- Ximénez - Foglio 46
traduzione di Antonio Giannotti
dall'opera di Scherzer
dall'opera di Brasseur
dall'opera di Recinos
varas, y no auía ya plata, en sus quellos, con sus chalchíguítes quíen es este díxeron q’ nos ha robado, ó quíen es este q’nos ha repelado, a donde víno este q’nos ha rrobado nuestra plata díxeron todos los soldados, quízas es aquel demonío que hurta alos hombres. eaq’no por eso hemos de tener míedo a ellos, q hemos de ganar su pueblo, y asi mesmo cogeremos otra vez nuestra plata, q les hemos de haçer díxeron todos los pueblos, y todos los q’cumplían supalabra y así mesmo estauan los SSes prínçípales muy sosegados sobre el çerro, y sabían muy bíen lo q’auían de haçer balam quítze, balam acab, mahucutah, y íquíbalm yauíendo consultado el balamquítze, balam acab, mahucutah, y íquíbalam, híçíeron muralla a la orílla de el pueblo, y solo lagítas pusíeron, ala redondez de el pueblo y luego híçíeron domínguejoss así como sí fueran hombres, y luego los pusíeron en orden sobre la muralla, y tenían sus escudos, y sus flechas, y les pusíeron sus chalchíguítes, de plata, y sus ropas y eran solo domínguejos a quíenes pusíeron la plata de los pueblos, q’fueron a hurtar al camíno, y con esto adronaron a los domínguejos, y se anduuíeron ala re donda de el pueblo, y luego fueron a pedir pareçer al tohíl, sí nos mataran, o nos vençeran. ? y les díxo el tohíl no es de cuídado q’yo estoy aquí, y esto les meterís a ellos. no os amedrenteís, les fue dícho a balamquítze balam acab, mahucutah, y íquíbalam. y luego pusíeron tabanos, y abíspas q’fueron atraer, y quando víníeron los pusíeron en quarto calabaços grandes, y pusíeron todos quarto a la redonda de el pueblo y los ençerraron a los tabanos, y abíspas en los calabazos, y estos eran losq’
Folio 46 recto
bastoni, e non c'era già argento, nei suoi colli, con le sue corone chi è questo, dissero che ci ha rubato, o chi è questo che ci ci ha tagliato la barba, di dove venne questo che ci ha rubato il nostro argento dissero tutti i soldati, forse è quel demonio che ruba a gli uomini. E non è per quel motivo che dobbiamo avere paura di essi, che bisogniamo vincere il suo popolo, ed egualmente prenderemo un'altra volta il nostro argento, che dobbiamo far loro dissero tutti i popoli, e tutti quelli che adempievano alla sua parola e egualmente stavano i Signori principali molto tranquilli sul monte, e sapevano molto bene quello che dovevano fare Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam e avendo consultato il Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam, fecero muraglia al bordo del paese, e sole lastre di pietra misero alla rotondità del paese e dopo fecero fantocci come se fossero uomini, e dopo li misero in ordine sulla muraglia, ed avevano i suoi scudi, e le sue frecce, e misero loro le sue corone, di argento ed i suoi vestiti, ed erano solo fantocci a cui misero l'argento dei popoli, che furono a rubare alla strada, e con questo adornarono i fantocci, e si incamminarono alle mura del paese, e dopo furono a chiedere consiglio al Tohil, se ci ammazzeranno, o ci vinceranno? E disse loro il Tohil non è per preoccupazione che io sto qui, e questo li metterete a essi; non ci spaventerete, gli fu detto a Balam-quitzé Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam. E dopo misero tafani, e vespe che furono a portare, e quando vennero li misero in quattro zucche grandi, e misero tutti quattro alle mura del paese e li rinchiusero i tafani, e vespe nelle zucche, e questi erano quelli che
varas, y no habia ya plata en sus cuellos con sus chalchigüites. ¿Quién es este, dijeron, que nos ha robado? ó ¿quién es este que nos ha repelado? ¿de adonde vino este que nos ha robado nuestra plata? dijeron todos los soldados; ¿quizas es aquel demonio que hurta á los hombres? Eá, que no por eso hemos de tener miedo á ellos, que hemos ganar su pueblo, y así mismo cogeremos otra vez nuestra plata. ¿Qué les hemos de hacer? dijeron todos los pueblos, y todos los que cumplian su palabra. Y así mismo estaban los Señores principales muy sosegados sobre el cerro, y sabian muy bien lo que habian de hacer Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam; y habiendo consultado el Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam, hicieron muralla á la orilla del pueblo, y solo lajitas pusieron á la redondez del pueblo, y luego hicieron dominguejos así como si fueran hombres, y luego los pusieron en orden sobre la muralla, y tenian sus escudos y sus flechas, y les pusieron sus chalchigüites de plata y sus ropas, y eran solo dominguejos á quienes pusieron la plata de los pueblos, que fueron á hurtar al camino; y con esto adornaron á los dominguejos, y se anduvieron á la redonda del pueblo. Y luego fueron á pedir parecer al Tohil: ¿si nos mataran ó nos vencerán? Y les dijo el Tohil: no es de cuidado porque yo estoy aquí, y esto les meteréis á ellos; no nos amedrentéis, les fué dicho á Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam. Y luego pusieron tábanos y abispas que fueron á traer, y cuando vinieron, los pusieron en cuatro calabazos grandes y pusieron todos cuatro á la redonda del pueblo, y los encerraron á los tábanos y abispas en los calabazos, y estos eran los que
avec la poignée de leurs masses ; mais il n' y avait plus d'argent ou d'or à la poignée, ni à leurs couronnes.
