- Ximénez - Foglio 37 - Pablo Neruda - Popol Vuh - Insetti

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- Ximénez - Foglio 37

dall'opera orignale di Ximénez.

traduzione di Antonio Giannotti

dall'opera di Scherzer

dall'opera di Brasseur

dall'opera di Recinos

[pe]reçían de frío, y por el mucho granízo, y de la garua continua, no era tolerable el frío, y llegaron engaronatados, y temblando de frío todos los pueblos, quando llegaron allí donde estaban balam quítze, balam acab, mahucutah, y íquíbalam. y estaban apesadumbrados refregandose sus caras, y sus vocas.

y despues víníeron los ladrones a baláquítze, balam acab, mahucutah, y íquí balam, y les díxeron: no teneís píedad de nosotros, q’pedímos vn poco de fuego, no venímos de vna mesma cosa, y venímos todos de vna mesma patria, quando fuísteís formados, y críados, tened míserícordía de nosotros. y díxeron. q’ os daremos para q’hagamos míserícordía con vosotros? y les díxeron bíen esta os daremos plata. y díxeron los pueblos, no queremos plata, les díxeron, a balam a balam quítze y balam acab. mahucutah, y íquíbalam, pues que queries? Lo pedíremos, esta bíen díxeron los pueblos pedíldo al tohíl. despues os auísaremos les dígeron a los pueblos. y luego pídíeron al tohíl, q’les daremos a los pueblos, q’ víenen a pedír fuego? díseron balam quítze, balam acab, mahucutah, y íquíbalam. esta bíen díxo el tohíl, sí quíeren juntarse, sí dan el costado, y el sobaco, y sí quíeren los cogere a mí cargo, y yose re su tohíl, y sí no quíeren, no les dare su fuego díxo el tohíl, y deçíldes, q’poco a poco no agora es menester sus costados y sobacos de
! çíldes esto a ellos. les fue dícho a balam quítze, balam acab, mahucutah, íquíbalam. y luego díxeron loq’ deçía el tohíl. esta bíen díxeron ellos se juntara, y lo obedeçeremos, díxeron qo . respondíe –
Folio 37 recto

perivano di freddo, e per la molta grandine, e della pioggerella continua, non era tollerabile il freddo, ed arrivarono rabbrividendo, e tremando di freddo tutti i popoli, quando arrivarono lì dove stavano Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam. Ed erano afflitti strofinandosi i suoi visi, e le sue bocche.

E dopo vennero i ladri a Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam, e dissero loro: non avete pietà di noi, che chiediamo un po' di fuoco, veniamo da una stessa cosa, e veniamo tutti da una stessa patria, e quando foste formati, e creati, abbiate misericordia di noi. E dissero. Che cosa vi daremo affinché abbiamo misercordia con voi? E dissero loro bene sta vi daremo argento. E dissero i popoli, non vogliamo argento, dissero loro Balam-quitzé, a Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam, allora che volete? Lo chiederemo, sta bene, dissero i popoli lo domanderemo al Tohil. Dopo vi avviseremo dissero loro ai popoli. E dopo chiesero al Tohil, che cosa daremo ai popoli che vengono a chiedere fuoco? dissero Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam. Sta bene, disse il Tohil, se vogliono unirsi, se danno il petto, e l’ascella, e se vogliono essi prendere il mio carico, ed io sarò il suo Tohil, e se non vogliono, non darò loro il suo fuoco, disse il Tohil, e dite loro che poco a poco ed ora non è necessario darci i suoi petti e ascelle dite loro questo a essi. Gli fu detto a Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, Yquibalam. E dopo dissero quello che diceva il Tohil. Sta bene essi dissero si unirà. E gli obbediremo, dissero quando risposero

