell'inferno che furono vinti un'altra volta dai ragazzi. E dissero loro giochiamo alla palla, getteremo la vostra, gli fu detto ai giovanotti. E dissero: sta bene. E dopo gettarono la sua palla, e dopo finì il gioco di palla. E dissero quelli dell'inferno che cosa faremo per vincerli? E gli dissero ai giovanotti ci porteranno quattro chicchere di fiori. Sta bene dissero i giovanotti. E che fiori dissero i giovanotti a quelli dell'inferno volete? Vogliamo dissero essi. Caca muchih, e Zagui muchih. Ana muchit. Ed anche Carinimac. Sta bene dissero i giovanotti. E dopo scesero ad una casa, dove non c'era altro che coltelli di chay. Tutti uguali, e forti. Ed erano molti i coltelli di chay. Ed erano i suoi cuori allegri quando li misero nella casa dei coltelli per essere vinti i due giovanotti. Ed erano allegri quelli dell'inferno quando pensarono che già li avevano vinti. Buona cosa abbiamo fatto dicevano quelli dell'inferno, dove devono andare a prendere ora i fiori dicevano nei suoi cuori in questa notte dovete darci i fiori, già vi abbiamo battuti, gli fu detto a Hun-ahpu e a Xbalanque, da quelli dell'inferno. Sta bene essi dissero questa notte noi palleggeremo, dissero quando fecero un patto. E entrando dopo i giovanotti nella casa dei coltelli che era la seconda punizione di quelli dell'inferno, questo intendevano che fossero tagliati dai coltelli, e pensavano che dopo rapidamente morrebbero; ma non morirono, ed allora dissero ai coltelli di chay, e gli comandarono a voi toccheranno tutte le carni degli animali, gli dissero ai coltelli di chay, e non si dimenarono più, ma stettero tututi e due e così stavano nella casa dei coltelli quella notte. Ed allora chiamarono tutte le formiche, e dicevano: formiche che tagliate, formiche dal muscolo, venite, venite tutte. Andate tutte, e portate tutti i fiori che abbiamo promesso a i Signori sta bene dissero esse, e andarono tutte le formiche a portare i fiori dell'orto di Hun-came, e di Vucub-came. E prima avevano avvisato quelli che facevano la guardia ai fiori dia quelli dell'inferno non permettiate di raccogliere fiori perché abbiamo battuto i due giovanotti, e da dove possono venir loro i fiori che li abbiamo battuti, non c'è da dove vengano loro. Vegliate tutta la notte. Sta bene dissero i guardiani. E non sentirono i guardiani dell'orto, ma invano stavano gridando nei rami degli alberi dell'orto. E da lì venne il suo modo da cantare, e parlare; l'uno diceva Xparpuec. Xparpuec questo dicevo cantando. E l'altro diceva Puhuyu, Puhuyu, e così si chiamò, Puhuya i due guardiani dell'orto di Hun-came, e Vucub-came, e non sentivano a le formiche che portavano via i fiori che vigilavano, e venivano come girando, e dimenandosi coi fiori di sugli alberi, e coi denti alzavano quelli che stavano sotto gli alberi; e quelli che vigilavano, stavano gridando e non sentivano i denti che mangiavano loro le ali, e le code e così portavano i fiori che coglievano coi denti e molto in breve riempirono le quattro chicchere di fiori, ed erano colme quando albeggiò. E dopo vennero i messaggeri, inviati, e dissero, dice il Signore che dopo vengono quelli che abbiamo battuti. Sta bene essi dissero, e andarono portando le quattro chicchere colme di fiori, ed arrivarono davanti al Signore ed i Signori presero i fiori molto soavi. E così furono vinti quelli dell'inferno. E solo le formiche inviarono essi i giovanotti, ed in una notte tagliarono le formiche i fiori, e li misero nelle chicchere, e così si spaventarono tutti quelli dell'inferno, ed avevano i visi pallidi per i fiori, e dopo chiamarono quelli che vigilavano i fiori, e dissero loro: perché avete fatto rubate i nostri fiori che qui vediamo? Non li abbiamo sentiti Signore dissero, e le nostre code, guardate come stanno; e dopo li strapparono le bocche, come ricompensa per avere lasciato rubare i fiori. E così furono vinti Hun-came, e Vucub-came, per Hun-ahpu, e Xbalanque. E questo fu il principio delle sue opere: Ed allora presero la sua bocca da quella volta allungata il barbagianni, e così è allungata anora. E dopo gettarono la palla ed insiema giocavano; e dopo smisero di giocare alla palla si avvisarono, e si convocarono gli uni e gli altri che alla mattina dovevano giocare un'altra volta. Sta bene dissero i giovanotti quando abbandonarono il gioco.
Ed entrarono nella casa del freddo, non era sopportabile il freddo che c'era in essa, ed il gelo che c'era in essa, nella casa del freddo, e dopo si esaurì il freddo per essi i giovanotti, e non morirono, ma vivi albeggiarono e questo era quello che volevano quelli dell'inferno, vederli morire, e che lì morissero. E non fu così, ma bene stavano quando albeggiò, ed erano attenti quelli che li vennero a chiamare, e furono i guardiani, e disse il Signore dell'inferno, che cosa è questo, come non sono morti e si meravigliarono un'altra volta dei prodigi di Hun-ahpu, e di Xbalanque.
E dopo entrarono nella casa delle tigri; non erano numerabili quelle che c'erano nella casa. Non ci mordete, dissero loro già che sia il vostro cibo e dopo gettarono ossa davanti alle bestie, e dopo incominciarono a sgretolare le ossa. Ora già finirono già se le mangiarono già si diedero, quelle sono le ossa, quello che mangiano, questo dicevano i guardiani tutti, ed erano allegri di quello, ma non morirono. E egualmente uscirono beni dalla casa delle tigri. E dissero quelli dell'inferno: che genere di uomini siete, da dove veniste?
E dopo li misero in una casa di fuoco, dove solo c’era fuoco, e non furono bruciati dal fuoco, ma begli, e buoni quando albeggiò, e questo volevano che dopo morissero lì dentro il fuoco; ma lo superarono egualmente. E con quello erano disperati quelli dell'inferno.
E dopo un'altra volta nella casa dei pipistrelli, che non c'era altro che pipistrelli dentro, una casa di pipistrelli predatori molto brutali, così come Chaquitzan, era il suo massacro. Perchè dopo perivano quelli che arrivavano alla sua presenza. E lì stettero dentro; ma dormirono dentro le sue cerbottane, e non furono morsi dai pipistrelli, e lì stettero per un grande pipistrello, che venne dal cielo, e si manifestò quando fu fatto per lui e presero consiglio, tutta la notte stavano svolazzando, e dicevano quilitz, auilitz. Così stavano dicendo tutta la notte. E si fermavano tutti, già né uno dei pipistrelli si muoveva, stavano attaccati alla punta della cerbottana e disse Xbalanque a Hun-ahpu. Già sarà forse albeggiato, vediamo, e volendo vedere, tirò fuori la testa dalla bocca dalla cerbottana, voleva vedere se aveva albeggiato, e dopo fu tagliata la sua testa dal Qamazotz. Rimanendo solo il corpo di Hun-ahpu. Disse l'altro che aveva albeggiato disse Xbalanque ma non si dimenava Hun-ahpu. Che cosa è stato questo disse se è deceduto Hun-ahpu come è stato questo, e già non si muoveva, ma si era disteso, e dopo si spaventò Xbalanque. Ahi, ahi sfortunato, questo disse. E dopo furono a mettere la testa al cimitero che così lo aveva ordinato Hun-came. E Vucub-came. E rallegrandosi tutti quelli dell'inferno per la testa di Hun-ahpu. E dopo chiamando tutti gli animali il pizote, il porco, tutti piccoli, e grandi la notte, e la mattina disse loro vi ho chiamati per segnalarvi il vostro cibo a ciascuno, questo disse loro Xbalanque prendete il vostro cibo. Ed essi dissero va bene ed allora andarono a prendere ognuno possesso del suo cibo quando tutti andarono via a manifestare alcuni presero le cose putrefatte, per cibo, altri erbe, altri pietre, altre terra differenti furono i cibi degli animali grandi, e piccoli. E da ultimo venne uno che era tartaruga che veniva rigirandosi a prendere il suo cibo, e questo si mise al posto della testa di Hun-ahpu, e dopo gli lavorarono gli occhi, e moltissimi saggi vennero dal cielo, venne il cuore dal cielo, e venne Huracan. Alla casa dei pipistrelli vennero, E così non più finì il suo viso fu molto buono ed uscì molto bello, ed egualmente parlò. E quando voleva già albeggiare, che si schiariva il cielo, gli fu detto allo zopilote, un'altra volta segnala e fai venire scuro, e disse il vecchio va bene. E dopo fece venire scuro quattro volte segnalò il vecchio zopilote, e così dicono ora che diventa matto lo zopilote, quando vuole albeggiare. E così era fresco quando ebbe inizio a vivere, sì sarà buono dissero quando sia fatto il Hun-ahpu, e disse bene starà, ed egualmente sarà osso la sua testa, e fu fatto come se fosse la sua testa. E dopo si accordarono tra sé che non giocassero alla palla, ma accenna, che io solo lo farò disse Xbalanque a lui. E dopo comandò a un coniglio, e gli disse vai e stai lì nel cimitero, e mettiti lì nel campo di pomodori. Gli fu detto al coniglio da Xbalanque, e quando arrivi la palla di gomma a te, dopo esci, perchè io gli farò quello che devo fare gli fu detto al coniglio quando gli fu comandato quella notte e quando albeggiò stavano entrambi bene.
E gettando la palla, stava la testa di Hun-ahpu nel cimitero. Gia furono battuti, già si fece, già ti desti gli fu detto, ed egualmente si avviliva Hun – ahpu, ed è detta testa nuova di gomma e non sentiva dolore, bensì solo si segnalavano. E dopo che lanciarono la palla di gomma i Signori dell'inferno, uscì incontro Xbalanque, e diritto la palla all’anello lì fermò, ed uscì a ogni presa passò sopra il cimitero e fu diretto al campo di pomodoti, ed uscendo allora il coniglio saltando, dopo furono al suo inseguimento con gran rumore e schiamazzo, furono dietro il coniglio tutti quelli dell'inferno. E dopo fu presa la testa di Hun-ahpu, e la tornò a mettere Xbalanque, e fu a sedere la tartaruga sul cimitero, ed era la sua testa, la testa di Hun-ahpu. E con questo erano allegri, entrambi. E dopo andarono a cercare la palla quelli dell'inferno, e già era stato presa lì nel campo di pomodori. E dopo furono chiamati venite andiamo, dissero nella sua abitudine, e venendo quelli dall'inferno dissero che cosa è questo che cosa abbiamo visto? E dopo incominciarono a giocare alla palla, entrambi stavano giocando alla palla, e dopo fu tirato alla tartaruga da Xbalanque, e venne facendosi pezzi al cimitero. e scompigliata in semi nella sua presenza. E dissero quelli dell'inferno: chi sarà quello che andrà per quella e la vada a portare? E così fu la fine, quando furono vinti i Signori dell'inferno da Hun-ahpu e Xbalanque. E benché stessero in gran lavoro, non morirono con tutto quello che fecero con essi.
dall'opera di Scherzer
Y cuando empezaron sus obras, y á manifestarse ante su abuela y su madre, lo primero trataron de hacer milpa. Nosotros sembraremos milpa, dijeron á su abuela y á su madre; no os aflijais, aquí estamos nosotros tus nietos, nosotros somos substitutos de nuestros hermanos; esto dijeron el Hun-ahpu y Xbalarique, y entonces tomando sus hachas y azadones, se fueron con sus cerbatanas al hombro y saliendo de sus casas avisaron á su abuela que les llevase su comida al medio dia. Está bien, nietos mios, dijo la vieja. Y llegando á la milpa donde habian de sembrar, clavaron el azadon en la tierra, y mucho era lo que se labraba por el azadon solo; y la hacha clavandola en el palo, se iban todos los palos cayendo tendidos, y tambien todos los mecates, y era muchisimo lo que habia de palos derribados y cortados con solo una hacha y con solo un azadon, era muchisimo lo que estaba labrado ya. No era contable todo lo que habian hecho con solo un azadonazo en todos los montes chicos y grandes; todos se iban abajo, y entonces avisaron á un animal que se llamaba Xmucur, (esto es, la paloma de monte) y lo pusieron en lo alto de un tronco, y le dijeron el Hun-ahpu y Xbalanque: mirad cuando venga nuestra abuela, que ha de venir á traernos de comer, y luego al punto cantad, cuando viereis que viene, y luego al punto tomaremos nuestro azadon y hacha. Está hien, dijo la paloma, y luego solo se entretenian en tirar con la cerbatana, y no trataban de milpa, y luego que cantó la paloma, vinieron á toda priesa: uno tomó el azadon y el otro la hacha, y amarrándose las cabezas, enbalde se untaban de tierra las manos: el uno, como que se ensuciaba la cara, á modo del que siembra milpa, y el otro enbalde se desparramaba astillas en su cabeza, así como hachero de palos. Y entonces fué visto de su abuela, y comiendo, no de verdad hacian milpa, y así enbalde les llevaron de comer, y entonces se fueron á sus casas. Verdaderamente estamos cansados, abuela, le dijeron, y llegándose á su casa, enbalde creian su trabajo de sus manos y pies ante su abuela, y las refregaban. Y luego fueron al segundo dia, y llegando á la milpa, hallaron parados todos los árboles y los mecates, y se habian otra vez unido y juntado. ¿Quien será este, dijeron, que nos ha engañado? sin duda han sido los que han hecho esto, todos los animales grandes y chicos: el tigre, el venado, el conejo, el gato de monte, el lobo, el puerco, el pizote, y los pajaros grandes y chicos; estos fueron los que hicieron esto. Y luego volvieron otra vez á hacer la milpa, y así mismo hizo la tierra y los palos cortados, y entonces consultaron en los palos cortados, y la tierra desyervada: velaremos nuestra milpa, quizás cojeremos al que viene á hacer esto. Esto dijeron en su consulta, y llegaron á sus casas: ¿qué te parece abuela, lo que hemos visto, la burla que nos han hecho? lo que labramos, se ha vuelto otra vez monte y pajanal, ya lo hallamos así, cuando fuimos denántes. Esto dijeron á su abuela y á su madre: volveremos otra vez y velaremos, porque no es bueno esto, que nos han hecho; esto dijeron, y luego se armaron, y fueron otra vez á la roza suya. Y luego se ocultaron, y estuvieron ocultos allí, cuando se juntaron todos los animales; en una parte, se juntaron todos los animales, chicos y grandes, y luego, en punto de la media noche vinieron; y hablando todos cuando vinieron decian así: Yachisché, Yachiscaam (esto es: párense palos, párense mecates), esto dijeron cuando vinieron, y se meneaban debajo de los árboles y mecates. Acercándose entonces, se manifestaron ante ellos, y el primero era un leon y un tigre, y queriéndolos cojer, no se dieron, y luego se apropincuó un venado y un conejo, y juntándose uno con otro, los cojieron, pero se les arrancaron las colas entonces tomaron la cola del venado y la cola del conejo, y así solo son chiquitas sus colas. Y el gato de monte, y el lobo, tampoco se dieron, ni el puerco, y el pizote, todos se pararon los animales por delante de Hun-ahpu y Xbalanque, y reventaban de cólera sus corazones, porque no habian cojido, y vino uno á la postre saltando, y atajándolo, cojieron en la red al raton, y luego que lo cojieron, le apretaron el celebro, y lo querian ahogar, y le quemaron la cola en el fuego, y entonces tomó su cola el raton sin pelo, y tambien sus ojos saltados, cuando lo quisieron ahogar los dos muchachos Hun-ahpu y Xbalanque. Y dijo el raton: no me mateis, no es esto vuestro oficio, el hacer milpa. ¿Pues, qué es lo que nos decis? dijeron los dos muchachos al raton. Dejadme un poco, porque tengo en mi vientre que decir, y despues lo diré; dadme algo que comer, dijo el raton. Y le fué dicho: despues te daremos tu comida, decidlo ahora. Está bien, dijo el raton; sabréis que los bienes de vuestros padres, Hunhun-ahpu y Vucub Hun-ahpu, que así se llamaban aquellos que murieron en el infierno, están ahí, que los, con que jugaban están colgados sobre el tabanco: su batey, la pala, y la pelota de hule, y no os lo quiere manifestar vuestra abuela, porque por estos murieron vuestros padres. Y dijeron los muchachos: ¿de cierto lo sabeis vos? Y se alegraron mucho cuando oyeron la noticia de la bola de hule, y habiendo dicho el raton, le señalaron su comida al raton: esta será tu comida: el mais, las pepitas de chile, los frijoles, el pataste, el cacáo, esto es vuestro, y si algo está guardadó ó olvidado, tambien es vuestro, comedlo. Esto le fué dicho al raton por Hun-ahpu y Xbalanque. Está bien, muchachos, ¿y no me vé vuestra abuela, que me decis? dijo el raton. No te aflijas, porque nosotros estamos aquí, y advertiremos lo que se ha de hacer; hay, que le digamos á nuestra abuela, luego que te pongamos en la esquina de la casa, en llegando. Llégate luego donde está colgado, y allí veremos el chile molido para nuestra comida, y veremos, dijeron al raton, y entonces avisaron á la noche, y consultaron Hun-ahpu y Xbalanque, y llegaron al medio dia.
Y el raton lo traian oculto, y llegando el uno, entró derecho en casa, y el otro á la esquina, y luego al punto levantó en alto al raton, y lo puso allí, y luego pidieron su comida á su abuela. Moled nuestra comida que deseamos chilmol, abuela; esto dijeron, y luego se molió su chile, y se les puso delante un cajete de caldo; pero esto era para engañar á la vieja y á su madre: y agotaron el agua que estaba en la tinaja, y dijeron: nos estamos muriendo de sed, andad, traed agua, le dijeron á la abuela. Bien, dijo ella, y entonces se fué ella por el agua; y ellos quedaban comiendo; pero, á la verdad, no tenian gana, sino que era solo engaño el que hacian, y entonces vieron al raton en el chilmol, y estaba librado el raton en el chile que estaba colgado en el tabanco, y entonces lo vieron en el chile ó chilmol, y enviaron entonces un animalejo llamado Xan, que es como mosquito, y fué al agua ó arroyo, y horadó la tinaja del agua de la vieja, y se salía el agua de la tinaja; probaba, y no se podia cerrar el hoyo de la tinaja. ¿Qué hará nuestra abuela? dijeron á su madre, que nos secamos de sed, andad, Señora, á verlo. Y la enviaron, y luego cortó el raton, royendo de adonde pendía el hule, la palay el bote, y cayó y arrebatándolo ellos, lo fueron á esconder en el camino, que os camino del cementerio, ó lugar donde jugaban su pelota: y luego fueron donde estaba su abuela; y estaban actualmente su abuela y su madre, cerrando el hoyo á la tinaja cada una. Y llegando cada uno con su cerbatana al agua: ¿qué habeis hecho? que estamos ya cansados de esperar, y así venimos. Mirad mi tinaja, dijo la vieja, que no se quiere cerrar el hoyo, y luego al punto lo cerraron, y todos juntos se volvieron otra vez, ellos delante de su abuela; y así fué el hallazgo del hule.
Y ellos muy alegres se fueron á jugar á la pelota al cementerio, y estaba muy lejos donde fueron á jugar ellos solos, y barrieron y limpiaron el cementerio de sus padres; y oyendo los Señores del infierno esto, dijeron: ¿quiénes son estos, que otra vez empezaron á jugar sobre nosotros, y no nos tienen respeto? que están haciendo ruido? ¿por ventura no murieron aquel Hun-hun- ahpu, y Vucub-hun-ahpu, que se quisieron engrandecer en nuestra presencia? ¡Vayan luego á llamarlos! dijeron otra vez el Hun-came y Vucub-came, y todos los Señores. Y los llamaron, y dijeron á sus mensajeros: andad, decidles, que vengan acá, que lo dicen los Señores, y jugarán con nosotros, que de aquí á siete dias estén aquí, y jugaremos, les fué dicho á los mensajeros. Y vinieron entonces por un camino ancho, de los muchos que iba derecho á su casa de ellos, y derechos vinieron con la vieja. Y esta estaba lavando cuando llegaron los mensajeros del infierno, y dijeron: dicen los Señores que vengan los muchachos al infierno, y este término les dan de siete dias en que los esperan; esto le fué dicho á la Xmucane. Está bien, dijo ella, irán allá, irán allá, Señores mensajeros. Y fuéronse los mensajeros y se volvieron, y aflijióse la vieja; ¿cómo enviaré á llamarlos á mis nietos, que diré, tocante á su llamada? de verdad, así vinieron los mensajeros antiguamente, cuando vinieron por sus padres, dijo la vieja, y muy tierna se entró en su casa ella sola. Y luego bajó un piojo y lo cojió la vieja, y lo puso sobre la mano, y estaba meneándose el piojo, y anduvo, y le dijo: tú, mi nieto, querrás que te envie que vayas á llamar á mis nietos al cementerio, le fué dicho al piojo; anda, y decidles, que dice vuestra abuela como han venido á ella los mensajeros del infierno á llamaros, y que de aquí á siete dias habeis de ir, y que esto dice vuestra abuela, le fué dicho al piojo. Y luego se fué el piojo menéando, y estaba sentado en el camino un muchacho llamado Tamazul, que era sapo, y le dijo el sapo al piojo: ¿adónde vas? Y dijo el piojo: voy con los mozos ó muchachos, y llevo en mi vientre el mensaje. Está bien, difo el sapo; pero veo que no puedes correr; ¿quieres que te trague? y así podras ir. Mirad, como corro yo, y así llegaremos luego. Está bien, dijo el piojo al sapo, y luego se lo tragó el sapo al piojo é iba el sapo corriendo, y ya cansado no corría, cuando encontrando con una grande culebra, que se llamaba Zaquicaz, y le dijo: ¿dónde vas, Tamazul, muchacho? Esto le fué dicho al Tamazul por el Zaquicaz, y dijo el sapo á la culebra: soy mensajero, en mi vientre llevo el mensaje. Y dijo la culebra: veo que vas cansado y no puedes correr, y no llegarás presto; dijo la culebra al sapo, ven acá, te tragaré, y luego le tragó la culebra Zaquicaz al sapo, y entonces tomó esta comida para sí la culebra, comiéndose los sapos. Iba corriendo la culebra, cuando fué encontrada de un pájaro llamado Vac, y luego llegó sobre el cementerio, y entonces tomó para sí este pájaro este sustento, comiéndose á las culebras en los montes, y llegando el Vac se paró sobre las almenas del cementerio, y estaban holgándose el Hun-ahpu, y Xbalanque, pelorcándose, y en llegando el Vac cantó: vacgo, vacgo, dijo su canto (esto es: aquí está el Vac) y dijeron: ¿qué canto es este? vengan las cerbatanas, y luego tirándole con la cerbatana al Vac, fué el bodoque derecho, y le dió en la niña del ojo, y dando vueltas cayó, y luego lo cojieron, y le preguntaron: ¿á qué habéis venido aquí? le dijeron al Vac. Y dijo él: aquí en mi vientre traigo un mensaje, curadme primero mi ojo, y luego lo diré. Está bien, dijeron ellos, y sacando un poquito del hule de la pelota, lo pusieron en el ojo del Vac, y llamóse Cotzquic; (esto es, hule de cierta yerva), porque luego curó el ojo del pájaro, y miró bien despues que fué curado; y le dijeron: éa, di lo que traes; y luego vomitó una gran culebra, y le dijeron á la culebra: éa, di luego lo que traes, le fué dicho á la culebra. Y dijo, está bien: y luego vomitó el sapo. Y le fué dicho: ¿qué es tu mensaje? dílo luego; y dijo él: aquí en mi vientre traigo el mensaje; y luego probó á vomitar, y no vomitó, sino que como baba se le puso la boca; probaba á vomitar, y no podía. Y lo quisieron aporrear los muchachos, y le dijeron: sois un mentiroso engañador, y le dieron con el pié en las nalgas; y probó otra vez, y no mas que baba hacia en la boca. Y entonces los muchachos le abrieron la boca, y se la rasgaron, y buscaron en la boca, y hallaron pegado al piojo en los dientes del sapo, porque s.e le quedó en la boca, y no lo tragó, y así hace como que vomita, y fué despreciado y ganado, y no tiene comida señalada, ni se la señalaron, y no corre, sino que es carne de las culebras. Éa, habla, le dijeron al piojo, y entonces dió su mensaje: Dice vuestra abuela, muchachos ó mancebos, anda, llamadles, porque vinieron mensajeros del infierno de Hun-came y Vucub-came, que vayan allá dentro de siete dias, que vengan acá, dicen, jugaremos á la pelota, y que vengan con los instrumentos del juego: el hule, el bote, la pala y el cuero: que vayan á divertirlos, que lo dicen los Señores. Esto dice vuestra abuela, que así vino el mensajero de los Señores, y así vine á llamaros. Sí, será así, dijeron ellos en sus corazones, oyendo el mensaje, y luego al punto se vinieron, y llegaron con su abuela, y solo fueron á avisarle á su abuela.