Qui doue nous a dépouillés? Qui donc nous a ainsi rasés? D'où donc est-on venu voler notre or et notre argent? répétèrent tous les guerriers. Seraient-ce peut-être ces démons qui dérobent les hommes? N'aura-t-on pas bientôt fini de nous épouvanter avec eux? Assaillons les sommets de leur ville, et ainsi nous reverrons l'image de notre métal précieux ; c'est là ce que nous avons à leur faire, répétèrent toutes les tribus ; et ils étaient certainement capables tous de tenir leur parole.
Or le calme était aussi (revenu) aux cœurs des sacrificateurs qui habitaient sur la montagne : ainsi donc, Balam-Quitzé, Balam-Agab, Mahucutah et Iqi-Balam ayant tenu un grand conseil, firent des fortifications au bord de leur ville, environnant les contours de leur ville de palissades et de troncs d'arbres.
Ensuite de quoi, ils firent des mannequins, semblables à des hommes, et cela se fit par eux : puis ils les rangèrent là sur les fortifications ; on leur mit également des arcs et des boucliers, dont on les revêtit ; on leur placa des couronnes d'or et d'argent sur la tête ; on leur mit donc cela à ces mannequins, à ces hommes de bois, et on les orna des métaux précieux des villes, qu'on avait été ravir sur la route, et dont les mannequins furent ornés par eux.
Ils retranchèrent les approches de la ville, après quoi ils demandèrent conseil à Tohil -. Si nous serons mis à mort et si nous serons vaincus? - Leurs cœurs reçurent la réponse à la face de Tohil : Ne vous affligez point. Je suis là. Et voici ce que vous leur mettrez à ceux-là. Ne vous épouvantez point, leur fut-il dit- à Balam-Quitzé, à Balam-Agab, à Mahucutah et à Iqi-Balain.
CHAPITRE QUATRIÈME.
Alors on apporta des frelons et des guêpes qu'on alla chercher, ainsi que des lianes ; et après qu'ils furent venus (apportant ces insectes), ils les mirent au dedans de quatre grandes calebasses, qu'ils placèrent autour de la ville ; ils renfermèrent les frelons et les guêpes au dedans des calebasses, et c'était là ce qui
mazze, ma non vi era più il metallo nell'impugnatura né vi erano le loro corone. - Chi ci ha derubati? Chi ci ha strappato la barba? Da dove sono venuti a rubarci i nostri metalli preziosi? - dicevano tutti i guerrieri. - Che siano quei demoni che rapiscono gli uomini? Ma non riusciranno ad incuterci paura. Entriamo a viva forza nella loro città, e così torneremo a far conoscenza del nostro argento; questo faremo, - dissero tutte le tribù, e tutti certo avrebbero mantenuta la parola.
Frattanto erano tranquilli i cuori dei sacerdoti e dei sacrificatori sulla cima della montagna. Ed essendosi consultati, Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam (12) costruirono una muraglia al margine della città e la cinsero di assi e di spunzoni. Quindi fabbricarono dei fantocci a immagine di uomini, e li collocarono in fila sulle mura, li armarono di scudi e di frecce e li ornarono ponendo sulle loro teste le corone di metallo. Così rivestirono quei semplici fantocci e pupazzi, li ornarono con l'argento che avevano portato via alle tribù lungo la strada, con ciò ornarono i fantocci.
Scavarono fossati intorno alla città e quindi chiesero consiglio a Tohil: - Ci uccideranno? Ci vinceranno? - dissero i loro cuori a Tohil.