perecian de frio, y por el mucho granizo y de la garva continua no era tolerable el frío, y llegaron engarabatados y temblando de frío, todos los pueblos, cuando llegaron allí donde estaban Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam, y estaban apesadumbrados refregándose sus caras y sus bocas.
Y despues vinieron los ladrones á Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam, y les dijeron: no tenéis piedad de nosotros que pedimos un poco de fuego, venimos de una misma casa, y venimos todos de una misma patria, y cuando fuisteis formados y criados, tened misericordia de nosotros; y dijeron: ¿qué os daremos para que hagamos misericordia con vosotros? y les dijeron; bien está, os daremos plata. Y dijeron los pueblos: no queremos plata, les dijeron á Balam-quitzé, á Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam. Pues lo que quereis lo pediremos. Está bien, dijeron los pueblos de Dildo (?) al Tohil; despues os avisaremos, les dijeron á los pueblos, y luego pidieron al Tohil, ¿qué les daremos á los pueblos, que vienen á pedir fuego? dijeron Balam-quitzé, Balam- acab, Mahucutah y Yquibalam. Está bien, dijo el Tohil, si quieren juntarse, si dan el costado y el tabaco, y si quieren los cojeré á mi cargo, y yo seré su Tohil, y si no quieren, no les daré su fuego, dijo el Tohil, y decidles que poco á poco y no ahora es menester darnos sus costados y tabacos, decidles esto á ellos, les fué dicho á Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam; y luego dijeron lo que decia el Tohil. Está bien, dijeron ellos, se juntará, y lo obedeceremos, dijeron cuando

se mouraient également de froid : (car il y avait) beaucoup de grêle, et, avec la pluie obscure qui se gelait, c'était un froid indicible (39).
Or, toutes les tribus se rencontrèrent tremhlottantes et bégayant de froid, lorsqu'elles arrivèrent là où étaient Balam-Quitzé, Balam-Agab, Mahucutah et Iqi-Balam. Grand était le déchirement de leurs cœurs, leurs bouches et leurs regards étaient remplis de tristesse.
Ensuite elles retournèrent à la dérobée à la présence de Balam-Quitzé, de Balam-Agab, de Mahucutah et d'Iqi- Balam :
N'aurez-vous pas pitié de nous, nous, qui demandons seulement un peu de votre feu? Y a-t-il eu donc et s'est- il trouvé plus qu'une seule demeure pour aous (tous), plus qu'une patrie pour nous, lorsque vous fûtes créés et formés? Ayez donc pitié de nous, répétèrent-elles !
Que nous donnerez-vous donc pour que nous ayons pitié de vous? leur répondit-on. — Eh bien, nous vous donnerons de l'argent, répondirent les tribus.
- Nous ne voulons point d'argent, répliquèrent Balam-Quitzé et Balam-Agab. - Et que voulez-vous donc? - Tout à l'heure nous le demanderons (à Tohil). - Les tribus dirent à leur tour : C'est bien. - Nous allons donc le lui demander à Tohil, et ensuite nous vous le communiquerons, leur fut-il répondu.
Qu'est-ce que les tribus donneront, ô Tohil, elles qui viennent demander ton feu, dirent alors Balam-Quitzé, Balam-Agab, Mahucutah et Iqi-Balam?
Eh bien, voudront-elles s'unir (à moi) sous leur ceinture et sous leur aisselle (40)Leur cœur y consent-il, qu'elles m'embrassent, moi, Tohil ? Mais si on ne le veut point, je ne leur donnerai point de feu, dit Tohil.
Dites-leur que (cela n'aura lieu que) peu-à-peu ; que ce n'est pas actuellement (que se fera) leur union sous leur ceinture et leur aisselle, vous dit-il, direz-vous. Ainsi fut-il répondu à Balam-Quitzé, à Balam-Agab, à Mahucutah et à Iqi-Balam.
Alors ils référèrent la parole de Tohil. C'est fort bien, l'union (aura lieu), et c'est bien aussi que nous l'embrassions, répondirent-elles, en entendant