Nosotros vamos, Señora, y solo á avisaros venimos, y esta señal os dejamos de nuestra palabra: cada uno de nosotros sembraremos una caña en medio de nuestra casa, y esta será la señal de nuestra muerte; si se seca, diréis, poco ha que murieron; empero, si retoñase, diréis que están vivos tus nietos, abuela, y vos, madre, no lloreis, porque señal queda de nuestra palabra con vosotros. Y cuando se fueron, una sembró Hun-ahpu y otra sembró Xbalanque, y solo las sembraron en la casa y no las sembraron en el monte, ni tampoco en tierra húmeda sino en tierra seca; en medio de su casa las dejaron sembradas. Y luego se fueron llevando cada uno al infierno, cado uno su cerbatana, y luego bajaron al infierno, y con brevedad bajaron las gradas, y pasaron un rio en una barranca; por medio de los pájaros pasaron y estos pájaros se llamaban Molay; y tambien pasaron por un rio de materia y otro de sangre, y estos rios eran para que fuesen vencidos, como pensaban los del infierno , y no los pisaron, sino que sobre sus cerbatanas pasaron; y saliendo de allí, llegaron á una encrucijada de cuatro caminos, y ciertamente sabían el camino del infierno: uno era negro, otro blanco, otro colorado, y otro verde. Y desde allí enviaron á un animalejo que se llamaba Xan: este iba á tomar nuevas, y enviando, le fué dicho á cada uno de por sí, muérdelos; y primero muerde al primero que está asentado. Y acaba de morderlos á todos, y de tí será el chupar la sangre de los hombres, y tu comida en los caminos. Esto le fué dicho al Xan. Está bien, dijo el Xan, y luego tomó el camino negro, y fué derecho al primero que estaba sentado, que era un hombre hecho de trapos y compuesto, y le mordió primero; y no habló, y luego mordió al segundo, y tampoco habló; mordió al tercero, que era Hun-came, y dijo, aquí quejandose, dijo, cuando fué picado: ¿qué es eso? Hun-came, le dijo el cuarto, que estaba sentado, ¿quién te mordió? No sé, que me ha mordido; mordió al otro, y dijo, hay! ¿qué es eso, Vucub-came? ¿qué se ha mordido? le dijo el quinto: Hay! hay! dijo Xiquiripat. Y le dijo Vucub-came: ¿qué te ha mordido? Y mordió al sesto, y dijo: Hay! ¿qué es eso? Cuchumaquic, qué te ha mordido? le dijo Xiquiripat ¿qué es eso qué te ha mordido? dijo cuando mordió al séptimo, que dijo hay! ¿qué te ha mordido, Alialpuh? dijo Cuchumaquic. Y cuando mordió al octavo, que dijo hay! le dijo Ahalpuh: ¿qué es eso, Ahalcana, qué te mordió? Y cuando mordió al nono, que estaba sentado, que dijo hay! le dijo Ahalcana: ¿qué te mordió Chamiabac? y cuando mordió al décimo, que dijo hay! le dijo Chamiabac, ¿qué te mordió, Chamiaholom? y mordiendo al undécimo que dijo hay! le dijo Chamiaholom: ¿qué te mordió? y mordiendo al duodécimo que dijo hay! le dijo otra vez: ¿qué te mordió, Patan? Y mordiendo al terciodécimo, que dijo hay! le dijo otra vez: ¿qué te mordió, Quicxiq, le dijo Patan; y mordiendo al cuartodécimo, que dijo hay! le dijo á Quicrixcac: ¿qué te mordió? Y así todos dijeron sus nombres, y todos se manifestaron entre sí mismos, diciendo sus nombres de cada uno, y se llamaba Holoman uno, que estaba asentado en un banco, y ningun nombre de ellos se perdió, sino que todos dijeron sus nombres, todos cuando fueron mordidos por un pelo de la cara de Hun-ahpu, y no era mosquito en realidad de verdad, el que fué á morderlos á todos, y que fué á oir los nombres de todos por Hun- ahpu. Y luego que llegaron allá adonde estaban los del infierno, les dijeron: éa, saludad á ese Señor. Y no era Señor, sino una estatua, para engañarlos, y dijeron: ese solo es estatua, y saludándolos á los demas, dijeron: Señor Came, Señor Vucub-came, Señor Xiquiripat, Señor Cuchumaquic, Señor Ahalpuh, Señor Ahalcana, Señor Chamiabac, Señor Chamiaholom, Señor Xic, Señor Patan, Señor Quicre, Señor Quicrixcac; esto dijeron cuando llegaron. A todos les manifestaron sus caras y dijeron sus nombres de todos, y de ninguno perdieron ni olvidaron su nombre; y esto era lo que querian de ellos, que no supíesen sus nombres, ni fuesen hallados por ellos. Éa venid, les dijeron, y los quisieron sentar en un asiento, pero no quisieron: no es este nuestro asiento, porque es piedra ardiendo ese asiento, dijeron Hun-ahpu y Xbalanque, y no pudieron ser vencidos. Está bien, dijeron ellos: éa, vayan á la casa, les fué dicho; y luego entraron en una casa obscura, y no fueron allí vencidos, y este era el primer castigo del infierno: allí entraron, y allí pensaban los del infierno empezar á triunfar de ellos. Allí entraron en la casa obscura, y luego les fueron á dar su ocote, que relumbraba cuando llegaron, y tambien á cada uno un cigarro por los mensajeros de Hun-came, y les dijeron: este vuestro ocote y estos cigarros, dicen los Señores, á la mañana los habeis de volver, habiendo ardido toda la noche; esto dijeron los mensajeros, cuando llegaron. Está bien, dijeron ellos, y no encendieron el ocote, sino que pusieron otra cosa colorada en lugar del ocote, que fué plumas de cola de Huacamaya. Y los, que estaban en guarda, velando, les parecía ocote ardiendo; y en los cigarros pusieron luciérnagas, y toda la noche los tuvieron por vencidos, y decian los guardas: ya están ganados. Y no se acabó el ocote, y así mismo los cigarros, nada encendieron de ellos; y luego fueron á dar el ocote y los cigarros á los Señores, que decian: ¿qué es esto? ¿de adónde han venido estos; quién los engendró y quién los parió? De verdad, arde nuestro corazon, porque no es bueno esto que hacen: diversa es su cara, y diversas son sus costumbres. Esto decian entre sí mismos, y entonces enviaronlos todos los Señores á llamar: Éa, vamos á jugar á la pelota, mancebos, y les preguntaron Hun-came y Vucub-came, ¿de adónde habeis venido? decidlo, mancebos. Y dijeron ellos: no sabemos de adonde venimos, y no lo dijeron. Está bien, dijeron los del infierno á ellos: éa, vamos á jugar á la pelota, mancebos. ¿Dónde echaremos esta nuestra pelota de hule, dijeron los del infierno? De ninguna suerte está vuestra echaréis, dijeron los mancebos. Y dijeron los del infierno: de ningun modo era, sino la nuestra. Está bien, dijeron los mancebos: éa, sea este guzanillo que se llama Chil, dijeron los del infierno; no esa dijeron los muchachos, sino la cabeza de leon; eso no, dijeron los del infierno. Está bien, dijo Hun- ahpu, y entonces arrojando la pelota los del infierno, fué derecha al bote de Hun-ahpu, y viendo los del infierno el agudo herir cuando salia de la pala la pelota, se fué saltando sobre la tierra. ¿Qué es esto? dijo Hun- ahpu y Xbalanque, ¿solo tratais de nuestra muerte? ¿por ventura no nos enviareis á llamar? ¿no fueron vuestros mensajeros? Pobres de nosotros, nos iremos otra vez, les dijeron los mancebos á ellos, y esto lo que querían de ellos los mancebos que luego muriesen en el juego de la pelota, y no fueron vencidos; no así los del infierno que fueron otra vez vencidos por los muchachos. Y les dijeron: juguemos á la pelota, echaremos la vuestra, les fué dicho á los mancebos, y dijeron: está bien, y luego echaron su hule, y luego se acabó el juego de pelota, y dijeron los del infierno: ¿qué haremos para vencerlos? Y les dijeron á los mancebos: nos traerán cuatro jicaras de flores! Está bien, dijeron los mancebos; ¿y qué flores, dijeron los mancebos á los del infierno, quereis? Queremos, dijeron ellos, Cacamuchih, y Saguimuchih, Zanamuchit, y tambien Carinimac. Está bien, dijeron los mancebos, y luego bajaron á una casa, donde no habia mas que navajas de chay, (cal?) todos iguales y fuertes, y eran muchos los chayes, y estaban sus corazones alegres cuando los pusieron en las navajas, para ser vencidos los dos mancebos, y estaban alegres los del infierno, cuando pensaron que ya los habían vencidos. Buena cosa hemos hecho, decian los del infierno, ¿adónde han de ir á tomar ahora flores? decian en sus corazones, en esta noche nos habeis de dar las flores; ya os hemos ganado, les fué dicho á Hun-ahpu y Xbalanque, por los del infierno. Está bien, dijeron ellos, esta noche pelotearemos, dijeron cuando se pactaron, y entrando luego los mancebos en la casa de las navajas, que era el segundo castigo de los del infierno. Estos intentaban que fuesen cortados por las navajas, y pensaban que luego al punto moririan; pero no murieron. Y entonces dijeron á los chayes, y les mandaron á vosotros, tocarán todas las carnes de los animales, les dijeron á los chayes, y no se menearon mas, sino que estuvieron quedos todos, y así estaban en la casa de las navajas aquella noche, y entonces llamaron á todas las hormigas, y decían: hormigas de navajas, hormigas del muslo, venid, venid todas, andad todas, y traed todas las flores que hemos prometido á los Señores! Está bien, dijeron ellas, y fueron todas las hormigas á traer las flores de la huerta de Hun- came y de Vucub-came, y antes habian avisado al que guardaba las flores dé los del infierno: no. permitais sacar flores, porque hemos ganado á los dos mancebos, ¿y de adónde les pueden venir las flores, que les hemos ganado? no hay de adonde les vengan; ¡velad, toda la noche! Está bien, dijeron los guardas, y no sintieron los guardas de la huerta, sino que enbalde estaban dando gritos en las ramas de los árboles de la huerta, y de allí vino su modo de cantar y hablar; el uno decia: Xparpuec! Xparpuec! esto decia cantando; el otro decia Puhuya! Puhuya! y así se llaman Puhuya los dos guardas de la huerta de Hun-came y Vucub-came, y no sentian á las hormigas que sacaban las flores que guardaban, y venían como dando vueltas, y meneándose con las flores de sobre los palos y con los dientes alzaban las que estaban debajo de los palos. Y los que guardaban, estaban dando gritos, y no sentian los dientes que les comian las alas y las colas, y así llevaban las flores que cojían con los dientes, y muy en breve llenaron las cuatro jicaras de flores y estaban colmadas cuando amaneció. Y luego vinieron los mensajeros enviados, y dijeron: dice el Señor que luego vengan lo que hemos ganado. Está bien, dijeron ellos, y se fueron llevando las cuatro jicaras colmadas de flores, y llegaron ante el Señor, y los Señores tomaron las flores muy suaves, y así fueron vencidos los del infierno, y solas hormigas enviaron ellos los mancebos, y en una noche cortaron las hormigas las flores, y las pusieron en las jicaras, y así se espantaron todos los del infierno, y tenian los rostros pálidos por las flores, y llamaron luego á los que guardaban las flores, y les dijeron: ¿porqué habeis dado hurtadas nuestras flores, que aquí vemos? No lo hemos sentido, Señor, dijeron; y nuestras colas, mirad cómo están. Y luego les rasgaron las bocas, en pago de haber dejado hurtar las flores, y así fueron vencidos Hun-came y Vucub-came, por Hun-ahpu y Xbalanque, y esto fué el principio de sus obras: y entonces tomaron su boca de aquella suerte, rasgada el ,,parpuac”, así está rasgada ahora, y luego echaron la pelota, y juntamente jugaban; y luego pararon de jugar á la pelota, se avisaron y citaron unos á otros, que á la mañana habian de jugar otra vez: está bien, dijeron los mancebos, cuando dejaron el juego.
Y entraron en la casa del frio; no era sufrible el frio que en ella habia, y el yelo que habia en ella, en la casa del frio; y luego se agotó el frio por ellos los mancebos, y no murieron, sino que vivos amanecieron. Y esto era lo que querian los del infierno, verlos morir, y que allí muriesen, y no fué así, sino que buenos estaban cuando amaneció, y estaban atentos los que los vinieron á llamar, y fuéronse los guardas, y dijo el Señor del infierno: ¿Qué es esto, cómo, no han muerto?, y se maravillaron otra vez de los prodigios de Hun-ahpu y de Xbalanque. Y luego entraron en la casa de los tigres; no eran contables los que habia en la casa; no nos mordais, les dijeron; ¡hay, que sea vuestra comida! y luego echaron huesos ante las bestias, y luego empezaron á quebrar sobre los huesos. Éa, ya se acabaron, ya se los comieron, ya se dieron, aquellos son los huesos, lo que comen; esto decian los guardas todos, y estaban alegres de aquello: mas no murieron, y así mismo salieron buenos de la casa de los tigres, y dijeron los del infierno: ¿qué género de hombres sois, de adonde venísteis?
Y luego los metieron en una casa de fuego, donde solo habla fuego, y no fueron abrazados por el fuego, sino que hermosos y buenos cuando amaneció; y esto querian que allí luego muriesen dentro del fuego; pero lo sobrepujaron así mismo, y con eso estaban desesperados los del infierno.
Y luego otra vez en la casa de los murciélagos, que no habia mas que murciélagos dentro, una casa de murciélagos, tomadores grandes brutos, así como Chaquitzam era su matanza, que luego perecian los que llegaban á su presencia, y allí estuvieron dentro; pero durmieron dentro de sus cerbatanas, y no fueron mordidos por los murciélagos, y allí se estuvieron por un grande murciélago que vino del cielo, y se manifestó cuando fué hecho por él, y tomaron consejo. Toda la noche estaban reboleando y decian quilitz! quilitz! Así estuvieron diciendo toda la noche, y parando todos, ya ni uno de los murciélagos se movía, estaban pegados á la punta de la cerbatana, y dijo Xbalanque á Hun-ahpu: ya habrá quizas amanecido; ¡veamos! Y queriendo ver, sacó la cabeza á la boca de la cerbatana; queria ver si habia amanecido, y luego fué cortada su cabeza por el Gamazotz, quedando solo el cuerpo de Hun-ahpu. Dijo el otro, que haya amanecido, dijo Xbalanque, pero no se meneaba Hun-ahpu; ¿qué ha sido esto? dijo, si se habrá ido Hun- ahpu! ¿cómo ha sido esto? y ya no se movía, sino que se estaba acostado. Y luego se espantó Xbalanque, ¡hay, hay! desdichado; esto dijo: y luego fueron á poner la cabeza al cementerio, que así lo habia ordenado el Hun-came y Vucub-came, y alegrándose todos los del infierno por la cabeza de Hun-ahpu, y luego llamando á todos los animales: al pizote, al puerco, á todos, chicos y grandes, á la noche y á la mañana, les dijo: os he llamado para señalaros vuestra comida á cada uno, esto les dijo Xbalanque: tomad vuestra comida. Y dijeron ellos: está bien, y entonces se fueron á tomar cada uno posesion de su comida, cuando todos se fueron á manifestar; unos tomaron la podredumbre por comida, otros yerbas, otros piedras, otros tierra: diferentes fueron las comidas de los animales grandes y chicos, y á lo último vino uno que era tortuga, que venia dando vueltas á tomar su comida, y este se puso en lugar de la cabeza de Hun-ahpu, y luego se labraron los ojos, y muchisimos sabios vinieron del cielo; vino el corazon del cielo, y vino Huracan; á la casa de los murciélagos vinieron. Y así no más se acabó su cara, estuvo muy buena y salió muy hermosa y así mismo habló, y cuando quería ya amanecer que aclaraba el cielo, le fue dicho al zapilote: otra vez señala y obscúrese. Y dijo el viejo: Está bien, y luego se obscureció, cuatro veces señaló el viejo zapilote, y así dicen ahora que raya el zapilote, cuando quiere amanecer, y así estaba fresco cuando se empezó á hacer. Sí, estará bueno, dijeron, cuando sea hecho el Hun-ahpu, y dijo, bien estará, y así mismo será hueso su cabeza, y fué hecho como si fuera su cabeza, y despues se avisaron entre sí que no jugasen á la pelota, sino que te amagues solo, que yo solo lo haré, dijo Xbalanque á él. Y luego mandó á un conejo, y le dijo: anda, estáte allí en el cementerio, y métete allí en el tomatal, le fué dicho al conejo por Xbalanque, y cuando llegue el hule á ti, luego sal, que yo lo haré, lo que he de hacer; le fué dicho al conejo, cuando se le mandó aquella noche, y cuando amaneció estaban ambos buenos.
Y echando la pelota, estaba la cabeza de Hun-ahpu en el cementerio, ya fueron ganados, ya se hizo, ya te diste, le fué dicho, y así mismo se encogía Hun-ahpu. Y es dicho cabeza nueva de hule y no sentía dolor, sino solo se amagaban, y luego que arrojaron el hule los Señores del infierno, salió al encuentro Xbalanque, y derecho el hule al bata, allí paró, y sahó á toda priesa, pasó sobre el cementerio, y fué derecho al tomatal, y saliendo entonces el conejo saltando, luego fueron en seguimiento suyo con gran ruido y vocería, fueron tras el conejo todos los del infierno. Y luego fué tomada la cabeza de Hun-ahpu, y la volvió á poner Xbalanque, y fué á sentar la tortuga sobre el cementerio, y era su cabeza, la cabeza de Hun-ahpu, y con esto estaban alegres , entrambos á dos, y luego fueron á buscar el hule los del infierno, y ya habia sido cogido allí en el tomatal, y luego fueron llamados: venid, donde está el hule nuestro, y que lo hallemos, dijeron en su costumbre, y viniendo los del infierno, dijeron: ¿qué es esto, qué hemos visto? y luego empezaron á jugar á la pelota, ambos á dos, estaban jugando á la pelota, y luego fue tirado á la tortuga por Xbalanque, y vino haciéndose pedazos al cementerio. y desbaratado en pepitas en su presencia. Y dijeron los del infierno: ¿quién será el que vaya por ella y la vaya á traer? Y así fué el vencimiento, ó ser vencidos los Señores del infierno por Hun-ahpu y Xbalanque, y aunque estuvieron en gran trabajo, no murieron con todo lo que con ellos hicieron.
dall'opera di Brasseur
CHAPITRE SIXIÈME
A leur tour, ils commencèrent leurs travaux, pour se manifester aux yeux de leur aïeule et de leur mère. La première chose qu'ils firent (fut d'ouvrir) un champ (70). Nous allons travailler aux champs, notre aïeule, notre mère, dirent-ils. Ne nous affligez point ; nous qui sommes ici, nous sommes vos petits-fils, nous sommes à la place de nos frères ainés, ajoutèrent Hunahpu et Xbalanqué.
Alors ils prirent leurs haches, leurs pioches et leurs charrues, et se mirent en chemin, chacun avec sa sarbacane qu'il portait à l'épaule : ils sortirent de leur maison, en recommandant à leur aïeule d'envoyer leur nourriture : A midi juste, qu'on nous apporte notre dîner, grand’mère, dirent-ils. - C'est bien, mes petits-enfants, répondit leur aïeule.
Bientôt après, ils arrivèrent (à l'endroit) où ils avaient à ouvrir le champ et partout ils enfoncèrent la pioche dans la terre, la pioche seule (leur servant pour enlever les ronces de dessus la terre, seulement (employant) la pioche à nettoyer le sol.
Et la hache aussi ils l'enfoncaient dans la souche des arbres, comme également dans leurs branches, jetant par terre, taillant,, faisant tomber tout, bois et lianes de toute espèce, une seule hache coupant tous ces bois et faisant seule (tout cet ouvrage).
Et ce que la pioche arrachait était tout aussi considérable : on n'aurait pu calculer (le nettoyage) de ronces et d'épines qui s'était fait avec une seule pioche, on ne pouvait calculer ce qui s'était nettoyé et ce qu'ils en avaient jeté par terre dans les montagnes grandes et petites.
Alors ils donnèrent leurs ordres à un (71) sauvage, nommé Xmucur (ou le Pigeon-Ramier), et l'ayant fait monter sur un grand tronc d'arbre, Hunahpu et Xbalanquélui dirent : Tu n'as qu'à regarder quand notre aïeule viendra apportant notre diner : Roucoule aussitôt qu'elle arrive et alors nous prendrons la pioche avec la hache, - Fort bien, répondit le Pigeon-Ramier.
Et voilà qu'ils s'occupèrent à chasser à la sarbacane et en réalité ils ne firent aucun défrichement. Après quoi le Pigeon-Ramier roucoula : aussitôt ils accoururent, l'un pour prendre la pioche et l'autre pour saisir la hache.
S'étant enveloppé la tête, l'un se couvrit gratuitement les mains de terre, salissant également son visage, comme un véritable laboureur. L'autre se remplit aussi inutilement là tête d'échardes de bois, comme si véritablement il eût été occupé à tailler en charpentant.
C'est alors qu'ils furent aperçus par leur aïeule. Ensuite ils prirent leur nourriture, quoique en vérité ils n'eussent fait aucun travail au champ pour les semailles ; et ce fut bien gratuitement (72) qu'on vint leur apporter à manger. En arrivant à la maison : Nous sommes véritablement fatigués, grand'mère, dirent-ils en arrivant, allongeant sans raison leurs jambes et leurs bras devant leur aïeule.
Lorsqu'ils retournèrent le jour suivant, (ils trouvèrent,) en arrivant au champ, que tout avait été remis debout, arbres et lianes, et que ronces et épines tout ensemble s'étaient enchevètrées de nouveau, au moment où ils arrivèrent.
Qui donc nous a ainsi joués? s'écrièrent-ils. Ce sont certainement eux qui ont fait cela, toutes les brutes, petites et grandes (73), le Lion, le Tigre, le Cerf, le Lapin, le Sarigue, le Chacal, le Sanglier, le Porc-Epic ; les oiseaux, grands et petits, ce sont eux qui ont opéré ces choses, et dans une seule nuit ils l'ont fait.
Ensuite ils recommencèrent à préparer de nouveau le champ : ils en firent de même à la surface du sol avec les arbres coupés, tout en prenant conseil (l'un de l'autre) entre la taille des arbres et le nettoyage des broussailles.
Seulement, (dirent-ils), nous veillerons sur notre défrichement. Peut-être entre temps parviendrons-nous à surprendre ceux qui sont venus faire cela, ajoutèrent-ils en s'avisant. Puis ils s'en retournèrent à la maison.
Que vous en semble, nous avons été joués, grand'mère? De grandes broussailles, et la forêt toute grande (avaient repris la place) que nous avions défrichée, quand nous sommes arrivés tout-à-1'heure, grand'mère, dirent-ils à leur aïeule et à leur mère. Mais nous y retournerons et nous veillerons ; car il n'est pas bon qu'on agisse ainsi avec nous, ajoutèrent-ils.
Ensuite ils s'armèrent ; puis ils s'en retournèrent à leurs arbres coupés, et s'y cachèrent, abrités qu'ils étaient dans l'ombre.
Alors toutes les brutes se rassemblèrent, chaque espèce s'unissant à part entre toutes les brutes petites et grandes. Et voilà qu'au point de minuit ils arrivèrent, disant dans leur langue : Arbres, levez-vous ; levez-vous, lianes (74).
C’est ainsi qu'ils parlèrent eu arrivant, leurs multitudes se pressant sous les arbres et sous les lianes ; enfin ils s'approchèrent, se découvrant aux regards (de Hunahpu et de Xbalanqué).
Or, les premiers étaient le Lion et le Tigre : (le« frères) voulurent les saisir ; mais ils ne se laissèrent pas (prendre). A leur tour, s'avancèrent le Cerf el le Lapin, les queues rapprochées l'une de l'autre ; ils les saisirent ; mais ils n'en arrachèrent que l'extrémité, et la queue du Cerf leur resta dans les mains, et ayant pris ainsi la queue du Cerf et celle du Lapin, il ne resta plus (à ces animaux) qu'une queue tout-à-fait courte.
Le Renard et le Chacal ne se rendirent pas davantage , non plus que le Sanglier et le Porc-Epic, et tous les animaux passèrent devant Hunaphu et Xbalanqué, dont le cœur aussi brûlait décolère pour n'avok pu en prendre un seul.
Mais il en arriva un autre, qui venait en sautant, tout le dernier : alors (les deux frères,) lui barrant le passage, prirent le Rat dans un mouchoir : l'ayant ensuite saisi, ils le serrèrent vivement à la tête el voulaient l'étouffer. Ils lui brûlèrent la queue au-dessus du feu : c'est alors que le Rat commenca à porter la queue, mais une queue sans poil, ainsi que les yeux (à fleur de tête,) comme s'ils eussent été pressés dehors pour les jeunes gens, Hunahpu el Xbalanqué.
Que je ne meure pas de vos mains ; (sachez que) ce n'est pas votre profession de travailler à la terre, leur dit le Rat. - Qu'est-ce donc que tu nous contes maintenant, répondirent les jeunes gens au Rat. - Lâchez-moi un moment ; car ce que j'ai à vous dire est dans mon ventre ; ensuite je vous le conterai ; mais d'abord donnez-moi un peu à manger, dit le Rat.
Après, nous le donnerons à manger, dis d'abord (ce que tu as à dire), lui fut-il répondu. - Fort bien. (Sachez) donc que ce sont les biens de vos pères Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu, ainsi nommés, et qui moururent en Xibalba, qu'ils existent ainsi que les instruments de leur divertissement, qui sont demeurés suspendus au-dessus de la maison, leurs anneaux, leurs gants, leur balle de gomme élastique. Mais on n'a pas voulu (les montrer) à vos yeux, à cause de votre aïeule, parce que c'est pour cela que vos pères sont morts.
Es-tu vraiment certain (de ces choses), dirent les jeunes gens au Rat? Et ils étaient remplis de joie en entendant l'histoire de la pelote élastique. Ce qu'ayant dit le Rat, ils lui donnèrent à manger au Rat.
Voici la nourriture (que nous te donnerons) ; lo maïs, le chilé blanc (75), les haricots, le pek (76), le cacao, seront à toi ; et s'il reste quelque chose de gardé ou d'oublié, ce sera encore à toi, et tu le grignoteras, lui dirent au Rat Hunahpu et Xbalanqué.
Fort bien, jeunes gens. Mais que dirai-je si votre aïeule me voit (77), ajouta-t-il. - Ne crains rien ; nous sommes là ; nous sommes tout prêts pour ce qu'il y a à répondre à notre grand'mère. Vite donc, montons à ce coin de la maison ; allons-nous-en où il faut aller, et vile monte à l'endroit où (ces choses) sont suspendues, que nous voyions dans les liens de la maison (78) et que nous voyions pour notre nourriture, dirent-ils au Rat.
Alors ayant avisé pour une nuit, après avoir pris conseil (l'un de l'autre), Hunahpu et Xbalanqué arrivèrent à midi précis. Portant le Rat sans le montrer, ils s'avancèrent, l'un entrant délibérément dans la maison, l'autre dans le recoin, où aussitôt il laissa monter le Rat.
Et alors ils demandèrent leur dîner à leur aïeule : Moudez-nous donc noire manger (79) ; nous désirons un chilmol (80), grand'mère, dirent-ils. Aussitôt on leur prépara une écuelle de bouillon, qui fut placée devant eux :
Mais ce n'était qu'une (ruse) pour tromper leur aïeule et leur mère, et ayant renversé l'eau de la cruche : Vraiment nous mourons de soif (81) ; allez donc nous chercher à boire, dirent-ils à leur aïeule. - Oui (j'y vais) répondit- elle en s'en allant. .
Quant à eux, ils continuèrent (82) à manger : mais ils n'éprouvaient en réalité aucun besoin de boire, et ils ne le faisaient que pour l'empêcher de voir (ce qu'ils voulaient faire). Et ayant eu soin du Rat (pour ce qui était) du chilmol, le Rat monta librement à côté de la pelote élastique, suspendue (avec les autres instruments) au sommet de la maison.
Ayant fini avec le chilmol, ils commissionnèrent un certain Xan ; or ce Xan était un animal semblable à un moucheron, et il se rendit au bord de la rivière : et il se mit aussitôt à percer le côté de la cruche de la vieille et l'eau se répandit au dehors de la cruche qu'elle essaya (d'arrêter) sans pouvoir boucher le côté de la cruche (par où l'eau coulait).
Que fait donc notre grand'mère? Nous étouffons faute d'eau, nous mourons de soif, dirent-ils à leur mère, en l'envoyant dehors. Aussitôt (qu'elle fut sortie), le Rat alla couper (lacorde qui retenait) la pelote élastique ; elle tomba des combles de la maison avec les anneaux, les gants, et les boucliers de cuir. Ils s'en emparèrent immédiatement et allèrent ensuite les cacher sur le chemin qui menait à la salle du jeu de paume.
Après cela ils s'en allèrent trouver leur aïeule au bord de la rivière, or leur aïeule et leur mère étaient eu ce moment occupées l'une et l'autre à boucher le côté de la cruche. Alors ils arrivèrent tous les deux avec leur sarbacane et s'avancèrent au bord de la rivière :. Que faites-vous donc? Nous sommes fatigués (d'attendre) et nous sommes venus, dirent-ils.