- Non preoccupatevi! Son qui io. E darete loro questo. Non abbiate paura, - disse a Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam; quindi vennero loro dati i pecchioni e le vespe. Questo venne loro recato. E quando vennero li chiusero in quattro grandi zucche che collocarono intorno alla città. Rinchiusero i pecchioni e le vespe entro le zucche,
auían de haçer la guerra a los pueblos. y se ensondieron, y se pusíeron en espía, y fue espíado el pueblo por los mensageros de los pueblos, los espías noson muchos díxeron, y solo víeron los domínguejos q’meneaban las flechas, y los escudos, y çíerto q’parecían hombres, maradores. y víendolos los pueblos, se alegraron mucho porq’ no eron muchos los q’víeron. y los pueblos eran muchos, y no eran constables los hombres de pelea, y maradores, q’ venían a matar a balamquítze, balamacab, mahucutah, q’estaban sobre el çerro hacauítz, y agora díremos como fue suentrada.
y allí estaban balamquítze, balam acab, mahucutah, y íquíbalam, todos juntos estaban sobre el zero, con sus mugeres, y sus hjos, quando llegaron todos los enemigos, matadors, y nosolo venían vno ni dos en compañía de los pueblos. y çercaron todo el pueblo, y murmullaban armadas de saetas; y de escudos, y grítaban, y síluaban, y mormollaban con ruydo, y síluaban con las manos, y entrando debaxo de el pueblo no les daua cuídado á aquellos SSes síno q’atentos míraban sobre la muralla, todos en orden con sus mugeres, y sus híjos y aguardaban suspensos la obra. y y estaban contentos los pueblos quando subíeron sobre el çerro, y poco faltaba ya para q’ se arrojasen ala orílla de el pueblo., y luego abríeron las calabazas todos quatro, los q’ estaban en el pueblo, y salieron los tabanos, y abíspas, como humo, qo salieron de las calabazas, y pereçían los pueblos por los animals, porq’ derechos se íuan a las niñas de los ojos, y a las narízes, y las vocas, y a laspíernas, y los brazos. quíen sera el q’ra a coger, y a arrebatar todos estos tabanos y auíspas q’ay? yderechos les mot –
Folio 46 verso
dovevano fare la guerra ai popoli. E si nascosero, e si misero in spia, e fu spiato il popolo dai messaggeri dei popoli, le spie non sono molte, dissero, e solo videro i fantocci che muovevano le frecce, e gli scudi, e certo che sembravano uomini, guerrieri. E vedendoli i popoli, si rallegrarono molto perché non erano molti quelli che videro. Ed i popoli erano molti, e non erano numerabili gli uomini da battaglia, e guerrieri, che venivano a ammazzare a Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutahe Yquibalam, che stavano sul monte Hacavitz; ed ora diremo come fu la sua entrata.
E lì stavano Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam, tutti insieme stavano sul monte colle sue donne, ed i suoi figli, quando arrivavano tutti i nemici, guerrieri, e non solo venivano uno né due in compagnia dei popoli. Ed accerchiarono tutto il paese, e mormoravano armati di saette; e di scudi, e gridavano, e fischiavano, e mormoravano con rumore, e fisciavano con le mani, ed entrando sotto al paese non dava loro attenzione a quei Signori ma attenti guardavano sopra la muraglia, tutti in ordine con le sue donne, ed i suoi figli, ed attendevano stupiti l'opera. Ed erano contenti i popoli quando salirono sul monte, e poco mancava già affinché si lanciassero al bordo del paese, e dopo aprirono le zucche tutte e quattro, quelli che stavano nel paese, ed uscirono i tafani e le vespe, come fumo, quando uscirono dalle zucche, e perivano i popoli per gli animali, perché diritto andavano alle bambine degli occhi, ed ai nasi, e le bocche, ed alle gambe, e le braccia. Chi sarà quello che va a prendere ed a strappare tutti questi tafani e vespe che ci sono? E diritti li
habian de hacer la guerra á los pueblos, y se escondieron y se pusieron en espía, y fué espiado el pueblo por los mensajeros de los pueblos. Las espias no son muchas, dijeron, y solo vieron los dominguejos que meneaban las flechas y los escudos, y cierto que parecian hombres matadores, y viéndolos los pueblos, se alegraron mucho porque no eran muchos los que vieron, y los pueblos eran muchos y no eran contables los hombres de pelea y matadores que venian á matar á Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam que estaban sobre el cerro Hacabitz; y ahora diremos como fué su entrada.
Y allí estaban Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam, todos juntos estaban sobre el cerro con sus mugeres y sus hijos, cuando llegaban todos los enemigos matadores; y no solo venian unidos en compañia de los pueblos y cercaron todo el pueblo, y mormollaban armados de saetas y de escudos, y gritaban y silvaban, y mormullaban con ruido, y silvaban con las manos, y entrando debajo del pueblo no les daba cuidado á aquellos Señores, sino que atentos miraban sobre la muralla, todos en órden con sus mugeres y sus hijos, y aguardaban suspensos la obra. Y estaban contentos los pueblos cuando subieron sobre el cerro, y poco faltaba ya para que se arrojasen á la orilla del pueblo, y luego abrieron los calabazos todos cuatro los que estaban en el pueblo, y salieron los tábanos y abispas como humo, cuando salieron de los calabazos, y perecían los pueblos por los animales, porque derecho se iban á las niñas de los ojos, y á las narices y las bocas y á las piernas y los brazos. ¿Quién será el que va á coger y á arrebatar todos estos tábanos y abispas que hay? Y derechos los
allait servir à battre les nations pour eux.