morissero dal freddo (40). Vi era molta grandine, pioggia nera e nebbia, e faceva un freddo indescrivibile.
Tutte le tribù stavano tremando e rabbrividendo di freddo quando giunsero là dove erano Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam. Era grande l'afflizione dei loro cuori ed erano tristi le loro bocche ed i loro occhi.
Subito i supplicanti (41) giunsero alla presenza di Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam. - Non avrete compassione di noi, che vi chiediamo soltanto un pò del vostro fuoco? Non eravamo forse uniti e congiunti? Non fu forse la stessa la nostra dimora ed una sola la nostra patria quando foste creati, quando foste formati? Abbiate, dunque, misericordia di noi! - dissero.
- Che cosa ci darete per renderci misericordiosi verso di voi? - essi domandarono.
- Ebbene, vi daremo del denaro, - risposero le tribù.
- Non vogliamo denaro, - dissero Balam-Quitzé e Balam-Acab.
- E che volete?
- Ora lo domanderemo.
- Bene, - dissero le tribù.
- Interrogheremo Tohil e poi vi diremo, - essi risposero.
- Che cosa devono dare le tribù, oh Tohil!, che sono venute a chiedere il tuo fuoco? – dissero allora Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam.
- Bene! Vorranno dare il loro petto e la loro ascella? (42). Vogliono i loro cuori che io, Tohil, li stringa tra le mie braccia? Ma se essi così non desiderano, io a mia volta non darò loro il fuoco, - rispose Tohil.
- Dite loro che ciò avverrà più tardi, che non dovranno venire ora ad offrire il loro petto e le loro ascelle. « Questo vi fa dire Tohil », direte loro -. Tale fu la risposta data a Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam.
Allora essi trasmisero la parola di Tohil. - Va bene, ci uniremo e lo abbracceremo, - dissero [i popoli], quando

[respondíe]ron a lo q’ deçía el tohíl. y nose detuuíeron, síno q’díxeron esta bíen luego al punto se haga eso. y luego re çíuíeron su fuego, y luego se calentaron, y otra tríbu, o parçíalidad, hurto el fuego en el humo, estos eran los de la casa de murçíelagos, y su ydolo se llamaba chamalcan: de los  a chíqueles, y era semejanza de vn murçíelago quando paso por el humo, y pasando suavemente, víno a tomar fuego, y no lo pídíeron el fuego los los  a chíqueles, y nose quísíeron dar por vençídos, y solamnete se vençíeron los puelos q’ díeron su costado, y el sobaco, y para abrírlo. y eto era loq’ auía dícho el ídolo quando se sacrífíco todo el pueblo an te el, y quando se les fue arrancado el corazon por el costado, y el sobaco, y nose auía empezado a hazer, quando se les hablo en es símbolo por el tohíl, y la muerte, en la magestad, por el balam quítze, balam acab, mahucutah , y íquí balam. y dealla víno de tulanzu esto de no comer; síno de ayunar síempre y solo estar aguardando q’amaneçíese, y ver la cara de el sol. y se medaban, para estar mírando aquella grande estrella, q’se llama luzero, y este es el q’ víene delante quando sale elsol, hermoso luzero q’estaba síempre alla al oríente, quando estuuíeron alla en tulanzu, q’este era el nombre deadonde víno el ídolo. y no fue aquí a do tomaron lagrandeza de su Reyno síno q’alla fueron sojuzgados todos los pueblos chícos, y grandes, quando sacrífícaron ante el tohíl, y díeron su sangre, desu costado, y sobaco todos los hombres. y en vn ínstante de alla víno su grandeza, y gran saber q’tenían en la obscurídad de la noche. qo. lo híçíeron todo esto. y víníeron, y se arancaron de alla, y dexaron el oríente y no es aquí nuestra patria. y díxo el tohíl. vamos a ver donde nos hemos de plantar. porq’ de verdad hablaba el to –
Folio 37 verso