Voyez donc le côté de ma cruche, qu'on ne peut pas le boucher, répondit leur aïeule. Mais aussitôt eux le bouchèrent et ensemble ils s'en revinrent, eux marchant devant leur grand'mère. Et voilà comment leur fut livrée la pelote élastique.
CHAPITRE SEPTIÈME
Or, (Hunahpu et Xbalanqué) se sentaient remplis d'allégresse, en se mettant en chemin pour jouer à la pelote à la salle du jeu de paume ; et bien loin (ils se rendirent) pour jouer à la pelote tout seuls, et (ils commencèrent par) balayer la salle du jeu de paume de leurs pères.
Or, les princes de Xibalba vinrent à les entendre : Qui donc sont ceux qui recommencent maintenant à jouer sur nos têtes, et qui ne craignent point d'ébranler (la terre)? Ne sont-ils donc pas morts Hunhun-Ahpu et Vukub- Hunahpu, qui voulurent s'exalter devant notre face? Allez donc chercher ceux-ci à leur tour :
Ainsi dirent encore une fois Hun-Camé et Vukub-Camé et tous les princes (deXibalba). Ils envoyèrent et dirent à leurs émissaires : Allez leur dire : Qu'ils viennent, disent les princes : ici même nous voulons jouer avec eux, dans sept jours nous voulons nous mesurer (avec eux), disent les princes ; allez leur dire cela, leur fut-il répété aux émissaires (de Xibalba).
Ils prirent donc le grand chemin que les jeunes gens avaient déblayé depuis leur maison et qui allait tout droit à leur maison, et par où les envoyés entrèrent directement auprès de leur aïeule. Or ils étaient occupés à manger, quand les envoyés de Xibalba arrivèrent.
En vérité, qu'ils viennent (Hunahpu et Xbalanqué), disent, les princes, répétèrent les envoyés de Xibalba. Et alors les envoyés de Xibalba marquèrent le jour (qu'ils devaient venir) : Dans sept jours, ils seront attendus, fut-il dit à Xmucané. - C'est bien, ils s'y rendront, ô messagers, répondit la vieille. Et les envoyés s'étant mis en chemin s'en retournèrent.
El alors le cœur de la vieille se brisa : A qui commanderai-je d'aller chercher mes petits-lils? N'est-ce pas véritablement de la même manière que vinrent autrefois les envoyés (de Xibalba) pour prendre leurs pères? dit leur aïeule, en entrant seule et triste dans la maison.
Après cela un Pou vint à tomber de dessous (son jupon) ; elle te saisit aussitôt, le soulevant, et le mit sur sa main, où le Pou se remuant, commenca à marcher.
Mon neveu (83), aimerais-tu que je t'envoie, pour aller appeler mes petits-fils au jeu de paume? dit-elle au Pou : Des envoyés sontvenus trouvervotre aïeule et lui ont dit : (II faut) que tu te prépares dans sept jours et qu'ils viennent, ont dit les envoyés de Xibalba. Ainsi parle votre aïeule, dit-elle en le répétant au Pou.
Alors il s'en alla en se dandinant en chemin, Or, assis sur la route (se trouvait) un jeune homme, nomme Tamazul, ce qui veut dire Crapaud (84). Où vas-tu, lui dit le Crapaud au Pou ? - Je porte un message à la ceinture (85), et je vais trouver les jeunes gens, répondit le Pou à Tamazul.
Fort bien. Tu ne cours guères cependant, à ce que je vois, fut-il dit an Pou par le Crapaud : Veux-tu que je l'avale ; tu verras bien comme je cours ; nous arriverons tout de suite. - C'est fort bien, répondit le Pou au Crapaud.
lit aussitôt il se laissa avaler par le Crapaud. Or le Crapaud marcha longtemps, en s’avancant dans son chemin ; mais il ne courait pas. Après cela il rencontra à son tour un grand serpent nommé Zakicaz :
Où vas-tu donc, Tamazul, mon garçon, lui fut-il dit au Crapaud par Zakicaz? - Je suis un messager. Je porte un message dans mon ventre, dit aussi le Crapaud an Serpent. - Tu ne cours guères à ce que je vois ; n'arriverai-je pas plus vite (que toi)? dit le Serpent au Crapaud. Viens ici donc, lui dit-il.
Alors le Crapaud fut à son tour avalé par le Zakicaz. C'est depuis lors que les serpents les prennent pour leur nourriture, et aujourd'hui encore ils engloutissent les crapauds. Le serpent courait en cheminant ; et le serpent, de son côté, ayant été rencontré par le Vac, (qui est un) grand oiseau, an même instant ledit serpent fut englouti par le Vac (86).
Bientôt après, il arriva au-dessus du jeu de paume. C'est depuis lors que l'Epervier en fait sa nourriture et dévore les serpents dans les montagnes. En arrivant, le Vaç s'abattit sur la corniche du jeu de paume, où Hunahpu et Xbalanqué s'amusaient à jouer à la balle.
Et se mettant sur pied, le Vac croassa : Vacco, vacco, dit son cri, vacco ! - Qu'est-ce que ce croassement-là? Vite, nos sarbacanes, s'écrièrent (les deux jeunes gens).
Ensuite ils tirèrent au Vac, lui envoyant la balle de la sarbacane dans la prunelle de l'œil : il tourna aussitôt sur lui-même et vint tomber (aux pieds des deux frères) Sur le coup, ils coururent le prendre et lui demandèrent ensuite : Que viens-tu faire ici? parlant au Vac.
Je porte mon message dans mon ventre. Mais guérissez d'abord la prunelle de mon œil, et ensuite je vous le ferai connaître, dit le Vac. - Fort bien, répondirent-ils. Alors ils prirent un peu de la gomme de la balle avec laquelle ils jouaient et l'appliquèrent à l'œil du Vac ; (ce remède) fut appelé par eux Lotzquiq (87), et en même temps la vue du Vac se trouva parfaitement guérie par eux.
Parle, maintenant, dirent-ils au Vac. Alors il vomit le grand serpent. - Parle donc, toi, dirent-ils aussitôt au Serpent. - Oui, répondit-il, et à l'instant il vomit le Crapaud. - Où est le message que tu as annoncé, lui fut-il dit à son tour au Crapaud? - Je porte mon message dans mon ventre, répondit le Crapaud.
Alors il fit des efforts comme s'il étouffait ; mais il ne vomit point et sa bouche se couvrait comme de bave dans l'effort qu'il faisait, sans qu'il lui vînt aucun vomissement. Après cela, les jeunes gens voulaient le maltraiter.
Tu es un imposteur, lui dirent-ils en lui donnant du pied au derrière ; alors son échine descendit sur ses jambes. Il essaya encore (de vomir, mais ses efforts ne produisirent encore) qu'une sorte de bave autour de sa bouche.
Ensuite ils ouvrirent la bouche au Crapaud, et sa bouche étant ouverte par les jeunes gens, ils cherchèrent dans sa bouche ; or le Pou se trouvait arrêté dans les gencives du Crapaud : il était tout simplement dans sa bouche. Il ne l'avait pas avalé, mais seulement comme s’il l'avait avalé. C'est ainsi que fut joué le Crapaud : (aussi) ne connaît-on pas le caractère de la nourriture qu'on lui donne ; il ne sait pas non plus courir, seulement (on sait qu'il) est fait de la chair des serpents.
Parle, lui fut-il dit ensuite au Pou, et il expliqua son message : Ainsi parle votre aïeule, jeunes gens : Va les appeler. Des envoyés de Hun-Camé et de Vukub-Camé sont venus les chercher de Xibalba. Qu'ils viennent dans sept jours ici pour jouer avec nous à la paume ; viennent également les instruments avec lesquels ils se divertissent, la balle de gomme élastique, les anneaux, les gants et les cuirasses, et qu'ici se vivifie leur visage, dirent les princes.
Et véritablement ils sont venus, dit votre aïeule. Alors je suis venu (88). Car c'est véritablement cela que dit votre aïeule ; elle gémit, elle se lamente, votre aïeule ; je suis donc venu. - Serait-ce bien vrai, répondirent les jeunes gens dans leur pensée, en écoutant (le message). A l'instant même ils se mirent en route et arrivèrent auprès de leur aïeule : et uniquement pour prendre congé de leur aïenle, ils allèrent.
Nous partons, grand'mère ; seulement nous sommes venus prendre congé de vous. Mais voici le signal de la parole que nous laisserons : chacun nous planterons une canne par ici ; au milieu de la maison nous la planterons : ce sera le signe de notre mort, si elle se dessèche. Auraient-ils donc péri ? direz-vous, si elle sèche. Mais si elle vient à fleurir : Ils sont vivants, direz-vous. 0 notre aïeule, ô notre mère, ne pleurez point, voici le signe de notre parole qui reste avec vous, dirent-ils (89).
Et aussitôt ils s'en allèrent, Hunahpu ayant planté l'une et Xbalanquél'autre ; ils les plantèrent au milieu de la maison, et non au milieu des montagnes ou dans une terre humide, mais bien dans une terre sèche, au milieu de l'intérieur de leur maison, où ils les laissèrent plantées.
CHAPITRE HUITIÈME
Alors (Hunahpu et Xbalanqué) se mirent en chemin, chacun avec sa sarbacane, en descendant vers Xibalba. Ils descendirent avec célérité les gradins précipités (de la montagne) et passèrent de même dans les eaux bouillonnantes de la ravine ; ils la passèrent entre des oiseaux, et ces oiseaux sont ceux qu'on appelle Molay (90).
Ils passèrent de même par la rivière de (91) Fange et la rivière de Sang, où ils devaient être pris au piège, dans l'idée de Xibalba ; mais ils n'y touchèrent pas du pied, les ayant traversés sur le côté do leurs sarbacanes, d'où étant sortis, ils arrivèrent au carrefour des Quatre-Chemins.
Or, ils savaient eux les chemins qu'il y avait en Xibalba, le chemin Noir, le chemin Blanc, le chemin Rouge et le chemin Vert ; c'est pourquoi ils commissionnèrent de là un animal nommé Xan. Celui-ci devait recueillir les nouvelles qu'ils l'envoyaient chercher au dehors.
Mord-les l'un après l'autre ; d'abord mords le premier assis et finis par les mordre tous : car ta part sera de sucer le sang des hommes sur les routes, lui ful-il dit au Xan. - C'est fort bien, répondit alors le Xau.
Alors il entra par le chemin Noir, et en arrivant auprès du mannequin et de l'homme de bois, qui étaient les premiers assis, couverts de leurs ornements, il piqua le premier ; mais il ne parla point. Alors il piqua l'autre, (c'est- à-dire) qu'il piqua celui qui était assis le second ; niais il ne parla pas davantage.
Il piqua donc le troisième : et celui qui était assis le troisième était Hun-Camé. Ah ! ay ! s'écria-t-il, au moment où il fut piqué. - Qu'est-ce, Hun-Camé, quoi donc vous a piqué? lui dit Vukub-Camé. - Quelque chose que je ne sais, répondit Hun-Camé. - Ay ! ay ! dit à son tour celui qui était assis le quatrième. - Qu'est-ce donc, Vukub-Camé, qu'est-ce donc qui vous a piqué, lui dit celui qui était assis le cinquième ?
Ay ! ay ! dit au même moment (celui-ci qui était) Xiqiripat. - Et Vukub-Camé lui dit : Qu'est-ce donc qui vous a piqué? - Celui qui était assis le sixième, piqué à son tour, s’écria :Ay ! - Qu'est-ce donc, Cuchumaquiq, lui dit Xiqiripat ? - Qui est-ce qui vous a piqué? ajouta celui qui était assis le septième, au moment où il était également piqué. Ay ! ajouta-t-il.
Qu'est-ce donc, Ahalpuh? lui dit Cuchumaquiq. - Qui donc vous a piqué ? ajouta celui qui était assis le huitième, au moment où il se sentit lui-même mordu. Ay ! s'écria-t-il. - Qu'ya-t-il, Ahalcana? lui répondit Ahalpuh. – Qui est-ce qui vous a piqué? dit à son tour celui qui était assis le neuvième, et alors il se sentit piqué également, et dit: Ay !
Qu'est-ce donc Chamiabak? lui dit Ahalcana. - Qui est-ce qui vous a piqué? dit de son côté celui qui était le dixième assis, et dans le moment il se sentit mordu à son tour et (cria:) Ay ! - Quoi donc ! Chamiaholom, dit Chamiabak. - Qui vous a piqué? ajouta celui qui était assis le ouzième (92), et se sentant piqué à son tojur, il s'écria : Ay !
Qu'est-ce? lui dit Chamiaholom. - Qui vous a piqué? dit également celui qui était assis le douzième, et se sentant mordu de même, il ajouta : Ay ! - Qu'est-ce que c'est, Patan ? répliqua (son voisin).
Qu'est-ce qui vous a piqué? dit alors celui qui était assis le treizième , et dans l'instant, se sentant piqué lui- même (il cria) : Ay ! - Qu'est-ce que c'est, Quiqxic, lui dit Patan ? - Qui est-ce qui vous a piqué ? demanda celui qui était assis le qualorzième, et dans le moment se sentant piqué à son tour, (il cria) Ay ! - Qui donc vous a piqué, Quiqrixgag, lui dit Quiqre, en lui adressant la parole.
Ainsi fut l'appel de leurs noms, que tous énoncèrent les uns aux autres ; c'est ainsi qu'ils se manifestèrent, en s'appelant par leurs noms, chacun de ceux qui commandaient (en ces lieux) étant interpellé par l'autre et qu'ils dirent le nom du dernier qui élait assis dans le coin.
Il n'y en eut pas un dont ils oublièrent le nom , ils achevèrent de dire les noms de tous, au moment où ils furent piqués par le poil de la jambe de Hunahpu que celui-ci s'arracha ; car ce ne fut pas un véritable Xan qui les mordit et qui alla écouter leurs noms à tous pour Hunahpu et Xbalanqué.
Ensuite s'étant mis en chemin, ils arrivèrent là où étaient ceux de. Xibalba : Adorez le roi (93), leur dit-on, celui qui est là assis, leur dit-on, pour les tenter. - Celui-ci n'est pas le roi ; ce n'est qu'une statue et un homme de bois, répondirent-ils en s'avancant.
Alors ilscoramencèrent à les saluer : Salut, Hun-Camé ; salut, Vukuh-Camé ; salut, Xiqiripat ; salut, Cuchumaquiq. Salut, Ahalpuh ; salut, Ahalcana ; salut, Chamiabak ; salut, Chamiaholom.
Salut, Quiqxic ; salut, Patan, salut, Quiqré ; salut Quiqrixgag, dirent-ils, en arrivant, leur découvrant à tous la face, disant leurs noms à tous, sans oublier le nom d'un seul.
Ce qui leur eût été agréable, c'est que leurs noms n'eussent pas été découverts par (les deux jeunes gens) : Asseyez-vous, leur dirent-ils, (en leur montrant) le siège où ils désiraient qu'ils se missent ; mais ils ne le voulurent point : Ce n'est pas là notre siège, mais c'est (94) un banc de pierre chauffée que ce siège, dirent Hunahpu et Xbalanqué, sans pouvoir être pris au piège.
C'est fort bien ; allez donc à votre demeure, leur dit-on. Alors ils entreront dans la Maison Ténébreuse, mais sans pouvoir y être vaincus.
CHAPITRE NEUVIÈME.
C'était là la première épreuve de Xibalha ; et à leur entrée (dans ce lieu) devait commencer leur défaite, dans la pensée de ceux de Xibalba. D'abord ils entrèrent dans la Maison Ténébreuse : ensuite on leur apporta leurs échardes de pin, tout allumées, avec chacun son cigare, qui leur fut remis par les messagers de Hun-Camé.
Voici leurs flambeaux de pin, dit le roi ; mais ils devront être rendus ces flambeaux demain matin ainsi que les cigares, rendus entiers, dit le roi. Ainsi parlèrent les messagers, en arrivant. - C'est fort bien, répondirent (les deux jeunes gens).
En réalité ils ne (brûlèrent) point l'écharde de pin, ayant mis quelque chose de rouge à la place, c'est-à-dire une plume d'ara, qui leur parut comme le pin (allumé) aux veilleurs, et, pour les cigares, ils mirent des lucioles au bout des cigares.
Toute une nuit, ils furent gardés par ceux qui les veillaient et ceux-ci disaient, : Ils sont tombés dans le piège. Mais l'écharde de pin n'était pas usée, sa forme était la même ; ainsi en était-il des cigares, dont ils n'avaient absolument rien allumé et qui avaient la même apparence (qu'auparavant).
On les porta aux princes : Comment ont pu se faire ces choses? d'où viennent ces gens-là, qui les a engendrés et mis au monde ? En vérité notre cœur en est brûlant ; car ce n'est pas bien ce qu'ils font avec nous. Etranges sont leurs visages, étranges sont leurs façons d'agir, se disaient-ils outre eux.
Alors tous les princes ensemble les envoyèrent chercher. Allons, jouons à la balle, jeunes gens, leur dirent-ils. Ensuite ils furent interrogés par Hun-Camé et Vukub-Camé: D'où donc venez-vous, vous autres, racontez-le nous, jeunes gens, leur répétèrent ceux de Xibalha ?
Qui saurait dire d'où nous venons? nous ne le savons point nous-mêmes, dirent-ils, sans parler davantage. - Fort bien. Alors jetons notre ballon élastique, jeunes gens, reprirent ceux de Xibalba.
C'est bon, dirent-ils ; mais c'est avec celle-ci que no'us jouerons, celle-ci, notre pelote élastique. - Ceux de Xibalba répondirent : Point du tout, n'employez pas celle-là, mais la nôtre que voici. - Les jeunes gens répliquèrent : Ce n'est pas celle-là, mais celle-ci la nôtre que nous mettrons (95)
Ceux de Xibalba répondirent : C'est fort bien. - Les jeunes gens reprirent : Allez donc, pour un chil (96). - Non certes, dirent ceux de Xibalba, maispourune tête de lion. - C'est dit ! répondirent les jeunes gens. - Pas encore ! s'écrièrent ceux de Xibalba. - C'est bon, dit Hunahpu.
Alors le jeu commenca avec ceux de Xibalba et ils envoyèrent donner (la pelote) devant l'anneau de Hunahpu : ensuite pendant que ceux de Xibalba regardaient le coup, la pelote s'élancant s'en alla bondissant partout sur le sol du jeu de paume.
Qu'est-ce que cela, s'écrièrent Hunalipu et Xbalanqué ! C'est la mort que vous nous souhaitez. Ne nous avez-vous donc pas envoyés chercher, ne sont-ce pas vos mandataires qui sont venus? En vérité, malheureux que nous sommes ! Alors nous nous en allons, leur dirent les jeunes gens.
Or c'était là précisément ce qu'ils désiraient, que les jeunes gens mourussent au plus tôt dans le jeu de paume et qu'ils fussent battus. Mais il n'en fut pas ainsi ; car ceux de Xibalha furent vaincus de nouveau par les jeunes gens.
Ne partez donc pas, jeunes gens, jouons à la balle ; mais prenons maintenant la vôtre, leur dit-on aux jeunes gens. - C'est bon, répondirent-ils, et ils lancèrent leur balle, ce qui mit aussitôt fin à la partie.
Ensuite de cela, ayant compté leurs défaites : Comment ferons-nous pour les vaincre, dirent ceux de Xibalba ? Qu'ils s'en aillent donc à l'heure même, ces jeurjes gens, et qu'entre temps ils nous apportent quatre vases de fleurs, dirent ceux de Xibalba.
C'est fort bien. Quelles sont les Heurs (que vous désirez) ? dirent les jeunes gens à ceux de Xibalba. - Un bouquet de cakamuchih, un bouquet de zaki-muchih, un bouquetde gana-muchit et un bouquetde carinimak (97). dirent ceux de Xibalba. - Fort bien, répliquèrent les jeunes gens.
Alors descendirent leurs (gardes armés de) lances, tous égaux par la force, et nombreux (étaient également) les gardes décès jeunes gens : mais tranquille était l'âme de ces jeunes gens, en se remettant à ceux qui étaient chargés de les vaincre (98).
Ceux de Xibalba se réjouissaient dans l'espoir qu'ils seraient vaincus (99) : - Nous avons bien fait (cette fois), ils vont tout d'abord être pris au piège., disaient ceux de Xibalba : Où donc irez-vous prendre les fleurs ? disaient-ils en eux-mêmes. En vérité, c'est cette nuit que vous avez à nous donner nos fleurs ; nous sommes les gagnants maintenant, leur disait-on aux jeunes gens, Hunahpu et Xbalanqué, de la part de ceux deXibalba.
Fort bien. Cette nuit également nous jouerons à la paume, répondirent-ils , en s'avisant mutuellement. Ensuite de cela, les jeunes gens entrèrent dans la Maison des Lances, la seconde épeuve de Xibalba : or c'était bien encore le désir (des princes) qu'ils fussent tués par les lanciers et qu'au plus tôt ils fussent mis à mort, c'était ce qu'ils souhaitaient au fond du cœur.
Mais ils ne moururent point. Parlant alors aux lanciers (100), ils leur firent cette recommandation : C'est à vous qu'appartiendront les chairs de tous les animaux, dirent-ils aux lanciers. Ils cessèrent alors de se remuer et unanimement ils baissèrent leurs armes (101).
C'est ainsi qu'ils étaient dans la Maison des Lances, durant la nuit, lorsqu'ils firent un appel à toutes les fourmis : Fourmis tranchantes et zampopos (102), venez et toutes ensemble allez chercher les têtes des fleurs que nous ont dit les princes.
Fort bien, répondirent-elles. Alors toutes les fourmis se mirent en chemin pour aller prendre les fleurs du jardin de Hun-Camé et de Vukub-Camé. D'avance, ceux-ci avaient averti les gardiens des fleurs de Xibalba. Quant à vous faites attention à nos fleurs ; n'en laissez point enlever par ces deux jeunes gens que nous avous pris au piège. Où donc pourraient-ils venir voir ailleurs celles que nous leur avons dit? Il n'y en a point. Veillez donc bien toute la nuit. - C'est fort bien, répondirent-ils.
Mais les gardes du jardin n'entendirent rien (de ce qui se passa) : En vain allaient-ils criant de toutes leurs forces entre les branches des arbres du jardin, cheminant sur leurs jambes et répétant le même chant : Xpurpuvek, , Xpurpuvek ! disait l'un en chantant. - Puhuyu, Puhuyu (103), répétait l'autre en chantant (104).
Puhuyu était le nom des deux gardes des plantations du jardin de Hun-Camé et de Vukub-Camé. Mais ils ne remarquèrent pas les fourmis dérobant ce qui était commis à leur garde, allant et revenant en troupes innombrables, coupant les plates bandes de fleurs, s'acheminant avec ces fleurs qu'elles portaient avec leurs pinces par-dessus les arbres, et par-dessous les arbres ces fleurs répandaient une douce odeur.
Cependant les gardes continuaient à crierde toutes leurs forces, sans observer les dents qui sciaient à la fois leurs queues et leurs ailes (105) : c'était une moisson de fleurs que leurs dents descendaient et que leurs dents transportaient tout odoriférantes (dans la Maison des Lances.)
Bien prompteraent se remplirent donc les quatre vases de fleurs, et ils étaient tout pleins, lorsque le jour se leva. Bientôt après entrèrent les messagers pour les chercher. Qu'ils viennent dit le roi et qu'ils apportent aussitôt ce dont nous avons parlé, dit-on aux jeunes gens.
Fort bien, dirent-ils. Ils allèrent ensuite chercher les quatre vases de fleurs : puis s'étant présentés devant le roi et les princes, ceux-ci prirent les fleurs dont l'aspect faisait plaisir (à voir). Ainsi furent joués ceux de Xibalba.
Ce n'étaient que des fourmis que les jeunes gens avaient dépêchées, et, dans une seule nuit, les fourmis les enlevèrent et les placèrent dans les vases. A cet aspect tous les (princes) de Xibalba changèrent de couleur et leurs faces palirenfà cause de ces fleurs.
Ensuite ils envoyèrent chercher les gardiens des fleurs : Pourquoi avez-vous laissé dérober nos fleurs. Ce sont nos propres fleurs que nous voyons ici, dirent-ils aux gar- diens ? - Nous ne nous sommes aperçus de rien, seigneur. On n'a même pas épargné nos queues, répondirent-ils. Alors on leur fendit les lèvres, pour les châtier d'avoir laissé voler ce qui était commis à leur garde.
C'est de cette manière que furent vaincus Hun-Camé et Vnkub-Camé par Hunahpu et Xbalanqué, et ce fut là le commencement de leurs travaux. Dès lors aussi les Purpuek ont eu la bouche fendue et fendue elle est aujourd'hui (106).
Et ensuite de cela ils descendirent jouer à la paume ; ils jouèrent de même tous ensemble : niais ayant achevé de jouer, ils s'avisèrent mutuellement pour le lendemain matin. Ainsi le dirent ceux de Xibalba. - Fort bien, répondirent les jeunés gens, en terminant.
CHAPITRE DIXIÈME.
On fit entrer aussi (les deux frères) dans la Maison du Froid. Le froid y était insupportable, et cette maison était remplie de glace, (car véritablement c'était) la demeure des vents glacés du nord (107) ; mais le froid cessa promptement avec les glands de pin (qu'ils allumèrent) ; il cessa de se faire sentir et le froid disparut par les soins des jeu
Ils ne moururent donc point ; car ils étaient pleins de vie, quand le jour se montra. C'était bien là cependant ce qu'aurait voulu Xibalba, qu'ils y mourussent : mais il n'en fut pas ainsi, et ils étaient en bonne santé au lever du soleil. Ils sortirent donc encore une fois, leurs gardiens étant venus les chercher.
Comment donc, ils ne sont pas encore morts ! s'écria le monarque de Xibalba. Et ils considéraient avec étonnement les œuvres des jeunes gens, Hunahpu et Xbalanqué.
Après cela, ils entrèrent aussi dans la Maison des Tigres ; et l'intérieur était rempli de Tigres : Ne nous mordez point, vous avez autre chose à faire, leur fut-il dit aux Tigres. Ensuite ils jetèrent des os devant ces brutes.
Aussitôt ils se jetèrent avec voracité sur les os : C'en est donc fait d'eux, ils ont appris (108) enfin (à connaître le pouvoir de .Xibalba), et ils se sont livrés (aux bêtes). Voilà que leurs os sont broyés celte fois, disaient tous ceux qui veillaient (près d'eux), se réjouissant de leur (mort).
Mais ils n'avaient point péri ; leur visage portait le même air de santé, lorsqu'ils sortirent de la Maison des Tigres : De quelle race sont ces gens-là ? D'où viennent-ils ? s'écrièrent tous ceux de Xibalba.
Après cela on les fit entrer au milieu du feu dans une Maison de Feu, où il n'y avait que du feu à l'intérieur : mais ils n'en furent pas embrasés, quoiqu'il fut extrêmement fort et des plus ardents. (Les deux frères) se portèrent également (109) bien au lever du soleil. C'était bien cependant le désir (de Xibalba) qu'ils y périssent promptement dans le lieu où ils passèrent encore cette fois ; mais il n'en fut pas ainsi, et le courage de Xibalba défaillait à cause d'eux.
Alors on les fit entrer dans la Maison des Chauves- Souris (110) : il n'y avait que des Chauves-Souris dans le vestibule de cette maison, maison de Camazotz (111), grande brute dont les instruments de mort étaient comme ceux de Chaki-tzam (112) et qui achevaient aussitôt ceux qui (venaient) en leur présence.