Or leur ville fut espionnée, guettée et examinée par les envoyés des nations : Ils ne sont pas nombreux, répétaient-ils. Mais ils n'arrivèrent à voir que les mannequins et les hommes de bois qui se remuaient, portant leurs arcs et leurs boucliers. Véritablement ils paraissaient des hommes : véritablement ils ressemblaient à des guerriers, quand les tribus les regardaient ; et toutes les tribus se réjouissaient, (à cause) du petit nombre qu'elles voyaient.
Grandes étaient les tribus dans leur existence : on ne pouvait compter les hommes, guerriers et soldats, préparés à tuer ceux de Balam-Quitzé, de Balam-Agab, de Mahucutah, qui étaient là sur le mont Hacavitz, nom du lieu où ils étaient. Or voici leur arrivée que nous allons raconter,
Or ils étaient là Balam-Quitzé, Balam-Agab, Mahucutah et Iqi-Balam, ensemble ils étaient sur la montagne avec leurs femmes et leurs enfants, lorsqu'arrivèrent tous les guerriers et les soldats, et ils n'étaient pas seulement seize ou vingt-quatre mille entre les tribus (23).
Ils environnèrent les remparts de la ville, en poussant de grands cris, armés d'arcs et de boucliers, se frappant la bouche, vociférant, jetant, poussant des clameurs et des sifflements, lorsqu'ils arrivèrent au pied de la ville.
Mais il n'y avait pas là de quoi épouvanter les sacrificateurs ; seulement ils regardaient du bord de la muraille où ils étaient rangés avec leurs femmes et leurs enfants ; seulement leur pensée allait au-devant des actes et des paroles aveugles des tribus, tandis qu'elles gravissaient le devant de la montagne.
Et il s'en fallait bien peu qu'elles ne se lançassent à l'entrée de la ville, quand un moment après on enleva le couvercle des quatre calebasses, placées au bord de la ville, et que frelons et guêpes en jaillirent ; comme de la fumée elles jaillirent du creux de chacune des calebasses.
Ainsi finirent les guerriers par les insectes, qui s'attachaient aux yeux et aux sourcils, qui s'attachaient à leurs narines, à leur bouche, à leurs jambes, à leurs bras : Où est-ce donc (disaient-ils) qu'ils ont été prendre, où est-ce donc qu'ils sont allé ramasser tout ce qu'il y a (ici) de frelons et de guêpes?
per servirsene nella lotta contro i popoli.
La città era sorvegliata da lontano, spiata ed osservata dagli agenti delle tribù. - Non sono numerosi, -dicevano. Ma videro soltanto i fantocci ed i pupazzi, che muovevano piano piano i loro archi ed i loro scudi. Avevano veramente l'apparenza di uomini, avevano davvero l'aspetto di combattenti quando le tribù li videro, e tutte le tribù si allietarono perché videro che non erano molti.
Le tribù erano molto numerose; non si poteva contare la gente, i guerrieri e soldati che si apprestavano ad uccidere Balam-Quitzé, Balam-Acab e Mahucutah, i quali erano sul monte Hacavitz, nome del luogo in cui si trovavano.
Ora racconteremo il loro arrivo.
CAPITOLO QUARTO
Erano, dunque, Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam, erano tutti insieme sulla montagna con le loro mogli ed i loro figli, quando arrivarono tutti i guerrieri e soldati. Le tribù non erano composte di sedicimila, né di ventiquattromila uomini (13).
Essi circondarono tutta la città, lanciando grandi grida, armati di frecce e di scudi, percuotendo tamburi, gettando il grido di guerra, fischiando, vociferando, eccitando alla lotta, quando giunsero ai piedi della città.
Ma i sacerdoti e sacrificatori non erano intimoriti; li guardavano soltanto dal ciglio delle mura, dove stavano in buon ordine con le loro mogli ed i loro figli. Pensavano soltanto alla furia ed alle urla delle tribù mentre esse salivano lungo i fianchi della montagna.
Mancava ormai poco perché si scagliassero contro l'ingresso della città, quando essi aprirono le quattro zucche che stavano al margine della città, ed uscirono fuori i pecchioni e le vespe; come una nuvola di fumo uscirono dalle zucche. E così i guerrieri perirono a causa degli insetti che pungevano loro le pupille (14), e che si attaccavano loro al naso, alla bocca, alle gambe ed alle braccia. - Dove sono, - dicevano, - coloro che andarono a prendere, coloro che andarono a raccogliere tutti i pecchioni e le vespe che sono qui?