a quello che diceva il Tohil. E non si trattennero, ma dissero sta bene dopo rapidamente si faccia quello. E dopo ricevettero il suo fuoco, e dopo si riscaldarono, ed un'altra tribù, o parzialità, rubò il fuoco nel fumo, questi erano quelli della casa di pipistrelli, ed il suo idolo si chiamava Chamalcan: dei Cachiqueles, ed era somiglianza di un pipistrello quando passò per il fumo, e passando soavemente, venne a prendere fuoco, e non lo chiesero il fuoco a quelli dei Cachiqueles, e non si vollero dare per vinti, e solamente si vinsero i popoli che diedero il suo petto, e l’ascella, e per aprirlo. E questo era quello che aveva detto l'idolo quando si sacrificò tutto il popolo davanti a lui, e quando ad essi fu strappato il cuore dal fianco, e dall’ascella, e non si era incominciato a fare, quando gli fu parlato in questo simbolo dal Tohil, e la morte, nella maestà, dal Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah, e Yquibalam. E di là venne da Tulanzú questo di non mangiare; bensì di digiunare sempre e solo stare ad aspettare che albeggiasse, e vedere il viso del sole. E si davano il cambio per stare a guardare quella grande stella, che si chiamava astro, e questo è quello che viene davanti quando esce il sole, bell’astro che stava sempre là all'oriente, quando stettero là in Tulanzú, che questo era nome da dove venne l'idolo. E non fu qui dove presero la grandezza del suo Regno ma là furono soggiogati tutti i popoli piccoli, e grandi, quando sacrificarono davanti al Tohil, e diedero il suo sangue, del suo petto, e ascella tutti gli uomini. Ed in un istante di là venne la sua grandezza, e grande sapere che avevano nell'oscurità della notte. Quando lo fecero tutto questo. E vennero, e si strapparono di là, e lasciarono l’oriente e non è qui la nostra patria. E disse il Tohil. Andiamo a vedere dove ci dobbiamo piantare. Perché in realtà parlava il

respondieron á lo que decia el Tohil, y no se detuvieron, sino que dijeron: está bien, luego al punto se haga eso; y luego recibieron su fuego, y luego se calentaron. Y otra tribu ó parcialidad hurtó el fuego en el humo, estos eran los de la casa de murciélagos, y su ídolo se llamaba Chamalcan, de los Cachiqueles, y era semejanza de un murciélago cuando pasó por el humo, y pasando suavemente, vino á tomar fuego, y no lo pidieron el fuego los Cachiqueles, y no se quisieron dar por vencidos, y solamente se vencieron los pueblos que dieron su costado y el tabaco para abrirlo, y esto era lo que habia dicho el ídolo cuando se sacrificó todo el pueblo ante él; y cuando se les fué arrancado el corazon por el costado y el tabaco, y no se habia empezado á hacer, cuando se les habló en este símbolo por el Tohil, y la muerte en la majestad, por el Balam-quitzé, Balam-acab, Mahucutah y Yquibalam. Y de allá vino de Tulanzú esto de no comer, sino de ayunar siempre, y solo estar aguardando que amaneciese, y ver la cara del sol, y se mudaban para estar mirando aquella grande estrella que se llamaba lucero, y este es él que viene delante cuando sale el sol, hermoso lucero que estaba siempre allá al Oriente cuando estuvieron allá en Tulanzú, que este era nombre de adonde vino el ídolo, y no fué aquí adonde tomaron la grandeza de su Reino, sino que allá fueron sojuzgados todos los pueblos chicos y grandes, cuando sacrificaron ante el Tohil, y dieron su sangre de su costado y tabaco todos los hombres, y en un instante de allá vino su grandeza y gran saber que tenían en la obscuridad de la noche, cuando lo hicieron todo esto, y vinieron y se arrancaron de allá, y dejaron el Oriente. Y no es aquí nuestra patria, dijo el Tohil, ¡vamos á ver donde nos hemos de plantar! porque de verdad hablaba el

et en recevant la parole de Tohil. Elles ne tardèrent pas longtemps non plus (à remplir leur promesse). C'est bien, vite (qu'on se dépêche), dirent-elles, en recevant le feu ; après quoi elles se chauffèrent.

CHAPITRE SIXIÈME.