Us se trouvaient là au dedans ; mais, dormant sur leurs sarbacanes, ils ne furent pas touchés par ceux qui étaient dans la maison ; mais ils se rendirent à cause d'un autre Camazotz qui vint du ciel (113) pour se manifester, lorsque les choses commencèrent à être faites par lui.
Elles étaient donc (là) les Chauves-Souris tenant conseil toute la nuit et faisant un grand bruit : Quilitz, quilitz, disaient-elles, et elles le dirent toute une nuit. Elles cessèrent cependant un peu : il n'y eut plus de remuement parmi les Chauves-Souris, et elles restèrent debout à une extrémité de la sarbacane.
Alors Xbalanqué dit à Hunahpu : Le jour commence-t-il à poindre, regarde donc? - Peut-être commence-t-il à poindre, je vais y voir tout à l'heure, répondit-il. Et comme il désirait ardemment regarder à la bouche de sa sarbacane, en voulant voir le lever de l'aurore, sa tête fut un moment après coupée par le Camazotz, et le corps de Hunahpu resta privé de la tête (114).
Puis une autre fois : Ne fait-il pas encore jour ? demanda Xbalanqué. Mais Hunahpu ne remuait plus : Est-ce que Hunahpu s'en est allé? comment as-lu fail cela (lui dit-il après) ; mais il n'avait plus de mouvement, restant là seulement étendu (comme un mort).
Alors Xbalanqué se sentit rempli de honte et de tristesse : Hélas ! s'écria-t-il, nous sommes assez vaincus. On alla ensuite placer la tête (de Hunahpu) au-dessus du jeu de paume, par l'ordre exprès de Hun-Camé et de Vukub-Camé, tout Xihalba étant dans l'allégresse à cause de la tète de Hunahpu.
CHAPITRE ONZIÈME.
Ensuite de cela, Xbalanqué convoqua toutes les brutes, les Porcs-Epics, les Sangliers, toutes les brutes, petites ot grandes, durant la nuit, et la même nuit leur demanda quels étaient leurs aliments (115).
Quelle est votre nourriture à chacun en particulier ? Voici que je vous ai appelés, afin que vous choisissiez votre alimentation, leur dit Xbalanqué. - C'est fort bien, répondirent-elles
Elles s'en allèrent alors prendre chacune la sienne, tous allant choisir (ce qui leur convenait) ; il y en eut qui allèrent prendre cequi était en putréfaction ; il y en eut qui allèrent prendre des herbes ; il y en eut qui allèrent prendre de la pierre ; il y en eut qui allèrent prendre de la terre, et les aliments des brutes, des grandes brutes, étaient fort variés.
A la suite des autres, la Tortue, qui était demeurée en arrière enveloppée dans sa carapace, allait pour prendre (sa part des aliments) en faisant des zigzags, et, venant se mettre à l'extrémité (du cadavre), se placa en échange de la tète de Hunahpu ; et à l'instant même il s'y sculpta des yeux.
Un grand nombre de sages vinrent d'en haut, le Cœur du ciel, Hurakan même vint planer au-dessus de la maison des Chauves-Souris. Mais le visage de Hunahpu ne s'acheva pas si promptement (quoique) on réussit également à le faire ; sa chevelure crut de même avec sa beauté,et il parla également.
Et voilà qu'il voulait faire jour et que l'aurore colorait l'horizon, et le jour parut (116). Le Sarigue se tait-il (demanda-t-on i? - Oui, répondit le vieillard (117) Alors il ouvrit ses jambes : puis l'obscurité se fit de nouveau, et quatre fois le vieillard ouvrit ses jambes.
Voilà que. le Sarigue ouvre ses jambes (118), dit le peuple encore aujourd'hui (pour donner à entendre que le soleil se lève).
Au moment où l'aurore couvrit l'horizon de ses brillantes couleurs, il commenca à exister : Est-elle bien ainsi, la tête de Hunahpu ? demanda-t-on. - Elle est bien, répondit-on. Et l'on acheva ainsi de fabriquer sa tête, et véritablement elle devint comme une vraie tête.
Ensuite, ils tinrent conseil, s'avisant mutuellement de ne pas jouer à la paume : Expose-toi seul alors (au danger, dirent-ils à Xbalanqué). - Eh bien, je ferai tout par moi-même, lui répondit Xbalanqué.
Après cela, il donna ses ordres à un Lapin : Va te placer là-haut sur le jeu de balle et reste entre les glands de la corniche, lui fut-il dit au Lapin par Xbalanqué. Dès que la balle élastique arrivera à toi, tu sortiras et je ferai le reste, lui fut-il dit au lapin, lorsqu'il reçut cet ordre au milieu de la nuit.
Et déjà le soleil s'était levé et leurs visages de l'un et de l'autre annoncaient également la santé. (Les princes de Xibalba) descendirent à leur tour jouer à la paume (au lieu où) était suspendue la tête de Hunahpu, au-dessus de la salle du jeu.
C'est nous qui avons vaincu ! Vous avez subi toutes les hontes ! Vous nous avez rendu (la palme) ! lui disaient-ils. C'est ainsi qu'ils défiaient Hunahpu : Repose la tête maintenant (de cette fureur que tu avais) du jeu de balle, lui disait-on. Mais il ne souffrait pas des insultes dont on l'abreuvait.
Et voilà que les rois de Xibalba lancèrent la balle élastique. Xbalanqué sortit à sa rencontre ; or elle arriva droit devant l'anneau, s'arrêta, et aussitôt elle sortit, passa en haut du jeu de paume et d'un seul bond entra tout droit entre les glands (qui en ornaient la corniche).
Le Lapin sortit aussitôt et s'en allait sautillant ; mais il fut au même instant poursuivi par tous ceux de Xibalba, qui couraient en tumulte, vociférant derrière le Lapin, et tout Xibalba acheva bientôt par se trouver en chemin (derrière lui).
Xbalanqué s'empressa aussitôt de saisir la tête de Hunahpu et de la replacer au lieu de la tortue : il alla ensuite colloquer la tortue sur le jeu de paume ; et cette tête était véritablement la tête de Hunahpu, et l'un et l'autre en furent dans l'allégresse.
Et voilà que ceux de Xibalba s'en allaient cherchant la pelote élastique : ensuite l'ayant ramassée avec empressement entre les alands, ils crièrent : Venez ; voici la pelote que nous venons de trouver, dirent-ils en l'élevant (pour la faire voir).
Ceux de Xibalba arrivant alors : Qu'est-ce donc que nous avons vu, dirent-ils, en commencant à jouer de nouveau à la paume? Et ils jouèrent pareillement, en se remettant encore une fois deux ensemble.
Alors précisément la tortue fut atteinte d'un coup de pierre (lancée) par Xbalanqué, et roulant d'en haut, elle tomba en pièces dans le jeu de paume, brisée en mille morceaux comme de la faïence aux yeux de coux (de Xibalba).
Qui de vous ira la chercher, où est celui qui va la prendre? s'écria-t-on (dans) Xibalba. Ainsi donc furent joués les princes de Xibalba par Hunahpu et Xbalanqué. Or ceux-ci endurèrent de grands travaux ; mais ils ne moururent point de tout le mal qu'on leur fit.
dall'opera di Recinos
CAPITOLO QUINTO
Racconteremo ora la nascita di Hunahpu ed Ixbalanqué. Qui, dunque, diremo come avvenne la loro nascita.
Quando giunse il giorno della loro nascita, la giovane che si chiamava Ixquic partorì; ma la nonna non li vide quando nacquero. In un attimo vennero dati alla luce i due ragazzi chiamati Hunahpu ed Ixbalanqué. Là nel bosco vennero dati alla luce.
Poi andarono a casa, ma non potevano addormentarsi.
- Va' a gettarli fuori! - disse la vecchia, - perché gridano davvero molto -. E subito li andarono a collocare su un formicaio. Là dormirono tranquillamente. Allora li tolsero da quel luogo e li collocarono sopra le spine.
Orbene, ciò che Hunbatz e Hunchouén volevano era che morissero lì stesso, nel formicaio, o che morissero sulle spine. Hunbatz e Hunchouén così desideravano, per l'odio e l'invidia (64) che nutrivano verso di essi.
Al principio si rifiutavano di ricevere in casa i loro fratelli minori; non li riconoscevano, e così essi crebbero, nei campi.
Hunbatz e Hunchouén erano grandi musici e cantori; erano cresciuti tra molti disagi e bisogni ed avevano conosciuto molti stenti, ma erano divenuti molto saggi. Erano ad un tempo flautisti, cantori, pittori ed incisori; tutto sapevano fare.
Erano a conoscenza della loro nascita e sapevano anche che erano i successori dei loro genitori, quelli che erano andati a Xibalbà e là erano morti. Grandi saggi erano, dunque, Hunbatz e Hunchouén e nel loro intimo sapevano tutto ciò che riguardava la nascita dei loro fratelli minori. Tuttavia non dimostravano la loro sapienza, per l'invidia che avevano, poiché i loro cuori erano pieni di malanimo verso di essi, senza che Hunahpu ed Ixbalanqué li avessero offesi in nulla.
Questi ultimi si dedicavano soltanto a tirare di cerbottana tutti i giorni; non erano amati dalla nonna né da Hunbatz, né da Hunchouén. Non si dava loro da mangiare; soltanto quando il pasto era già finito e Hunbatz e Hunchouén avevano mangiato, allora era la loro volta. Ma non se l'avevano a male, né andavano in collera e soffrivano in silenzio, poiché conoscevano la propria condizione e si rendevano conto di tutto chiaramente (65). Portavano i loro uccelli ogni giorno quando venivano, e Hunbatz e Hunchouén se li mangiavano, senza dar nulla a nessuno dei due, Hunahpú ed Ixba-lanqué.
L'unica occupazione di Hunbatz e Hunchouén era suonare il flauto e cantare.
Ed una volta che Hunahpú ed Ixbalanqué arrivarono senza portare uccelli di nessun genere, entrarono [in casa] e la nonna s'infuriò.
- Perché non portate uccelli? - disse a Hunahpú ed Ixbalanqué.
Ed essi risposero: - II fatto è, nonna nostra, che i nostri uccelli sono rimasti impigliati sull'albero e noi non possiamo salire a prenderli, cara nonna. Se i nostri fratelli maggiori così vogliono, vengano con noi e vadano a prendere gli uccelli, - dissero.
- Bene, - dissero i fratelli maggiori in risposta, - verremo con voi all'alba.
I due si consultarono allora insieme sul modo di vincere Hunbatz e Hunchouén (66). - Muteremo soltanto la loro natura, il loro aspetto; si compia così la nostra parola (67), per le molte sofferenze che ci hanno inflitte. Essi desideravano che noi morissimo, che ci perdessimo, noi, i loro fratelli minori. Nel loro intimo (68) ci consideravano servi. Per tutto ciò, li vinceremo e daremo un esempio -. Così andavano dicendo tra di loro mentre si dirigevano ai piedi dell'albero chiamato Canté (69). Erano accompagnati dai fratelli maggiori ed andavano tirando di cerbottana. Non si potevano contare gli uccelli che cantavano sull'albero ed i fratelli maggiori si meravigliavano nel vedere tanti uccelli. Uccelli ve n'erano, ma neppur uno cadeva ai piedi dell'albero.
- I nostri uccelli non cadono a terra. Andate a prenderli, - dissero ai fratelli maggiori.
- Benissimo, - risposero questi. E subito salirono sull'albero, ma l'albero aumentò di volume ed il suo tronco si gonfiò. Quindi Hunbatz e Hunchouén cercarono di scendere, ma non poterono più calare dalla cima dell'albero.
Allora esclamarono, dalla vetta dell'albero: - Che cosa ci è successo, fratelli nostri? Disgraziati noi! Quest'albero ci fa paura solo a guardarlo, oh fratelli nostri! - dissero dalla cima dell'albero. E Hunahpú ed Ixbalanqué risposero loro: - Slacciatevi le brache (70), legatevele sotto la pancia, lasciandone cadere le estremità e tirandole da dietro e così potrete muovervi facilmente -. Così dissero loro i fratelli minori.
- Va bene, - risposero, tirando l'estremità delle loro cinture, ma ecco che queste si convertirono in code ed essi presero l'aspetto di scimmie. Subito se ne andarono sui rami degli alberi, in mezzo ai boschi grandi e piccoli e s'addentrarono nella foresta, facendo smorfie e dondolandosi sui rami degli alberi.
Così Hunbatz e Hunchouén vennero vinti da Hunahpú ed Ixbalanqué; e solo per arte di magia essi poterono far ciò.
Ritornarono a casa e quando giunsero parlarono con la nonna e con la madre, dicendo : - Che cosa sarà mai, nonna, quel che è successo ai nostri fratelli maggiori, che all'improvviso le loro facce sono diventate simili a facce di animali? - Così dissero.
- Se voi avete fatto qualcosa di male ai vostri fratelli maggiori, mi avete resa infelice e mi avete riempita di tristezza. Non fate una cosa simile ai vostri fratelli, oh figli miei! - disse la vecchia a Hunahpú ed Ixbalanqué.
Ed essi dissero alla nonna:
- Non addoloratevi, nonna nostra. Rivedrete la faccia dei nostri fratelli; essi ritorneranno ma sarà una prova difficile per voi, nonna. E badate bene a non ridere. Ed ora, tentiamo l'incantamento! - dissero.
Subito si misero a suonare il flauto, suonando la canzone di Hunahpu-Qoy (71). Poi cantarono, suonarono il fluato ed il tamburo, prendendo i loro flauti ed il loro tamburo. Poi fecero sedere accanto a loro la nonna e continuarono a suonare ed a chiamare con la musica ed il canto, intonando la canzone che si chiama Hunahpú-Qoy.
Finalmente arrivarono Hunbatz e Hunchouén e appena arrivati si misero a ballare; ma quando la vecchia vide le loro brutte boccacce, scoppiò a ridere nel vederli, la vecchia, irrefrenabilmente, ed essi se ne andarono via subito e non si vide più la loro faccia.
- Ecco, vedete, nonna! Se ne sono andati nella foresta. Che cosa avete fatto, nonna nostra? Soltanto quattro volte possiamo fare questo incantamento, e non ne mancano che tre. Li chiameremo col flauto e col canto, ma cercate di trattenere il riso. Incominci l'incantamento! - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Subito si misero di nuovo a suonare. Hunbatz e Hunchouén ritornarono ballando ed arrivarono fino in mezzo al cortile della casa (72), facendo smorfie scimmiesche ed eccitando il riso della nonna sinché questa scoppiò in una gran risata. Erano davvero molto divertenti quando arrivarono con le loro facce di scimmia, le loro larghe natiche, le loro code magre ed il buco della loro pancia (73), e tutto ciò costringeva la vecchia a ridere.
Poi se ne andarono di nuovo nei boschi. E Hunahpú ed Ixbalanqué dissero: - Ed ora che facciamo, nonna? Soltanto per la terza volta proveremo.
Suonarono di nuovo il flauto e le scimmie ritornarono ballando. La nonna trattenne il riso. Poi esse salirono sul focolare; i loro occhi gettavano una luce rossa, esse allungavano e si strofinavano il muso e si spaventavano a vicenda delle smorfie che si facevano.
Appena la nonna vide tutto ciò scoppiò a ridere violentemente; ma non si rividero le loro facce, per colpa del riso della vecchia.
- Ormai soltanto questa volta li chiameremo, nonna, affinchè vengano qui per la quarta volta, - dissero i ragazzi. Ripresero dunque a suonare il flauto, ma quelli non ritornarono per la quarta volta e se ne andarono invece in fretta e furia verso la foresta.
I ragazzi dissero alla nonna: - Abbiamo fatto tutto il possibile, nonna; prima sono venuti, poi abbiamo provato a chiamarli di nuovo. Ma non addoloratevi; siamo qui noi, i vostri nipoti; dovete guardare noi, oh madre nostra!, oh nonna nostra!, come il ricordo dei nostri fratelli maggiori, di quelli che si chiamarono ed avevano nome Hunbatz e Hunchouén, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Quelli erano invocati dai musici e dai cantori, dalle genti antiche. Li invocavano anche i pittori e gli incisori in tempi lontani (74). Ma vennero convcrtiti in animali e divennero scimmie perché erano montati in superbia ed avevano maltrattato i loro fratelli.
A questo modo i loro cuori soffrirono; così avvenne la loro perdita e così Hunbatz e Hunchouén furono distrutti e divennero animali. Erano vissuti sempre nella loro casa; furono musici
CAPITOLO SESTO
Incominciarono allora i loro lavori, per farsi apprezzare dalla nonna e dalla madre. La prima cosa di cui occuparsi era il campo di mais. - Andiamo a seminare il campo di mais, nonna e madre nostra, - dissero. - Non preoccupatevi; siamo qui noi, i vostri nipoti, noi, quelli che stiamo al posto dei nostri fratelli, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Subito presero le loro scuri, le loro zappe e le loro vanghe di legno e se ne andarono, portando ciascuno la sua cerbottana sulle spalle. Quando uscirono di casa, chiesero alla nonna di portar loro il desinare.
- A mezzogiorno ci porterete il desinare, nonna, -le dissero.
- Bene, nipoti miei, - rispose la vecchia.
Poco dopo giunsero al campo da seminare. E quando affondavano la zappa nella terra, questa lavorava la terra; la zappa faceva il lavoro da sola.
Allo stesso modo conficcavano la scure nel tronco degli alberi e nei loro rami ed ecco che tutti gli alberi ed i tralci cadevano e restavano sparsi per terra. Rapidamente cadevano gli alberi, tagliati da un solo colpo d'ascia.
Molto era anche quel che la zappa aveva divelto. Non si potevano contare i rovi né le spine che essi avevano sradicato con un solo colpo di zappa. Né era possibile calcolare tutto ciò che avevano divelto ed abbattuto in tutti i boschi grandi e piccoli.
E, istruito un animale chiamato Ixmucur (75), Hunahpú ed Ixbalanqué lo fecero salire sulla cima di un grande tronco e gli dissero: - Osserva quando verrà la nostra nonna a portarci il desinare e mettiti subito a cantare e noi impugneremo la zappa e la scure.
- Bene, - rispose Ixmucur.
Subito si misero a tirare di cerbottana; non facevano certo nessun lavoro nei campi. Poco dopo cantò la colomba e subito l'uno corse a raccattare la zappa e l'altro a raccattare la scure. E, avviluppandosi la testa, l'uno si riempì le mani di terra intenzionalmente (76), e s'insudiciò anche la faccia come un vero contadino, e l'altro, a bella posta, si cosparse il capo di schegge di legno, come se effettivamente fosse stato occupato a tagliare gli alberi.
Così vennero visti dalla loro nonna. Mangiarono subito, ma in verità non avevano fatto nessun lavoro nei campi e ricevettero il pranzo senza meritarlo. Poi se ne andarono a casa. - Siamo davvero stanchi, nonna, - dissero al loro arrivo, stiracchiando senza ragione le gambe e le braccia dinanzi alla nonna.
Ritornarono il giorno seguente, e quando giunsero nel campo trovarono che tutti gli alberi ed i cespugli si erano rialzati e che tutti i rovi e le spine si erano di nuovo uniti e congiunti tra di loro.
- Chi ci ha giocato questo brutto tiro? - dissero. Senza dubbio hanno fatto questo tutti gli animali piccoli e grandi, il leone, la tigre, il cervo, il coniglio, il gatto selvatico, il coyote, il cinghiale, il coatí, gli uccelli piccoli, gli uccelli grandi; sono stati loro a farlo e lo hanno compiuto in una sola notte.
Subito incominciarono di nuovo a preparare il campo ed a smuovere la terra e tagliare gli alberi. Quindi discorsero su ciò che dovevano fare delle legna tagliate e delle erbe strappate.
- Ora veglieremo sul nostro campo di mais; forse potremo sorprendere chi viene a fare tutti questi danni, - dissero discorrendo tra di loro. E quindi ritornarono a casa.
- Che ve ne pare, nonna?, si sono presi gioco di noi. Il nostro campo che avevamo lavorato è diventato un grande campo di stoppie e un bosco fitto. L'abbiamo trovato così quando vi siamo andati poco fa, nonna, - dissero alla nonna ed alla madre. - Ma ritorneremo là e veglieremo, perché non è giusto che ci facciano simili cose, - dissero.
Poi si vestirono e subito andarono di nuovo al loro campo di alberi tagliati (77) e là si nascosero, furtivi, nell'ombra.
Si riunirono allora tutti gli animali; giunsero uno per ogni specie tra gli animali piccoli e gli animali grandi. Ed era mezzanotte in punto quando arrivarono, parlando tutti e dicendo così nelle loro lingue: « Rialzatevi, alberi! Rialzatevi, cespugli! » (78).
Ciò dicevano quando arrivarono e si raggrupparono sotto gli alberi e sotto i cespugli ed andarono avvicinandosi fino ad apparire alla loro vista [di Hunahpú ed Ixbalanqué].
I primi erano il leone e la tigre; essi cercarono di afferrarli, ma quelli non si lasciarono prendere. Poi si avvicinarono al cervo ed al coniglio e poterono afferrar loro soltanto le code (79), le strapparono soltanto. La coda del cervo rimase loro tra le mani, e per questa ragione il cervo ed il coniglio hanno la coda corta.
Neanche il gatto selvatico, il coyote, il cinghiale ed il coati si lasciarono prendere. Tutti gli animali passarono dinanzi a Hunahpú ed Ixbalanqué, i cui cuori ardevano di collera perché non li potevano afferrare.
Ma, alla fine, ne arrivò un altro, spiccando salti mentre arrivava, e questo, che era il topo, l'acchiapparono sul momento e lo avvilupparono in un telo. E, afferratelo, gli strinsero la testa e cercarono di strozzarlo e gli bruciarono la coda sul fuoco, motivo per cui la coda del topo non ha peli; e cercarono anche di colpirlo negli occhi, i due ragazzi Hanahpu ed Ixbalanqué.
Ed il topo disse: - Io non debbo morire per mano vostra. Né il vostro mestiere è quello di seminare i campi di mais.
- Che cosa ci racconti tu adesso? - dissero i ragazzi al topo.
- Slegatemi un poco, che ho qualcosa nel petto da dirvi e ve lo dirò subito, ma prima datemi qualcosa da mangiare, - disse il topo.
- Dopo ti daremo il tuo cibo, ma prima parla, -gli risposero.
- Va bene. Sappiate, dunque, che i beni dei vostri padri Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú, così chiamati, quelli che morirono a Xibalbà, ossia gli strumenti con cui giocavano, sono rimasti (80) e stanno là appesi sotto il tetto della casa: l'anello, i guanti e la palla. Ma la vostra nonna non ve li vuole mostrare perché per colpa loro morirono i vostri padri.
- Ne sei sicuro? - dissero i ragazzi al topo. Ed i loro cuori si allietarono molto nell'apprendere l'esistenza della palla di gomma. E siccome il topo aveva già parlato, assegnarono il suo cibo al topo.
- Questo sarà il cibo: il mais, i semi di chile, il fagiolo, il pataxte, il cacao (81): tutto ciò ti appartiene e, se vi è qualcosa che sia tenuto in serbo (82) o che sia stato dimenticato, tuo sarà anche quello, mangialo! - venne detto al topo da Hunahpú ed Ixbalanqué.
- Magnifico, ragazzi! - disse quello; - ma che cosa dirò alla vostra nonna se mi vede?
- Non preoccuparti, perché siamo qui noi e sapremo che cosa si deve dire alla nostra nonna. Andiamo! Arriviamo presto in quest'angolo della casa, corri presto là dove sono appese quelle cose; noi guarderemo il solaio della casa e baderemo solo al nostro pasto, - dissero al topo.
Ed avendo così disposto le cose durante la notte, dopo essersi consultati insieme, Hunahpú ed Ixbalanqué giunsero a mezzogiorno. Quando giunsero portavano con sé il topo, ma non lo facevano vedere; uno di loro entrò direttamente in casa e l'altro si avvicinò all'angolo e di là fece immediatamente salire il topo.
Subito chiesero alla nonna il loro pranzo. - Preparate il nostro pranzo (83), vogliamo un chilmol (84), nonna nostra, - dissero. Ed immediatamente venne loro preparato il pranzo e messo davanti a loro un piatto di brodo.
Ma ciò serviva soltanto ad ingannare la nonna e la madre. Ed avendo fatto in modo che si consumasse l'acqua che era nell'orcio: - Stiamo davvero morendo di sete; andate ad attingerci acqua, - dissero alla nonna.
- Bene, — rispose questa e se ne andò. Allora essi si misero a mangiare, ma in verità non avevano fame; era solo una finzione. Videro allora nel loro piatto di chile (85) come il topo si dirigeva velocemente verso la palla che era appesa al tetto della casa. Visto ciò nel loro chilmol, inviarono un certo Xan, l'animale chiamato Xan, che è una specie di zanzara, il quale andò al fiume e forò la parete della brocca della nonna, ed essa, benché cercasse di trattenere l'acqua che usciva, non riuscì a chiudere il foro fatto nella brocca.
- Che succede alla nonna? Abbiamo la bocca secca per mancanza d'acqua (86), stiamo morendo di sete, - dissero alla madre e la mandarono fuori (87). Subito il topo andò a tagliare [la corda che sosteneva] la palla, la quale cadde dal tetto della casa, insieme con l'anello, i guanti ed i ripari di cuoio. I ragazzi se ne impadronirono e corsero in fretta a nasconderli lungo la strada che conduceva al campo del gioco della palla.
Fatto ciò, si avviarono verso il fiume, a raggiungere la nonna e la madre, le quali si affannavano cercando di turare il buco della brocca. E, giunti ciascuno con la sua cerbottana, dissero, quando giunsero al fiume: - Che state facendo? Ci siamo stancati [di aspettare] e siamo venuti, - dissero loro.
- Guardate il buco della mia brocca, che non si può turare, - disse la nonna. Subito lo turarono e ritornarono insieme, camminando essi davanti alla nonna.
E così venne ritrovata la palla.
CAPITOLO SETTIMO
Tutti contenti andarono a giocare nel cortile del gioco della palla; rimasero a giocare soli molto tempo e pulirono il cortile dove avevano giocato i loro padri.
E, udendoli, i Signori di Xibalbà dissero: - Chi sono costoro che giocano di nuovo sulle nostre teste e che ci disturbano con lo sconquasso che fanno? Non sono forse morti Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpu, quelli che vollero esaltarsi dinanzi a noi? Andate a chiamarli subito!
Così dissero Hun-Camé, Vucub-Camé e tutti i Signori. E quando li mandarono a chiamare dissero ai loro messaggeri: - Andate e dite loro quando arriverete là: « " Vengano ", hanno detto i Signori; " qui desideriamo giocare alla palla con loro, entro sette giorni vogliamo giocare "; così dissero i Signori », dite loro quando arriverete; - questo fu l'ordine che diedero ai messaggeri. Ed essi andarono allora per la strada larga dei ragazzi che conduceva direttamente alla loro casa; per questa strada i messaggeri giunsero direttamente dinanzi alla nonna di quelli. Essa stava mangiando quando giunsero i messaggeri di Xibalbà.
- « Vengano, senza fallo », dicono i Signori, - dissero i messaggeri di Xibalbà. Ed i messaggeri di Xibalbà comunicarono il giorno: - Entro sette giorni li aspettano, - dissero ad Ixmucané.
- Va bene, messaggeri, essi verranno, - rispose la vecchia. Ed i messaggeri se ne andarono di ritorno.
Allora il cuore della vecchia si riempì di afflizione. - Chi manderò perché vada a chiamare i miei nipoti? (88). Non vennero allo stesso modo i messaggeri di Xibalbà, un'altra volta, quando si portarono via i loro padri? - disse la nonna, entrando sola ed afflitta in casa.
E in quell'istante le cadde un pidocchio sulla gonna. Essa lo raccolse e se lo mise sulla palma della mano, ed il pidocchio si scosse ed incominciò a camminare.
- Figlio mio, ti piacerebbe che ti ordinassi di andare a chiamare i miei nipoti al campo del gioco della palla? - disse al pidocchio. - « Sono venuti messaggeri dalla vostra nonna », dirai; « vengano entro sette giorni, vengano », dicono i messaggeri di Xibalbà; così vi fa dire vostra nonna, - disse questa al pidocchio.
Immediatamente il pidocchio se ne andò dimenandosi. E lungo la strada era seduto un ragazzo chiamato Tamazul (89), ossia il rospo.
- Dove vai? - disse il rospo al pidocchio.
- Porto un'ambasciata nel ventre, vado a cercare i ragazzi, - rispose il pidocchio al Tamazul.
- Va bene, ma vedo che non ti affretti, - disse il rospo al pidocchio. - Non vuoi che ti inghiotta? Vedrai come corro io, e così arriveremo in fretta.
- Benissimo, - rispose il pidocchio al rospo. Subito il rospo se lo inghiottì. Ed il rospo camminò molto tempo, ma senza affrettarsi. Poi trovò a sua volta una grande serpe, che si chiamava Zaquicaz (90).
- Dove vai, giovane Tamazul? - disse Zaquicaz al rospo.
- Vado come messaggero, porto un'ambasciata nel ventre, - disse il rospo alla serpe.
- Vedo che non cammini in fretta. Non arriverei più presto io? - disse la serpe al rospo. - Vieni qui! - rispose. Subito Zaquicaz inghiottì il rospo. E da allora fu questo il cibo delle serpi, le quali ancor oggi inghiottono i rospi.
La serpe si muoveva in fretta; la incontrò il Vac (91), che è un uccello grande, ed ecco che lo sparviero inghiottì la serpe. Poco dopo esso arrivò al campo del gioco della palla. Da allora fu questo il cibo degli sparvieri, che divorano le serpi nei campi.
E quando lo sparviero giunse, si fermò sul cornicione del campo di gioco, dove Hunahpú ed Ixba-lanqué si divertivano a giocare alla palla. Quando arrivò, lo sparviero si mise a gridare: - Vac-cò! Vac-cò! [Ecco lo sparviero!], - diceva gracchiando. - Ecco lo sparviero !
- Chi sta gridando! A noi le cerbottane! - essi esclamarono. E sparando subito allo sparviero, gli diressero la pallottola nella pupilla (92), ed esso roteando cadde a terra. Corsero a raccoglierlo e gli domandarono: - Che cosa vieni a fare qui? - dissero allo sparviero.
- Porto un messaggio nel ventre. Curatemi prima l'occhio e poi ve lo dirò, - rispose lo sparviero.
- Benissimo, - dissero quelli, e prendendo un po' della gomma dalla palla con cui giocavano, la misero nell'occhio allo sparviero. La chiamarono lotzquic (93), e in un attimo la vista dello sparviero venne perfettamente risanata da loro.
- Parla, dunque, - dissero allo sparviero. E subito esso vomitò una grande serpe.
- Parla tu, - dissero alla serpe.
- Bene, - disse questa e vomitò il rospo.
Dov'è l'ambasciata che avevi annunciato? - dissero al rospo.
- Ecco l'ambasciata nel mio ventre, - rispose il rospo. E subito fece sforzi, ma non riuscì a vomitare; gli si riempiva soltanto la bocca di bava, e il vomito non gli veniva. I ragazzi stavano per picchiarlo.
- Sei un bugiardo, - gli dissero, dandogli pedate nel sedere, e l'osso dell'anca gli discese fino alle gambe. Esso provò di nuovo, ma soltanto la bava gli riempiva la bocca. Allora i ragazzi aprirono la bocca al rospo e, apertala, cercarono dentro alla bocca. Il pidocchio era appiccicato ai denti del rospo; nella bocca era rimasto, il rospo non l'aveva inghiottito, aveva solo fatto finta d'inghiottirlo (94). Così il rospo restò gabbato e non si conosce il genere di cibo che gli si da; non può correre e divenne pasto di serpi.
- Parla! - dissero al pidocchio, ed allora esso riferì l'ambasciata: - La vostra nonna ha detto, ragazzi: « Va' a chiamarli, sono venuti messaggeri di Hun-Camé e Vucub-Camé ad ordinare che vadano a Xibalbà, dicendo: " Vengano qui entro sette giorni per giocare alla palla con noi, portino anche i loro strumenti di gioco, la palla, gli anelli, i guanti, i ripari di cuoio, affinchè si divertano qui, dicono i Signori ". Davvero sono venuti, dice la vostra nonna ». Perciò io son venuto. Perché davvero dice ciò la vostra nonna, e piange e si lamenta la vostra nonna, perciò sono venuto.
« Sarà vero? » dissero i ragazzi dentro di sé, all'udir ciò. E, partiti subito, giunsero dalla loro nonna; andarono soltanto ad accomiatarsi dalla nonna.
- Ce ne andiamo, nonna, veniamo soltanto ad accomiatarci. Ma qui resta il segno che lasciamo della nostra sorte: ciascuno di noi pianterà una canna, in mezzo alla casa la pianteremo; se seccheranno, sarà questo il segno della nostra morte. « Sono morti! », direte, se finiranno per seccare. Ma se germoglieranno: « Sono vivi! », direte, oh nonna nostra! E voi, madre, non piangete, che qui vi lasciamo il segno della nostra sorte, - dissero.
E prima di andarsene, Hunahpú piantò una canna ed un'altra Ixbalanqué; le piantarono nella casa e non nei campi, e neppure in terra umida, ma in terra secca; in mezzo alla loro casa le piantarono e le lasciarono.
CAPITOLO OTTAVO
Se ne andarono allora, portando ciascuno la propria cerbottana, e discesero in direzione di Xibalbà. Discesero rapidamente le rampe e passarono tra vari fiumi e burroni. Passarono in mezzo ad alcuni uccelli e questi uccelli si chiamavano Molay (95).
Attraversarono anche un fiume di putridume ed un fiume di sangue, dove sarebbero stati distrutti, secondo quanto pensavano quelli di Xibalbà; essi però non li toccarono coi piedi, ma li attraversarono sulle loro cerbottane.
Uscirono di là e giunsero ad un crocicchio di quattro strade. Essi sapevano benissimo quali erano le strade di Xibalbà: la strada nera, la strada bianca, la strada rossa e la strada verde. Così inviarono un animale chiamato Xan (96). Esso doveva andare a raccogliere le notizie di cui lo mandavano in cerca. - Pungili uno per uno; pungi prima quello che è seduto al primo posto e poi pungili tutti, poiché questa è la parte che ti spetta, succhiare il sangue degli uomini per le strade, -dissero alla zanzara.
- Benissimo, - rispose la zanzara. Subito s'addentrò per la strada nera ed andò direttamente verso i fantocci di legno che erano seduti davanti e coperti di ornamenti. Punse il primo, ma questo non parlò; poi punse l'altro, punse il secondo che era seduto, ma nep-pur questo parlò.
Punse quindi il terzo; il terzo di quelli che erano seduti era Hun-Camé: - Ahi! - disse quando venne punto.
- Che cosa avete, Hun-Camé? Che cosa vi ha punto? Non sapete chi vi ha punto? — disse il quarto dei Signori che erano seduti97.
- Che c'è, Vucub-Camé? Che cosa vi ha punto? -disse il quinto seduto.
- Ahi! Ahi! - disse allora Xiquiripat. E Vucub-Camé gli domandò: - Che cosa vi ha punto? - E disse, quando venne punto, il sesto che era seduto: — Ahi!
- Che cosa avete, Cuchumaquic? - gli disse Xiquiripat. — Che cosa è che vi ha punto? - E disse il settimo seduto quando venne punto: - Ahi!
- Che c'è, Ahalpuh? - gli disse Cuchumaquic.
- Che cosa vi ha punto? - E disse, quando venne punto, l'ottavo dei seduti: — Ahi!
- Che succede, Ahalcanà? - gli disse Ahalpuh.
- Che cosa vi ha punto? - E disse, quando venne punto, il nono dei seduti: - Ahi!
- Che cos'avete, Chamiabac? - gli disse Ahalcanà.
- Che cosa vi ha punto? - E disse, quando venne punto, il decimo dei seduti: - Ahi!
- Che succede, Chamiaholom? - disse Chamiabac.
- Che cosa vi ha punto? — E disse l'undicesimo seduto quando venne punto: — Ahi!
- Che accade? - gli disse Chamiaholom. - Che cosa vi ha punto? - E disse il dodicesimo dei seduti quando venne punto: - Ahi!
- Che cos'avete, Patán? - gli dissero. - Che cosa vi ha punto? - E disse il tredicesimo dei seduti quando venne punto: - Ahi!
- Che succede, Quicxic? - gli disse Patán. - Che cosa vi ha punto? - E disse il quattordicesimo dei seduti quando a sua volta venne punto: - Ahi!
- Che cosa vi ha punto, Quicrixcac? — gli disse Quicré.
Fu così che dichiararono i loro nomi, se li andarono dicendo tutti gli uni agli altri (98); così si fecero conoscere (99) nel dichiarare i loro nomi, chiamandosi ogni capo ad uno ad uno. Ed a questo modo disse il suo nome ciascuno di quelli che erano seduti, nel proprio angolo.
Non un solo nome andò perduto. Tutti finirono per dire il loro nome quando li punse un pelo della gamba di Hunahpú che questi si era strappato. Non era in realtà una zanzara quella che li aveva punti e che andò a sentire i nomi di tutti, da parte di Hunahpú ed Ixba-lanqué.
I ragazzi continuarono il loro cammino e giunsero là dove erano quelli di Xibalbà.
- Salutate il Signore, quello che è seduto, — disse uno per ingannarli.
- Quello non è un Signore, non è altro che un fantoccio di legno, - dissero, ed andarono avanti. E poi incominciarono a salutare:
- Salute, Hun-Camé! Salute, Vucub-Camé! Salute, Xiquiripat! Salute, Cuchumaquic! Salute, Ahalpuh! Salute, Ahalcanà! Salute, Chamiabac! Salute, Chamia-holom! Salute, Quicxic! Salute, Patán! Salute, Quicré! Salute, Quicrixcac! - dissero quando giunsero dinanzi a loro. E siccome mostravano tutti il volto, nominarono tutti, senza lasciarsi sfuggire il nome di neppur uno.
Ma ciò che costoro desideravano era che non scoprissero i loro nomi.
- Sedetevi qui, - dissero, sperando che si sedessero sul sedile [che indicavano loro].
- Questo non è un sedile adatto a noi, è solo una pietra rovente, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué, e quelli non poterono vincerli.
- Va bene, andate in quella casa, - dissero loro. E quindi essi entrarono nella Casa Buia. E neppur là vennero vinti.
CAPITOLO NONO
Questa era la prima prova di Xibalbà. Quando [i ragazzi] vi entrarono, quelli di Xibalbà pensavano che sarebbe stato il principio della loro sconfitta. Entrarono immediatamente nella Casa Buia; subito andarono a portar loro le loro schegge di pino accese ed i messaggeri di Hun-Camé portarono anche a ciascuno il suo sigaro.
- « Queste sono le loro schegge di pino », ha detto il Signore; « restituiscano questo ocote domani all'alba insieme coi sigari e li portino interi », dice il Signore -. Così parlarono i messaggeri quando entrarono.
- Benissimo, - risposero essi. In realtà, però, non [accesero] la scheggia di ocote, ma misero qualcosa di rosso al suo posto, ossia alcune piume della coda dell'ara, che alle sentinelle (100) parvero un ocote acceso. E, quanto ai sigari, misero delle lucciole sulla punta dei sigari (101).
Per tutta la notte li ritennero sconfitti. - Sono perduti, - dicevano i guardiani. Ma l’ocote non si era consumato ed aveva lo stesso aspetto, ed i sigari non erano stati accesi ed avevano la stessa apparenza.
Andarono a fare rapporto ai Signori.
- Com'è successo? Da dove sono venuti? Chi li ha generati? Chi li ha dati alla luce? In verità fanno ardere d'ira i nostri cuori, poiché non è giusto quel che ci fanno. I loro visi sono strani e strano è il loro modo di comportarsi, - essi dicevano tra di loro. Quindi tutti i Signori li fecero chiamare.
- Su! Andiamo a giocare alla palla, ragazzi! dissero loro. Allo stesso tempo essi vennero
- Da dove venite? Raccontateci, ragazzi! - dissero loro quelli di Xibalbà.
- Chi lo sa da dove veniamo! Noi stessi lo ignoriamo, - risposero soltanto, e non dissero altro.
- Va bene. Andiamo a giocare alla palla, ragazzi, -dissero loro quelli di Xibalbà.
- Bene, - risposero (102).
- Useremo la nostra palla, dissero quelli di Xibalbà (103).
- Nient'affatto; non userete quella, ma la nostra, -risposero i ragazzi.
- Questa no; la nostra, invece, useremo, - dissero quelli di Xibalbà.
- Bene, - dissero i ragazzi.
- Giochiamoci un verme chil (104), - dissero quelli di Xibalbà.
- Questo no; parlerà invece la testa del leone (105), -dissero i ragazzi.
- Questo no, — dissero quelli di Xibalbà.
- Bene, - disse Hunahpú.
Allora quelli di Xibalbà gettarono la palla, la lanciarono direttamente nell'anello di Hunahpú. Subito, mentre quelli di Xibalbà davano di piglio al coltello di selce (106), la palla rimbalzò e saltellò su tutto il terreno del campo di gioco.
Che succede? - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué. - Ci volete uccidere? Non ci avete forse mandati a chiamare? E non son venuti i vostri stessi messaggeri? Disgraziati noi, davvero! Ce ne andremo immediatamente, - dissero loro i ragazzi.
Questo appunto essi volevano che succedesse ai ragazzi, che morissero immediatamente e proprio là, sul campo di gioco, e che così venissero vinti. Ma non avvenne così, furono quelli di Xibalbà che finirono con l'esser vinti dai ragazzi.
- Non andatevene, ragazzi, continuiamo a giocare alla palla, ma useremo la vostra, - dissero ai ragazzi.
- Va bene, - risposero, ed allora introdussero la palla (107) [nell'anello di Xibalbà], e con ciò finì la partita.
E, punti dalla sconfitta, quelli di Xibalbà dissero subito :
- Come faremo per vincerli? — E, rivolgendosi ai ragazzi, dissero: - Andate a raccogliere e portateci presto (108) quattro zucche piene di fiori -. Così dissero quelli di Xibalbà ai ragazzi.
- Benissimo. E che specie di fiori? - domandarono i ragazzi a quelli di Xibalbà.
- Un mazzo di chipilìn rossi (109), un mazzo di chipilìn bianchi, un mazzo di chipilìn gialli ed un mazzo di Carinimac, — dissero quelli di Xibalbà.
- Bene, - dissero i ragazzi.
Così finì la conversazione; del pari forti ed energiche erano le parole dei ragazzi. Ed i loro cuori erano tranquilli quando i ragazzi si arresero e si lasciarono vincere.
Quelli di Xibalbà erano felici pensando che li avevano ormai vinti.
- Ci è andata bene. Prima devono coglierli (110), - dissero quelli di Xibalbà. - Dove andranno a prendere i fiori? - dicevano tra sé e sé.
- Ci darete senza fallo domattina presto (111) i nostri fiori; andate, dunque, a coglierli (112), - dissero quelli di Xibalbà a Hunahpú ed Ixbalanqué.
- Bene, - risposero. - All'alba (113) giocheremo di nuovo alla palla, - dissero e si accomiatarono.
Subito i ragazzi entrarono nella Casa dei Coltelli, il secondo luogo di tormento di Xibalbà. E ciò che i Signori desideravano era che venissero fatti a pezzi dai coltelli e fossero uccisi rapidamente; così desideravano i loro cuori.
Ma essi non morirono. Parlarono subito ai coltelli (114) e li avvertirono:
- Vostre saranno le carni di tutti gli animali, - dissero ai coltelli. E non si mossero più ma rimasero fermi, tutti i coltelli.
Così essi trascorsero la notte nella Casa dei Coltelli e, chiamate tutte le formiche, dissero: - Formiche tagliatrici (115), zompopos (116), venite ed andate immediatamente tutte a prenderci ogni specie di fiori che si devono cogliere per i Signori!
- Benissimo, - dissero quelle, e tutte le formiche andarono a raccogliere i fiori dai giardini di Hun-Camé e Vucub-Camé.
In precedenza [i Signori] avevano avvertito i custodi dei fiori di Xibalbà: - Fate attenzione ai nostri fiori, non lasciateveli rubare dai ragazzi che verranno a coglierli. Per quanto, come potrebbero essere visti e colti da loro? (117). In nessun modo. Vigilate, dunque, tutta la notte!
- Bene, - risposero. Ma non sentirono nulla, i custodi del giardino. Inutilmente lanciavano le loro grida, arrampicati sui rami degli alberi del giardino. Là stettero tutta la notte, rinnovando le loro grida ed i loro canti.
- Ixpurpuvec! Ixpurpuvec! - diceva l'uno col suo grido.
- Puhuyù! Puhuyù! - rispondeva l'altro col suo grido (118).
Puhuyù era il nome dei due custodi del giardino di Hun-Camé e di Vucub-Camé (119). Ma essi non sentivano le formiche che rubavano loro ciò che stavano custodendo, e che giravano e se ne andavano intorno a tagliare i fiori, salivano sugli alberi a tagliare i fiori e li raccoglievano in terra ai piedi degli alberi.
Frattanto le guardie continuavano a lanciare grida e non sentivano i denti che tagliavano loro le code e le ali.
E così [le formiche] trasportavano tra i denti fiori che calavano [giù dagli alberi] e, raccoltili, se ne andavano portandoli coi denti.
Presto riempirono di fiori le quattro zucche, ed erano umidi [di rugiada] quando spuntò l'alba (120). Subito arrivarono i messaggeri per ritirarli. - « Vengano », ha detto il Signore, « e portino qui immediatamente quel che hanno colto », - dissero ai ragazzi.
- Benissimo, - risposero. E, portando i fiori nelle quattro zucche, se ne andarono e quando furono alla presenza del Signore e degli altri Signori era un piacere vedere i fiori che portavano. Ed a questo modo furono vinti quelli di Xibalbà.
I ragazzi avevano mandato soltanto le formiche [a tagliare i fiori] ed in una notte le formiche li raccolsero e li misero nelle zucche.
Subito tutti quelli di Xibalbà impallidirono e si fecero lividi in volto alla vista dei fiori. Poi fecero chiamare i custodi dei fiori. - Perché vi siete lasciati rubare i nostri fiori? Questi che vediamo qui sono i nostri fiori, - dissero ai custodi.
- Non abbiamo sentito nulla, Signore. Anche le nostre code hanno sofferto, - risposero. E quindi venne loro lacerata la bocca, in punizione di essersi lasciati rubare ciò che era sotto la loro sorveglianza.
Così Hun-Camé e Vucub-Camé vennero vinti da Hunahpú ed Ixbalanqué. E fu questo il principio delle loro imprese.
Da allora il barbagianni ha la bocca fessa, e così spaccata l'ha ancor oggi.
Subito scesero a giocare alla palla ed anche questa volta finirono a punti uguali. Poi smisero di giocare e si diedero convegno per l'alba del giorno successivo. Così dissero quelli di Xibalbà.
- Bene, - dissero i ragazzi, alla fine.
CAPITOLO DECIMO
Entrarono poi nella Casa del Freddo. Non si può descrivere il freddo che vi faceva. La casa era piena di grandine, era la dimora del freddo. Presto, tuttavia, il freddo venne eliminato perché i ragazzi lo fecero sparire con tronchi vecchi.
Così essi non morirono; erano vivi quando spuntò l'alba. Certo, ciò che volevano quelli di Xibalbà era che essi morissero; ma non andò così; e quando spuntò l'alba erano invece pieni di salute ed uscirono di nuovo, quando i messaggeri vennero a cercarli.
- Ma come! Non sono ancora morti? - disse il Signore di Xibalbà. Erano stupiti nel vedere le imprese di Hunahpú ed Ixbalanqué.
Subito entrarono nella Casa delle Tigri. La casa era piena di tigri. - Non mordeteci! Ecco qui ciò che fa per voi (121), - dissero alle tigri. E subito gettarono degli ossi agli animali. Ed essi si precipitarono sugli ossi.
- Ora sì, è finita per loro! Già gli hanno mangiato le budella. Finalmente si sono arresi. Ora gli stanno triturando le ossa -. Così dicevano i guardiani, tutti contenti di ciò.
Ma essi non erano morti. Sempre sani e salvi, uscirono dalla Casa delle Tigri.
- Di che razza sono costoro? Da dove sono venuti? - dicevano tutti quelli di Xibalbà.
Quindi entrarono in mezzo al fuoco in una Casa di Fuoco, dove v'era solo fuoco, ma non si scottarono. Ardevano soltanto le braci e la legna. Ed erano ugualmente illesi quando spuntò l'alba. Ma ciò che volevano [quelli di Xibalbà] era che essi morissero là dentro, dove erano stati. Però non avvenne così, e quelli di Xibalbà ne rimasero avviliti.
Li introdussero allora nella Casa dei Pipistrelli. Non vi erano che pipistrelli entro questa casa, la casa di Camazotz (122), un grande animale, le cui armi per uccidere erano simili ad una punta secca (123), e chi gli arrivava davanti moriva immediatamente (124). Essi erano dunque là dentro, ma dormirono entro le loro cerbottane. E non vennero morsi da quelli che erano nella casa. Tuttavia uno di loro dovette arrendersi a causa di un altro Camazotz che venne dal ciclo e che lo costrinse a mostrarsi.
I pipistrelli stettero ammassati ed in consiglio per tutta la notte, e svolazzando dicevano: Kilitz, Kilitz; così continuarono a dire per tutta la notte. Però ad un certo punto i pipistrelli si fermarono e poi non si mossero più e rimasero attaccati alla punta di una delle cerbottane.
Allora Ixbalanqué disse a Hunahpu: - Incomincerà già a spuntar l'alba?; guarda tu.
- Forse sì, vado a vedere, - rispose questi.
E siccome aveva una gran voglia di guardare fuori dall'imboccatura della cerbottana e voleva vedere se era spuntata l'alba, ecco che Camazotz gli tagliò la testa ed il corpo di Hunahpu rimase decapitato.
Ixbalanqué domandò di nuovo: - Non è ancora spuntata l'alba? — Ma Hunahpu non si muoveva. Dov'è andato Hunahpu? Che cosa hai fatto? - Ma egli non si muoveva e restava in silenzio.
Allora Ixbalanqué si sentì avvilito ed esclamò:
- Sventurati noi! Siamo completamente vinti.
Andarono subito ad appendere la testa sul campo del gioco della palla per ordine espresso di Hun-Camé e di Vucub-Camé e tutti quelli di Xibalbà gioirono di ciò che era successo alla testa di Hunahpu.
CAPITOLO UNDICESIMO
Subito [Ixbalanqué] chiamò tutti gli animali, il coatí, il cinghiale, tutti gli animali piccoli e grandi, durante la notte, ed all'alba domandò quale fosse il loro cibo.
- Qual è il cibo di ciascuno di voi?, poiché io vi ho chiamato affinchè scegliate il vostro cibo, - disse loro Ixbalanqué.
Benissimo, - risposero. E subito ciascuno se ne andò a prendere ciò che gli spettava, e partirono tutti insieme. Alcuni andarono a prendere le cose putrefatte; altri andarono a cogliere erbe; altri andarono a raccogliere pietre. Altri andarono a raccogliere terra. Svariati erano i cibi degli animali [piccoli] e degli animali grandi.
Dietro di loro era rimasta la tartaruga (125), la quale giunse dimenandosi a prendere il suo cibo. E, arrivata all'estremità [del corpo], assunse la forma della testa di Hunahpu e in un attimo le vennero scolpiti gli occhi.
Molti saggi vennero allora dal ciclo. Il Cuore del Cielo, Huracán, vennero a librarsi sopra la Casa dei Pipistrelli.
E non fu facile finire di fargli il volto, ma esso riuscì molto bene; la chioma aveva pure un bell'aspetto, ed egli potè anche parlare.
Ma siccome stava ormai per spuntar l'alba e l'orizzonte si tingeva di rosso. - Fa di nuovo venir buio, vecchio! - venne detto al zopilote (126).
- Bene, - rispose il vecchio (127), e subito il vecchio fece venir buio. « II zopilote ha già fatto venir buio », dice ora la gente.
E così, nella frescura dell'alba, ebbe inizio la sua esistenza.
- Andrà bene? - dissero. - Riuscirà somigliante a Hunahpu?
- Va benissimo, - risposero. Ed effettivamente, la testa pareva fatta di ossa, si era trasformata in una testa vera.
Poi parlarono tra di loro e si misero d'accordo: - Tu, non giocare alla palla; fa soltanto finta di giocare; io farò tutto da solo, - gli disse Ixbalanqué (128).
Subito diede i suoi ordini ad un coniglio: - Va' a collocarti sopra il campo del gioco della palla; rimani là in mezzo al querceto (129), - venne detto da Ixbalanqué al coniglio; - quando ti arriverà la palla, corri via immediatamente, ed io farò il resto, - venne detto al coniglio, quando gli furono date queste istruzioni durante la notte.
Quindi spuntò l'alba ed i due ragazzi erano sani e salvi. Poi scesero a giocare alla palla. La testa di Hunahpú era appesa sul campo di gioco.
- Abbiamo trionfato! Vi siete preparati la rovina con le vostre mani (130); vi siete arresi! - dicevano loro. A questo modo essi provocavano Hunahpú.
- Colpiscigli la testa con la palla (131), - gli dicevano. Ma non lo infastidivano con ciò (132), egli non se ne dava per inteso (133).
Poi i Signori di Xibalbà gettarono la palla. Ixbalanqué le corse incontro; la palla andava dritta verso l'anello, ma si fermò, rimbalzò, passò rapidamente al di sopra del campo di gioco e con un salto si avviò verso il querceto.
Il coniglio partì subito ed andò avanti a gran salti; e quelli di Xibalbà lo inseguivano correndo. Andavano, facendo un gran rumore e gridando, dietro il coniglio. Finirono per andarsene tutti, quelli di Xibalbà.
Subito Ixbalanqué s'impadronì della testa di Hunahpú; riprese la tartaruga ed andò a collocarla sopra il campo di gioco. E quella testa era veramente la testa di Hunahpú ed i due ragazzi furono tutti contenti.
Corsero, dunque, quelli di Xibalbà a cercare la palla e, trovatala tra le querce, li chiamarono, dicendo:
- Venite qui. Ecco la palla, noi l'abbiamo trovata, - dissero, e la portavano penzoloni.
Al loro ritorno quelli di Xibalbà esclamarono: - Che cosa mai vediamo?
Quindi incominciarono di nuovo a giocare. Fecero pari da entrambe le parti.