Il y eut toutefois une troupe qui déroba le feu dans la fumée, celle de la maison de Zotzil, et Chamalcan est le nom du dieu des Cakchiquels, dont le symbole est une chauve-souris (41).
Lorsqu'ils passèrent dans la fumée, tout doucement ils passèrent, en venant prendre le feu : mais les Cakhiquels ne demandèrent pas le feu et ne se donnèrent pas pour vaincus (42).
Mais toutes les (autres) tribus furent prises dans celle embûche, lorsqu'elles accordèrent le dessous de leur ceinture et le dessous de leur aisselle pour être ouvert : et c'est l'ouverture (de la poitrine) qu'avait signifiée Tohil, lorsqu'on sacrifia toutes les tribus devant sa face (43), lorsqu'on leur arracha le cœur de la poilrine et de l'aisselle.
On n'avait pas encore tenté celle pratique, quand fut énigmatiquement proposée par Tohil leur mort dans l’épouvante et la majesté (44) par (les mains de) Balam-Quitzé, de Balam-Agab, de Mahuculah et d'Iqi-Balam.
De Tulan Zuiva était venu (l'usage) de ne point manger (beaucoup): ils pratiquaient un jeûne perpétuel, veillaient uniquement, en attendant l'aurore, et épiaient le lever du soleil.
Ils s'allernaient pour voir la grande étoile, appelée l'Etoile du matin, qui la première est devant le soleil, à la naissance de l'astre du jour ; étoile brillante du matin qui était toujours là, du côté où ëtaienl (tournés) leurs regards, (c'esl-à-dire) au soleil levant, tandis qu'ils étaient en Tulan Zuiva, nom du lieu d'où vint leur dieu.
Ce ne fut donc pas ici qu'ils reçurent leur puissance et leur souveraineté ; mais bien là où l'on écrasa et où l'on mit sous le joug les tribus grandes et petites, lorsqu'on les sacrifia à la face de Tohil, en lui offrant le sang, la vie, la poitrine et l'aisselle de tous les hommes.
Aussitôt à Tulan leur vint leur majesté, celle grande sagesse qui était en eux dans l'obscurité et dans la nuit et avec laquelle ils agissaient.
Ils vinrent donc et s'arrachèrent de là et abandonnèrent (les lieux) où le soleil se lève : Ce n'est pas là notre demeure : allons donc voir maintenant où nous la planterons, dit alors Tohil.
Véritablement il leur parlait


ebbero udita e ricevuta la parola di Tohil. E non agirono con indugio: - Bene, - dissero, - ma si faccia presto! - E subito ricevettero il fuoco. Quindi si riscaldarono.

CAPITOLO SESTO

Vi fu tuttavia una tribù che trafugò il fuoco in mezzo al fumo (43), e furono quelli della casa di Zotzil (44). Il dio dei Cakchiquel si chiamava Chamalcán (45) ed aveva l'aspetto di un pipistrello.
Quando essi passarono in mezzo al fumo, passarono pian piano e poi s'impadronirono del fuoco. I Cakchiquel non chiesero il fuoco perché non vollero arrendersi e darsi per vinti come erano state vinte le altre tribù quando avevano offerto il petto e l'ascella perché venissero aperti. E questa era l'apertura che aveva detto Tohil: che venissero sacrificate tutte le tribù dinanzi a lui, che venisse loro strappato il cuore dal petto e dall'ascella.
E ciò non aveva ancora avuto inizio quando da Tohil venne vaticinata la conquista del potere e dell'autorità da parte di Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah ed Iqui-Balam (46).
Là a Tulán-Zuiva, donde erano venuti, erano usi a non mangiare, osservavano un digiuno perpetuo, mentre attendevano l'arrivo dell'aurora e spiavano il sorgere del sole.
Si avvicendavano per vedere la grande stella che si chiama Icoquih (47) e che sorge prima del sole, quando nasce il sole, la fulgida Icoquih, che era sempre là di fronte a loro nell'Oriente, quando erano stati là, nel luogo chiamato Tulán-Zuiva, donde era venuto il loro dio.
Non qui, dunque, ricevettero il loro potere e la loro signoria, ma là essi sottomisero e soggiogarono le tribù grandi e piccole, quando le sacrificarono dinanzi a Tohil e gli offrirono il sangue, la sostanza, il petto ed il fianco di tutti gli uomini.
A Tulán il potere fu loro concesso in un attimo; grande fu la loro sapienza nelle tenebre e nella notte.
Poi vennero via, si dipartirono di là ed abbandonarono l'Oriente. - Questa non è la nostra casa, andiamocene e vediamo dove dobbiamo stabilirci, - disse allora Tohil.
Davvero egli parlava


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