Allora Ixbalanqué lanciò una pietra contro la tartaruga; questa cadde a terra e finì nel cortile del gioco della palla, rotta in mille pezzi come semi, dinanzi ai Signori.
- Chi di voi andrà a cercarla? Dov'è colui che andrà a prenderla? - dissero quelli di Xibalbà.
E così i Signori di Xibalbà vennero vinti da Hunahpú ed Ixbalanqué. Grandi pene soffrirono costoro, ma non morirono, a dispetto di tutto ciò che venne loro fatto.
y agora díremos aquí la memoría de
la muerte de hun ahpu, y xbalanque
y del modo q’muríeron.
Auíendoles mandado haçer todos los
tormentos q’ con ellos híçíeron, no mu –
ríeron, por los castígos de los de el ífí –
erno, ni fueron vençidos por todos los
animals q’ mordían q’ allí estaban
en el ínfíerno, entonçes embíaron dos
adíuínos así como espíadores, y mírado –
res q’se llamaban xuluppacam, q’eran
sabios, y así se os pregunta por los SSes.deel
ínfíerno tocante a nuestra muerte, q’
estan juntos en consejo porq’no hemos
muerto, y no hemos sído vençídos, y
q’hemos echado arrodar todos sus cas –
tígos, porq’ notiíenen los animales q’ver –
con nosotros esta es la señal del ínstru
mento de nuestra muerte. vna píedra
abrasadora, sera el ínstrumento de
nuestra muerte por ellos. yase han
juntado todos los de el ínfíerno, em –
pero no deuerdad moríremos. y esto
q’os auísamos eslo q’ aueís de saber, yha –
çer, sí os preguntan açerca de nuestra
muerte que seamos despedazados, de –
çíd q’díremos, y esta os cabízbaxos, sídíxe –
ren a vosotros, nosera bueno q’echemos
los guesos en la barranca, así mesmo
de dezíd nosera bueno, porq’ resuçí –
taran otravez. y sí díxeren, sí sera bu –
eno q’los colguemos enpalos, así mes –
fine Folio 28 verso
mo deçíd no sera bueno, porq’boluere –
ís auerles sus caras. y quando terçera
vez, sí sera bueno q’echemos su gue –
sos en el río, y sí otra vez seos fuere dicho
por ellos, deçíd q’eso sera bueno q’ se
haga pa.q’ mueran, y tambíen q’sean
molídos sus guesos, y hechos harina
asícomo se muele en la píedra la ma –
çorca; q’cada vno sea molído, y q’lu –
ego sean echados en el arroyo allí
donde cae la fuente, para q’se vayan
por todos los ceros chícos, y grandes,
así aueís de deçir, y manífestar este
nuestro auíso q’os hemos auísado.
esto díxeron hun ahpu, y xbalanque
q’ya sabían su muerte. y hízíeron
vna grande hoguera como hoyo en
la tíerra, como lade ellos, hízíeron
los de el ínfíerno, y pusíeron gran
rescoldo, y luego víníeron los
mensageros q’les acompañaban
mensageros de hun came, y vucub
came q’uengan díxeron, y q’va –
mos con los mançebos, q’vayan a
ver como searan os díze el Sor. man
çebos esto les fue dícho. esta bíen
díxeron, y luego a príssa se fueron
y llegaron a la voca de la hoguera
y allí les quisieron haçer fuerza los
los q’jugaban, apretad este nuestro
dulçe quarto vezes volaremos ca –
da vno mançebos. esto les fue dícho
por hun came. y díxeron ellos. no
nos engañes así, por ventura nosa –
bemos nosotros nuestra muerte Ses?
mírad díxeron, y entonces poní –
endose las caras encontradas, y se
tendieron las manos cruzífícando –
se ambos a dos, y voca abaxo se –
fueron a la hoguera, y allí se mu –
ríeron ambos a dos. y con esto es –
taban muy alegres los de el ínfíer –
no, y síluando, y grítando, deçían
ya se ganaron, yase díeron. y des
pues llamaron a xulupacam aquí –
en dexaron su palabra, y así mes –
mofue preguntado por donde fue –
fine Folio 29 recto
sus guesos, y luego los molíeron, y los
hízíeron harína, y los fueron a arro –
jar al río, y no se fueron lexo, síno
q’luego se fueron a fondo, y fueron
convertidos en dos hermosos mançe –
bos, y se manífestaron otrauez.
y al quinto día se manifestaron otra
vez, y fueron vístos en el agua por la
gente a dos, así como pescado hombre
se pareçieron, yquando fueron vís –
tos por los de el ínfíerno fueron busca –
dos en todo elrío, y al día síguíente
se manifestaron dos pobres, pobres
sus caras, ypobre todo lo q’tenían, sus
trapos y ropas. y no tenían cosa de ím –
portançia en sus caras, y entonces fu –
eron vistos por los de el ínfíerno, y poco
era lo q’haçían, solo el bayle de el pahuy
dela comadreja, y del armado, y
del Xtzul, y de chitíc. era lo q’baíla –
ban; y después hícíeron muchos
prodígíos, quemaron la casa, como
sí çiertamente se quemara, y luego
al punto bolbía otra vez asu ser. y lo
míraban embobados muchos deel
ínfíerno, y luego se despedaçaban
y semataba el vno de ellos, y se po –
nía como muerto, y así mesmo lue –
go se resuçítaba, y estaban emboba –
dos todos los de el ínfíerno. y díeron prín
cípío a ganar, y vençer a los deel ínfíer.
yluego q’llegó lanotiçía a los oydos
de los deel ínfíerno desuvalle, a hun
came, y vucub came, q’dos pobres
soneros díxeron quando lo oyeron, es
así verdad? deuerdad díxeron es
cosa marauíllosa su bayle todo lo ha –
cen díxo el q’ dío la notíçía a los Ses.
y oyendolo gusosos, entonçes em –
bíaron sus mensageros q’les llama –
sen q’vengan aca a hazer eso, nos dí –
uertíran, y admíraremos y nos mara
uíllaremos, deçíldes q’lodíçen los Ses.
esto les fue dícho alos embíados. y fue –
ron con los q’baílaban, y les díxo el
mensage de los señores a elllos.
fine Folio 29 verso
no queremos díxeron porq’tenemos
míedo, por ventura no nos agrenta –
ran en la casa de los Señores por q’
son fíeras nuestras caras, q’somos po –
bres, y por ventura no es vísto q’somos
solo baíladores, q’ díremos a nuestros
compañeros pobres q’desean nuestro
bayle, y se díuíerten con nosotros,? por
ventura así lo haremos con los Ses.? ya
sí no queremos mensageros. esto dixe
ron hun ahpu, y xbalanque, y se les
llenaron los rostros de amargura, y do
lor, y fueron con sentímíento, porq’
no querían ír, y muchas vezes les for –
çaron, y crugían los díentes los men
sageros de enojo delante de los q’por
ellos venían, y fueron entonçes an
te ante los Señores.
y llegaron delante delos Señores
eíban trístes, cabízbaxos, y así lle
garon, y se humíllaron, y híçíeron
reuerençía, y se postraron, todos
hechos handrajos, q’çíertamente
pareçían pobres. y entonçes se les
fue preguntado por su patria, y su
pueblo, y tambíen se les pregunto
por sus padres, y madres de adon
de soy, de adonde aueís venído? no
lo sabemos Sor no conoçímos la cara
de nuestros Padres, y madres, era –
mos nosotros chíquítos quando murí –
eron. solo esto díxeron, y no otra
cosa. esta bíen ea haçed q’ nos díuír .—
tamos quando queries deuestro tra –
baxo y lo daremos les fue dícho a los
pobres. no queremos nada q’ de ver
dad tenemos verguenza les díxeron
al Sor. notengaís míedo, níverguen –
za baylad. y baílad prímero aquello
de despedazaros, y quemad mí casa
haçed todo loq’ sabeís nos díuíertíre –
mos, q’ así lo quíeren nuestros corazones.
y os íreíes y os daremos vuestro preçío q’
soys vnos pobres, los fue dicho. y luego
empezaron su canto, y su baíle, y luego
víníeron a ver todos los de el ínfí –
fine Folio 30 recto
erno se juntaron a díuertírse, y to –
do lo baílaron, la comadreja, el pu –
huy, el armado, y les díxo el Sor. a ellos
ea despedazad aqueste mí perro,
y volueldo a resuçítar les fue dícho.
Sí Sor. díxeron, y entonçes despeda –
zaron al perro, y lo resuçítaron otra vez.
y se holgo mucho el perro quando lo
resuçítaron, y meneaba la cola. y
díxoles el Sor. ea quemad esta mí –
casa, y quemaron la casa de el Sor.
y estanto todos los SSes. amontonados
en la casa no se quemaron, y luego
en brebe bolbíeron la casa asu ser.
no vn ínstante estuvo la casa perdí –
da de hun came. y marauíllandose.
todos los SSes. y asímesmo baílaban. y
se alegrauan mucho. y les fue dícho
por el Sor. ea despedaçad vn hombre
y q’no muera les fue dícho. esta bíen
y cogíendo aun hombre lo reuana –
ron, y leuantaron en alto el corazon
de aquel hombre, y lo manífestaron
delante de todos los Señores, y se ma –
rauíllaron otra vez hun came, y v –
ucub came, y en vn ínstante lo bol –
uíeron aresuçitar, y se allegro mu –
cho quando fue resuçitado, y se
marauíllaron los SSes. ea agora des –
pedaçaos a vosotros mesmos q’lo de—
seamos ver este vuestro bayle les
díxeron los SSes. esta bíen díxeron
ellos. y luego se despedazaron, y hun
ahpu fue reuanado por xbalanque
y todo lo fue díuídíendo en partes
sus brazos, y píernas, le corto la ca –
beza, y la echo lexos, y le saco el cora –
zon, y fue echado en el zacate, y es –
taban borrachos todos los Señores
deel ínfíerno deuer aquello, y solo
el estaba baylando q’era xbalan –
que y díxo ealeuantate
fine Folio 30 verso
y luegoalpunto resuçíto. grande
mente se alegraron, y se alegraban
los SSes. y esto haçían para alegrar a
hun came, y vucub came, y así como
sí baílasen sentían elgozo.
y luego les vino en deseo su desespera
çíon alos SSes. de este subaíle deellos,
de hun ahpu, y xbalanque y entonçes
salío el mandato de huncame, y vucub
came haçed también con nosotros eso
despedazadnos, de vno en vno d espe
daçadnos díxeron hun came, yvu –
cub came al hun ahpu, y xbalanque.
esta bien, alegraos no nos traxíste pa
q’te alegraramos, a vosotros q’soys SSes.
de vuestros vasallos les díxeron a los
SSes. yelprímero fue despedazado elq’
era cabeza y Sor. deel ínfíerno llama
do hun came. y muerto ya hun came.
fue cogído vucub came, y no los re
suçítaron, y (lo estaban) yluego se sa –
líeron huyendo quando víeron
muertos alos Señores se fueron corrí –
endo a grandes broncos, y abíer –
tos ambos ados, y solo se hízo encas –
tígo. en vn ínstante murío el Sor. y –
no bolbío a resuçítar. y vn Sor. q’se
auía salído entro ante los baílado –
res. no lo cogíeron pídío míserícor –
día quando se conoçío. y todos se fu –
eron todos los vasallos a vna gran
barranca, y todos se metíeron todos
en vn gran hoyo, y allí estaban todos
metídos quando víníeron ínfíní –
tas hormigas, q’les fueron a punzar
a la barranca, y así los fueron a echar
y víníendo se entregaron todos
como ya vençído su Sor. de el ínfí –
erno, ysolo por marauílla, ymílagro,
fine Folio 31 recto
se trocaban, y mudaban quando ha –
çían esto. y luego díxeron sus nombres
y se alabaron ante todo los de el ín –
fíerno.
oíd díremos nuestros nombres, ydí –
remos tambíen los nombres de nuestros
padres a vosotros. nosotros somos xhun –
ahpu, y xbalanque así nos llamamos. y
nuestros Padres son aquellos q’ matasteís
q’se llamaban hun hunahpu, y vucub hun
ahpu. y nosotros somos los vengudores de
la pena, y dolor de nuestros Padres.
y de todos los males q’les híçísteís. y así
a todos hos hemos deacabar, y matar, y
ní vno hade escapar les fue dícho. y
luego cayendo todos llorando los de el
ínfíerno tened míserícordía de noso –
tros hun ahpu, y xbalanque. y çíerta –
mente peccamos en gran manera contra
vuestros Padres q’deçís, y q’estan enterra –
dos enel çenízero díxeron. esta bíen díxe
ron ellos, agora oíd todos los deel ínfíer –
no esto q’ os deçímos, porq’ noes grande
vuestra dícha, y fortuna, y porq’ no es
grande vuestro don, y poco sera vues –
tro ser cabezas, no sera vuestra la sangre
límpía, solo las texas, y comales, , y los
mecates, y solo series madres deloq’ se
enuegeze, y solo los híjos de la paja
y los híjos de las yeruas, os perteneçera
y no os perteneçen los vasallos escla –
reçídos, síno q’pereçeran en vuestra
presençía. ylos malos, ypeccadores, los
trístes, y desventurados, q’pecan entrad
en ellos, y no sea repentína la cogída
de los hombres, y oíd, y attended sobre
sobre esta enfermedad de sangre.
les fue dícho a todos los de el ínfíerno
y así empezo suser perdídos, y herra –
dos, y suser ínuocados. y no era mu –
cho su poder antíguamente, sínoq’
eran enemígos, y contraries de los
hombres antíguamente, y no eran
díoses ní así sellamaban antíguamen –
te, yasí mesmo eran espanto de los ma –
les, las caras de estos enemígos, teco –
lotes, y eran engaña dores, eínçítado –
fine Folio 31 verso
res de las culpas, y pecados y eran tam –
bíen de doblado corazon, y traídores, ím
bídíosos, y los oprímídores, eran díchos,
y carleaban sus caras; y guerreaban. y
así fueron perdídos, y cajo su grandeza
y ya no fue grande su ímperío. y esto es
lo q’híçíeron xhun ahpu, y xbalanque.
y esto es lo q’ lloran y lamentan aquella
nuestra abuela delante de aquellas ca –
ñas q’dexaron sembradas, q’retoño, y
luego seseco quando fueron quema –
dos en la hoguera, y quando otra vez
retoñaron las cañas, entonçes quemo
copal aquella su abuela delante de
las cañas, en memoría desus níetos.
y por esto se allegro mucho su abuela
quando segunda vez retoñaron las
cañas. y entonçes empezo la ydola –
tría por su abuela, y entonçes fue lla –
mada la mítad de la casa. y la mítad
de el çentro. o remolino. y llamase
chatam vleu. tíerra hecha cama. y así
sellamo el medío de la casa, y del re
molino por ellos, porq’ en el medío de
la casa fueron sembradas las cañas. y
así fue dícha tíerra hecha cama porq’ fu –
eron puestas las cañas sobre esta tíerra
hecha tapesco donde se síembran las ca –
ñas. y tambíen por esto sellamo cazam
ah, cañas puestas porq’retoñeçíeron y
entonçes le fue puesto el nombre por e –
lla la xmucane, porq’ dexaron sem
bradas las cañas xhun ahpu, y xba –
lanque, para memoría dellos pa. su a –
buela. y estos fueron nuestros prime –
ros Pes.antíguamente hunhunahpu, y xba –
llanq’’ y vucub hun ahpu q’ víeron las ca –
ras de los de el ínfíerno. y hablaronotra
vez asus Pes. sus híjos, q’vençíeron a los de
el ínfíerno.
y esta fue su adjuntadura con sus Pes.
por ellos. y hallaronlos el hunahpu alla
en el zenízero, alla lo fue a halllar, adon
de se arrojaba la zeníza, y asemesmo su
cara, quíso alar, y se le fue preguntado su
nombre, y su voca, y narizes, los ojos, y ha
llo primero su nombre, y poco fue lo q’ hablo.
fine Folio 32 recto
y solo nosedíxo el nombre hunalpuíl
su voca, y solo esto fue díco. y así en
grandeçíeron antes el corazon desu
padre, y quedo el cenízero, paraq’
allí sehaga vuestro ímuocamíento.
esto díxeron sus híjos a el quando se
consolaron. y prímero series ínuoca –
dos, y saludados, por todos los esclarezí –
dos híjos vasallos, y no se perdera vu –
estro nombre quando amanezca la
claridad les díxeron a sus Pes. consolan
dole. y nosotros somos los vengado –
res de vuestra muerte, y de las pe –
nas, q’os díeron, y así fue su auísamí –
ento ya vençídos todos los de el ínfí –
erno. yluego se subíeron aca al mun –
do; y en un ínstante subíeron al çí –
elo. y vno de ellos fue puesto por sol,
y el otro por luna quando se aclaro
el çíelo. y tambíen subíeron los qua –
troçíentos muchachos q’mato el zípac –
na. y estos fueron compañeros suyos
y fueron hechos las estrellas de el
çíelo.
Ed ora diremo qui la memoria della morte di Hun-ahpu e Xbalanque e del modo che morirono.
Essendo essi stati mandati a fare tutti i tormenti che fecero con essi, non morirono per le punizioni di quelli dell'inferno, né furono vinti da tutti gli animali che mordevano che stavano lì nell'inferno, allora inviarono due indovini come spie, e osservatori che si chiamavano Xuluppacam, che erano saggi, e così se vi è chiesto dai Signori dell'inferno circa la nostra a morte, che stiate insieme in consiglio perché non siamo morti, e non siamo stati vinti, e che non siamo stati piegati da tutte le sue punizioni, perché non hanno gli animali niente a che vedere con noi questo è il segno dello strumento della nostra morte. Una pietra briciante sarà lo strumento della nostra morte per essi. Già si sono riuniti tutti quelli dell'inferno, tuttavia in realtà non morremo. E questo che vi avvisiamo è quello che dovete sapere, e fare, se vi domandano circa la nostra morte, che siamo fatti a pezzi, dite che diremo, e se ci abbattete, se diranno a voi, non sarà bene che gettiamo le ossa nel burrone, egualmente dite non sarà buono, perché resusciteranno un'altra volta. E se diranno se sarà bene che li appendiamo agli alberi, egualmente dite, non sarà bene, perché tornerete a vederli i suoi visi. E quando la terza volta, se sarà bene che gettiamo le sue ossa nel fiume, e se un'altra volta a voi fosse detto da essi, dite che quello sarà buono che si faccia affinché muoiano, ed anche che siano macinate le sue ossa, e fatta farina come si macina nella pietra la pannocchia; che ognuno sia macinato, e che dopo siano messi nel ruscello, lì dove cade la fonte, affinché vadano via per tutte le colline piccole, e grandi, così dovete dire e manifestare questo nostro avviso che vi abbiamo dato. Questo dissero Hun-ahpu, e Xbalanque che già sapevano della sua morte. E fecero un grande rogo come buco nella terra, come quella di essi, fecero quelli dell'inferno, e misero gran brace, e dopo vennero i messaggeri che li accompagnavano messaggeri da Hum-camee Vucub-came che vengano dissero, e che vadano coi giovanotti che vadano a vedere come si arano vi dice il Signore giovanotti questo ad essi fu detto. Sta bene dissero, e dopo di fretta andarono via ed arrivarono a la bocca del rogo e lì vollero loro fare forza quelli che giocavano, stringete questo nostro dolce quattro volte voleremo ognuno giovanotti. Questo fu loro detto da Hun-came. Ed essi dissero. Non ci ingannate così, forse non sappiamo noi della nostra morte Signori? Guardate, dissero, ed allora mettendosi i visi al contrario, e si stesero le mani crocifiggendosi entrambi, e dopo andarono sotto al rogo, e lì morirono entrambi. E con questo erano molto allegri quelli dell'inferno, e girando intorno, e gridando, dicevano già si vinsero, già si dettero. E dopo chiamarono Xulupacam qui lasciarono la sua parola, ed egualmente fu domandato dove furono le sue ossa, e dopo li macinarono, e li fecero farina, e li andarono a gettare nel fiume, e non andarono via lontano, ma subito andaronoa fondo, e furono convertiti in due bei giovanotti e si manifestarono un'altra volta.
Ed al quinto giorno si manifestarono un'altra volta, e furono visti i due nell'acqua dalla gente, così come uomo pesce assomigliarono, e quando furono visti da quelli dell'inferno furono cercati in tutto il fiume, ed al giorno dopo si manifestarono due poveri, poveri i suoi visi, e povero tutto quello che avevano, i suoi stracci e vestiti. E non avevano cosa di importanza nei suoi visi, ed allora furono visti per quelli dell'inferno, e poco era quello che facevano, solo il ballo del pahuy, della donnola e dell'armadillo, e del Xtzul, e di Chitic. Era quello che ballavano; e dopo fecero molti prodigi, bruciarono la casa, come se veramente si bruciasse, e dopo rapidamente tornava un'altra volta al suo essere. E lo guardavano stupiti molti dell'inferno, e dopo si facevano a pezzi e si ammazzava uno di essi, e diventava come morto, e egualmente dopo si resuscitava, e stavano stupiti tutti quelli dell'inferno. E diedero principio a battere, ed a vincere quelli dell'inferno. E dopo che arrivò la notizia alle orecchie di quelli dell'inferno del suo ballo, a Hun-came, e Vucub-came, che due poveri sono quelli dissero quando lo sentirono, è così verità? In realtà dissero, è cosa meravigliosa il suo ballo tutto quello che fanno disse quello che dette la notizia ai Signori e sentendolo piacevoli, allora inviarono i suoi messaggeri che li chiamassero che vengano qua a fare quello, ci divertiranno, ed ammireremo e ci meraviglieremo, diteloro che lo dicono i Signori questo gli fu detto agli inviati. E furono con quelli che ballavano, e disse loro il messaggio dei Signori a essi. Non vogliamo dissero perché abbiamo paura, per fortuna non ci offesero nella casa dei Signori perché sono feroci i nostri visi, perchè siamo poveri, e per fortuna non è visto che siamo soli ballerini, che cosa diremo ai nostro a compagni poveri che desiderano il nostro ballo, e si divertono con noi? Per fortuna così lo faremo coi Signori? Già se non vogliamo messaggeri. Questo dissero Hun-ahpu, e Xbalanque, e gli si riempirono i visi di amarezza, e dolore, e furono con sentimento, perché non volevano andare, e molte volte li forzarono, e scricchiolavano i denti i messaggeri di collera davanti a quelli perché essi venivano, e furono allora davanti ai Signori.
Ed arrivarono davanti ai Signori ed erano tristi, abbattuti, e così arrivarono, e si umiliarono, e fecero riverenza, e si prostrarono, tutti fatti stracci, che certamente sembravano poveri. Ed allora gli fu domandato della sua patria, e del suo paese, ed anche fu chiesto loro dei suoi patri, e madri, di dove siete, di dove siete venuti? Non lo sappiamo Signore non conosciamo il volto dei nostri padri e madri, eravamo noi piccoli quando morirono. Solo questo dissero, e non un'altra cosa. Sta bene ora fate che ci divertiamo quanto volete del vostro lavoro e lo daremo gli fu detto a i poveri. Non vogliamo niente perchè in realtà abbiamo vergogna dissero al Signore. Non abbiate paura, né vergogna, ballate. E ballate per primo quello di farvi a pezzi, e bruciate la mia casa fate tutto quello che sapete ci divertiremo, che così lo vogliono i nostri cuori. Ed andrete via e vi daremo il vostro prezzo che siete alcuni poveri, gli fu detto. E dopo incominciarono il suo canto, ed il suo ballo, e dopo vennero a vedere tutti quelli dell'inferno si riunirono a divertirsi, e tutto lo ballarono, la donnola, il puhuy, l'armadillo, e gli disse il Signore a essi ora fate a pezzi questo mio cane, e tornate a resuscitarlo gli fu detto. Sì Signore dissero, ed allora fecero a pezzi il cane, e lo resuscitarono un'altra volta. E si divertì molto il cane quando lo resuscitarono, e muoveva la coda. E gli disse il Signore ora bruciate questo mia casa, e bruciarono la casa del Signore. E stando tutti i Signori ammucchiati nella casa non si bruciarono, e dopo in breve rotornarono la casa al suo essere. Non un istante stette la casa perduta da Hun-came. E se ne meravigliarono tutti i Signori. Ed egualmente ballavano. E si rallegravano molto. E gli fu detto dal Signoreora fate a pezzi un uomo e che non muoia gli fu loro. Sta bene e prendendo un uomo lo tagliarono, ed alzarono in alto il cuore di quell'uomo, e lo manifestarono davanti a tutti i Signori, e si meravigliarono un'altra volta Hun-came, e Yucub-came, ed in un istante lo tornarono a resuscitare, e si rallegrò molto quando fu resuscitato, e si meravigliarono i Signori. Ora fatevi a pezzi voi stessi perchè lo desideriamo vedere questo vostro ballo gli dissero i Signori. Sta bene essi dissero. E dopo si fecero a pezzi, e Hun-ahpu fu tagliato da Xbalanque, e tutto fu diviso in parti le sue braccia, e gambe, gli tagliò la testa, e la gettò lomtano, e gli tirò fuori il cuore, e fu gettato nell’erba, ed erano ubriaci tutti i Signori dell'inferno di vedere quello, e solo egli stava ballando perchè era Xbalanque e disse ora alzati e dopo rapidamente resuscitò. Grandemente si rallegrarono, e si rallegravano i Signori. E quello facevano per rallegrare Hun-carne, e Vucub-came, e così come se ballassero sentivano la gioia.
E dopo venne loro in desiderio la sua disperazione ai Signori di questo suo ballo di essi, di Hun-ahpu, e Xbalanque ed allora uscì il mandato da Hun-came, e Vucub-came fate anche con noi quel farci a pezzi, ad uno ad uno fateci a pezzi dissero Hun-came, e Vucub-came a Hun-ahpu, e Xbalanque. Sta bene, rallegratevi non ci portaste affinché ti rallegrassimo, a voi che siete Signori dei vostri vassalli gli dissero ai Signori ed il primo fu fatto a pezzi quello che era testa e Signore dell'inferno chiamato Hun-came. E morto già Hun-came fu preso Vucub-came, e non li resuscitarono, e dopo uscirono fuggendo quando videro morti i Signori se ne andarono correndo a grandi salti, ed aperti entrambi, e solo si fece in punizione. In un istante morì il Signore. E non tornò a resuscitare. Ed un Signore che era uscito entrò davanti ai ballerini. Non lo afferrarono chiese misericordia quando fi riconosciuto. E tutti andarono via tutti i vassalli a un grande burrone, e tutti si misero tutti in un gran buco, e lì stavano tutti messi quando vennero infinite formiche, che li furono a pungere al burrone, e così furono cacciati e venendo si arresero tutti come già vinto il suo Signore dell'inferno, e solo per meraviglia, e miracolo si trasformavano, e cambiavano quando facevano questo, e dopo dissero i suoi nomi, e si vantarono davanti a tutti quelli dell'inferno.
Sentite diremo i nostri nomi, e diremo anche i nomi dei nostri genitori a voi. Noi siamo Hun-ahpu, e Xbalanque così ci chiamiamo. Ed i nostri genitori sono quelli che uccideste che si chiamavano Hun-hun-ahpu e Vucub-hun-ahpu. E noi siamo i vendicatori della pena, e dolore dei nostri genitori. E di tutti i mali che faceste loro. E così a tutti dobbiamo finirvi, ed ammazzare, e neppure uno deve sfuggire gli fu detto. E dopo cadendo tutti piangendo quelli dell'inferno abbiate misericordia di noi Hun-ahpu, e Xbalanque. E certamente peccammo in grande maniera contro i vostri genitori che dite, e che sono sepolti nella teca della cenere dissero. Sta bene essi dissero, ora sentite tutti quelli dell'inferno questo che vi diciamo, perché non è grande la vostra felicità, e fortuna, e perché non è grande il vostro dono, e poca sarà il vostro essere capi, non sarà vostro il sangue pulito, solo le tele, e piatti per cibi, e corde; e solo sarete madri di quello che si invecchia, e solo i figli della paglia ed i figli delle erbe, vi apparterranno e non vi appartengono i vassalli illustri, ma sfuggiranno dalla vostra presenza, ed i cattivi, e peccatori, i tristi, e sventurati, che peccano entrate in essi, e non sia repentina la cattura degli uomini, e udite, e date retta a questa malattia di sangue. Gli fu detto a tutti quelli dell'inferno e così incominciò il suo essere perduti, e soggiogati, ed il suo essere invocati. E non era molto anticamente il suo potere, ma erano nemici, e avversari degli uomini anticamente, e non erano dei né così si chiamavano anticamente, ed egualmente era il timore dei mali, i visi di questi nemici, gufi, ed erano ingannatori, e incitatori delle colpe, e peccati ed erano anche di cuore arcuato, e traditori, invidiosi, e gli oppressoti, erano detti, e cambiavano colori i suoi visi; e guerreggiavano. E così furono perduti, e cadde la sua grandezza ed oramai non fu grande il suo impero. E questo è quello che fecero Hun-ahpu, e Xbalanque. E questo è quello che piangeva e si dispiaceva quella nostra nonna davanti a quelle canne, che lasciarono seminate, che rinacque, e dopo si seccò quando furono bruciati nel falò, e quando un'altra volta rinacquero le canne, allora bruciò copale quella sua nonna davanti alle canne, in memoria dei suoi nipoti. E per questo si rallegrò molto sua nonna, quando la seconda volta rinacquero le canne. Ed allora incominciò l'idolatria per la sua nonna, ed allora fu chiamata la metà della casa, e la metà del centro o vortice. E si chiama chatam uleu. Terra fatta letto. E così si chiamò il mezzo della casa, e del vortice da essi, perché nel mezzo della casa furono seminate le canne. E così fu detta terra fatto letto perché furono messe le canne su questa terra fatto tapesco dove si seminano le canne. E così si chiamò anche cazam ha, canne sistemate perché rigermogliarono ed allora gli fu messo il nome da ess a Xmucane, perché lasciarono seminate le canne Hun-ahpu, e Xbalanque, per memoria di essi da sua nonna. E questi furono anticamente nostri primi padri Hun-hun-ahpu, e Xbalanque, e Vucub-hun-ahpu che videro i visi di quelli dell'inferno. E parlarono un'altra volta ai suoi padri i suoi figli, che vinsero quelli dell'inferno.
E questo fu il suo congiungimento coi suoi genitori per essi. E andarono Hun-ahpu là nel luogo della cenere, e là trovarono, dove si gettava la cenere, ed egualmente il suo viso, desiderava andare, e se gli fu domandato il suo nome, e la sua bocca, e narici, gli occhi, e trovò in primo luogo il suo nome, e poco fu quello che parlò. E solo ci disse il nome di Hunalpuil la sua bocca, e solo questo fu detto. E così ingrandirono prima il cuore di suo padre, e si fermò al luogo della cenere, affinché lì si faccia la vostra invocazione. Questo dissero i suoi figli a lui quando si consolarono. E per primi sarete invocati, e salutati, da tutti gli illustri figli sottomessi, e non si perderà il vostro nome quando albeggi la chiarezza gli dissero ai suoi genitori consolandoli. E noi siamo i vendicatori della vostra morte, e delle pene, che vi diedero, e così fu il suo avvertimento già vinti tutti quelli dell'inferno. E dopo salirono qua al mondo; ed in un istante salirono al cielo. Ed uno di essi fu messo per sole, e l'altro per luna quando si rischiarò il cielo, e salirono anche i quattrocento ragazzi che ammazzò Zipacna. E questi furono i suoi compagni e furono fatte le stelle del cielo.
Y ahora diremos aquí la memoria de la muerte de Hun-ahpu y Xbalanque y del modo que murieron.
Habiéndoles mandado hacer todos los tormentos que con ellos hicieron, no murieron por los castigos de los del infierno, ni fueren vencidos por todos los animales que mordían, que allí estaban en el infierno, entonces enviaron dos adivinos, así como espiadores y miradores que se llamaban Xulupacam, que eran sabios: y si se os pregunta por los Señores del infierno tocante á nuestra muerte, que están juntos en consejo, porque no hemos muerto, y no hemos sido vencidos, y que hemos echado á rodar todos sus castigos, porque no tienen los animales que ver con nosotros. Esta es la señal del instrumento de nuestra muerte: una piedra abrazadora será el instrumento de nuestra muerte, por ellos, ya se han juntado todos los del infierno, empero no de verdad moriremos, y esto que os avisamos, es lo que habeis de saber y hacer, si es, preguntar acerca de nuestra muerte, que seamos despedazados, decíd que diremos, y estáos cabizbajos, si dijeren á vosotros: No será bueno que echemos sus huesos en la barranca, así mismo decid no será bueno, porque resucitarán otra vez; y si dijeren si será bueno que los colguemos en palos, así mismo decid, no será bueno, porque volveréis á verlos sus caras, y cuando tercera vez, si será bueno que echemos sus huesos en el rio, y si otra vez se os fuere dicho por ellos, decid que eso será bueno, que se haga para que mueran, y tambien que sean molidos sus huesos, y hechos harina, así como se muele en la piedra la mazorca; que cada uno sea molido, y que luego sean echados en el arroyo, allí donde cae la fuente, para que se vayan por todos los cerros chicos y grandes; así habeis de decir y manifestar este nuestro aviso que os hemos avisado. Esto dijeron Hun-ahpu y Xbalanque que ya sabian su muerte, y hicieron una grande hoguera, como hoyo en la tierra, como la de ellos, hicieron los del infierno, y pusieron gran rescoldo, y luego vinieron los mensajeros que les acompañaban, mensajeros de Hum-came y Vucub-came, que vengan, dijeron, y que vamos con los mancebos, que vayan á ver como se curan, os dice el Señor, mancebos; esto les fué dicho: Está bien, dijeron, y luego a priesa se fueron, y llegaron á la boca de la hoguera, y allí les quisieron hacer fuerza los que jugaban; apretad este nuestro dulce, cuatro veces volaremos cada uno, mancebos; esto les fue dicho por Hun-came; y dijeron ellos: no nos engañeis así, por ventura, ¿no sabemos nosotros nuestra muerte, Señores? Mirad, dijeron, y entonces poniéndose las caras encontradas, y se tendieron las manos, crucificándose ambos á dos, y boco abajo se fueron á la hoguera, y allí se murieron ambos á dos, y con esto estaban muy alegres los del infierno, y silvando y gritando, decian: ya se ganaron, ya se dieron; y despues llamaron á Xulupacam, á quien dejaron su palabra, y así mismo fué preguntado: ¿por dónde fueron sus huesos? y luego los molieron y los hicieron harina, y los fueron á arrojar al rio, y no se fueron léjos, sino que luego se fueron á fondo, y fueron convertidos en dos hermosos mancebos y se manifestaron otra vez.
Y al quinto dia se manifestaron otra vez y fueron vistos en el agua por la gente, adónde así como pescado hombre se parecieron, y cuando fueron vistos por los del infierno, fueron buscados en todo el rio y al dia siguiente se manifestaron dos pobres, pobres sus caras, y pobre todo lo que tenian, sus trapos y ropas, y no tenian cosa de importancia en sus caras, y entonces fueron vistos por los del infierno, y poco era lo que hacian, solo el baile del pabay, de la comadreja y del armado, y del Xtzul y de Chitic, era lo que bailaban; y despues hicieron muchos prodigios: quemaron la casa, como si ciertamente se quemara, y luego al punto volvía otra vez á su ser, y lo miraban embobados muchos del infierno, y luego se despedazaban, y se mataba el uno de ellos, y se ponía como muerto, y así mismo luego se resucitaba, y estaban embobados todos los del infierno; y dieron principio á ganar y vencer á los del infierno. Y luego que llegó la noticia á los oidos de los del infierno de su baile á Hun-came y Vucub-came, ¿qué dos pobres son esos? dijeron cuando lo oyeron, ¿es así verdad? De verdad, dijeron, es cosa maravillosa, su baile y todo lo que hacen, dijo el que dió la noticia á los Señores, y oyéndolo gustosos, entonces enviaron sus mensajeros que los llamasen que vengan acá á hacer eso, nos divertirán, y admiraremos, y nos maravillaremos, decidles que lo dicen los Señores. Esto les fué dicho á los enviados, y fueron con los que bailaban, y les dijo el mensaje de los Señores á ellos. No queremos, dijeron, porque tenemos miedo, por ventura no nos afrentaron en la casa de los Señores, porque son fieras nuestras caras, que somos pobres, y por ventura no es visto que somos solo bailadores, ¿qué diremos á nuestros compañeros pobres que desean nuestro baile, y se divierten con nosotros? ¿por ventura así lo haremos con los Señores? Ya ¿si no queremos? mensajeros, esto dijeron Hun-ahpu y Xbalanque. Y se les llenaron los rostros de amargura y dolor, y fueron con sentimiento, porque no querian ir, y muchas veces los forzaron, y crujian los dientes los mensajeros de enojo delante de los que por ellos venian, y fueron entonces ante los Señores.
Y llegaron delante de los Señores, é iban tristes, cabizbajos, y así llegaron y se humillaron, y hicieron reverencia, y se postraron, todos hechos andrajos, que ciertamente parecian pobres, y entonces se les fué preguntado por su patria y su pueblo, y tambien se les preguntó por sus padres y madres, ¿de adónde sois, de adónde habeis venido? No lo sabemos, Señor, no conocemos la casa de nuestros padres y madres; eramos nosotros chiquitos cuando murieron; solo esto dijeron y no otra cosa. Está bien; éa, haced que nos divirtamos, ¿cuánto quereis de vuestro trabajo? y lo daremos, les fué dicho á los pobres. No queremos nada, que de verdad tenemos vergüenza, le dijeron al Señor. No tengais miedo ni vergüenza, bailad y hablad primero, aquello de despedazaros, y quemad mi casa, haced todo lo que sabeis, nos divertiremos, que así lo quieren nuestros corazones, y os ireis, y os daremos vuestro precio, que sois unos pobres, les fué dicho. Y luego empezaron su canto y su baile, y luego vinieron á ver todos los del infierno, se juntaron á divertirse, y todo lo bailaron, la comadreja, el pubay, el armado, y les dijo el Señor á ellos: éa despedazad aqueste mi perro, y volvedlo á resucitar, les fué dicho. Sí, Señor, dijeron, y entonces despedazaron al perro, y lo resucitaron otra vez, y se holgó mucho el perro cuando lo resucitaron, y meneaba la cola, y díjoles el Señor: éa, quemad esta mi casa! Y quemaron la casa del Señor, y estando todos los Señores amontonados en la casa, no se quemaron, y luego en breve volvieron la casa á su ser: no un instante estuvo la casa perdida de Hun-came, y maravillaronse todos los Señores, y así mismo bailaban y se alegraban mucho, y les fué dicho por el Señor: éa, despedazad un hombre, y que no muera, les fue dicho. Está bien, y cogiendo á un hombre, lo revanaron, y levantaron en alto el corazon de aquel hombre, y lo manifestaron delante de todos los Señores, y se maravillaron otra vez Hun-came y Yucub-came, y en un instante lo volvieron á resucitar, y se alegró mucho cuando fué resucitado, y se maravillaron los Señores: éa, ahora, despedazáos á vosotros mismos, que lo deseamos ver este vuestro baile, les dijeron los Señores: Está bien, dijeron ellos, y luego se despedazaron, y Hun-ahpu fué rebanado por Xbalanque, y todo lo fué dividiendo en partes, sus brazos y piernas, le cortó la cabeza, y la echó léjos, y le sacó el corazon, y fué echado en el sacate, y estaban borrachos todos los Señores del infierno de ver aquello, y solo él estaba bailando, que era Xbalanque, y dijo: éa levántate! y luego al punto resucitó. Grandemente se alegraron y se alegraban los Señores, y eso hacian para alegrar á Hun-carne y Vucub-came, y así como si bailasen, sentian el gozo.
Y luego les vino en deseo su desesperacion á los Señores de este su baile de ellos de Hun-ahpu y Xbalanque, y entonces salió el mandato de Hun-came y Vucub-came: ¡haced tambien con nosotros eso, despedazadnos, de uno en uno despedazadnos! dijeron Hun-came y Vucub-came á Hun-ahpu y Xbalanque. Está bien, alegráos, ¿no nos trajistes para que te alegráramos, á vosotros que sois Señores de vuestros vasallos? les dijeron á los Señores, y el primero fué despedazado, el que era cabeza y Señor del infierno, llamado Hun-came, y muerto ya Hun-came, fué cogido Vucub-came, y no los resucitaron. Y luego se salieron huyendo cuando vieron muertos á los Señores, se fueron corriendo á grandes brincos, y abiertos ambos á dos, y solo se hizo en castigo. En un instante murió el Señor, y no volvió á resucitar, y un Señor que se habia salido, entró ante los bailadores, no lo cogieron, pidió misericordia cuando se conoció. Y todos se fueron, todos los vasallos, á una gran barranca, y todos se metieron todos en un gran hoyo, y allí estaban todos metidos cuando vinieron infinitas hormigas, que los fueron á punzar á la barranca, y así los fueron á echar, y viniendo, se entregaron todos como ya vencido su Señor del infierno, y solo por maravilla y milagro se trocaban y mudaban cuando hacian esto, y luego dijeron sus nombres, y se alabaron ante todos los del infierno.
Oid, diremos nuestros nombres, y diremos tambien los nombres de nuestros padres á vosotros: nosotros somos Hun-ahpu, y Xbalanque, así nos llamamos, y nuestros padres son aquellos que matásteis, que se llamaban Hun-hun-ahpu y Vucub-hun-ahpu, y nosotros somos los vengadores de la pena y dolor de nuestros padres, y de todos los males que les hicisteis, y así á todos os hemos de acabar y matar, y ni uno ha de escapar, les fué dicho. Y luego cayendo todos, llorando los del infierno, tened misericordia de nosotros Hun-ahpu y Xbalanque, y ciertamente pecamos en gran manera contra vuestros padres que decis, y están enterrados en el cenicero, dijeron. Está bien, dijeron ellos, ahora oid todos los del infierno esto que os decimos, porque no es grande vuestra dicha y fortuna, y porque no es grande vuestro don, y poco será vuestro ser cabezas, no será vuestra la sangre limpia, solo las tejas y comales, y los mecates; y solo seréis madres de lo que se envejece, y solo los hijos de la paja y los hijos de las yervas os pertenecerán, y no os pertenecen los vasallos esclarecidos, sino que perecerán en vuestra presencia, y los malos y pecadores, los tristes y desventurados, que pecan, entrad en ellos, y no sea repentina la cogida de los hombres, y vid y atended sobre esta enfermedad de sangre, les fué dicho á todos los del infierno. Y así empezó su ser, perdidos y horrados, y su ser invocados, y no era mucho su poder antiguamente, sino que eran enemigos, y contrarios de los hombres antiguamente, y no eran dioses, ni así se llamaban antiguamente, y así mismo era el espanto de los males, las caras de estos enemigos, tecolotes, y eran engañadores é incitadores de las culpas y pecados, y eran tambien de doblado corazon, y traidores envidiosos, y los oprimidores eran dichos, y carteaban sus caras, y guerreaban, y así fueron perdidos, y cayó su grandeza, y ya no fué grande su imperio. Y esto es lo que hicieron Hun-ahpu y Xbalanque, y esto es lo que llora y lamenta aquella nuestra abuela delante de aquellas cañas que dejaron sembradas, que retonó y luego se secó cuando fueron quemados en la hoguera, y cuando otra vez retoñaron laz cañas, entonces quemó copal (4) aquella su abuela delante de las cañas, en memoria de sus nietos, y por esto se alegró mucho su abuela, cuando segunda vez retoñaron las cañas, y entonces empezó la idolatría por su abuela, y entonces fué llamada la mitad de la casa, y la mitad del centro ó remolino, y llamóse chatam uléu, tierra hecha cama, y así se llamó el medio de la casa, y del remolino por ellos, porque en el medio de la casa fueron sembradas las cañas, y así fué dicha tierra hecha cama, porque fueron puestas las cañas sobre esta tierra hecha tapesco, donde se siembran las cañas, y tambien por esto se llamó Cazamha, (cañas puestas), porque retoñecieron, y entonces le fue puesto el nombre por ellos á Xmucane, porque dejaron sembradas las cañas Hun-ahpu y Xbalanque, para memoria de ellos, para su abuela, y estos fueron nuestros primeros padres antiguamente: Hun-hun-ahpu y Vucub- hun-ahpu que vieron las caras de los del infierno, y hablaron otra vez á sus padres sus hijos, y vencieron á los del infierno.
Y esta fué su adjuntadura con sus padres por ellos y halláronlos el Hun-ahpu allá en el cenizero, y allá lo fué á hallar, adonde se arrojaba la ceniza, y así mismo su cara, quizo alas, y se le fue preguntado su nombre y su boca y narices, los ojos, y halló primero su nombre, y poco fué lo que habló, y solo nos se dijo el nombre de Hun-alpuil, su boca, y solo esto fué dicho, y así engrandecieron antes el corazon de su padre, y quedó el cenizero, para que allí se haga vuestro invocamiento. Esto dijeron sus hijos á él, cuando se consolaron: y primero seréis invocados y saludados por todos los esclarecidos hijos vasallos, y no se perderá vuestro nombre cuando amanezca la claridad, les dijeron á sus padres, consolándole, y nostros somos los vengadores de vuestra muerte, y de las penas que os dieron, y así fué su avisamiento, ya vencidos todos los del infierno, y luego se subieron acá al mundo y en un instante subieron al cielo, y uno de ellos fue puesto por sol, y el otro por luna, cuando se aclaró el cielo, y tambien subieron los cuatrocientos muchachos que mató el Sipacua, y estos fueron compañeros suyos y fueron hechas las estrellas del cielo.
CHAPITRE DOUZIÈME.
Or voici ce que la mémoire (a conservé) de la mort de Hunahpu et de Xbalanqué : Voici que nous raconterons à son tour le souvenir de leur mort.
Après avoir été avertis de tous les travaux et souffrances qu'ils endureraient et qu'ils endurèrent, ils ne moururent pas cependant dans les épreuves de Xibalba et ne furent point vaincus par toutes les attaques des brutes qu'il y avait en Xibalba.
Ensuite ils appelèrent deux devins qui étaient comme des voyants et dont les noms sont Xulu et Pacam, des sages (l'un et l'autre) : Si par hasard on vous pose la question de la part des rois de Xibalba, au sujet de notre mort qu'ils méditent et conjurent actuellement, pourquoi nous ne sommes pas encore morts, pourquoi nous n'avons pu être vaincus, ni abattus par leurs épreuves, (vous leur direz) que c'est parce que les brutes ne sont pas entrés (dans la conjuration) avec eux (120).
Voici donc dans notre pensée que le signe (de fiofir mort) est un bûcher (121) qui doit leur servir à nous donner la mort. Tout Xibalba achève de se réunir : mais en vérité nous ne mourrons point. Mais voici que nous allons vous inspirer ce que vous avez à dire :
Si l'on vient vous demander de leur part au sujet de notre mort, quand nous aurons été condamnés, comment répondrez-vous, ô Xulu, ô Pacam (122)? S'ils vous disent : Jetterons-nous leurs os dans le précipice, ne sera-ce pas bien? - Si vous faites cela, ils ressusciteront, direz- vous.
S'ils vous disent encore : Serait-il bon que nous les pendissions à des arbres? - Certainement que ce n'est pas bon ; car ainsi vous verriez de nouveau leurs visages, direz-vous. S'ils vous disent enfin une troisième fois : Ferons-nous bien de jeter leurs os à la rivière? Si donc la question vous est répétée par eux, (vous leur direz) :
C'est bien là ce qu'il faut pour qu'ils meurent ; il sera bon ensuite que leurs os soient moulus sur la pierre comme on moud le maïs en farine, et que chacun soit moulu séparément. Ensuite vous les jetterez à la rivière, à l'endroit où tombe la fontaine (123), afin que (leurs cendres) s'en aillent à toutes les montagnes grandes et petites ; (c'est là ce) que vous leur répondrez, quand ils vous interrogeront sur les avis que nous vous avons donnés, dirent Xhunahpu (124) et Xbalanqué, en prenant congé d'eux, sachant qu'ils allaient mourir.
Voilà donc qu'on fit un grand bûcher, semblable à un foyer demi-souterrain, que firent (élever) ceux de Xibalba, et l'on y mettait beaucoup de branchages. Après quoi vinrent les officiers qui devaient les accompagner, mandataires de Hun-Camé et de Vukub-Camé.
Qu'ils viennent. Allons donc avec les jeunes gens et qu'ils viennent voir que nous allons vous brûler, dit le roi, ô jeunes gens, leur fui-il dit. - Fort bien, répondirent-ils.
Rapidement ils cheminèrent, et ils arrivèrent auprès du bûcher ; là donc on voulut les obliger à badiner: Prenons donc ici nos doux breuvages, et quatre fois volons-y chacun de son côté (125), ô jeunes gens, leur fut-il dit alors par Hun-Camé.
Cessez de nous plaisanter ainsi. Ne saurions-nous pas par hasard que la mort nous attend ici, mes seigneurs? répondirent-ils. Et s'embrassant face contre face, ils croisèrent leurs bras et allèrent s'étendre le visage en bas sur le bûcher et y moururent ensemble.
En même temps, tous ceux de Xibalba étaient remplis d'allégresse et ils manifestaient leur joie par des cris et des murmures confus : Enfin nous avons vaincu véritablement,, et ce n'est pas trop tôt qu'ils se sont rendus, disaient-ils.
Ensuite ils appelèrent Xulu et Pacam, à qui ils avaient laissé leur (dernière) parole. De même (qu'ils l'avaient annoncé), on leur demanda ce qu'il fallait faire de leurs os, et lorsqu'ils eurent achevé leur divination, Xibalba ayant fait pulvériser les os, les envoya jeter dans la rivière. Mais (ces cendres) n'allèrent pas bien loin : elles descendirent immédiatement au fond de l'eau, où elles furent (changées en) de beaux jeunes gens ; véritablement ce furent leurs traits qui se manifestèrent de nouveau.(126).
CHAPITRE TREIZIÈME.
Au cinquième jour donc ils apparurenl de nouveau, et furent vus dans l'eau par les gens (127) ; semblables à deux hommes-poissons, ils se montrèrent, et leurs faces furent vues de ceux deXibalba, et ils furent cherchés partout dans les eaux (128).
Mais le lendemain matin apparurent deux pauvres, aux traits vieillis, d'une apparence misérable, (qui n'avaient que) des haillons pour vêtements ; leur aspect n'avait rien d'avenant. Lorsqu'ils furent aperçus par ceux deXibalba, ils ne faisaient que peu de chose, se contentant de danser la danse du Puhuy, la danse du Cux et l’Iboy, et ils dansaient aussi le Xtzul et le Chitic (129).
Les nombreux prodiges qu'ils opéraient, brûlant des maisons, comme si vraiment elles eussent brûlé et immédiatement les faisant renaître, (firent accourir) tout Xibalba à ce spectacle (130).
Ensuite ils se sacrifièrent, l'un des deux donnant la mort à l'autre, et celui qui s'était le premier laissé tuer s'étendait mort ; mais à l'instant même ils se ressuscitaient également : et ceux de Xibalba les regardaient avec stupeur, tandis qu'ils faisaient tout cela, (car) ils faisaient (ces choses comme) le commencement de leur nouvelle victoire sur Xibalba.
Or, après cela, la nouvelle de leurs danses arriva aux oreilles des rois Hun-Camé et Vukub-Camé, et ils dirent en l'entendant: Quels sont donc ces deux pauvres, vraiment donc est-ce si agréable (à voir) ?
Oui, leur danse est vraiment admirable, ainsi que toutes qu'ils font, répondit celui qui en avait porté le récit aux rois. Flattés de ce qu'ils entendaient, ils envoyèrent leurs mandataires pour les chercher : Qu'ils viennent faire (ici ces choses), que nous les puissions voir et admirer, que nous les applaudissions, dirent les rois ; dites-leur cela, leur dit-on aux mandataires.
En arrivant auprès des danseurs, ils leur dirent les paroles des rois. Nous ne voulons pas (répondirent-ils), car en vérité nous sommes honteux. Ne rougirions-nous pas de paraître devant des princes de ce rang, à cause que nos figures sont si laides et non-seulement que nos yeux sont si grands (131), et que nous sommes des pauvres ? Qu'y a-t-il donc à voir avec nous qui ne sommes que des danseurs ? Que diront nos compagnons de misère qui sont là désirant également de prendre (part à) notre danse et de se réjouir avec nous ? Ce n'est pas de cette façon certainement que nous en agirions avec les rois ? Ainsi donc nous ne le voulons pas, ô messagers, répondirent Hunahpu et Xbalanqué (132).
A force d'être importunés et portant sur le visage les marques de leur mauvaise humeur et de leur chagrin, ils partirent, malgré eux : mais ils refusaient d'aller vite, et bien des fois les envoyés les obligèrent, en négociant avec eux, pour les amener auprès du roi.
Ils arrivèrent ainsi devant les rois, et s'humiliant avec affectation, ils baissèrent la tête, en se présentant, s'inclinèrent profondément et se prosternèrent avec leur air misérable et leurs vêtements usés, (montrant) ainsi à leur arrivée un aspect véritablement pauvre.
On leur demanda alors quelles étaient leurs montagnes et leur tribu ; on leur demanda aussi qui étaient leur mère et leur père. - D'où venez-vous? leur dit-on. - C'est à peine s'il nous en est resté un souvenir, seigneur. Nous n'avons point connu la face de notre mère et de notre père, et nous étions petits, lorsqu'ils moururent, dirent-ils, sans parler davantage.
Fort bien. Maintenant faites que nous puissions vous admirer, (faites tout) ce que vous voudrez, et nous vous donnerons votre récompense, leur fut-il dit. - Nous ne désirons rien ; mais véritablement nous sommes remplis de crainte, répondirent-ils au roi. Ne vous effrayez pas et ne soyez pas timides, dansez (133). Et d'abord représentez où vous vous tuez, et brûlez ma maison ; faites tout ce que vous savez, que nous puissions jouir de votre spectacle, c'est tout ce que nos cœurs désirent. Après cela vous partirez, pauvres gens, et nous vous donnerons votre récompense, leur répéta-t-on.
Alors ayant commencé leur chant et leur danse, tout Xibalba vint s'asseoir à l'entour pour tout voir. Et aussitôt se mettant à danser, ils représentèrent le Cux, ils représentèrent le Puhuy et dansèrent l’Iboy.
Et le roi leur dit : Tuez mon chien que voici et qu'il soil rendu à la vie par vous, leur dil-il. - C'est bien, dirent-ils, tout en tuant le chien ; puis ils le ressuscitèrent : et vraiment le chien était tout joyeux d'être rendu à la vie et il remuait sa queue, (dans la joie)d'avoir été ressuscité (l34).
Puis le roi leur dit : Brûlez donc maintenant ma maison, leur dit-il. Alors aussitôt ils embrasèrent la maison du roi, tous les princes étant assis dans son enceinte, sans qu'ils se brûlassent. Et l'instant d'après, ils la rendaient bonne, et à peine un moment la maison de Hun-Camé fut perdue.
Tous les princes étaient émerveillés et ils éprouvaient également un grand plaisir de la danse. Alors il leur fui dit de la part du roi : Tuez maintenant un homme, immolez-le, mais qu'il n'en meure point, ajouta-t-on.
Fort bien, dirent-ils. Alors ils saisirent un homme, et, lui ayant ouvert la poitrine, ils retirèrent le cœur de cet homme, en l'élevant, et le passèrent devant les yeux des princes. Hun-Camé et Vukub-Gamé étaient également étonnés ; mais un moment après l'homme était rendu à la vie par eux, et il se montrait plein d'allégresse d'avoir été ressuscité.
Les princes continuaient à être émerveillés : Tuez-vous maintenant vous-mêmes ; voilà ce que nous désirons voir, c'est vraiment ce que notre cœur souhaite, ce spectacle qui vous est spécial, dirent encore les princes. - Fort bien, seigneur, répondirent-ils.
Après cela commenca l'immolation de l'un par l'autre ; ce fut Xhunahpu qui fut tué par Xbalanqué ; ses bras et ses jambes furent tranchés l'un après l'autre, sa tête fut séparée (du tronc) et emportée loin de lui, tandis que son cœur était arraché et exposé devant tous les rois de Xibalba, qui (135) tournaient enivrés (de ce spectacle).
Ils regardaient avec stupéfaction (136) mais (ne voyaient) qu'une chose, le spectacle que donnait Xbalanqué : Lève-toi ! dit-il ensuite, et (Xhunahpu) fut rendu à la vie. (L'un et l'autre) ils se réjouirent beaucoup. Les princes se réjouirent de même ; en effet, ce qu'ils faisaient transportait le cœur de Hun-Camé et de Vukub-Camé, et ils l'éprouvaient comme s'ils eussent eux-mêmes été les acteurs.
Ensuite l'excès du désir et de la curiosité (emportant) le cœur des princes vers le spectacle (que leur avaient donné) Xhunahpu et Xbalanqué, Hun-Camé et Vukub-Camé laissèrent échapper ces paroles : Faites de même avec nous, immolez-nous, dirent Hun-Camé et Vukub-Camé à Xhunahpu et à Xbalanqué.
Fort bien, vous ressusciterez ; est-ce que pour vous peut exister la mort? mais nous réjouir, c'est votre droit, ô vous, les rois de vos serviteurs et de vos vassaux, répondirent-ils aux princes.
Et voilà que celui qu'ils sacrifièrent d'abord fut le chef- roi, Hun-Camé était son nom, le monarque de Xibalba. Hun-Camé étant une fois mort, ils s'emparèrent de Vukub-Camé, et ils ne leur rendirent pas la vie.
Alors s'enfuirent tous les princes de Xibalba, en voyant les rois morts et la poitrine entr'ouverte : en un moment ils furent eux-mêmes sacrifiés deux à deux, comme un châtiment qui leur était dû. Il ne fallut qu'un instant pour donner la mort au roi, et ils ne lui rendirent pas la vie.
Mais voilà qu'un des princes s'humilia alors, en se présentant devant les danseurs, n'ayant pas été trouvé ni pris (jusqu'à ce moment). Ayez pitié de moi, dit-il, lorsqu'il se vit reconnu.
Leurs vassaux s'enfuirent tous en foule à une ravine profonde, remplissant comme une seule masse le vaste précipice ; c'est làqu'ils étaient amoncelés, lorsque d'innombrables Fourmis vinrent les découvrir et les acculer dans le ravin.
Ainsi ils furent emmenés par le chemin, et en arrivant (devant les vainqueurs) ils-se prosternèrent avec humilité et se rendirent tous, se soumettant sans réserve en se présentant à eux. C'est ainsi que furent vaincus les rois de Xibalba, et seulement par un prodige, et par leur métamorphose (Xhunahpu et Xbalanqué) accomplirent (cette victoire).
CHAPITRE QUATORZIÈME.
Ensuite (les danseurs) dirent leurs noms et s'exaltèrent à la face de tous (les sujets) de Xibalba.
Vous, entendez nos noms, et nous vous dirons également les noms de nos pères. Nous voici, nous, Xhunahpu et Xbalanqué, (tels sont) nos noms. Et ce sont nos pères, ceux que vous avez mis à mort, et qui se nomment Hun-hun-Ahpu et Vukub-Hunahpu. Nous voici les vengeurs des tourments et des souffrances de nos pères. Ainsi c'est nous qui prenons tous les maux que vous leur avez faits : ainsi donc nous vous achèverons tous, nous vous mettrons à mort sans qu'un seul d'entre vous puisse s'échapper, leur-fut-il déclaré.
Après quoi tous les sujets de Xibalba se prosternèrent en gémissant. Ayez pitié de nous, ô Hunahpu, Xbalanqué ! En vérité, nous avons péché contre vos pères, que vous dites, et qui sont enterrés dans le Cendrier, répondirent-ils.
Fort bien ! Voici donc notre sentence que nous prononçons sur vous. Ecoutez, vous tous, vous sujets de Xibalba ! Puisque votre éclat et votre puissance ne sont plus et qu'il ne vous reste même plus de droit à la clémence, votre sang dominera bien encore un peu (137), mais votre pelote ne (roulera) plus dans le Jeu de Panme. (Vous ne serez plus bons qu'à) faire des choses de terre cuite, des tourtières, des marmites, à égrener le maïs ; et les bêtes qui vivent dans les broussailles et dans la solitude seront seules votre partage (138). Tous les vassaux heureux, les sujets civilisés, cessent d'être à vous, les abeilles seules continueront à se reproduire devant vos yeux. Vous donc, hommes pervers, hommes cruels et tristes, misérables, qui avez commis le mal, pleurez-le. On ne prendra plus à l'improviste les hommes, comme vous faisiez ; mais soyez attentifs (à ce que j'ai dit) sur cette balle dominatrice. C'est ainsi qu'ils parlèrent à tous les sujets de Xibalba.
Ainsi commenca leur destruction et leur ruine, comme aussi l'invocation qu'on leur adressa (139). Mais leur éclat ne fut jamais bien grand auparavant : seulement ils aimaient à faire la guerre aux hommes ; et véritablement on ne les nommait pas non plus des dieux anciennement : mais leur aspect inspirait l'effroi ; ils étaient méchants (comme) les Hiboux (140), inspirant le mal et la discorde.
Ils étaient également de mauvaise foi, en même temps blancs et noirs, hypocrites et tyranniques, disait-on. En outre, ils se peignaient le visage et s'oignaient avec de la couleur (141). Ainsi leur puissance fut ruinée et leur domination cessa de grandir (142). Voilà ce que firent Xhunahpu et Xbalanqué.
Cependant leur aïeule gémissait et se lamentait devant les cannes qu'ils avaient laissé plantées : ces cannes avaient repoussé ; ensuite elles s'étaient desséchées de nouveau ; mais lorsqu'ils avaient (été) brûlés sur le bûcher, elles avaient reverdi encore une fois.
Après quoi leur aïeule ayant allumé (le brasier), brûla du copal devant les cannes, en mémoire de ses petits-fils. Le coeur de leur aïeule se réjouit, lorsque les cannes reverdirent pour la seconde fois : elles reçurent alors les honneurs divins de leur aïeule qui les nomma « le Centre de la Maison, et le Centre » elles furent appelées (143).
« Cannes-Vives, Terre-Aplanie, » devint le nom (du lieu) ; et le nom de « Centre de la Maison » de « Centre » lui fut donné, parce qu'ils plantèrent leurs cannes au milieu de la salle de leur maison : et elle nomma (le lieu) « Terre-Aplanie, Cannes-Vivessur la terre aplanie » pour planter leurs cannes, qu'elle appela les « Cannes-Vives, » parce que les cannes reverdirent, et ce nom fut donné par Xmucané (à ces cannes), que laissèrent plantées Hunahpu et Xbalanqué, comme un souvenir d'eux à leur aïeule (144).
Or leurs premiers pères, qui moururent anciennement, étaient Hunhun-Ahpu et Vukub-Hunahpu ; ils virent aussi les faces de leurs pères là-bas en Xibalba ; et leurs pères parlèrent avec leurs descendants (145), qui vainquirent Xibalba.
Or, voici comment leurs pères reçurent d'eux les honneurs furièbres (146) : et ce fut Vukub-Hunahpu, à qui ils furent rendus : on alla pour les solenniser au Cendrier, et pour cela même, on voulut faire sa figure (147). On y chercha donc son nom (148), sa bouche, son nez, ses os, sa face.
On arriva d'abord à son nom ; mais (on obtint) bien peu en plus : c'est là tout ce qu'il voulut dire, ne consentant pas à prononcer avec son nom celui des Hunahpu (149), et c'est là seulement ce que sa bouche voulut dire. Or, voici comment ils exaltèrent la mémoire de leurs pères, qu'ils laissaient ainsi dans le Cendrier.
Soyez invoqués désormais, leur dirent leurs fils, pour consoler leurs âmes (150). Les premiers vous sortirez (sur la voûte du ciel) ; les premiers, également, vous serez adorés par les peuples civilisés ! et votre nom ne se perdra point ; ainsi soit-il ! dirent-ils à leurs pères, pour consoler leurs mânes. Nous sommes les vengeurs de votre mort et de votre ruine, des souffrances et des travaux qu'on vous a fait endurer.
Tels furent leurs ordres en parlant à tout le peuple de Xibalba, qu'ils avaient vaincu. Alors ils montèrent par ici au milieu de la lumière, et aussitôt (leurs pères) montèrent aux cieux : à l'un échut le soleil, et à l'autre la lune, qui éclairent la voûte du ciel et la surface de la terre, et au ciel ils demeurent (151).
Alors s'élevèrent également les quatre cents jeunes gens qui avaient été mis à mort par Zipacna : or ils avaient été les compagnons (de Hunhun-Ahpu et de Vukub-Hunahpu, et ils devinrent des étoiles au ciel (152).
CAPITOLO DODICESIMO
Ecco il racconto della morte di Hunahpú ed Ixbalanqué. Ora narreremo il modo in cui essi morirono.
Siccome erano stati preavvertiti di tutte le pene che volevano imporre loro, non morirono per i tormenti di Xibalbà, né vennero vinti da tutti gli animali feroci che erano a Xibalbà.
Fecero poi chiamare due indovini che erano come profeti; si chiamavano Xulú e Pacam (134) ed erano saggi, ed essi dissero loro:
- Verrete interrogati dai Signori di Xibalbà sulla nostra morte, che essi stanno tramando e preparando, per il fatto che noi non siamo morti, né essi ci hanno potuti vincere, né noi siamo periti in seguito ai loro tormenti, né gli animali ci hanno assaliti. Abbiamo nel cuore il presentimento che essi useranno il rogo per ucciderci. Tutti quelli di Xibalbà si sono riuniti, ma la verità è che noi non moriremo. Ecco dunque le nostre istruzioni su ciò che dovete dire:
- Se vi venissero a consultare sulla nostra morte e sul modo di sacrificarci, che direte allora voi, Xulu e Pacam? Se vi dicessero: « Sarà bene gettare le loro ossa nel burrone? », « Non conviene », direte, « perché dopo risusciteranno! » Se vi dicessero: « Sarà bene impiccarli agli alberi? », risponderete: « Non conviene affatto, perché allora pure rivedrete i loro volti ». E quando per la terza volta vi diranno: « Sarà bene gettare le loro ossa nel fiume? »; se così vi venisse detto da loro: « Cosi conviene che muoiano », direte; « quindi conviene macinare le loro ossa sulla pietra, come si macina la farina di mais; ciascuno deve venir macinato [separatamente] ; e poi gettateli nel fiume, là dove zampilla la sorgente, affinchè vadano per tutti i monti piccoli e grandi ». Così risponderete loro quando metterete in atto il piano che vi abbiamo consigliato, - dissero Hunahpu ed Ixbalanqué. E quando si accomiatarono da loro, erano già consapevoli della propria morte.
Fecero allora un grande rogo, una specie di forno fecero quelli di Xibalba, e lo riempirono di grossi rami.
Giunsero quindi i messaggeri che dovevano accompagnarli, i messaggeri di Hun-Camé e di Vucub-Camé.
- « Vengano! Andate a prendere i ragazzi, andate ad informarli che li daremo alle fiamme ». Ciò hanno detto i Signori, oh ragazzi! - esclamarono i messaggeri.
- Bene, - essi risposero. E mettendosi sollecitamente in cammino, giunsero accanto al rogo. Là [i Signori] vollero costringerli a giocare con loro.
- Prendiamo la nostra chicha e voliamo quattro volte ciascuno [sopra il rogo], ragazzi! - venne loro detto da Hun-Camé.
- Non cercate di ingannarci, - risposero. - Non siamo forse consapevoli della nostra morte, oh Signori!, e che ciò è quanto qui ci attende? - E, stringendosi fronte a fronte, allargarono entrambi le braccia, si piegarono verso terra e si gettarono nel rogo, e così morirono tutti e due insieme.
Tutti quelli di Xibalba si riempirono di gioia e, lanciando grandi grida e fischi, esclamavano: - Ora sì che li abbiamo vinti! Finalmente si sono arresi!
Chiamarono subito Xulù e Pacam, che [i ragazzi] avevano preavvertiti, e domandarono loro che cosa dovessero fare con le ossa, appunto come essi avevano predetto. Quelli di Xibalba allora macinarono le loro ossa ed andarono a gettarle nel fiume. Ma esse non andarono molto lontano,
CAPITOLO TREDICESIMO
II quinto giorno apparvero di nuovo e vennero visti nell'acqua dalla gente. Avevano entrambi l'aspetto di uomini-pesci (136), quando quelli di Xibalba li videro, dopo averli cercati per tutto il fiume.
Ed il giorno successivo si presentarono due poveri, col volto di vecchi e l'apparenza miserabile, vestiti di cenci, il cui aspetto era poco raccomandabile. Così vennero visti da quelli di Xibalba.
Ed era ben poco ciò che essi facevano. Ballavano soltanto la danza del Puhuy [civetta o succiacapre], la danza del Cux [donnola] e quella dell'Iboy [armadillo] e ballavano anche l'Ixtzul [millepiedi] ed il Chitic [colui che cammina sui trampoli] (137).
Inoltre, operavano molti prodigi. Bruciavano le case come se davvero ardessero e subito le facevano ritornare allo stato di prima (138). Molti tra quelli di Xibalbà li contemplavano con meraviglia.
Poi facevano a pezzi se stessi; si uccidevano l'un l'altro; il primo che era stato ucciso si coricava come se fosse morto, ed in un attimo l'altro lo risuscitava. Quelli di Xibalbà guardavano con stupore tutto ciò che essi facevano, ed essi lo eseguivano quale principio del loro trionfo su quelli di Xibalbà.
La nuova delle loro danze venne subito all'orecchio dei Signori Hun-Camé e Vucub-Camé. Nel sentirla esclamarono: - Chi sono cedesti due orfani? Davvero destano in voi tanto diletto?
- Sono certo bellissime le loro danze e tutto quello che fanno, - rispose colui che aveva recato la notizia ai Signori.
Contenti nel sentir ciò, mandarono allora i loro messaggeri affinchè li chiamassero con lusinghe. - « Vengano qui, vengano, affinchè possiamo ammirarli e provarne meraviglia. Ciò dicono i Signori ». Così direte loro, - venne detto ai messaggeri.
Costoro andarono subito dai ballerini e comunicarono l'ordine dei Signori.
- Non vogliamo, - risposero essi, - perché, a dire il vero, ci vergogniamo. Come potremmo non vergognarci a presentarci nella casa dei Signori così malmessi, coi nostri occhi così grandi ed il nostro miserabile aspetto? Non vedete che non siamo altro che [poveri] ballerini? Che diremo ai nostri compagni di povertà che sono venuti con noi e desiderano vedere le nostre danze e divertirsi? Potremmo per avventura far lo stesso coi Signori? (139). Perciò non vogliamo venire, messaggeri, - dissero Hunahpú ed Ixbalanqué.
Col volto corrucciato dalla riluttanza e dal dispiacere, finalmente partirono; ma per un po' si rifiutavano di camminare ed i messaggeri dovettero picchiarli più volte sul viso mentre si dirigevano verso la dimora dei Signori.
Giunsero, dunque, dinanzi ai Signori, con aria avvilita e a fronte china; giunsero prosternandosi, facendo riverenze ed umiliandosi (140). Apparivano estenuati, cenciosi, ed il loro aspetto era veramente di vagabondi, quando giunsero.
Li interrogarono subito sulla loro patria e sul loro popolo; li interrogarono anche sulla loro madre e sul loro padre.
- Da dove venite? - dissero loro.
- Non lo sappiamo, Signore. Non conosciamo il volto di nostra madre né quello di nostro padre: eravamo piccoli quando essi morirono, - risposero, e non pronunziarono altre parole.
- Bene. Ora fate [i vostri giochi] affinchè vi ammiriamo. Che cosa desiderate? Vi daremo il vostro compenso, - dissero loro.
- Non vogliamo nulla; ma abbiamo davvero molta paura, - dissero al Signore.
- Non preoccupatevi, non abbiate paura. Ballate! E fate prima la scena in cui vi uccidete; bruciate la mia casa, fate tutto ciò che sapete fare. Noi vi ammireremo, poiché ciò desiderano i nostri cuori. E perché possiate poi ripartire, povera gente, vi daremo il vostro compenso, - dissero loro.
Allora diedero inizio ai loro canti ed alle loro danze. Tutti quelli di Xibalba convennero e si riunirono per vederli. Poi rappresentarono la danza del Cux, ballarono il Puhuy e ballarono l'Iboy.
Ed il Signore disse loro: - Fate a pezzi il mio cane e venga risuscitato da voi, - disse loro.
- Bene, - risposero, e fecero a pezzi il cane. Subito dopo lo risuscitarono. Era davvero ben vispo il cane, quando venne risuscitato, e muoveva la coda quando lo fecero rivivere.
Il Signore allora disse loro: - Bruciate ora la mia casa! - Così disse loro. In un attimo essi bruciarono la casa del Signore e, benché i Signori stessero tutti insieme entro la casa, essi non si bruciarono. Ritornò presto in buono stato e neppur per un attimo andò perduta, la casa di Hun-Camé.
Si stupirono tutti i Signori ed anche le danze arrecavano loro gran diletto.
Quindi venne loro detto dal Signore: - Ora uccidete un uomo, sacrificatelo, ma che non muoia, - dissero.
- Benissimo, - risposero. E, afferrato un uomo, lo sacrificarono subito e, sollevando il cuore di quest'uomo, lo tennero sospeso agli occhi dei Signori.
Hun-Camé e Vucub-Camé si stupirono di nuovo. Un attimo dopo l'uomo venne risuscitato da loro [dai ragazzi] ed il suo cuore si allietò profondamente quando venne risuscitato.
I Signori erano stupefatti. - Sacrificatevi ora voi stessi, in modo che noi possiamo vederlo. I nostri cuori desiderano davvero le vostre danze! - dissero i Signori.
- Benissimo, Signore, - risposero. Ed allora si sacrificarono. Hunahpú (141) venne sacrificato da Ixbalan-qué; ad una ad una gli furono tagliate le braccia e le gambe, gli fu spiccata la testa dal busto e portata a distanza, gli fu strappato il cuore dal petto e gettato sull'erba. Tutti i Signori di Xibalba erano affascinati (142). Guardavano con stupore, e stava ballando soltanto uno, il quale era Ixbalanqué.
- Alzati! - disse questi, ed in un attimo (143) [Hunahpú] ritornò in vita. Si allietarono molto [i giovani] ed i Signori si allietarono anch'essi. Davvero, ciò che facevano allietava il cuore di Hun-Camé e di Vucub-Camé ed a costoro pareva di stare essi stessi ballando (144).
I loro cuori si riempirono subito di desiderio e di brama per le danze di Hunahpú e di Ixbalanqué (145). Hun-Camé e Vucub-Camé dettero allora i loro ordini.
- Fate lo stesso con noi! Sacrificateci! - dissero. - Fateci a pezzi ad uno ad uno! – dissero (146) Hun-Camé e Vucub-Camé a Hunahpú ed Ixbalanqué.
- Bene; poi risusciterete. Non ci avete forse condotti qui per divertire voi, Signori, ed i vostri figli e vassalli? - dissero ai Signori (147).
Ed ecco che sacrificarono per primo quello che era il loro capo e Signore, Hun-Camé, così chiamato, re di Xibalba.
E, ucciso Hun-Camé, s'impadronirono di Vucub-Camé. E non li risuscitarono.
Quelli di Xibalba si diedero alla fuga quando videro i Signori uccisi e sacrificati. In un attimo vennero sacrificati tutti e due. E ciò venne fatto per punirli. Rapidamente venne ucciso il Signore Supremo. E non lo risuscitarono.
Ed un Signore si umiliò allora, presentandosi dinanzi ai ballerini. Non lo avevano scoperto, né l'avevano trovato. - Abbiate pietà di me! - disse quando si fece conoscere.
Tutti i figli ed i vassalli di Xibalbà fuggirono verso un grande burrone e si ficcarono tutti in un profondo precipizio. Stavano colà stipati quando arrivarono innumerevoli formiche che li scoprirono e li scacciarono dal burrone. A questo modo li gettarono sulla strada ed essi quando giunsero si prosternarono e si arresero tutti, si umiliarono e si presentarono afflitti.
Così vennero vinti i Signori di Xibalbà. Soltanto grazie ad un prodigio ed alla propria trasformazione [i ragazzi] poterono far ciò (148).
CAPITOLO QUATTORDICESIMO
Dissero subito i loro nomi e si gloriarono dinanzi a tutti quelli di Xibalbà.
- Udite i nostri nomi. Vi diremo anche i nomi dei nostri padri. Noi siamo IxHunahpú ed Ixbalanqué, questi sono i nostri nomi (149). Ed i nostri padri sono quelli che voi uccideste e che si chiamavano Hun-Hunahpú e Vucub-Hunahpú. Noi, che qui vedete, siamo dunque i vendicatori dei dolori e delle sofferenze dei nostri padri (150). Perciò noi soffrimmo tutti i mali che arrecaste loro. Per conseguenza, vi annienteremo tutti, vi uccideremo e nessuno sfuggirà, - dissero.
Subito tutti quelli di Xibalbà caddero in ginocchio, piangendo.
- Abbiate misericordia di noi, Hunahpu ed Ixbalanqué! È vero che peccammo contro i vostri padri, che nominate, e che sono sepolti a Pucbal-Chah, - dissero.
- Bene. Ecco la nostra sentenza, che stiamo per comunicarvi. Uditela tutti voi di Xibalbà.
- Siccome non esiste più il vostro grande potere né la vostra stirpe, né meritate misericordia, verrà svilito il grado del vostro sangue (151). Il gioco della palla non sarà per voi (152). Vi occuperete soltanto di fabbricare utensili di coccio, apaste 153) e pietre per macinare il mais (154). Soltanto i figli del roveto e del deserto parleranno con voi. I figli insigni, i vassalli civili non vi apparterranno e fuggiranno dalla vostra presenza (155). I peccatori, i malvagi, i tristi, gli sventurati, quelli che si abbandonano al vizio, questi vi accoglieranno. Non vi impadronirete più degli uomini repentinamente, e dovrete tener presente la pochezza del vostro sangue -. Così dissero a tutti quelli di Xibalbà.
A questo modo incominciò la loro distruzione ed incominciarono i loro lamenti. Non era grande il loro potere anticamente. Piaceva loro soltanto far del male agli uomini di quel tempo. In verità, non avevano in tempi antichi la qualità di dèi. Inoltre, i loro volti orribili incutevano spavento. Erano i Nemici, i Gufi (156). Incitavano al male, al peccato ed alla discordia.
Erano anche falsi di cuore, neri e bianchi ad un tempo (157), invidiosi e tiranni (158), a quanto si narrava. Per di più, si dipingevano ed ungevano il viso.
Così avvenne, dunque, che persero la loro grandezza ed il loro impero decadde.
E ciò fecero IxHunahpú ed Ixbalanqué (159).
Frattanto la nonna piangeva e si lamentava di fronte alle canne che essi avevano piantate. Le canne germogliarono, quindi inaridirono quando essi vennero bruciati sul rogo; poi germogliarono di nuovo. Allora la nonna accese il fuoco e bruciò copale davanti alle canne in memoria dei suoi nipoti. Ed il cuore della nonna si riempì di gioia quando per la seconda volta le canne germogliarono. Allora vennero adorate dalla nonna ed essa le chiamò il Centro della Casa, Nicah [il centro] vennero chiamate.
Canne Vive nella Terra Piana [Cazam Ah Chatam Uleu] fu il loro nome. E vennero chiamate il Centro della Casa ed il Centro, perché in mezzo alla loro casa essi avevano piantato le canne. E si chiamarono Terra Spianata, Canne Vive nella Terra Piana, le canne che essi avevano piantate. E [la nonna] le chiamò anche Canne Vive perché erano rigermogliate. Questo nome venne dato da Ixmucané a quelle che Hunahpú ed Ixbalanqué avevano piantato per venir ricordati dalla loro nonna.
Orbene, i loro padri, quelli che erano morti in tempi antichi, furono Hun-Hunahpú e Vucub-Hu-nahpu. Essi videro anche i volti dei loro padri là a Xibalbà ed i padri parlarono coi discendenti, quelli che vinsero la gente di Xibalbà.
Ed ecco come i padri vennero da loro onorati. Essi onorarono Vucub-Hunahpú; andarono ad onorarlo nel Luogo destinato ai Sacrifici del gioco della palla (160). E vollero anche rifargli il volto. Cercarono là tutta la sua persona, la bocca, il naso, gli occhi. Trovarono il suo corpo, ma poterono fare assai poco (161). Non pronunciò il suo nome, l'Hunahpú (162). Né potè dirlo la sua bocca.
Ed ecco come essi celebrarono la memoria dei loro padri, che avevano lasciato e che lasciarono là nel Luogo destinato ai Sacrifici del gioco della palla: « Voi sarete invocati », dissero loro i figli, quando riprese vigore il loro cuore. « Sarete i primi ad alzarvi e sarete adorati per primi dai figli insigni, dai vassalli civili. I vostri nomi non andranno perduti. Così sarà! », dissero ai padri ed il loro cuore si consolò. « Noi siamo i vendicatori della vostra morte, delle pene e dei dolori che vi arrecarono ».
Così avvenne il loro commiato, quando avevano già vinti tutti quelli di Xibalbà.
Quindi essi ascesero in mezzo alla luce ed in un attimo assursero al cielo. All'uno toccò il sole ed all'altro la luna. Allora s'illuminò la volta del cielo e la faccia della terra. Ed essi dimorano nel cielo.
Allora ascesero anche i quattrocento ragazzi che Zipacnà aveva uccisi, e così divennero compagni di quelli e si convertirono in stelle del cielo.